BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 30 de diciembre de 2018

¿CÓMO QUIERO SEGUIR MEJORANDO EN ESTE 2019?

Tengo un olivo, de tronco retorcido, en frente del despacho. Ni se sabe los años que tiene. Eso sí, cada otoño, recogemos unos cuantos kilos de aceituna. Puede que lleve, más de 100 años, haciendo lo mismo. ¡Está vivo! Y da sus frutos, aunque algunos años más que otros. Claro que de vez en cuando una poda le viene bien, que el agua no le falte y, de lo demás, la naturaleza se encarga.
Como todos los años, noto cambios en mi vida. Es verdad que avanzo, pero también retrocedo. Si bien el balance tiende a ser positivo. El crecimiento es contínuo, si bien en unas cosas más que en otras. Y ahora llega el nuevo año. El 2018 ya está acabado. Se trata de orientar las energías, hacia el  nuevo año, que está llmando a las puertas.
No puedo bajar la guardia, ni conformarme con lo conseguido. Tengo que seguir avanzando. Y cuesta, me imagino que lo saben por experiencia. El asunto se pone interesante cuando de verdad quieres llevar las riendas de tu vida, así, evitas que te las lleven otros. Pero tiene su precio.
Algunos piensan que con el año nuevo se empieza todo, y se marcan propósitos, objetivos, metas,... esto es fácil, pero con la cuesta de enero, se van reduciendo a más de la mitad en el mejor de los casos. Este no es el planteamiento.
Uno tiene su proyecto de vida, que lo va renovando y actualizando cada año. Tenemos una historia en la que debemos inspirarnos y un futuro que deseamos alcanzar, pero, es el presente el que nos ayuda a cohesionar y armonizar todo lo que realmente somos desde que nacimos. En el coche tenemos el espejo retrovisor para mirar, de vez en cuando, pero lo importante es avanzar por la carretera hacia el lugar que nos dirijimos.
En mi caso, como vengo escribiendo, en otras ocasiones, me fijo en varios ámbitos para seguir realizándome como persona. Aunque algunos los llevo más desarrollados que otros, no dejan de inspirarme en mi caminar.
La necesaria atención a mi persona, pues, vengo experimentando que el tiempo que me dedico, repercute en calidad de mi vida y mi posterior relación con las personas y cosas que me rodean. Tener un tiempo para ello es fundamental. Por lo demás, la edad que uno va teniendo, precisa de más cuidados que no puedo desatender.
La buena convivencia con los que vivo, ya sea mi comunidad, la familia, el Hogar, los amigos y compañeros de Misión, se merecen todo lo mejor de mí. Es una constatación en mi vida, que he recibido mucho de ellos y lo que yo les puedo ofrecer, debe de ser de calidad exquisita. No es fácil.
La acogida solidaria a los necesitados, porque ya sin ellos no entiendo mi existencia. Pueden ser inmigrantes, parados, excluidos, los pobres de siempre, para que engañarnos. No puedo pasar de ellos, ya están en mi ADN. Son, también, de mi familia. Lo cual exige mucho.

La preocupación por la naturaleza, la verdad, es que la conciencia ecológica va tomando más protagonismo en mi vida. Claro que me gusta la naturaleza, pero, por eso mismo me debo a ella y mi cuota de respomsabilidad debe seguir creciendo.  Así nos cuidamos también.

La cercanía con el Dios de Jesús, puesto que sigue siendo la fe en Jesús de Nazaret, la que focaliza todo lo demás. Sin Dios no me veo. Y la creencia en Dios me mueve a todo lo demás. Es fácil de decir, pero el esfuerzo -gozoso- es un compromiso, sin el cual, todo lo demás se esfuma como el humo.
Total que me espera un año lleno de oportunidades, con algunas piedras en el camino, pero con la ilusión de ir realizando mis sueños. ¡Cuánto me encanta lo de la Familia de Dios!

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