BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 29 de julio de 2012

SOY CRISTIANO Y DENUNCIO...

Vivo en Jerez de la Frontera, y se palpa la crisis en todos sus aspectos. Ya no hablo de Andalucía y menos de España, pues, todo se agrandaría. Bueno, y si mentamos los recortes, para qué más.  A muchos nos preocupa Europa. Todavía tengo la esperanza de que, los europeos, seremos ejemplo, ante el mundo, de que es posible la unidad política, la unidad económica y, sobre todo, la unidad en el sentido común. Aunque me pregunto ¿a costa de quién? Pero, atención, no nos olvidemos de que hay gente que se sigue muriendo de hambre, que existe la guerra en países empobrecidos, con armamento que les hemos vendido, y que sigue habiendo injusticias en el mundo, que claman al cielo. ¡Cuidado con que el árbol, no nos deje ver el bosque!
No es fácil dar una explicación, a lo que está pasando (y menos las personas de a pie, como un servidor), me refiero a Europa; porque el resto del mundo sigue igual que antes, incluso peor. Aquí en occidente es que nos han 'tocado el bolsillo' y empezamos a ponernos nerviosos. Parecería que han empezado a despertarse, del plácido sueño en el que estaban, las clases medias. Los demás siguen más o menos igual. Los ricos siguen siendo cada vez más ricos y los pobres continúan progresando en su pobreza. Lo llamativo, es que aquí tenemos estudios, carreras universitarias, especialistas en todo,... y sin embargo nos 'han chafado' el sistema del bienestar que disfrutábamos, especialmente las clases medias y altas.
En el fondo se sigue 'adorando al becerro de oro', o sea, al dinero. Seguimos aferrados, nos guste o no nos guste, al sistema neoliberal (antes se decía capitalismo). Cada cual, a su nivel y 'status', se esfuerza por acaparar, especular, pisotear, aprovechar, competir, reforzar,... su nivel y 'status'. Funciona el mismo patrón. Lo que ocurre es que los ricos tienen más recursos y los pobres menos, pero todos seguimos las mismas pautas. Claro, que a los más pobres, ni siquiera les damos la oportunidad, por lo que llevan su vida como pueden, comiendo 'nuestras migajas'.
No obstante, sigo creyendo en la bondad del ser humano, por eso creo que en este asunto, hay personas que tienen más responsabilidades que otras, tanto por lo que son, como por lo que representan. Y entiendo que es una 'cualificada' minoría la que maneja los hilos de este 'juego' maquiavélico y escándaloso; injusto y, hasta fraticida, pues, el sistema genera muertes.
Se acuñó en los setenta, en el ámbito de los creyentes, la definición de que la Iglesia era la conciencia crítica de la sociedad, hoy recupero aquella manera de entender la Iglesia y, a título personal, aunque sea testimonial, me permito denunciar, aquello que considero injusto y que va encontra los derechos más elementales de las personas; si bien me muevo en el contexto español, sabemos que la globalización nos envuelve. Por eso denuncio:

A los mercados, a los especuladores, a los banqueros, a los grandes empresarios,... que solo van buscando sus intereses económicos, caiga quien caiga; siendo el egoismo y la usura sus únicas metas.
A los últimos gobiernos, de nuestra reciente democracia, que han justificado y apoyan -por razones políticas y económicaas- a las diferentes dictaduras que existen en el mundo, cuyos dictadores, siguen oprimiendo y anulando los derechos humanos de sus ciudadanos. Nosotros consentimos.
A los políticos, que se han puesto al servicio de la economía y durante los últimos años, se han olvidado de sus fines que son el bien común de sus pueblos, y se han embarrado en muchas corrupcciones.
A los sindicatos, que han estado haciendo el juego a los políticos y claudicaron de su más preciada lucha: la defensa de los trabajadores, sobretodo, de los que perdían su trabajo, parece que sus propios intereses les urgían más.
A la Iglesia jerárquica, que es 'muy sonoro' su silencio, en todos estos asuntos, cuando los pobres tienen que ser sus preferidos y, a la vista está, que no les defiende, a lo mejor es que puede perder sus privilegios.
A los intelectuales y profesionales liberales, que arriman sus conocimientos a los poderosos y abandonan al pueblo, constituyéndose en casta excluyente y superior, con numerosas prebendas.
A muchas Instituciones, Asociaciones, ONGs, que se preocupan más de la imagen y el prestigio, que del compromiso por un mundo más justo, que cambie las estructuras deshumanizadoras.
A las clases medias, que con su casa, su coche, su comida y su cama, se han conformado y se han despreocupado del mundo que les rodea. No entro en los detalles de la picaresca española relacionada con  los impuestos, la fiscalidad y los fraudes a la seguridad social.
Y a muchas personas, que llevamos un 'tren de vida', por encima de lo necesario, sabiendo que aún hay millones de personas, que carecen de lo más elemental: la comida para seguir viviendo mañana. 



domingo, 22 de julio de 2012

UN DÍA DE FIESTA EN LA SELVA AMAZÓNICA

Increíble, pero cierto. Nada menos que en la selva. La misma selva a la que le estamos 'robando' sus árboles milenarios. De hecho, un trecho del trayecto, lo hicimos por las transamazónica. Pero vayamos aclarando algunas cosas. Me encuentro en un proyecto misionero (también llamado de cooperación) organizado por SOPRO-PROYDE, dos ONGS de La Salle, que llevan más de 20 años con estas 'iniciativas veraniegas". Una de las familias que trabajan en el Centro Social de la Salle, en Uruará, al norte de Brasil, nos invitó a pasar el domingo con su familia. Y allá que nos fuimo. ¡Qué atrevidos!
Será un día que no olvidaremos, al menos los españoles. Llegar al lugar, una finca extensa en la que cultivan el cacao, entre otras cosas, fue casi una odisea: carretera cortada varias veces, porque había camiones atravesados. Lluvia constante que dificultaba la conducción (no hay asfalto), y pese a todo, disfrutando del paisaje, del trinar de los pájaros exóticos, y saboreando el aire puro, sin ninguna contaminación,... ¡estamos en el pulmón de nuestro querido planeta!
Cuando por fin llegamos (tres horas unos 50 kilómetros), nos estaban esperando, más de 80 personas de todas las edades, en un ambiente festivo, con un sol espléndido y con una naturaleza benévola, congraciándose con los allí convocados. Un clima lleno de cordialidad, alegría, cantos y bailes estuvieron presentes, hasta que nos fuimos por la tarde. ¡Y no conocíamos a nadie!.
Desde luego las rutas turísticas no contemplan estas visitas. Y participar en una fiesta, en medio de la selva, no deja de ser una suerte. Lo consideramos un regalo, inesperado. Un privilegio.
Si algo destacaba en el ambiente era la naturalidad. Todo estaba empañado de lo espontáneo, sin artificios. Se ve que el contexto lo hace todo. Habían matado una vaca y la barbacoa, todo en estas tierras es grande, no daba a basto para atender a los comensales. La carne estaba acompañada por arroz, manyoca, ensaladas variadas, zumos con sabores naturales y cerveza. Sí, había cerveza, por cierto, muy buena.
El grupo era muy diverso, la población brasileña lo es, y lo vive con mucha naturalidad: personas de color, mestizos, europeos, indígenas,.. No es que nos entendiéramos al cien por cien, pero sin duda, el ambiente favorecía una excelente comunicación, más allá del uso de las palabras. Los gestos, las sonrisas, las miradas,… dicen muchas cosas. A eso le podemos añadir que el portugués y el español tienen bastantes palabras en común. Bueno, y nosotros que teníamos ganas de comunicarnos. 
Por lo demás, uno se distancia de aquel espacio privilegiado, y constata que las experiencias festivas de los seres humanos, tienen el mismo patrón. Las relaciones humanas necesitan de estos tiempos gratuitos, donde desaparecen los roles cotidianos y 'nos vestimos' de lo que somos. Personas con ganas de divertirse, de reír, de compartir historias,... sin prisas, sin mirar el reloj, abriéndose a la novedad, conviviendo desde lo más humano que nos caracteriza.
¡Ojalá que no nos falten ni estos días, ni personas que estén a nuestro lado!


domingo, 15 de julio de 2012

¿CÓMO ESTÁS?

A la pregunta: ¿Cómo estás? La respuesta más socorrida es: "En general bien". Si se te ocurre añadir: ¿Seguro? Entonces, sin más, contesta: "Hombre, si entramos en detalles". En realidad, es en los "detalles" donde se encuentra la verdadera respuesta. Aunque detalles, detalles,... nos encontramos tantos, como personas. Hoy nos fijaremos, un poquito, en este asunto.
Si bien la pregunta es muy personal: ¿cómo estás?, en la respuesta tenemos muy presentes a las personas que viven a nuestro lado.  Y, sin embargo, la pregunta no es: ¿Cómo estás con tu pareja?, ni ¿Cómo estás con tus hijos?, o ¿Cómo estás en tu trabajo? Claro que son algunos de esos detalles, pero, la cuestión es más directa: ¿Cómo estás TÚ?
Ya sabemos que en la manera de estar bien, mal o regular, tenemos en cuenta a los demás; pero si pensamos un poco, se trata de ir más allá de los demás. Hay un espacio muy personal, que habla de nuestra intimidad, que se refiere a nuestra identidad más honda, y que solemos tener bastante olvidado; sobretodo, porque estamos 'distraídos', mejor, 'ocupados', con el mundo exterior que nos envuelve.
La pregunta inicial, más bien, hace referencia a este 'espacio sagrado', que cada cual poseemos, y que nos define ante los demás. Lo que no sé, es si lo tenemos localizado, definido, cuidado o atendido. A lo mejor, ni si quiera nos interesa; bastantes complicaciones nos van viniendo como para encima ocuparnos de este asunto.
No obstante, seamos positivos, claro que lo tenemos presente y, además, de vez en cuando 'nos damos un paseito por sus jardines'. Si lo traigo estos días calurosos de verano, simplemente es, porque como estamos de vacaciones, se nos presenta una buena oportunidad para dedicarle tiempo. Si ya lo teníamos previsto, es buena señal, porque significa que estamos ante un tema que le concedemos prioridad en nuestra existencia.
Estoy más que convencido de que, según sea nuestra atención y preocupación por estos temas 'más personales', contribuirá a que nuestro sistema de relaciones esté afectado en uno u otro sentido. Dicho de otra forma, si nosotros estamos bien, los demás acusarán, agradecidos, este bienestar nuestro, en sus vidas.

Por eso, que estos días, de más sosiego y tranquilidad, reflexionar sobre cómo nos va la vida, de ver cómo estamos, es una buena 'terapia' para seguir siendo los dueños de nuestra existencia. Aunque eso suponga rectificar, corregir, potenciar, afrontar o felicitarse ante nuestra propia realidad,... estos son los detalles claves.

domingo, 8 de julio de 2012

VACACIONES SOLIDARIAS

Hay muchas formas de pasar las vacaciones. En realidad ya tenemos experiencia de cómo organizar estos días de asueto. Cada verano disponemos de unas semanas, en las que tenemos la oportunidad de hacer cosas diferentes a las que hacemos durante el año. Ya lo comentaba la semana anterior.
Hoy me voy a centrar en una forma, una más, de las que  utilizamos para ocupar el  valioso tiempo de estos días. Se trata de la solidaridad. Ser solidarios no es una facultad que tienen algunas personas privilegiadas. La solidaridad no es, solo, para especialistas en tal o cual problema o necesidad de la gente. El altruismo no depende de tal o cual profesión o vocación; como si  este asunto fuera para los curas, monjas y frailes, que para eso han hecho un compromiso público. Mira por donde, la sociedad actual, pone en evidencia y desenmascara estas afirmaciones.
Por otra parte, es fácil caer en el paternalismo. Resulta que como yo soy el cualificado, soy el rico, el que tiene una buena formación, y soy tan bueno, tan bueno…,  pues, ayudo a los pobrecillos, a los necesitados; pero para que sigan siendo pobrecillos y dependan de mí. El problema es que hay demasiada gente con estos planteamientos. Mejor sería que se queden en su casa.
Hay muchos hombres y mujeres que tienen un sentido solidario de su vida. Son personas generosas y, en general, muy ocupadas; sin embargo, son capaces de pensar en los demás, por lo que siempre tienen, en su agenda, un  hueco para solidarizarse con ellos.
Son personas que apuestan por la fraternidad. Tienen conciencia de la hermandad universal y aunque estén en su pueblo, en una barriada o en cualquier población; lo que hacen por sus semejantes, responde al compromiso personal de restablecer la dignidad y los derechos humanos, a todas las personas que se los han usurpado. Quieren un mundo más justo. Su misión, por consiguiente, tiene una dimensión planetaria. Vamos, que no es cualquier cosa.
Pudiera ser que, a veces, nos lamentemos de los pobres, de los países empobrecidos, y nos olvidemos de los cercanos de los próximos, del prójimo -que diría  el evangelio-. No digo abandonar a los lejanos por atender a los cercanos, pero la cosa iría mal, si por atender a los vecinos desatendemos a los que viven en otro lugar. Estén donde estén, hay seres humanos que el sistema, literalmente, los tiene machacados. Esto significa, que no es respetada su dignidad de personas y, por supuesto, sus derechos humanos son pisoteados. Precisamente, este mundo injusto es el que se quiere "enmendar".
Las personas que son de verdad solidarias, no distinguen entre tiempos 'normales' y tiempos 'vacacionales'. Siempre son solidarias. Es verdad, que en vacaciones, como que hay más tiempo para reforzar ciertas cosas que se hacen durante el año. Pero la apuesta es de toda la vida. De hecho, hay médicos o maestros, por poner un ejemplo, que dedican todas sus vacaciones para irse a los países empobrecidos y aportar, sus personas y cualidades, a las gentes que los reciben; pero mira por donde, resulta, que vuelven a sus casas, con la sensación de que han recibido más, de lo que ellos han dado. Así es la solidaridad.
Pero no hace falta irse tan lejos. Todos conocemos a muchas personas: jóvenes y mayores, casadas o solteras, que ayudan a los demás, sin moverse de su población. ¡Cuántas personas solas o enfermas, reciben la visita de vecinos que se sienten movidos a estar con ellas! Por lo demás, hay Asociaciones, ONGS e Instituciones que favorecen, con el voluntariado, la solidaridad. Todo el mundo las tenemos muy presentes.  Al final, las vacaciones solidarias las tienen aquellas personas, que durante el año, también son solidarias. Y puede ocurrir, que iniciando la solidaridad en tiempo de vacaciones, porque se ha presentado la ocasión, uno empiece a ser solidario en su vida.

domingo, 1 de julio de 2012

UNA TARDE EN LA PLAYA

Las vacaciones tienen eso, que puedes ir a la playa. Si algo tenemos en este planeta son playas. Me imagino la playa como la gran 'sala de estar de nuestra casa'. Digamos que, la familia humana, habita en una gran casa: la tierra, y tiene un gran salón, en el que la familia se reúne para charlar, divertirse, verse, jugar, hablar,... en fin, de todo un poco. Como en tantas cosas, nuestra madre tierra, sabía lo que hacía para que sus hijos disfrutaran y gozaran, de buenos espacios, para su ocio y tiempo libre.
Esta semana estuve en la playa, por la tarde, cuando el sol va de caída. La verdad, a mí mucho calor me molesta, además, soy de secano. Pero me gusta pisar la arena y meterme en el agua, sobre todo, cuando hay oleaje. Y lo había. Disfruto creyendo que lucho contra las olas. Siempre salgo perdiendo. Pero lo paso muy bien. Después me seco al sol y, a leer un poco. La lectura también tiene su buen ambiente en la playa.
Todo eso no quita que observe lo que hay a mi alrededor. Es otro de los ingredientes playeros.
En el 'gran salón' de la casa, que hablábamos antes, se dan cita -por derecho propio- todos 'sus inquilinos'. ¡Están en su casa! Y, la verdad, en sus rostros se ven sonrisas, distensión, serenidad, relajación. Se ve que están a gusto. Sus conversaciones tienen un tono amable. Alguna vez se oye un grito, porque los retoños se alejan más de la cuenta. Pero es un grito cariñoso. El ambiente es agradable. La gente va a lo que va.
Cuando uno llega a la playa, a cualquier playa, aquello parece un caos. Un auténtico caos. Hay gente por todos los sitios: niños jugando en la arena; sombrillas de todos los colores; personas mayores paseando o sentadas; las gaviotas esperando que se vaya la gente para aprovechar las sobras... Sin embargo, tal caos es la primera impresión. Uno mira más de cerca, y está todo controlado. De caos nada. Desde el bebé que está en el carrito, pasando por los adolescentes que se divierten en el agua y, continuando, por tantos hombres y mujeres que pasean por la playa; cada cual sabe con quién está y porqué ha ido a la playa. Digamos que es un caos controlado. Podemos hablar hasta de armonía. No hay muchas estridencias. La luz, el colorido, las cometas en el aire, los surfistas con sus tablas, los altavoces con sus consignas y músicas, las duchas para quitarte el salitre, los chiringuitos de madera vista, los pregoneros de los carritos de helados, o jóvenes (casi siempre africanos) que se ganan la vida vendiendo pulseras, gafas, un sin fin de cosas y baratijas. Todo un mundo en movimiento, en las mil direcciones, que da de si el espacio arenoso que nos convocó. 
Estar en la playa es entretenido. Uno se baña, toma el sol pero sin querer se entera de la vida de los demás. Podemos decir que se manifiesta la vida en todos sus registros. Da gusto ver la ternura de los padres para con los hijos; a los enamorados intimando, en lo que de margen da un sitio tan 'poblado'. Los abuelos acercando al agua a los nietos, que a veces no se quieren soltar de la mano, porque el oleaje parece un poco atrevido, bastantes niños haciendo castillos, que el agua se encarga de derribarlos, las torres de los 'vigilantes de la playa' con sus banderas de colores,...
En fin, grupos de personas aquí y allá jugando a las cartas, o poniendo la mesa para comer o merendar junto al agua; pues eso, la playa facilita todas estas cosas con jovialidad, buena convivencia y alegría por doquier. Claro que también tiene sus inconvenientes, pero la vida cotidiana nos tiene abrumados, como para traerlos a una tarde tranquila, con una brisa del mar tan agradable, y que te deja nuevo.
Para qué seguir, merece la pena ir a la playa.