BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 28 de febrero de 2021

CREO EN LA FRATERNIDAD UNIVERSAL, ES DECIR, EN LA GRAN FAMILIA HUMANA

 

 

El 4 de febrero, celebramos por primera vez, el día de la Fraternidad Universal. Lo proponía el Papa Francisco, inspirado en Fratelli Tutti, (de obligada lectura según mi entender), Ya sé que es una utopía, lo de la fraternidad universal, pero creo en ella y me propongo aportar mi granito de arena para conseguirla, aunque todo se quede en el intento. Tengo la suerte de estar rodeado, todos los días, en el Hogar la Salle, de hombres y mujeres de todos los continentes, de diferentes razas y distintos idiomas, y estamos siendo capaces de convivir en paz, armonía y concordia.

Creo que el Hogar la Salle, no es el único espacio en donde se dan estas situaciones. ¿Quién no tiene la misma experiencia, cuando se han juntado personas de diferentes ideas, pero con los mismos ideales y el asunto también ha funcionado?

Nos hemos empeñado, a lo largo de la historia, en poner fronteras, vallas, idiomas, costumbres,… con el objeto de marcar nuestro territorio, lo que ha llevado a los odios, las guerras y violencias, y tantas destrucciones de seres humanos, que hemos acabado por ver a los otros como una amenaza, como a nuestros enemigos que debemos eliminar o apartar de nuestros caminos.

A mí me resulta muy sugerente, lo que dice el Primer Derecho Humano –de los treinta que señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU el 10 de diciembre de 1948: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Las ciencias humanas y sociales, desde la antropología a la sociología, por ejemplo, constatan los lazos y vínculos de los seres humanos. Hay muchísimas más cosas que nos unen que las que nos diferencian. En general tenemos los mismos sueños, anhelamos la felicidad para todas las personas, nos gustaría un mundo más justo y en paz, aunque luego la realidad nos eche un jarro helado de agua fría… ¡Y nos deje como estamos!

Creo en la familia humana. En el informe de la UNESCO, La educación encierra un tesoro, Jaques Delors plantea uno de los pilares de la educación de la siguiente forma: “Se trata de aprender a vivir juntos conociendo mejor a los demás, su historia, sus tradiciones y su espiritualidad y, a partir de ahí, crear un espíritu nuevo que impulse la realización de proyectos comunes o la solución inteligente y pacífica de los inevitables conflictos, gracias justamente a esta comprensión de que las relaciones de interdependencia son cada vez mayores y a un análisis compartido de los riesgos y retos del futuro. Una utopía, pensarán, pero una utopía necesaria, una utopía esencial para salir del peligroso ciclo alimentado por el cinismo o la resignación”. Imagínense si potenciáramos esta dinámica. Lo de la familia humana estaría más cerca.

De vez en cuando hay que comentar estas cosas,  pues, estamos tan ‘distraídos’ con la vida cotidiana y sus problemas (llevamos un año con la pandemia) y no olvidamos de la gran tarea que tenemos como horizonte. Yo creo que tanta solidaridad, tanto voluntariado, tantas ONEGÉS, tantas asociaciones benéficas están ahondando en esta convicción y se comprometen por alcanzarla con sus proyectos y planificaciones. Es probable que lo digan de diferentes maneras. Pero mucha gente estamos en ello.

domingo, 21 de febrero de 2021

LA PROPUESTA, DE JESÚS DE NAZARET, EN UNA SOCIEDAD PLURAL


 

El evangelio de hoy es muy explícito: “Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»” (Mc 1,14-15) Aunque el texto es de hace 2000 años, aún tiene su vigencia.

En una mirada al mundo de hoy, me admira, la pluralidad de proyectos que hay para organizarse uno en la vida. Pluralidad es riqueza. Uniformidad es pobreza. Hoy me quiero detener en uno de los proyectos, en el cual me sitúo y que no tengo reparo en manifestarlo: Creo en Jesús de Nazaret y apuesto por la propuesta suya. 

Tal vez, a determinados sectores sociales, les gustaría vernos encerrados en las sacristías. Como si el espacio público fuera de ellos. Cuando la realidad es que los cristianos -para bien o para mal- ya estamos en la calle desde hace muchos siglos. Pero no quisiera entrar en la cuestión de quién tiene más derecho de estar en la calle, porque, como ciudadanos, todos tenemos derecho a estar en la vía pública.

Quiero ser positivo, y pienso más en sumar y multiplicar, que en restar y dividir. Porque lo hermoso es que cada cual viva según sus creencias, sus convicciones o sus principios, -pero eso sí- respetando, conviviendo y construyendo -entre todos- un mundo mejor para todo el género humano, especialmente los más pobres y excluidos.

Sin la menor duda, para alcanzar esta utopía hay muchas alternativas, la historia nos da fe de ellas. Me quiero detener en la propuesta o alternativa de Jesús de Nazaret, es la que más conozco. Pienso que no es ni la mejor ni la peor, es una propuesta -plenamente humana- que enraizada en el Dios de Jesús, nos ofrece el camino para construir la familia humana con lazos y vínculos, que nos hacen vivir como hermanos y hermanas, con plena libertad, justicia, amor y paz.

Todas las personas queremos ser felices, la propuesta de Jesús, basada en el Reino de Dios, como hemos visto, trata -desde sus orígenes- conseguir dicha felicidad. El estilo de vida que nos presenta Jesús, se basa en la creación de comunidades, reflejo de la gran comunidad que llamamos Pueblo de Dios, es decir, la Iglesia. Muchos hombres y mujeres han escogido este camino. Y como hombres y mujeres: con sus aciertos y fallos, con sus valores y limitaciones, con sus alegrías y penas, con sus problemas e iniciativas,… se han esforzado por vivir la fraternidad humana, cuya plenitud de la misma, llegará en la otra vida.

Estas comunidades tienen algunos rasgos comunes que las definen. Son retos y metas que toda comunidad, de los seguidores de Jesús de Nazaret, tienen y se esfuerza por conseguirlos. Se pueden formular de esta manera:

1.      Mirad como se aman: La unión, las buenas relaciones, la comunión, el compartir, el perdón y quererse como hermanos, lo expresan muy bien. En el mundo que vivimos de divisiones y egoísmos crear espacios de convivencia y fraternidad son un acierto y referencia para los demás. 

2.      Id y enseñad: Explicar el mensaje cristiano del Reino de Dios, las razones que nos mueven a vivir, el sentido que le damos a esta vida, a la historia de la humanidad está en la misión que tenemos como seguidores de Jesús. Esta es otra tarea de la comunidad cristiana, sobre todo en este mundo, que a veces parece que ha perdido el rumbo.

3.      Los pobres los primeros: La credibilidad de la comunidad se la juega en la ayuda a los pobres y los marginados. Fue el mismo Jesús el que nos marcó el camino con su ejemplo de servicio al prójimo. Tantas iniciativas sociales del cristianismo arrancan del ejemplo que nos dio. Al fin y al cabo los pobres son nuestros hermanos

4.      La celebración de la fe: Celebrar la vida, juntarnos como hermanos, festejar la fe que nos une, alimentarla con el Pan de vida; reflexionar y meditar la Palabra del Dios en el que creemos, es la expresión de que la familia humana es la mejor apuesta que tenemos.

En esto consiste la propuesta cristiana: en ser testigos de las Bienaventuranzas, ser iconos del Mandamiento del amor y ser felices haciendo felices a los demás, especialmente a nuestros hermanos y hermanas más pobres. Todo un reto y compromiso para dichas comunidades.

domingo, 14 de febrero de 2021

66 AÑOS DE VIDA, CREO QUE BIEN CUMPLIDOS

 

 

CON MI AMIGO CELERINO DESDE LOS 12 AÑOS

 Fue en Palomares del Campo, un pueblo de Cuenca, que mi madre me trajo al mundo hace 66 años. No me cansaré de dar gracias a mi familia -entera- de ayer y de hoy, por todo lo que me están dando desde aquel día. La infancia en mi pueblo, me ayudó a echar las raíces de las que actualmente me sigo nutriendo.

La fe la heredé de mi madre Rosa y mi padre Baldomero. Ya luego se encargaron los Hermanos de la Salle y la formación recibida, en hacerla crecer un poquito, si bien, aún le queda margen para seguir madurando.

La fraternidad me la inició e inculcó, don Rafael el cura de mi pueblo en las catequesis posconciliares., estoy hablando de los años 60. Ya vivir en comunidad y el sentido del Pueblo de Dios ha ido haciendo lo demás. Aunque todavía queda camino.

Y los pobres lo experimenté en mi casa, una noche de truenos y tormentas y mi madre le dio de cenar a un vagabundo que llamó a la puerta.

El caso es que la FE, FRATERNIDAD Y LAS PERSONAS EMPOBRECIDAS, siguen estando muy presentes en mi vida. Mi esperanza es que sigan tan vigentes como hasta ahora, hasta dentro de muchos años, es decir, los que Dios quiera.

Pero hoy, en el día de mi cumpleaños, también quiero dar gracias; como no me acuerdo de todos los nombres, me sirven los colectivos como referentes. A veces me he sentido, como un enano, en hombros de gigantes. He tenido a hombres y mujeres que me han formado y que dejaron sus huellas en mi vida. Pero además, cuántos niños adolescentes y jóvenes me han confrontado y me han hecho madurar. El profesorado de numerosos centros educativos, lo he dicho en otras ocasiones, me han ‘humanizado’  y no digamos los grupos de catequistas, grupos de adultos, agentes de pastoral Gracias, gracias, gracias. ¡Cuánta riqueza recibida!

Mi vocación me ha facilitado muchos contactos y relaciones: en diferentes redes en las que estoy, en mesas y foros, con creyentes y ateos, con musulmanes e indiferentes, con ricos y pobres, blancos, mestizos y negros, todas las personas me han dejado su impronta. Por eso les estoy muy agradecidos. ¡Cuánto bien me ha hecho estar abierto a todo el mundo!

Y la amistad, qué grande tener amigos. La vida me ha dado la oportunidad de tener personas cercanas y de confianza. Sin ellos, las cosas serían de otra manera. Son personas que siempre han estado ahí, tanto en los momentos felices, como en los túneles y tormentas que se pasan por la vida. Nunca será suficiente mi agradecimiento.

En fin, aún me queda mucho por ser y hacer, tanto como Dios quiera, por eso le sigo pidiendo, todos los días, al Espíritu de Jesús, que me siga iluminando, fortaleciendo y guiando para no apartarme de su Voluntad.



domingo, 7 de febrero de 2021

MORIR DE HAMBRE: LA AUTÉNTICA PANDEMIA

 




Manos Unidas, en su Campaña 62, que en 2021 se llevará a cabo con el lema "Contagia solidaridad para acabar con el hambre", se centrará en denunciar las consecuencias que la pandemia de coronavirus está teniendo entre las personas más vulnerables del planeta y en promover la solidaridad entre los seres humanos como única forma de combatir la pandemia de la desigualdad, agravada por la crisis sanitaria mundial, que castiga con hambre y pobreza cientos de millones de personas en todo el mundo.

Es tremendo, pero es así. Más de 25.000 personas mueres de hambre diariamente.  La cifra exacta nunca la sabremos, pero muchas son las estadísticas y los datos que vienen confirmando esta lamentable, atroz y cruda realidad. Claro que los países ricos estamos en crisis, y acentuada con la pandemia, pero es que los países pobres -que son la mayoría- nunca han dejado de estar en crisis, o sea, que nunca han tenido la suerte de estar en una situación que no fuera la crisis endémica que siguen padeciendo. Nunca han disfrutado de la llamada sociedad del bienestar. Y con lo de la pandemia para largo.
Morir de hambre. ¡Qué cruel! Pero nos cae muy lejos. No los vemos morir en directo. No son nuestros vecinos, nuestros familiares, nuestros amigos. Y es que los seres humanos -que se mueren de hambre- nacieron en el lugar equivocado. Los que entramos en este blog, por ejemplo, hemos tenido más suerte.
Con tantos seres humanos que mueren de inanición: Ancianos, niños, mujeres y hombres y, sin embargo, la vida sigue como si nada. No son noticia. Solo si vemos sus imágenes nos conmovemos un poquito. Esta familia humana, es muy rara. Sobre todo cuando sabemos que en las despensas de ‘nuestra madre tierra’ hay comida para todos.
Llevo tiempo pensando porqué muchas personas hablamos y tenemos proyectos personales, proyectos de pareja, proyectos de familia, proyectos de comunidades, proyectos, proyectos… ¿A caso solo nosotros tenemos derecho a tener proyectos para ser felices, para conseguir un crecimiento personal que nos dé sentido a la vida? ¡Qué suerte! Somos de los privilegiados, hemos sido elegidos para disfrutar de la vida. 

Claro que tenemos problemas, dificultades, forman parte de la vida. Pero no está, en nuestro horizonte, el problema más grave contra la vida: morir de hambre.
Hay que plantearse,
en primer lugar, ayudar a los que se están muriendo de hambre, las campañas que hacemos y que debemos seguir haciéndolas nos pueden servir. Y, en segundo lugar, cambiar nuestra mentalidad, nuestro estilo de vida, para conseguir que el mundo cambie. Aquí cada cual tiene su propia responsabilidad y sabe lo que tiene que hacer.
Mi dolor y pesar por las muchas personas –hermanas mías- que no van a tener la suerte de seguir viviendo. Y, que el Dios en el que creo, me siga aguijoneando para que no me quede con los brazos cruzados.

https://www.manosunidas.org/campana/campana-62-contagia-solidaridad-acabar-hambre