BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 25 de diciembre de 2011

JESÚS DE NAZARET: EL HOMBRE NUEVO


La humanidad tiene futuro. Nuestro destino no es el fracaso. El 'proyecto humano' goza de sentido. El nacimiento de Jesús, cuyo aniversario celebramos, nos abre las puertas de la esperanza de par en par. La apuesta de Dios por el ser humano, haciéndose uno de nosotros, favorece un camino de esperanza para toda la humanidad. Aunque a veces 'reneguemos' nuestra meta es el bien. Es más, Dios nos creó para ser felices. Y Jesús de Nazaret, va a ser el encargado de recordárnoslo.
Con Jesús, se inaugura la Nueva Humanidad. Con Él, se inicia un nuevo camino para realizarse como persona. Su estilo de vida revoluciona la manera de potenciar al ser humano. Jesús irrumpe en la historia -con las claves- que nos llevan a ser plenamente hombres y plenamente mujeres.
La vida de Jesús: sus enseñanzas, su testimonio, sus denuncias, sus milagros, su manera de estar en el mundo, su cercanía con los pobres, con los enfermos, con los niños, con las mujeres, con los excluidos, hasta con los ricos, nos indican la senda a seguir.
Las Bienaventuranzas nos describen su personalidad. En ellas nos encontramos su proyecto vital. Su mensaje, del Reinado de Dios, es una provocación, una denuncia. Desenmascara todas nuestras hipocresías, desvíos, indiferencias y egoísmos. No tiene reparos, ni miedo al proclamar:
  1. Que la verdad nos hará libres.
  2. Que debemos perdonar -hasta- setenta veces siete.
  3. Que hay que amar a nuestros enemigos.
  4. Que somos felices cuando tenemos hambre y sed de justicia.
  5. Que tenemos que ser constructores de paz.
  6. Que hay más felicidad en dar que en recibir.
  7. Que las leyes están al servicio del ser humano.
  8. Que los últimos serán los primeros
  9. Que no se puede elegir a Dios y al Dinero.
  10. Que nadie tiene mayor amor que aquél que da la vida por sus amigos.
  11. Que nos amemos unos a otros como Él nos amó.
  12. Y que si queremos seguirle, lo encontraremos: en los pobres, los enfermos, los inmigrantes, los encarcelados, los desnudos, los sedientos, los hambrientos y los últimos de este mundo.
Esta es la novedad de Jesús. Del Niño que nació en Belén. Del hombre que no dudó en llegar hasta el final, entregando su vida, en su empeño por poner las cosas en su sitio. Aquí radica la alternativa - de felicidad - de Jesús de Nazaret. Este es el modelo de persona que nos propone, puesto que, Él, es el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Gracias!
Hoy, una vez más, habrá que cantarle: !Cumpleaños feliz...!

Fraternalmente, Juan Bautista de las Heras Millán.


domingo, 18 de diciembre de 2011

LOS SERES HUMANOS: DEPREDADORES CONSCIENTES

"El hombre es un lobo para el hombre", desde la antigüedad, lo han afirmado algunos filósofos. Y no están muy descaminados. Aunque, a mi modo de entender, afirman la verdad a medias. Sin embargo, estoy con ellos: El ser humano es un auténtico depredador... pero consciente, a sabiendas de lo que hace y porqué lo hace.
A nadie se le oculta una realidad tan cruel y escalofriante. Llevado por su egoísmo, envidia, usura, odio, venganza, etc., etc., el ser humano, es capaz de matar, de robar, de violar, de machacar a sus semejantes. Su avaricia organiza guerras, desastres humanitarios, genocidios, rabiosas masacres; para que seguir. La historia rebosa, lamentablemente, de tales hechos y circunstancias.
Para qué lo vamos a negar, pasamos de héroes a villanos, en cuestión de milésimas de segundo. Nuestra naturaleza humana está hecha, también, de estas conductas y comportamientos. Estamos inclinados a ellos y son inevitables. Mucho 'control' hay que tener para no dejarse llevar por nuestra condición depredadora.
Por cierto, no pienso en las guerras de Irak, o tribus africanas, o pueblos yugoslavos, o terrorismo internacional, o en los narcotraficantes, o en especuladores perversos,... no, no solo ellos. No hace falta irse tan lejos. En nuestros círculos familiares, en el grupo de amistades, en nuestros espacios laborales, aunque a pequeña escala, reproducimos los mismos esquemas. Es más, echemos una mirada a nuestra realidad personal, que cada cual, inspeccione sus interioridades ¿qué encuentra? No, no hay que irse tan lejos.
Las fieras matan por instinto, un león, no se plantea si mata o no mata a un ciervo. Lo mata, ¡Y ya está! El ser humano, sí tiene la posibilidad de elegir. Sí puede controlar su odio, su agresividad, su violencia, su egoísmo, su avaricia, su impulso asesino... tiene conciencia. Tenemos conciencia. Las fieras no tienen conciencia, solo tienen instinto. Ésta es la diferencia con ellas. Por eso hablo de depredadores conscientes. Depredadores, sí, pero con conciencia.
La historia la hemos ido escribiendo con imágenes que nos han ayudado a explicar esta dualidad, como dos dinamismos, que se dan en la naturaleza humana: Dios y Satanás, el bien y el mal, ángeles y demonios, pecado y santidad, odio y amor,... y en la filosofía oriental se habla de dos fuerzas que rigen nuestras vidas el Yin y el Yan. Por lo visto el 'arte' está en armonizarlas.
El caso, es que todo el mundo coincide, que ambas realidades forman parte constitutiva de nuestro ser. Nacemos con ellas y morimos con ellas. No podemos eliminar, pero sí potenciar o, en su caso, controlar. Termino con una historia que escuché por tierras mexicanas:

Una mañana un viejo Cherokee, le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas. El dijo, "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros.

"Uno es Malvado - Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.

"El otro es Bueno - Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe."

El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: “¿Qué lobo gana?”El viejo Cherokee respondió: "Aquél al que tú alimentes."

domingo, 11 de diciembre de 2011

ADVIENTO Y DERECHOS HUMANOS

Hacia el siglo VIII, antes de Cristo, el profeta Isaías, cantaba a la nueva creación con estas hermosas palabras: "Mirad, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva: El lobo y el cordero pastarán juntos, el león con el buey comerá paja. No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo -dice el Señor". Los cristianos, en estos días de Adviento, recordamos a los profetas, que nos invitan a transformar el mundo y, así, disponernos y prepararnos para celebrar el Nacimiento de Jesús.
Coincidiendo en el tiempo, cada 10 de diciembre, recordamos la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el enunciado del primer derecho, vemos el horizonte de toda ella:"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."
Podemos decir que el espíritu de Adviento (ámbito religioso) y los Derechos humanos (ámbito civil) van de la mano. Cada cual, desde su espacio de influencia, impulsa un mundo mejor.
En la misma línea, estos días, han entregado el premio nobel de la PAZ, a tres mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, la también liberiana Leymah Roberta Gbowee y la yemení Tawakul Karman. Coinciden en la no-violencia, como la clave para resolver los conflictos de los pueblos. Una buena noticia, sin duda, para felicitarnos.
Es bueno, que cada año, se nos recuerden todas estas cosas. Aún hay en el ser humano ansias de utopía; no somos conformistas y la rebeldía busca resquicios para 'rebelarse'. El mes de diciembre, digamos, que es el mes de la esperanza; es verdad, que con él terminamos el año, pero su rescoldo nos sirve para avivar el fuego del año que comienza.
Las ONGs, en general, nos recuerdan que aún queda mucho por hacer. Pero no lo dicen para desanimarnos, sino para agradecer a tantas personas, que se hacen eco de sus planes y proyectos y que se empeñan, día a día, por hacer más agradable los hogares, residencias, hospitales, tiendas, escuelas, fábricas, plazas y calles. De esta forma, tanto el tiempo de Adviento cumple su función de preparación de la navidad, como el recuerdo de los Derechos humanos amplían su demarcación, en un mundo que tanto los necesita. Diríamos que existe una complicidad entre estas dos realidades.
Estamos ante un ejemplo en el que 'el espacio religioso' y 'el espacio civil' se identifican y potencian para fortalecer a la humanidad. Y es que con la buena voluntad, el diálogo y el respeto mutuos, se puede caminar -juntos- un buen trecho del camino (tal vez, el camino entero).

domingo, 4 de diciembre de 2011

VOLUNTARIADO: GRATUIDAD, JUSTICIA Y SOLIDARIDAD


El 5 de diciembre, celebramos el Día del Voluntariado.Para más información, estamos acabando el año Europeo del voluntariado. Casi, ni nos hemos enterado. La realidad es que, unos 100 millones, de europeos son voluntarios. Desde aquí nuestra felicitación. Quisiera destacar, de las muchas cosas que se pueden decir, tres dimensiones del voluntariado: Su gratuidad, su empeño por la justicia y su compromiso soidario.
En un mundo, que da a entender que cada cual vaya a su 'bola', que los demás se apañen como puedan y, llegan a decir, "que cada palo aguante su vela"; resulta que hay gente, que dispone de su persona 'gratuitamente' y dedica parte, de su tiempo, a los demás. Son mujeres y hombres sensibles, bondadosos, generosos, que ven la necesidad en sus semejantes y no dudan en acompañarles y ayudarles, en la medida de sus posibilidades.
Se dice, con frecuencia, que no tenemos tiempo para nada. Y yo no me canso de proclamar que hay tiempo para lo que queremos, y en este caso, me estoy refiriendo al ocio y tiempo libre, disponemos de muchas horas para: ver futbol, ir al gimnasio, sentarse horas y horas en la tele o delante el ordenador,... está claro que cada cual dispone de su tiempo, como lo ve conveniente. El hecho es, que las personas voluntarias, reservan parte de su tiempo libre para su voluntariado. Y es que cuando hay voluntad de querer hacer las cosas, pues, se hacen.
Nos podemos preguntar ¿qué les mueve a estas personas voluntarias? Creo que, en general, el rechazo al mundo injusto que vivimos. No soportan las estructuras que explotan a tantos hombres y mujeres, niños y ancianos. Se les cae el 'alma al suelo' con tanto sufrimiento, pobreza, exclusión y marginación. ¡Tanto días internacionales de...! Sin duda anhelan un mundo más justo, más humano, sin discriminaciones. Constatan que, el sistema económico, "echa más leña al fuego" y acrecienta las diferencias y las desigualdades. Que el mundo de la política, no acaba de dar -por diversas razones- con las soluciones, "del bien común", para todos los seres humanos. En fin, que como buscan y tienen su empeño por un mundo más justo, "aportan su granito de arena" con su acción voluntaria.
Por eso podemos afirmar, con rotundidad, que las personas voluntarias son generadoras de una cultura solidaria. Su solidaridad, es la respuesta -sin ostentaciones- para crear una red social que va tejiendo, a lo largo y lo ancho, de este planeta, las condiciones de un mundo en el que seamos más iguales, se respeten y cumplan los derechos humanos, nos sintamos y vivamos como hermanos de una gran familia. Por consiguiente, la solidaridad de los voluntarios, construye -poquito a poquito- un mundo de paz y bienestar para todos. (Todos, somos 7.000 millones)
Por cierto, desde la experiencia, puedo afirmar que ser voluntario te ayuda a crecer como persona, te hace más feliz y, estás contribuyendo, al crecimiento de las personas y a su felicidad.

¡DIFERENTES ASOCIACIONES, ONGs, INSTITUCIONES... TIENEN SUS PUERTAS ABIERTAS!

domingo, 27 de noviembre de 2011

VIVIR RÁPIDO


En una ocasión escuché estos versos: “Vive rápido, muere joven y tendrás un cadáver bonito”. Me llamaron tanto la atención que se me quedaron en 'el disco duro'. Lo cierto es que vivimos demasiado rápido y, a mi modo de entender, asimilamos poco. Mejor dicho, saboreamos poco de la vida. La vida, lo único que tenemos y, da la impresión, que no la gobernamos o administramos bien. Vivimos acelerados, incluso, atropelladamente.

En poco tiempo, nos ocurren muchas cosas, y algunas de ellas muy importantes, y sin embargo, no da tiempo a que 'calen', se sedimenten, formen parte de nuestra existencia. Los entendidos dicen que el buen vino, necesita su tiempo y los años le dan más valor. Y ahora, en poco tiempo, queremos que ya estén las cosas, en su punto, como 'Dios manda'. Pero no les damos el tiempo, suficiente, para que se hagan en su plenitud.

Estamos hablando con alguien, que nos hemos encontrado en la calle, y antes de terminar el saludo, ya hacemos el ademán de irnos y despedirnos: ¡Es que tenemos prisa! Muchas relaciones interpersonales, de pareja -por ejemplo- no han tenido 'su tiempo' para solidificarse. Todo ha ido tan rápido, y tan de prisa que los vínculos se han cogido con alfileres.

No nos tienen que extrañar las conductas de estrés, de ansiedad, de angustia. En todas estas cosas, algo tiene que ver, sin duda, la rapidez con la que vivimos. No le damos tiempo al cuerpo y al espíritu para que se familiarice con lo que estamos viviendo. A nuestro ser más profundo, no llegan las cosas y si llegan, van desdibujadas. Vivimos, con bastante frecuencia, en la superficie de nuestra existencia, y falta la hondura que nos hace madurar con solidez. Las raíces de un árbol le dan alimento, estabilidad, fuerza,... No sé si damos suficiente tiempo a nuestra vida para que esté bien enraizada.

El otro día me paseé por un barrio, y había un grupo de mujeres, en la calle, cantando el bingo, ¡cómo disfrutaban! Da gusto ver a los niños jugar en el parque; a los adolescentes hablar y hablar en sus espacios favoritos; a las personas mayores, sentadas en el banco, repitiendo las historias de siempre. Muchos tenemos la experiencia, gratificante, cuando dedicamos tiempo a pasear, a leer, a escuchar música,... pero sin prisas. Dejar pasar el tiempo, incluso 'perder' el tiempo. Creo que es sano.

Vivir menos rápido nos vendría mejor.


domingo, 20 de noviembre de 2011

¡MUJERES Y NIÑOS PRIMERO!


El origen de la frase está en el naufragio de un barco inglés, en el que el capitán, ordenó que fueran las mujeres y los niños, los primeros en salvarse. Frase que me viene, como anillo al dedo, para la reflexión de hoy. Aunque como veremos el sentido es diferente.
Hoy, día 20 de noviembre, celebramos el Día Universal del Niño y el día 25, el próximo viernes, celebraremos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Dos fechas muy cercanas, para recordarnos que aún debemos avanzar en la defensa de la mujer y de la infancia.
Y como –lamentable- ejemplo, el miércoles pasado, día 16, saltaba a los medios informativos, que la Audiencia de Teruel, condenaba a la cárcel, a unos padres de Gambia, por haber realizado la ablación del clítoris a su hija. Para el tribunal, "resulta evidente que para la sociedad española la ablación del clítoris supone una de las prácticas más detestables que puede realizar una sociedad contra sus niñas, pues va en contra de la dignidad de las mujeres y de sus derechos como persona".
Ya sabemos que hay mujeres que ejercen la violencia de género y, también, niños que son violentos y verdaderos ‘tiranos’ con el mundo que les rodea, pero estos casos, no invalidan los Días Internacionales señalados.
La indefensión y desprotección de la mujer y la infancia, están de sobra probados en muchos lugares de este planeta. Todos podemos poner ejemplos cercanos y lejanos. Pero de nada sirven los sentimentalismos y lamentaciones. Ni es bueno recrearse con el mal ajeno, aunque el ‘morbo’ nos incline a ello.
Tenemos la suerte de vivir en una época histórica, en la que hay suficientes recursos humanos y materiales para erradicar los infanticidios, la explotación de la infancia, la prostitución infantil, el tráfico de menores, la trata de blancas, las agresiones y malos tratos de género, las muertes ‘domésticas’, las mutilaciones femeninas, … (Se pueden añadir más ‘historias’)
Pero, también, tenemos recursos y la oportunidad de tratarnos como personas, -todas-hombres y mujeres, ancianos y niños, de ser respetuosos, tolerantes, pacíficos, solidarios, cariñosos, dialogantes,… tratándonos de igual a igual, hombres y mujeres, como miembros de la misma familia humana que somos.
En todos estos buenos deseos, no partimos de cero. Ya llevamos un camino recorrido. Tenemos más conciencia de lo que debemos hacer. Pero, como decían algunos teóricos latinoamericanos del siglo pasado, de la concienciación hay que dar el paso a la ‘concientización’ o sea, ponerse manos a la obra.
Si aún, en el lenguaje coloquial, seguimos diciendo aquello de “las mujeres y niños primero”, sea por deferencia o educación, o por un cuidado más necesario, en el caso de los niños. Pero que no lo relacionemos con el trato indigno, que se da a las mujeres y a los niños, por ser más indefensos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

LOS MÁRTIRES: MUJERES Y HOMBRES, AUTÉNTICOS


Hace unos días, una monja tibetana, se inmolaba con fuego en su país. El 16 de noviembre, de 1989, asesinaban a cinco jesuítas y a dos mujeres, en el Salvador. A estos últimos les llamamos, con más propiedad, mártires. Todos ellos eran creyentes y, su fe en Dios, fue motivo para matarlos. La historia está llena del testimonio de hombres y mujeres, creyentes -de todas las religiones- y no creyentes, que les han quitado su vida, así, sin más, por su fe.
Por su fe en Dios, por la fe en sus utopías, por tener fe en sus ideales..., en cualquier caso, seres humanos, que han entragado lo que tenían de más valor: su propia vida. El siglo XX, fue testigo de las numerosas personas, que saltaron a las páginas de la prensa mundial porque, vilmente, les asesinaron. Quién no recuerda al obispo, Oscar Romero (1980), a Martín Luther King (1967), o bien, a Mahatma Ghandi (1948). Por no hablar de las numerosas guerras que se aprovechan para eliminar a los que "estorban", no tanto por su violencia -que son personas no violentas- cuanto por sus creencias. Basta meterse en el Google y la lista se hace interminable.
La historia está plagada, lamentablemente, de hombres y mujeres que han sido fieles a sus creencias y a sus ideales. Llevaron una vida normal. Vivían con sus familias, tenían sus trabajos y obligaciones. Eso sí, trataban de ser exigentes consigo mismos, ser honestos ante los demás, vivir con coherencia ante sus semejantes. Estaban comprometidos con la humanidad.
Su propia vida era suficiente para denunciar las injusticias, desenmascarar a los hipócritas, que bajo los ropajes de su autoridad, siempre se aprovechan de los demás. El testimonio, sus palabras son "las únicas armas" que utilizan para hacerles ver, a sus 'ejecutores', que se rodean de privilegios, establecen leyes que les benefician, utilizan la violencia para defender sus intereses, se sirven del poder, - que se les ha confiado- para incrementar sus bienes y riquezas,... y cuando alguien se lo recuerda, se lo dice..., ya encontrarán la manera para quitarlo del medio.
No hace falta remontarse a los romanos, cuando mataron a Jesús de Nazaret. Estos días, estamos viendo en los telediarios, cómo los dictadores siguen llenando las cárceles de "disidentes", están matando en la calle, a los que protestan por las condiciones inhumanas en las que viven, y están empobreciendo -no solo los dictadores- a poblaciones enteras, que mal viven excluidos y, de esta forma, terminan "asesinados" miserablemente.
Sí, sigue habiendo hombres y mujeres, auténticos, que no le temen a la vida, y denuncian, aún con el riesgo de sus vidas, la deshumanización que se sigue dando en la historia de la humanidad.

¡¡¡ MI FELICITACIÓN Y AGRADECIMIENTO POR SU TESTIMONIO!!!


domingo, 6 de noviembre de 2011

LA FAMILIA


Siguen diciendo las estadísticas que es la institución más valorada. No voy a entrar en los análisis sociológicos y en la variedad de enfoques, clasificaciones y precisiones que sobre la familia se hacen. Mi intención es hablar de la familia 'a secas', sin calificativos. Esta vez 'sin apellidos'.
Sin duda, el mejor invento que ha tenido el ser humano ha sido la creación de la familia. La naturaleza, sabiamente, nos trae al mundo totalmente indefensos, incapaces para valernos por nosotos mismos, pero no nos abandona a nuestra suerte. La familia, de forma natural, nos acoge y asume el papel de ayudarnos en todas nuestras necesidades. Es su razón de ser y el encargo que ha recibido.
Es en el ámbito familiar, en dónde se dan los principales aprendizajes para la vida y, con ellos, se nos "equipa" para que nuestra existencia se desarrolle con éxito. Aprendemos a andar, aunque supongan bastantes golpes y caídas, pero ahí están nuestros familiares, que nos dan la suficiente confianza para ayudarnos a caminar erguidos. Aprendemos a hablar, chapurreando y emitiendo sonidos, que vamos puliendo, con las risas de todos los familiares, motivándonos y animándonos hasta que conseguimos hablar con propiedad; tan importante para la comunicación humana.
Aprendemos a comer, a vestinos, a sonreír, a llorar, a perdonar, a querer, a jugar, a compartir, a respetar... y siempre, es la familia la que está ahí para enseñarnos, para corregirnos, para animarnos, para echarnos una mano, ante las dificultades propias, de todo aprendizaje. La paciencia es la principal herramienta de nuestros familiares, en su afán y compromiso por legarnos todo lo necesario que nos ayude a vivir en plenitud. Su tarea es prepararnos para la vida. Vida que hacemos en el seno de la sociedad, la gran familia humana.
La familia no escatima ningún medio,
para conseguir sus objetivos, ya sea con su tiempo, con su dinero, con sus desvelos, con sus preocupaciones, con sus sufrimientos... Razón por la cual estamos tan vinculados a ella y, por eso, le correspondamos con gratitud y toda la naturalidad del mundo, al ponerla en -el primer lugar- de nuestra jerarquía de valores.
No es fácil el "trabajo" de la familia en la crianza de los hijos, sobre todo cuando van creciendo y llega la adolescencia, la juventud, la edad adulta, pues, el compañamiento y los aprendizajes se hacen más duros y exigentes, sin embargo, aunque llega el momento de la autonomía y la emancipación familiar, la familia, sigue estando ahí.
Justamente, cuando nos vamos de casa, todo lo aprendido, y digo todo, lo acarreamos allá a donde vamos. Para bien o para mal, la familia influye, totalmente, en nuestras vidas. De ahí el compromiso, desde que nacemos, de que todo lo que se haga, con cada uno de nosotros, sea de vital importancia. La familia, sabe que el aprendizaje que nos ha dado, tiene su consistencia, reconocimiento y validez cuando nos integramos en la sociedad. Es en la vida social y en la integración en la misma, cuando la familia comprueba, si sus funciones encomendadas, han alcanzado el propósito esperado.
Y es que, la familia no es cualquier cosa.

domingo, 30 de octubre de 2011

VIVE HOY, NO TE ACUERDES DEL AYER, NI TE IMAGINES EL MAÑANA.

La vida nos la jugamos en el presente. El pasado ya no existe. El futuro está por llegar.
Hay muchas personas que viven del pasado, están ancladas en hechos 'del ayer', y no levantan cabeza. Tienen los pies pegados a su infancia, a su adolescencia,... Algo les pasó que no logran superarlo y, toda su energía vital, se centra en aquello que les ocurrió tal o cual día, con tal o cual persona. No avanzan. Se recomen por dentro, viven de resentimientos. Su vida presente la experimentan desde la amargura, el sufrimiento,... aquellos hechos y circunstancias del ayer, son como una gran bola que arrastran pesadamente. Por si fuera poco, su vivencia negativa, la proyectan en las personas que les rodean. Su presente es un continuo pasado. De esta forma, su 'hoy' es un infierno, cuyas llamas le llegan del pasado. Bastaría apagar el fuego. Aunque ya sabemos que lo de apagar incendios, no siempre es una tarea fácil. La mujer de Lot, nos dice la Biblia, se convirtió en estatua de sal, al mirar hacia atrás, queriendo volver al pasado.
Otro grupo de personas, están pero no están. Tal vez huyan del pasado o se les hace duro el presente y prefieren soñar con el futuro. Siempre están con proyectos, con buenos deseos y propósitos. Elaboran planes. Diseñan, con perfección, un mañana que no llegará. Viven mejor pensando en el porvenir, porque les cuesta el realismo de un presente que les resulta agotador. Sueñan, y viven de ilusiones, son unos ilusos. No pisan la tierra. Todo en su vida es pura evasión. El mañana les entretiene para no enfrentarse al presente y todo lo dejan para "mañana". En bastantes ocasiones, ¡para colmo!, son los demás, los que tienen que ir tirando del "carro" de su flotante existencia. El Quijote de la Mancha, gran forjador de sueños y despropósitos, puede servirnos de ejemplo.
También hay personas, que viven el presente. Vienen caminando del pasado y , sus pasos, se dirigen al futuro, pero son conscientes de su caminar cotidiano. Aprenden del pasado, para no repetir los mismos errores. Hacen "el duelo" de los 'tropiezos' que tuvieron en el camino. Recuperan las experiencias que les fueron favorables y, viven -con toda su alma- el presente, como si les fuera en ello la vida. Saben, que cada paso que dan, les acerca a la meta que un día se marcaron. En su vida, hay un horizonte que les ilumina su presente y les hace más agradable su caminar. El protagonismo lo tiene el 'aquí y ahora', como condición necesaria, para llegar al futuro. Sin presente no hay futuro, a sabiendas, de que la vida real, la de cada día, la tienen que afrontar con los cinco sentidos y, la lucidez suficiente, del que se sabe peregrino. La fiesta de todos los Santos, nos recuerda a tantos hombres y mujeres, de todas las religiones y creencias, que supieron vivir con creatividad y compromiso, el presente de sus vidas.

domingo, 23 de octubre de 2011

ADOLESCENTES CON MOCHILA


Para aclararnos, no me estoy refiriendo a los adolescentes que van por las mañanas, a clase, con sus mochilas cargadas de libros, o bien, se van al campo los "finde" para caminar y convivir en la naturaleza. No. Esa, no es la imagen del adolescente que voy a tratar en esta ocasión.
Los adolescentes con mochila, además de adolescentes, llevan "una mochila" con un cargamento especial: La situación de riesgo -en la que viven- y, tal vez, la futura exclusión social.
Ahora bien, me pregunto: ¿Qué adolescente no está en situación de riesgo y de exclusión social, en nuestra cultura? No se trata de una cuestión retórica, basta seguir los MCS, para constatar que tanto los hijos de papá, como los hijos del asfalto, son citados y llamados por la justicia, ya sea por delitos relacionados con pequeños robos, ya por consumo de drogas, ya por violencia o por abuso sexual. Unos y otros pueden alegar aburrimiento, entretenimiento, a veces lo hacen por pura diversión. Muy pocas veces por necesidad.

Sin embargo, no quiero ser alarmista. Me consta, que no todos los adolescentes son así. Incluso, diría que la mayoría se encuentran en un contexto de “normalidad”. Ahora bien, lo que sí tienen en común -todos ellos- es su condición de adolescentes. Unos y otros, están en esa etapa de la vida del ser humano, en la que están dejando, con prisas, la infancia y desean, con toda su alma, alcanzar el mundo de los adultos. Aunque los ritmos sean diferentes, la configuración de su personalidad y autonomía, están en la base de su etapa de adolescentes.
Simultáneamente, a este proceso de independencia se oyen, a kilómetros, sus gritos y llamadas de atención, en las que demandan cercanía, presencia, diálogo, miradas, ‘palmaditas’, por parte de sus familiares y educadores, es decir, de personas significativas para ellos y que las necesitan para seguir creciendo y sentirse ‘alguien’ e importantes en este mundo. Esta es la paradoja de nuestros adolescentes y jóvenes.
Y, sin embargo, los adolescentes de la mochila, además de todos estos rasgos comunes, necesitan una atención especial. Si buceamos por su interior, están desestructurados, rotos, muy golpeados por la vida, con "heridas" que les condicionan un montón, en fin, para qué seguir. Precisamente, por todas estas circunstancias, la misma sociedad ha creado fórmulas para atenderlos como se merecen. Por consiguiente, los diferentes hogares de acogida, los centros de día, los hogares de emancipación,... con sus diversos profesionales, les procuran todos los cuidados y atenciones que necesitan. Muchos de sus vínculos familiares están rotos y han desaparecido, y como cualquier persona, necesitan recuperarlos y tenerlos para seguir creciendo y madurando. Tal vez haya familiares que demandan un apoyo, ante su incapacidad para acompañarlos en su educación y formación; en cualquier caso, precisan de una atención especializada y profesional.
Estos adolescentes, que también son el futuro de la sociedad del mañana, no podemos permitir que sean carne de cañón, pues, si les falla la familia y, también la sociedad, entonces es cuando se hunden del todo.
Mi convicción es, que los adolescentes con mochila, tiene los mismos derechos que cualquier persona y hay que apostar por ellos para que, como ciudadanos de pleno derecho, consigan el normal crecimiento como personas y, así, estén preparados para dar lo mejor de sí mismos en la construcción de una sociedad mejor. Todo un reto.

domingo, 16 de octubre de 2011

LA VIDA COTIDIANA


En el día a día, nos jugamos el éxito de nuestra existencia y de nuestra felicidad. Los grandes héroes, lo son, por las hazañas puntuales que realizan. Todos conocemos mil historias de ciudadanos normales, anónimos, que son capaces de entrar, en una casa ardiendo, para sacar a una persona mayor impedida; o lanzarse a un río, para salvar a un niño. La historia nos demuestra, que cualquiera, puede ser héroe, eso sí, ocasionalmene.
Sin embargo, el verdadero heroísmo, desde mi punto de vista, se realiza en la vida cotidiana, es decir, de la mañana a la noche y, así, todos los días, con sus 24 horas. Muchas veces, me he hecho la siguiente pregunta: ¿Para cuándo vivir los grandes valores, de los que se nos llena la boca cuando hablamos con otras personas? Parecería que necesitamos situaciones especiales, o que deberíamos irnos a otros países para vivirlos. No, ahí no está la respuesta.
Creo que la paz, el respeto, la tolerancia, el perdón, la justicia, la responsabilidad, la libertad, el amor, la honestidad, el diálogo,... y todos los que quieran añadir, se viven, se tienen que plasmar en la vida cotidiana. En este sentido, digamos, que la 'maquinaria' empieza a funcionar desde que suena el despertador. En la misma cama se inicia nuestro heroísmo.
Tanta rutina, nos hace olvidar el gran valor de levantarse, preparar el desayuno, desear un buen día a la pareja, disponer todo para que los niños vayan al cole; ponerse el mono o la chaqueta o el uniforme para ir al trabajo, además, con ganas de contribuir a cambiar el mundo. Finalmente, despedirse al salir de casa, con cariño y afecto. ¡Total na! Y acabamos de empezar el día.
Después, viene el trabajo en la casa, en la fábrica, en la oficina, en el kiosco, en la escuela, o en la fila del INEM. Y un día, y otro día, tratando de ser amable, favoreciendo la convivencia y el compañerismo, siendo responsable en las obligaciones, cumpliendo con las normas básicas de un bueno ciudadano. Y, así, todos los días. ¡Esto sí que es para quitarse el sombrero!.
Luego, al caer la tarde, la familia va volviendo a casa. Eso sí, cansados todos, de la jornada laboral. Pero entonces, la vida del hogar, recobra su protagonismo. La pareja necesita de sus tiempos para seguir creciendo, los hijos, precisan de la atención que les ayude a criarse con una buena educación; también, surgen las relaciones -espontáneas y necesarias- con los vecinos u otros familiares; y hasta se hace cotidiana, la hora semanal de voluntariado en una ONG, pues, todos queremos un mundo mejor, (todo lo cual requiere, diálogo, cordialidad, confianza, solidaridad, presencia, cariño, perdón, ternura,...), en fin la vida misma. Hasta que, después de la cena, todo se organiza para descansar y dormir, pues, el día siguiente, continuará con la vida cotidiana.
Ya sabemos que un rosal no hace un jardín, pero muchos rosales, jazmines, geranios, tulipanes,... consiguen embellecerlo, con su colorido, y llenar el aire, con su fragancia, para que todo el mundo lo disfrute.
Para mí, que el verdadero heroísmo, consiste en levantarse, cada mañana, cuando suena el despertador y llegar por la noche, a la cama, con la concienca de haber aguantado el tipo.