BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 27 de agosto de 2017

¡YA SE NOS VAN LAS VACACIONES!



Vivimos una vida cíclica. Cada año pasan por nuestras vidas los mismos tiempos: Meses, estaciones, fiestas, vida laboral, vacaciones,... Estamos como volviendo a empezar. Pero la vida es un proceso que avanza y se refuerza de continuo.
Quiénes hemos tenido la oportunidad de tener vacaciones,  ahora podemos volver a la vida 'normal', eso sí, descansados, relajados y con experiencias gratificantes que 'adornan' la vida, nuestras vidas. Sin duda, el tiempo de vacaciones, es un tiempo gratuito, un tiempo especial,... ¡Que no toda la gente lo disfruta! (Por eso no quiero  olvidarme de los que no tienen vacaciones. También de los que trabajan sin descanso y, cómo no, de los que están en 'vacaciones' permanentes).
Este verano, he tenido unos días muy agradables en el pueblo. Además de estar con la familia y los amigos de la infancia, he paseado por muchos lugares llenos de recuerdos. Con la bici fui al pueblo de mi padre y el esfuerzo mereció la pena. Volver a las raíces, saludar a las personas, ya envejecidas, ver los paisajes que están ahí desde siempre,… ¡Qué gozada!
De ahí la importancia de garantizar a todos unas buenas vacaciones, ya que con ellas, nos será más fácil integrarnos a la vida cotidiana. Los días de solaz y  tantas jornadas vividas sin prisas, nos ayudan a olvidar las rutinas que arrastramos durante el año; suelen diluir las tensiones acumuladas; nos permiten relativizar los conflictos y problemas inevitables que nos van agolpando a lo largo del tiempo.
Por otro lado, el fin de las vacaciones es origen de oportunidades. El mismo ambiente favorece las condiciones para iniciar asuntos nuevos; ya sea en el ámbito familiar, ya en el laboral, ya sea en los otros espacios en los que nos movemos. No dejan de ser pequeños retos que van tejiendo nuestra existencia.
Otro tema colateral, y que me hace mucha gracia, es lo que podemos llamar 'el trauma posvacacional'. Hay personas que visitan al psicólogo para reajustar sus vidas a la normalidad. Yo me imagino que lo del 'trauma'  no le ha venido por las vacaciones, sino que lo venía arrastrando antes de empezar las mismas. Siempre he creído que las vacaciones eran un tiempo para restablecer el equilibrio vital, la salud mental, el descanso físico, etc, etc
Y dicen que todo lo bueno se acaba. Más bien ‘lo de bueno’ tiene que ver, en estos tiempos que vivimos, con tener trabajo, tener vacaciones y disponer de un tiempo gratuito sin ansiedades y frustraciones.
Por cierto, al inicio de las vacaciones algunos nos planteábamos ciertas metas a conseguir. Tal vez sea  la hora de ver si nos hemos aproximado, al menos, a las mismas.

domingo, 20 de agosto de 2017

LO QUE PIENSO DEL TERRORISMO



En un mundo globalizado e interconectado  que vivimos, en  un mundo donde las redes sociales, constituyen las arterias por las que circulan todas las ideas, creencias, sueños, utopías,  bondades y maldades de la familia humana,  el terrorismo, no deja de ser un cáncer que, como otros, altera el normal desarrollo del mundo ideal que deseamos.
Cuando hablo de terrorismo me estoy refiriendo al que se da tanto en África y América, como en Asia y Europa.  Aunque en nuestro caso, le demos más importancia -mediática- a los que ocurren cerca de nosotros, como es el caso de Barcelona, París o Londres. Todas las acciones terroristas, se den donde se den, son un cáncer que destruyen el tejido de la convivencia humana y la paz entre los pueblos.
Me da igual que sea el terrorismo por razones políticas, económicas, religiosas o ideológicas. Nunca se puede justificar el asesinato, de personas inocentes, por razones que siempre son egoístas e interesadas por quienes las provocan.
Ante las injusticias que sufren muchos niños, ancianos, hombres y mujeres, que son muchas e indignantes; la respuesta  del terror, generando muertes y sufrimientos innecesarios, no es el camino apropiado para restablecer la justicia.
Al final el terrorismo no deja de ser una guerra encubierta de unos contra otros. Como venimos constatando, el campo de batalla es cualquier lugar del planeta, se trata de hacer daño y que lo sepa cuanto más público mejor. Juegan con el miedo y la inseguridad, para tener a la gente asustada y, así, avanzar en sus propósitos. Ya se encargan las redes sociales de hacerles la publicidad y propaganda gratis.
Este cáncer social, del que venimos hablando, se puede curar. La humanidad del siglo XXI tiene todos los recursos tanto de personas bien preparadas, como de materiales apropiados, para intervenir ‘quirúrgicamente’ y sanar dicha enfermedad.
Sabemos las causas y orígenes, conocemos las razones que alegan para justificar sus actos vandálicos y destructivos, por consiguiente, se trata de intervenir ‘en la operación’ con la mayor profesionalidad y calidad posibles. Se puede hacer, pero, me temo que no hay mucha voluntad para que el cáncer desaparezca. Hay demasiados intereses (indignos, ruines, mezquinos, malignos y despreciables) de por medio.
Un buen ‘quirófano’ basado en una ética universal, que puede emanar de los derechos humanos y de la bondad que nos aportan todas las religiones, sería suficiente para superar tanto el terrorismo como tantas guerras y conflictos violentos que hay en el mundo que vivimos.
Sigo creyendo en la familia humana. En una familia que integra a todos sus miembros, sean de la raza que sean, con sus diferentes creencias y con sus distintos condicionamientos sociales y económicos.
Y como toda familia, en las buenas relaciones entre sus miembros nos jugamos todo y, sin duda, la paz, la convivencia, el amor y la libertad las hacen posibles. Ahora bien, falta la voluntad de querer incorporar estos grandes valores en las relaciones familiares. El diálogo, hablar, comunicarse, respetar al diferente, eliminar muros y construir puentes, son el camino que eliminarán todos los despropósitos de los que venimos hablando.

domingo, 6 de agosto de 2017

¿SOMOS LAS PERSONAS COMO UN CALEIDOSCOPIO?



Un caleidoscopio es un instrumento óptico, que consiste en un tubo con dos o tres espejos inclinados y cristales de colores, de forma, que mirando el interior, se ven diferentes figuras geométricas, que cambian, según se va moviendo. La palabra nos viene del griego: Kalos (Bella) éidos (Imagen) y scopéo (observar).
Hablando del caleidoscopio, lo que no cambia es el instrumento óptico, lo que sí varía son las figuras geométricas que se generan con los movimientos de los cristales de colores. Si relacionamos este asunto con las personas, podemos afirmar que por naturaleza todas las personas somos iguales. Lo que viene a ser diferente son tanto los ‘movimientos’ como ‘los cristales de colores’.
En lo que se refiere a los movimientos, aplicado a las personas, está relacionado con sus circunstancias.  Los contextos sociales son tan variados como lugares en los que habitamos los seres humanos. Las personas, aunque iguales, estamos influenciadas según los continentes en que nacemos; las religiones que se dan en aquellos lugares; las culturas y costumbres que viven sus gentes; el impacto de la globalización en todas sus dimensiones, condicionado por todo lo anterior y, también, la asimilación que hace la propia persona de todos esos aspectos.
En cuanto a los cristales de colores, nos estamos refiriendo, por hablar de alguna manera, a lo que cada persona tiene de específico en su interior, ya sean, sus cualidades, sus valores, sus limitaciones, sus defectos, sus experiencias, su herencia y hasta su propia historia.
Conjugar los movimientos con los colores da como resultado la rica variedad de vivir como personas. Aquí reside el que seamos diferentes, distintos,… pero como personas iguales. Si la finalidad del caleidoscopio es disfrutar de las bellas imágenes que dan como resultado los movimientos y cristales de colores, sin duda, armonizar la variedad de personas daría como resultado una sociedad enriquecida por lo que aportamos todas las personas.
La tarea no es fácil, pero sí posible. Estamos llamados a ser felices, aunque nos enmarañamos en peleas, conflictos, problemas. Parece que lo nuestro es entorpecernos en el crecimiento como personas, sin embargo, tenemos más que experimentado, que en las buenas relaciones con los demás: disfrutamos de los otros, vivimos a gusto, fomentamos la buena convivencia, saboreamos la amistad, potenciamos el amor,… todo ello bellas imágenes de la naturaleza humana.
Bueno, pues seamos caleidoscopios.