El que yo viva bien, seguro que es una satisfacción para Dios: ¡Objetivo cumplido! Pienso que es algo parecido a cuando en la familia, a los hijos, les va bien en la vida. A los padres se les ve felices. Aunque, vengo observando, que también la familia se preocupa por los más indefensos de la misma; el último ejemplo notorio lo tenemos con esto de la pandemia.
Por consiguiente, de lo que se trata, es de llegar a vivir bien, disfrutar de la vida en plenitud, eso sí, todos los hombres y mujeres, empezando en la infancia y terminando en la ancianidad. Los cristianos tenemos la suerte de disponer del mensaje de la Buena Noticia, del Evangelio y, en concreto, de las Bienaventuranzas, el sueño de Dios para la humanidad. No acabo de entender que después de 2000 años, hayamos avanzado un poquito. Y eso que el mandato de Id y enseñad es asunto de todos los bautizados.
La parábola de la levadura es muy ejemplar. Cuando hay levadura en la masa, ésta fermenta y podemos hacer el pan. Pero si la levadura, -pongamos por ejemplo- la acaparan unos pocos o la dejamos estropear, igual no llega al resto de la harina para que fermente y entonces no tendremos pan para comer. Eso sí disfrutaremos de pan tierno, pero solo unos pocos.
Mi estupor llega a su máxima expresión cuando observamos que en la Iglesia, en general, parte de la jerarquía y de la vida religiosa, como muchos seglares, andan más centrados en su intereses (acaparar la levadura) que en el bien común, tanto del Pueblo de Dios, como de la sociedad en general. Aquí falla algo.
Como el objetivo es que todo el mundo vivamos bien, aunque por las circunstancias algunas personas ya vivimos bien, ese bienestar no puede quedarse en nosotros, es un deber por nuestra parte, comprometerse a colaborar y facilitar -a los que viven mal- (y no tienen levadura), para que también ellos alcancen el mismo objetivo, y vivan igual de bien que nosotros. Vaya a ser, como decían algunos de los primeros cristianos, que los que tenemos la suerte de tener todas las necesidades cubiertas y además nos sobre, resulte, que se interprete que se lo hemos robado a los que no tienen y por eso viven mal. Vamos que no podemos permitir que otros vivan mal, entre otras cosas porque son de la familia.