BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 29 de enero de 2012

¡¡¡ NO A LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR !!!

A veces, nos perdemos, con eufemismos, para ocultar una realidad cruda y dura: la violencia dentro de la familia. En esta sociedad hipócrita, parece que lo correcto, es resaltar la violencia del hombre (machismo). ¡Ojo! Si miramos la lista, de los que han denunciado esta violencia, me encontraréis entre los primeros.  Pero mi horizonte crítico va más allá.
No quisiera olvidarme de una constatación, que si machistas son muchos hombres, al mismo nivel de machismo, se encuentran bastantes mujeres. Sin duda, el patriarcado, muy presente y acentuado en la historia de la familia humana, ha reforzado -lamentablemente- esta violencia del varón, que es una auténtica vergüenza para el género humano. Podemos decir, que diversas razones culturales, económicas, políticas y religiosas, entre otras, han contribuido a ello.
Dicho todo lo anterior, en el mundo globalizado que vivimos,  hay que hablar de violencia intrafamiliar. En esta violencia, hay hombres que son violentos, hay mujeres que son violentas y, hay hijos, que también, son violentos. No hablo de proporcionalidad, hablo de una realidad que está ahí: en los hogares.
Un feminismo, mal entendido y, a veces, interesado, sigue con la venda en los ojos, y solo oye los gritos de las mujeres. Gritos que, ciertamente, humillan al ser humano y que son motivo, más que suficientes, para denunciar y tomar medidas con el violento.
Más difícil de escuchar, son los ‘silencios ahogados’, por la vergüenza del qué dirán, que muchos hombres sufren, ante la violencia de su pareja. La violencia de la mujer, tal vez, sea más discreta, pero no deja de ser violencia que, también, hay que denunciar.
Pero la sorpresa nos viene ahora, cuando vamos conociendo -el goteo persistente-, de los casos que llegan a los tribunales, por la violencia que ejercen los hijos hacia sus progenitores. ¿Quién ha dicho que todo lo tenemos visto? Hay hijos e hijas, que pegan y maltratan a sus padres y a sus madres.
La violencia intrafamiliar, a mi modo de entender, es la expresión que mejor recoge, todas estas situaciones. De la otra forma, nos podemos perder entre las palabras y no llegar, nunca, a las soluciones.
Esta espiral hay que romperla. Por lo que se ve, de personas violentas, está el planeta ‘infestado’. No resulta fácil encontrar la vacuna para matar el virus. Pero hay que localizarlo como sea. Creo, que la educación tiene mucho que decir, empezando por la familia, siguiendo en la escuela y, continuando también, los medios de comunicación social, o sea, la sociedad entera. Se trata de cambiar de mentalidad. Se trata de continuar en la lucha de que todos los seres humanos somos iguales. Todos, quiere decir, que hombres y mujeres, niños y ancianos... somos iguales, y nos debemos respeto.
Mientras tanto y, simultáneamente, las denuncias, las manifestaciones, la publicidad, los psicólogos, los tribunales,… tienen la palabra. El 30 de enero, es el día de la NO Violencia y de la Paz. Por aquí va la línea a seguir.

¡¡¡¡ NI GRITOS, NI GOLPES, EN SU LUGAR, SONRISAS Y ABRAZOS !!!!

domingo, 22 de enero de 2012

UN DÍA EN TÁNGER, DE TURISMO SOCIAL

Con el pasaporte en la mano, entramos y salimos, de Tánger, con toda normalidad. Habíamos señalado la visita, a esta ciudad de Marruecos, unos días antes de Navidades. Por lo que vimos, a lo largo de la jornada, ésta es una población, de 'encuentro', entre diferentes culturas y razas. El día soleado, nos ayudó a disfrutar de sus calles y de sus gentes.
Nuestra primera estación, fue una ONG Marroquí, de nombre Darna. La generosidad de una familia rica, todo hay que decirlo, financia un proyecto que acoge, a lo largo del día, a niños y chavales de la calle y, con sus diferentes talleres, los profesionales y voluntarios, contribuyen a su educación e inserción laboral. De paso, no están en la calle malgastando su vida.
Aún estábamos comentando las maravillas que hacían, cuando llamábamos a las puertas de dos asociaciones españolas, el Hogar Padre Lerchundi, que lleva un Proyecto de prevención de menores en riesgo de exclusión social, siendo sus promotores, PROCLADE, una ONG de inspiración claretiana; y el Hogar  Dar Tíka (Casa de confianza), animada por una comunidad de religiosas de Jesús María; en el que acogen a niñas, que por intervención judicial, son destinadas al Hogar. Las niñas, muy 'invisibles' en estos contextos, tienen la suerte de tener lo más parecido a un Hogar.
De la mano, ONGs marroquíes y españolas, hacen una buena labor de promoción humana y social. Nos faltaron palabras, para expresar nuestro agradecimiento, por el testimonio que nos dieron. 
Pero, el 'plato fuerte' de la jornada, y nunca mejor dicho, estuvo en un barrio marginal de Tánger. Un taxi, nos alejaba del centro urbano, y nos dejaba a la entrada de un barrio marginal. Al rato, una mujer bien vestida y con una sonrisa contenida y nerviosa, se acercó a nosotros. Era la madre de Anuar y Mohamed. Sus hijos están en los Hogares de la Salle: de Jerez y de Guadix.
Sus lágrimas nos emocionaron. Nosotros pasábamos a ser 'sus hijos', como repetidas veces nos dijo. Aunque frágil, muy decidida, nos invitó a ir a su casa. Cruzamos unas calles, bajamos unas escaleras, nos hicimos fotos, en la escuela que habían estudiado sus hijos, y con presteza, nos señaló la casa en la que vivía. Su hermana, nos abrió la puerta y entramos. Sin querer, la imaginación, me trasladó a mi infancia de los años 50. A mi pueblo. Al corral de mi casa. Por allí saltaban las gallinas según avanzábamos, los gatos estaban tumbados al sol, una valla defendía un huerto cultivado y, el olor a terneros, llenaba el espacio. Unos niños, jugando, alegraban el ambiente.
Aparecieron el resto de las hermanas, todas vestidas de fiesta, nos saludamos y nos invitaron a entrar a la casa. Nuestro asombro fue total. En una habitación, más bien pequeña, tenían puesta una mesa para comer, que para nada tenía que envidiar a un hotel de 5 estrellas. No faltaba de nada. Seguí recordando, en esta ocasión, las fiestas de mi pueblo: ropa, comida, todo era especial esos días. Pues esta buena familia, así nos recibía y agasajaba.
Ikram, nuestra mediadora intercultural y la que nos sirvió de intérprete, nos comentaba más tarde, que todo era una copia, de lo que son las grandes fiestas para esta cultura. La comida, una vez más, la comida, es el mejor contexto para la alegría, las confidencias, el compartir, la cercanía y la familiaridad; la verdad, nos hicieron sentir como en casa. Nos hicimos fotos y vídeos, pues, son ahora los mejores mensajeros que llevan y traen noticias, acercando a los familiares alejados.
Emocionados, tanto los que nos íbamos, como los que se quedaban, nos despedimos con la promesa de volver a vernos. Aún, nos quedaba por visitar a otros familiares de jóvenes, que tenemos en el Hogar de emancipación. Desde luego, el día lo fuimos completando haciendo algunas compras, las pastelerías nos lo agradecieron. Y terminamos charlando con la Delegada de migraciones, de la diócesis de Tánger. Pero este es tema para otro día.

A las diez de la noche (once en España) la estela del barco, nos alejaba de una ciudad bulliciosa, que sin duda, nos donó una experiencia inolvidable.

domingo, 15 de enero de 2012

NUNCA TAN CERCA, ESTUVIERON TAN LEJOS

Las relaciones humanas son muy complejas. A primera vista, como que todo es muy sencillo. Pero, con el tiempo, van viniendo las complicaciones. Está claro que no somos islas. No podemos vivir solos, necesitamos a los demás para vivir y... sobrevivir. Todo grupo humano tiene su sentido y cubre una serie de necesidades que necesitamos las personas. Pensemos en la familia, en el grupo de amigos, en los compañeros de profesión, en los grupos religiosos, etc., etc.
La satisfacción de conocer a una persona, que te aporta aquello que necesitas para ser feliz, es algo que no tiene precio. Tener a la pareja, al amigo, en quien te puedes desahogar, confiar, reír, llorar,... la verdad, es impagable. Nos necesitamos para realizarnos como personas, para ser felices. ¡Ay del solo! Del ser humano encerrado en sí mismo. ¡Qué infierno!
Y, sin embargo, es una pena lo que acontece a bastantes hombres y mujeres: Nunca tan cerca, estuvieron tan lejos. Son los desengaños de la vida. Se conocieron, se confiaron, se amaron y terminaron separándose o, en su caso, divorciándose. Parejas rotas, amistades rotas, grupos -de todo tipo- desaparecidos. Estaban cerca, vivían juntos, se rozaban, sonreían, pero se apartaron para siempre.
También se da el caso, de aquellas personas que siguen juntos físicamente, pero, paradójicamente, a kilómetros de distancia. Se aguantan, se desesperan, llegan a pelearse y, sin embargo, por diferentes razones, no les queda más remedio que seguir juntos. La vida se puede hacer insoportable. Pero ahí están.
Vale, decía al principio que las relaciones humanas son complejas, pero no imposibles, tengo que añadir. Los conflictos, los problemas son inevitables. El asunto está en cómo gestionarlos. Nos podemos preguntar: ¿Qué recursos y herramientas cuentan las parejas -por ejemplo- para encauzar sus dificultades? Por su parte, los diferentes grupos humanos, tienen sus tensiones, sus conflictos ¿Saben abordarlos o los falsos respetos guardan las formas?
Creo que en muchas de estas situaciones, lo que ha faltado es tiempo. Tiempo para sincerarse, tiempo para conocerse, tiempo para aceptarse, tiempo para integrar al otro, tal y como es, no como quisiera que fuera... Cuando nos saltamos todos estos tiempos, aún la cercanía más cercana, nos sitúa en la lejanía más lejana. Hay que darse más tiempo, porque así, antes de avanzar en la relación, podemos resituarla y aparcarla, pero sin traumas. En la vida todo es aprendizaje y no podemos pasar de la educación infantil a la universidad.

Por cierto, dije bastantes hombres y mujeres, no empleé ni muchos, ni todos.

PD. También se da lo contrario, nunca tan lejos, estuvieron tan cerca.

domingo, 8 de enero de 2012

DE LAS RAÍCES DEL CAMPO A LOS ESCAPARATES DE LA CIUDAD

La suerte de tener vacaciones, te da la posibilidad de viajar. En mi caso, pasar por el pueblo, en el que nací, está dentro del programa. Cuando se pasa de la ciudad al pueblo o del pueblo a la ciudad, saltan a la vista multitud de contrastes. Y, aunque son realidades diferentes, en la práctica se necesitan mutuamente.
Es llamativo el éxodo urbano, a los pueblos, durante los fines de semana. Estos días navideños, las casas rurales, han tenido mucha demanda. Es otra forma de turismo. Se busca la tranquilidad, los ritmos lentos del campo, la soledad, estar con la familia, con los amigos. Es como si buscáramos todo aquello, que echamos en falta de la ciudad.
Por otro lado, resulta curioso, 'el abordaje' de las gentes del pueblo a la ciudad. Los centros comerciales, las tiendas, pasear por la ciudad, son prácticas que se prodigan durante los fines de semana y las vacaciones. Ir a la 'capital' tiene su encanto.
Varias generaciones, de hombres y mujeres, dejamos los pueblos, porque no teníamos futuro; la ciudad nos acogió y nos abrió muchos caminos. Sin embargo, ahora, volvemos a nuestras casas, calles y campos de la infancia, como para reencontrarnos con nuestra historia, con nuestra identidad, con nuestras raíces.
Si el campo nos da el alimento, la ciudad nos proporciona la técnica. Si el pueblo nos da la cercanía y familiaridad, la ciudad nos da la universidad y los hospitales...
No obstante, veo en la ciudad, rasgos de la cultura nómada. Hay muchas personas que están de paso. El espacio urbano, por razones laborables, no es definitivo para vivir. Hay mucha movilidad. Abundan los escaparates que te entretienen y seducen. Hay muchas distracciones pasajeras, que terminan cansando. Siempre vas con prisas; te asusta la velocidad de los coches. Todo es movimiento. Sin la menor duda, este ambiente influye en sus habitantes y en su manera de ser.
Y, observo, en los pueblos, rasgos de la cultura sedentaria. Es lo propio. Todo es más lento. La agricultura marca los ritmos. Las estaciones son, como un gran círculo, que señalan las fechas para hacer las mismas cosas de siempre. El guión está escrito. Hay tiempo para hacer las cosas con normalidad, sin prisas, para hablar con calma. Esta situación, también, configura a sus paisanos en su forma de ser.
Me atrevería a decir que en el espacio rural, las personas están más enraizadas. Las raíces, lo más común que se da en el campo, en todo lo que se planta y siembra, es la imagen de lo que hay en los pueblos. Decía Azorín, algo así como "que detrás de un arado hay un filósofo". Creo que no estaba descaminado. El ambiente te lleva a la reflexión, a la hondura del ser.
Sin embargo, los escaparates de la ciudad, me sugieren la superficialidad, lo externo. Muchas personas acentúan la imagen, su imagen. Es la cultura de la imagen, de las apariencias. El ambiente te diluye en el anonimato. No pretendo dejar la ciudad para volver al pueblo, ya lo hice en mi adolescencia, cuando me fui del pueblo a la ciudad.
Pero si algo he aprendido, es que pueblo y ciudad, ciudad y pueblo, son espacios y ámbitos de convivencia; complementarios, que se necesitan, que no pueden darse la espalda. La armonía entre ellos favorece, sin duda, el bienestar de tantos hombres y mujeres que viven en ellos.
Si hay que ir al pueblo, para volver a las raíces que conformaron nuestro ser; no podemos dejar de ir a la ciudad, lugar que nos ayuda a relativizar, tener amplitud de miras y abrirse a la universalidad.
Vivo en la ciudad, pero me gusta ir al pueblo.

domingo, 1 de enero de 2012

SÍ A LA VIDA, NO A LA MUERTE PROVOCADA

Digamos que son mis deseos para el 2012.



Estamos ante las grandes paradojas de la historia humana. Unas personas defienden unas cosas y otras personas apuestan por las contrarias. Por mi parte, me sitúo en el SÍ, y rechazo, de plano, el NO. Es cuestión de opciones y ésta es la enumeración que se me ocurre:


Sí a la paz duradera. No a la guerra cruel.
Sí al cariño y la ternura. No al machismo puro y duro.


Sí al respeto y la tolerancia. No a la discriminación y el racismo.
Sí al diálogo constructivo. No a la imposición autoritaria.
Sí a la solidaridad que nos hermana. No a la avaricia y usura neoliberales.



Sí a la indignación por un mundo más justo. No a la indiferencia que nos aísla.
Sí a la sexualidad que humaniza. No al sexo que deshumaniza.
Sí al amor que nos vincula. No al odio que nos separa.
Sí a las medicinas que nos curan. No a las drogas que nos matan.
Sí a la justicia y al derecho. No a las injusticias y los privilegios.
Sí a la amistad gratificante. No a la enemistad que rompe vínculos.
Sí a la familia que nos fortalece. No a la desestructuración familiar.
Sí al compañerismo constructivo. No a la competencia desleal.
Sí a la fraternidad universal. No a la venganza destructora.
Sí al compartir con los pobres y desfavorecidos. No al egoísmo inhumano.
Sí a la democracia de los pueblos. No a las dictaduras del signo que sean.
Sí a la libertad y la verdad. No a la esclavitud y la mentira.
Sí a la transparencia y coherencia. No a la hipocresía e incoherencia.
Sí a la igualad del hombre y la mujer. No a las castas y desigualdades sociales.
Sí a la libertad de expresión y de creencias. No a los intolerantes y censores.
Sí a la infancia protegida. No a la explotación, vejación y abusos infantiles.
Sí a la igualdad de todos. No a la trata y tráfico de personas blancas o negras.
Sí a una economía al servicio del hombre. No a la economía que discrimina y explota.



Sí a la política del bienestar para todos. No a los políticos que buscan sus intereses.
Sí a los trabajadores honrados y honestos. No a los chanchullos y economía sumergida.
Sí a las religiones que humanizan. No a las religiones violentas y destructivas.
Sí a los hombres y mujeres que quieren un mundo mejor. No a quiénes van a lo suyo.
Sí a la gran familia humana. No a los nacionalismos miopes.
Sí al perdón y la concordia. No al rencor y 'el ojo por ojo'.
Sí a la buena vecindad. No 'a cada cual a su bola'.
Sí al planeta que es de todos. No a los muros y fronteras.


Sí a la alimentación compartida: No a los personas que se mueren de hambre.


Sí a la responsabilidad personal. No al abuso irresponsable.

Sí a la VIDA. No a la pena de muerte, al aborto, al terrorismo y a la eutanasia.