BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 25 de junio de 2017

DEL VOLUNTARIADO EN VACACIONES: LOS CAMPOS DE TRABAJO



Este verano, participo en un campo de trabajo en Melilla. Ya es el tercer año y voy muy ilusionado, como en el primer año. Chicos, jóvenes y adultos nos esperan en un centro de Menores, que llevan las Hermanas de la Divina Infantita, y en el CETI (Centro de estancia temporal de inmigrantes). Vamos un grupo de religiosas y religiosos.
Ya contaré algo más en otra ocasión. Hoy voy a detenerme en esta opción, que mueve a muchas personas, a lo largo del verano.
Porque, los Campos de trabajo, son una buena alternativa que se dan en este tiempo vacacional. Durante el verano, hay muchas personas, especialmente jóvenes, que dedican parte de su tiempo a los diferentes Campos de trabajo que existen: Unos son de carácter ecológico, otros tienen que ver con la arqueología, están los que se dedican a la restauración y recuperación de edificios antiguos y, finalmente, los que tienen un carácter social y religioso.
En todos ellos hay un denominador común: Dedicar parte del tiempo libre que se tiene - en vacaciones - pensando y ayudando a los demás. De forma más notoria se ve esta finalidad, en los de carácter social, en ellos me voy a detener a continuación.
En la experiencia que tengo, de los campos de trabajo, he constatado la importancia de poner en relación a las personas que tienen un nivel de vida, bastante desahogado, (digamos clase media, media alta) con aquellas otras que se mueven en unos niveles marginales y de exclusión (digamos clase baja, baja). En un lenguaje coloquial de la primera "hornada del 15 -M", facilitar el encuentro entre los ricos y los pobres.
En el grupo de "jóvenes" (normalmente de diferentes lugares) que realiza los Campos de trabajo, cabe destacar dos experiencias, muy unidas entre sí, y que posibilitan el buen desarrollo de los mismos:
La experiencia de la solidaridad. Por un lado está el conocer otros ambientes diferentes a los que uno vive normalmente. Sobre todo, si la vida nos ha tratado bien y hemos tenido la suerte de nacer en una clase social que vive la cultura del bienestar en toda su extensión. Conocer otras realidades menos favorecidas y empobrecidas, convivir con sus gentes, estar con sus hijos haciendo variadas actividades... constituyen todo un gesto solidario.
La experiencia de la fraternidad. Pero aún hay más, si a tal proyección social, se le une la experiencia de vivir juntos - durante unas semanas - jóvenes que no se conocen, con el compromiso de vivir en familia: haciendo la comida (o lo que salga), limpiando y fregando los lugares comunes de uso diario, organizando en común el tiempo de ocio y tiempo libre, reflexionando y dialogando sobre temas de interés y, como grupo creyente, orando juntos; ya tenemos, entonces, todos los requisitos para calificar la experiencia de una verdadera expresión de fraternidad.
Los Campos de trabajo, por consiguiente, crean conciencia social, fortalecen procesos personales, relativizan la propia vida, abren las puertas y ventanas a los demás, facilitan el encuentro y el compromiso,... vamos - sin la menor duda - merece la pena tener esta experiencia. Por cierto, lo de joven, no solo tiene que ver con la edad, también, tener "espíritu joven", aunque se tengan más de 40…50… te da posibilidades para participar en tan interesante y completa experiencia veraniega.
¡No lo dudes y busca en Google!

domingo, 18 de junio de 2017

¡LAS VACACIONES NOS ESTÁN LLAMANDO A LA PUERTA!



Esta semana llegan las vacaciones y, con estas calores, son muy esperadas. El verano es muy largo y las familias, están planificando qué hacer estos meses. La realidad es que algunos tienen un mes, otros dos y, cerca de tres, los pequeñuelos.
Sin duda, es un tiempo de privilegiados, esto de las vacaciones. Desde luego pensando en clave planetaria, hay más millones de personas que no las tienen, que los que sí disfrutamos de ellas: ¡Como tantas otras cosas de la vida!
Pero volviendo al asunto que nos trae, para la Real Academia, la palabra vacación, significa: Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. En esta situación - de descanso - es en la que nos encontramos. Ahora es cuando nos podemos preguntar: Bueno ¿Y qué hacemos? Pues, qué vamos a hacer, lo de todos los años, ya que no es la primera vez que tenemos vacaciones. Nos obstante se me ocurren varias ideas:
  1. Descansar de las rutinas y costumbres cotidianas. Es bueno romper los ritmos de los horarios tan marcados que tenemos. Y es de gran necesidad para nuestro crecimiento personal, el estres no es aconsejable y hay que combatirlo.
  2. Relajarse de las tensiones que se van acumulando durante el trabajo diario, para ello, buena cosa es pasear, escuchar música, leer, ...
  3. Tiempo muy especial, intenso -y cansado- para estar con los hijos. Durante el año cada cual está en sus asuntos, sin embargo, durante las vacaciones se crea el espacio oportuno para estar más tiempos juntos, jugar con ellos, ir a la playa o a la montaña, estas actividades potencian, sin duda, los vínculos afectivos y la identidad familiar, pues la comunicación y presencia son más abundantes.
  4. También la pareja sale beneficiada, durante el tiempo de vacaciones, es la ocasión para estar más tiempo al lado uno del otro, dedicarse más espacios de cercanía, de comunicación, de intimidad y con más traquilidad, sin prisas.
  5. Hay muchas personas solteras, o que se han quedado viudas, y las vacaciones son un tiempo para potenciar los lazos familiares, estar con los amigos, conocer otras realidades.
  6. Para muchos hombres y mujeres, durante estos meses de verano, es la ocasión para formarse un poquito más, para ejercer el voluntariado en Asociaciones que se preocupan, también durante el año, por los excluidos y marginados, incluso los que se animan para irse un mes al Tercer Mundo y dedicarlo a proyectos humanitarios y sociales, ... Como vemos hay muchas posibilidades.
  7. No quiero terminar sin destacar una 'actividad' que es clave desde mi punto de vista: Durante el tiempo de vacaciones tenemos más tiempo - si queremos - para dedicarnos más a nosotros mismos. Estamos muy desbordados durante el año y nos atendemos muy poco, otras situaciones y personas acaparan y llenan nuestro tiempo. Las vacaciones son una buena ocasión para hacer un paréntesis y crear espacios personales: hay tiempo para todo y es bueno cultivar el espíritu mediante la meditación, la reflexión, la oración,...
¡¡¡MIS MEJORES DESEOS Y FELICES VACACIONES!!!

domingo, 11 de junio de 2017

EN LA FAMILIA SE PONEN LOS CIMIENTOS DE LA NUEVA HUMANIDAD

La familia no es un actor secundario en este mundo que vivimos. Los ricos y poderosos no están haciendo creer, desde hace mucho tiempo, que el dinero y el poder son los determinantes de la sociedad. Utilizan sus leyes y la publicidad, para convencernos de que se alcanza la felicidad, acumulando mucho dinero y siendo poderosos ante los demás. Por aqui veo un gran  terremoto que arrasa y destruye a las familias, se encuentren donde se encuentren.
Las separaciones, los divorcios, en definitiva, las rupturas familiares te las encuentras tanto entre los pobres, como en las clases medias y los ricos. No existe una clase social, específica, para estos asuntos. Y, por supuesto, no entro en las diferentes maneras de entender y de formar una familia.
Lo que si tengo claro, incluso estoy convencido, de que la estructura familiar es clave para que, la sociedad, se transforme en el mundo nuevo al que todos aspiramos. Lo de que otro mundo es posible, para mí que empieza en el ámbito familiar.
Poner el acento en la familia, supone cambiar de mentalidad. Estamos tan volcados hacia fuera, por razones familiares, que terminamos por cambiar la perspectiva. Por poner un ejemplo, el trabajo -con ser muy importante- está minando a muchas familias. Vivimo en una sociedad -que hemos creado nosotros- que desborda a la misma familia. Es como el hijo que acaba con los padres que le hicieron posible. No digamos nada de las redes sociales, de las nuevas tecnologías,...
Si la familia está sana, sus miembros estarán sanos. Una sociedad que se nutre de ciudadanos sanos, sin la menor duda, será una sociedad sana. Algo que puede ser tan elemental escribirlo, resulta complejo y complicado en la realidad. Y es normal que sea así.
Para empezar, tenemos diferentes culturas, distintas religiones, multiples ideologías humanistas, no lo dudemos, cada cual entiende lo de 'familia sana', según su perspectiva. Aun así, como seres humanos, que somos todos, no creo que resulte muy dificil ponerse de acuerdo, en unos mínimos, que garanticen el buen funcionamiento de la familia. Creo que los derechos humanos son un buen referente.
En numerosas ocasiones he hablado de la familia, por lo que he ido escribiendo sobre como la entiendo y la importancia que le doy. He tenido contacto y relaciones con familias de todo tipo, empezando por mis propios familiares,  y soy consciente de que los conflictos y problemas son inevitables y, también, necesarios. Pero he visto y palpado que el amor, el cariño, la ternura, el perdón, la amabilidad, el diálogo, la comunicación, el respeto, el dolor, la responsabilidad, la buena crianza, y todo lo que deseemos decir, también están muy presentes.
No estoy hablando de utopías, tenemos la experiencia cotidiana de que las cosas valiosas cuestan, suponen esfuerzo, sacrificio, contrariedades, pero no son imposibles: ¿Hasta donde estamos dispuestos a llegar?
Reivindico la familia. Y la pongo en el primer lugar de las prioridades y de la escla de los valores sociales. Que la pareja viva sus compromisos adquiridos el día de la boda, en el contexto del amor, (no digo que sea fácil), y que la crianza de los hijos se lleve a cabo (conforme a los derechos humanos) sin duda, es el camino para el buen funcionamiento de las 'familias sanas que aportarán buenos y honrados ciudadanos a la sociedad'.


domingo, 4 de junio de 2017

VIVIR SEGÚN EL ESPÍRITU: MI EXPERIENCIA ESPIRITUAL



“De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí oraba” (Marcos, 1, 35).

No es fácil de hablar de interioridades y en pocas palabras. Pero una aproximación se puede hacer. Creo que es bueno dedicarnos un poco de tiempo a nosotros mismos y al Dios en el que creemos. Ambas cosas, inevitable y gozosamente, nos llevarán a los demás. Esta es la conclusión a la que he llegado después de los años que estoy embarcado en la experiencia espiritual. El camino lo inicié con mis padres, Baldomero y Rosa, porque fueron los primeros que me enseñaron las oraciones y cultivaron mi religiosidad. Precisamente, cuando recopilaba en un libro, los textos que me han ayudado, a lo largo de mi vida, en la oración, tenía el convencimiento de que ha sido, la oración, la herramienta que me ha ayudado a crecer, de ahí que lo titulé: Crecer orando.
Bastantes de aquellos textos, proceden de mis experiencias en las distintas etapas de mi vida, empezando por la llamada Historia Sagrada, que me enseñaron en mi pueblo, o de la lectura espiritual que hiciera en las etapas de formación; por otro lado, también los medios de comunicación social y las experiencias sociales han contribuido, a lo largo de mi caminar,  a encontrarme con Dios y con los demás.
A decir verdad, dichos documentos, han alimentado mi vida espiritual y han sido un buen apoyo en muchos momentos de mi vida. En ellos aparecen todo lo que uno ve, observa, vive, oye o escucha de la vida, de las personas, de la sociedad y, en especial, de la misma fe. Y es que nada es ajeno a la realidad de la fe. Mi experiencia es que ha sido la fe la que me ha conectado con la realidad que me rodea para cambiarla según los planes de Dios. Sin la fe no se comprenderían en mi vida muchas de las facetas vividas, para bien o para mal. Tengo la convicción de que todo lo que nos ocurre o nos pasa forma parte de nuestras vidas y, el asunto está, en cómo lo asimilamos y lo integramos, en el propio crecimiento personal.
Sin duda, mi experiencia espiritual nace del encuentro con Jesús de Nazaret, el modelo que ha centrado mi vida y que es el motivo de mi opción existencial. Él es, a mi modo de ver, el que nos presentó a un Dios amoroso y misericordioso, que cada vez lo entiendo mejor con la imagen de Madre/Padre. De ahí mi insistencia en la fraternidad de la humanidad, porque yo cada vez me siento más hermano de mis hermanos que me rodean o que viven lejos de mí. Entiendo que formamos parte de la gran Familia de Dios y que he sido llamado a colaborar en la insigne Misión de anunciarla y hacerla posible.
En el fondo, no creo que la vida espiritual se limite a la oración. La vida espiritual tiene que ver con la disposición de estar atentos al Espíritu y dejarse animar y guiar por Él, en la propia existencia. Claro que la oración es el tiempo y la ocasión que tengo para encontrarme con el Espíritu, pues, sin Él, ni siquiera podría orar, pero es la misma oración, la que me lleva a conectarme, con la realidad cotidiana, y vivirla conforme a la inspiración que me ha dado el mismo Espíritu. Por consiguiente si el Espíritu me lleva a la oración, el mismo Espíritu, me acerca a la realidad para transformarla conforme a los planes de Dios.
Lo de Crecer Orando, me vino de la expresión, de Juan Bautista de la Salle, cuando hablaba de Crecer por dentro. Hay un proceso de trabajo personal, en lo que se está llamando la interioridad en la actualidad. No es fácil la tarea de caminar hacia uno mismo. En estas cuestiones, palabras como ascesis personal, esfuerzo y sacrificio son muy necesarias, dado que no estamos acostumbrados a transitar por estos espacios. Se requiere cierto orden en la vida y un método sistemático para mantener, viva, la vida espiritual conforme a las demandas del Espíritu.
Aunque en los ritmos comunitarios, está garantizada la liturgia, los sacramentos y la oración en común, siempre he reivindicado un tiempo diario para la oración personal. En mi caso, cuando amanece el día, es el tiempo más propicio para hacer la oración. Es como la entrada al nuevo día, de la mano del Espíritu, para afrontarlo con energía y seguir construyendo el Reino de Dios, que es la tarea encomendada.