BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 28 de septiembre de 2014

EDUCAR, DESDE LA PLURALIDAD, EN UN MUNDO GLOBALIZADO



Esta semana pasada el conocido científico,  Stephen Hawking, ha participado en el festival  Starnus (Tenerife). Es conocida su postura, crítica, sobre Dios y las religiones. En una de sus intervenciones decía: “Al final, sabremos todo lo que sabría Dios, si es que existe alguno”.  Por otro lado,  no faltan autores que manifiestan públicamente que Europa terminará islamizándose, como consecuencia de la numerosa población musulmana que llega a sus fronteras. Por no recordar que sigue habiendo motivos religiosos en bastantes de las guerras que existen en la actualidad. En dichas noticias, de una manera u otra, Dios es el protagonista.
Las religiones, la ciencia, la indiferencia religiosa, el ateísmo, la secularización y el laicismo, por nombrar algunas formas de entender y plantear la vida en el siglo XXI, están presentes en nuestras aulas, en nuestras familias, en las asociaciones y ONGs, en los medios de comunicación, en las redes sociales,...
Pues resulta, que en este contexto plural -en el que vivimos- es en el que tenemos y debemos educar. Si la educación, en sí misma, es una tarea de toda la vida y afecta a toda la persona, me pregunto, entonces, ¿tiene la educación un modelo o referente, un paradigma a tener en cuenta? ¿Se precisa de un modelo antropológico como meta? ¿Existen unas claves o valores que humanizan, perfeccionan al ser humano?
Me temo que las diferentes creencias y religiones, las distintas filosofías e ideologías, otras tantas corrientes de pensamiento que se dan en la actualidad -cada una de ellas- tienen su modelo educativo y, lógicamente, estarán convencidas de que el suyo, es el mejor.
Es verdad que hemos llegado a un consenso en definir los Derechos Humanos (1948), pero ¿Son universales para todas las personas? ¿Los interpretamos de la misma manera? La realidad, desde entonces, nos viene diciendo que no.
Y, sin embargo, vivimos en un mundo global: Comemos y vestimos las mismas cosas, vemos y escuchamos las mismas películas y la misma música,... ¿Es que caminamos al pensamiento único? Espero que no. Ya sé que son muchas preguntas y ustedes podrán añadir otras, pero me parece interesante que nos sigamos planteando todas estas cuestiones, sobre todo ahora que acabamos de iniciar el nuevo curso.

De todo lo dicho, a mí me quedan claras cuatro cosas:
1ª El mundo que vivimos es plural. (Lo ha sido siempre)
2ª Hay que educar al ser humano. (Se ha hecho siempre)
3ª Creo en los modelos educativos. (Han existido siempre)
4ª En el contexto del diálogo intercultural y religioso, la interacción educativa, junto al respeto al diferente, entiendo que es el camino a seguir.

domingo, 21 de septiembre de 2014

EL SER PERSONA, NOS HACE IGUALES ("LOS APELLIDOS DIVIDEN")



El jueves retomamos la iniciativa social del Círculo de la Fraternidad. El círculo de los iguales. Porque nadie es más que nadie.  El problema es que algunos no quieren ser iguales. Son quienes nos complican la vida. El creerse superiores e, incluso, inferiores, dificulta mucho las relaciones humanas, cuando no las frustran, las adulteran o las revientan.
Les cuento una anécdota de hace años. En el verano de 1972, en el contexto de los campos de trabajo, me preguntó una mujer: ¿Cuál es tu gracia? Desconcertado le contesté que no sabía a lo que se refería y, con una sonrisa comprensiva, me dijo que me estaba preguntando por mi nombre. Conocer nuestros nombres facilitó la confianza y el buen entendimiento durante esos días.
En estos días hemos leído y escuchado, en los medios de comunicación social, que siguen las guerras en Siria, Ucrania, Irak,… que siguen los planteamientos nacionalistas, eso sí, sin tener en cuenta el bien común de las sociedades, que mueren grandes banqueros y empresarios copando todos los telediarios, (no ocurre lo mismo si mueren personas normales de un pueblecito o barrio de cualquier ciudad), que el ébola sigue avanzando, curiosamente sin acepciones de personas, aunque más entre las poblaciones pobres. Menos mal que el futbol, mira por dónde, que acaba de iniciar su andadura, es lo poco que nos iguala.
Me llevo preguntando desde hace tiempo por qué nos fijamos más en los apellidos que en el nombre de las personas. Es el nombre el que nos hace iguales. El nombre nos identifica como personas individuales, de la misma naturaleza, de la misma especie y, después, vienen los apellidos, pero éstos ya son secundarios - por muy "nobles" que sean -.
Lo primero es el nombre, mi ser personal (común a todos los seres humanos) y en segundo lugar vienen los apellidos, o sea, lo de ser blanco o negro, pobre o rico, creyente o ateo, extranjero o nativo, analfabeto o intelectual, progresista o conservador, y así hasta la enésima generación.
Creo que este mundo globalizado, sería muy diferente si nos interesáramos por el nombre de las personas, para identificarlas como tales y ya, en un segundo momento, iríamos conociendo los apellidos, tanto para enriquecernos por lo que nos aportan desde la pluralidad, así como de corregir las injusticias que dichos apellidos están generando, desde la confianza y el mutuo conocimiento que nos aporta el conocer nuestros nombres.
Puedo afirmar, desde la experiencia, que cuando se conoce el nombre de la persona, me refiero que se conoce a la persona, las barreras de los apellidos van cayendo, da igual que sea subsahariano o musulmán, ateo o cristiano, marginado o ejecutivo, blanco o judío,... entonces el trato es de iguales y por consiguiente: ¡Cuántos problemas y conflictos se evitarían!
Tenemos la ocasión, una vez más, de seguir educando en valores que dignifican a las personas, que nos hacen recuperar la igualdad perdida; y si somos cristianos nos remiten a una familia común, en la que Dios, nuestro padre y madre, nos quiere a todas las personas, como a hijos e hijas de una única familia, la suya. Otros hablan de la fraternidad universal.

Mi "gracia" es Juan Bautista ¿Y la tuya?

domingo, 14 de septiembre de 2014

LA CARTA DE RICHARD



Lo de llegar a realizarse como personas, algunos seres humanos lo tienen muy difícil. Si hablamos de crecimiento de la persona, desarrollo y maduración de sus facultades, o formación del ser a lo largo de toda la vida,… la verdad es que algunas personas lo tienen más difícil que otras.
No solo influye el país en el que naces, también está la familia que te trae al mundo, o las amistades, por no hablar de las instituciones sociales, que te acompañan a lo largo de la vida, como los centros educativos, las diferentes creencias que están en la sociedad, los medios de comunicación social, incluido el Internet y las redes sociales,… En fin, influye para “bien o para mal” toda aquella realidad que está presente desde que uno nace hasta que se muere. Y se complican más las cosas cuando la propia persona va creciendo y tomando decisiones en un sentido u otro.
Hay chavales, como Richard, que enfrentarse a la vida les resulta muy difícil. Leamos su carta y preguntémonos a continuación: ¿Qué puede hacer para realizarse como persona? ¿Acaso se lo llega a plantear? ¿Qué margen de actuación tienen la familia, la escuela, la religión,…? Te invito a leer su carta y a sugerirle propuestas… a lo mejor, ni siquiera las acepta.
Hola, colegas:
Me llamo Richar y tengo 15 años. Me gusta bivir a mi vola.
Ya estoy cansado de que me digan lo que tengo que acer: los familiares, maestros, amigos,... no le dejan a uno tranquilo.
Bueno, con mis colegas es otra cosa.
Con ellos si que estoy davuten, o por si no lo entiendes de ‘PM’.
Me gusta la ropa guapa y que no me falte la vuena comida.
No me gusta ir a clase. Es un rollo. Además como soy mu grande me da lache hestar con otros niñatos más pequeños que yo. De mi no se rie nadie. Con lo bien que se está en la calle, sin haser na, hablando con los colegas. Fumando o vebiendo, da lo mismo, aunque un buen porrito cae mubien al cuerpo.Yo con tener una cama pa dormir y una nebera pa ir comiendo, pues, la verdad, es que uno no nesesita nada más. Eso sí hay que estar guapos y ‘chachis’ pa las payas. Las chicas, ya se save pa lo que están, hechar un rato con ellas y luego que no te compliquen mucho la vida. Oye, que ya tiene uno problemas pa que encima te calienten la cabesa.
Voy a cumplir 16 tacos, me dicen mis viejos que si no quiero estudiar, pues, que me ponga a currar. Desde luego no tienen corazón, ya tan joven y quieren que me ponga a trabajar. Digo yo que abrá que bivir la vida, que ya nos aremos mallores. Si yo pido mu poco, que me den dinero pal finde, que no me muera de ambre, una cama pa cuando regrese de mis juergas y ¡ya está! Pero si no me meto con nadie.
Luego vienen mis viejos, y me disen que colabore en la casa, que hayude a mi padre en el taller, o sea, que están empeñaos en explotarme. No entienden que todavía soi un niño. Les voy a tener que explicar que todas las personas tenemos derechos y que yo también los tengo. Es que no se enteran. En fin ya os seguiré contando otro día.
Un abrazo y hasta luego. Richar.
Y, sin embargo, no podemos dejarle, ni abandonarle; lo que él -a lo mejor no ve- sí lo podemos ver las personas que nos acercamos a su vida, por múltiples circunstancias como la del ámbito escolar. Es la suerte y responsabilidad que tenemos los maestros, profesores y educadores. Con Richar tenemos un reto.

domingo, 7 de septiembre de 2014

AHORA ES TIEMPO DE SEMBRAR A MANOS LLENAS



Terminadas las vacaciones, uno tiene la sensación de que todo empieza de nuevo. Más que hablar de ‘fin de año y año nuevo’ habría que tomar el paradigma del ‘curso escolar nuevo’.
La realidad es que parece que con el nuevo curso todo empieza.
De esta forma no hacemos otra cosa que seguir a la ‘madre tierra’. Basta mirar los campos y a los agricultores y ver como empiezan a prepararlos para la siembra otoñal. En la actualidad los campos se siembran con máquinas muy sofisticadas. Antaño se hacía a mano. El agricultor llevaba un saco, metía la mano y tiraba el grano o la semilla a la tierra. Con la siembra se iniciaba el ciclo de la naturaleza. Al fin y al cabo nosotros somos parte de esa naturaleza y también seguimos sus pautas.
De esta forma cada cual se prepara para afrontar el nuevo curso:
Así, las familias hacen sus cálculos de lo que va a suponer el material escolar y es la ocasión para recordar al hijo o hijos que tienen que aprovechar bien el tiempo, que a la escuela se va para aprender.
Por su parte, en los colegios y escuelas ponen en funcionamiento la ‘maquinaria’ para que todo esté a punto e iniciar el nuevo curso con una buena planificación y todo bien programado, no hay que dejar nada a la improvisación.
En las empresas, aunque el balance lo hacen en diciembre, tienen que contar con que, después de las vacaciones, el personal viene descansado y relajado, por lo que es bueno marcar nuevos objetivos a corto, medio y largo plazo... y más en estos tiempos de crisis.

Y así podría seguir, pero, volvamos título: AHORA ES TIEMPO DE SEMBRAR A MANOS   LLENAS. Porque ya tenemos la experiencia de que se recoge lo que se siembra. Y si pensamos un poquito nuestros hijos y alumnos de hoy serán los ciudadanos, padres y madres del mañana.
Nos podemos preguntar: ¿Y qué ciudadanos, madres y padres queremos para mañana? Si lo vamos teniendo claro, entonces sabremos lo que debemos  sembrar hoy en el espacio familiar y en los centros educativos, para recoger los frutos correspondientes en el futuro. Porque, sin la menor duda, hoy ya ponemos los cimientos y raíces del mañana.
En fin en el mundo globalizado, en el que vivimos, no vendrían mal unas semillas:
  • de tolerancia y respeto al diferente
  • de familias sanas y bien avenidas
  • de diálogo intercultural e interreligioso
  • de solidaridad con los necesitados
  • de comunicación en todos los ámbitos  empezando por las personas que nos rodean
  • de democracia activa y crítica constructiva
  • de honradez y honestidad
  • de acogida al inmigrante y al extranjero,…
  •  y, un poco más de atención,  a lo que cada uno somos, pues nos es bueno que nos olvidemos de nuestra realidad más personal, que es la primera que debemos cuidar.
Por consiguiente, estas semillas sembradas, en los hogares y las aulas, serán una riqueza para la sociedad del futuro.  Cuando hubiera que recoger las espigas y los frutos,  la sociedad sería un remanso de paz, un mundo mejor como el que todos aspiramos.