BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 28 de agosto de 2016

TIEMPOS DE PROYECTOS: PERSONAL, FAMILIAR Y ESCOLAR

Las vacaciones están cerrando las puertas.  En el ambiente se respira el inicio de otro ciclo. Con el nuevo año escolar, la sociedad entera se "resiente"Se reorganiza. Los gastos para el inicio de curso se disparan, las economías familiares se ajustan. Todo empieza de nuevo.
En el mes de septiembre, la vida cotidiana vuelve a la normalidad. Las costumbres, los hábitos, los horarios se retoman y se mejoran. No se trata de "volver a empezar", como si nos hubiera salido algo mal y hay que repetirlo. Hay que avanzar. Hay que seguir creciendo. Es en este contexto, cuando recobran su sentido los proyectos que han ido surgiendo a lo largo de nuestra existencia. En este caso me interesan tres de ellos: el personal, el familiar y es escolar. Y es que no podemos ir por la vida sin rumbo, y menos aún, dejándonos llevar por los demás. No es necesario, tener escritos dichos proyectos, pero sí haberlos pensado, reflexionado y tener la decisión de realizarlos. Apunto algunas ideas:
El proyecto personal, como sabemos, es una herramienta fundamental para el crecimiento como persona. Mi ser personal, como hombre o como mujer, necesita de una atención por mi parte. Conmigo han ido creciendo utopías, metas, objetivos. Mi realidad personal, necesita desarrollarse con todos los aciertos y dificultades, con todas las alegrías y las penas. No puedo abandonarme. Necesito "mis" tiempos. En la realidad sabemos que hay personas que viven solas y gestionan su vida personal y tener este proyecto definido es muy importante.
En el proyecto familiar distinguimos, en primer lugar, el proyecto matrimonial o de pareja, no  es ajeno a la realidad personal, pero sí añade el compromiso, de crecer, junto a otra persona. Ya no hablamos del yo-tú, sino del nosotros. La boda no es el final de la vida de una pareja, es más bien, la expresión pública de que, juntos, se quiere hacer un camino común, con sus metas y utopías, con sus aciertos y dificultades, con sus alegrías y sus penas. Esto requiere sus tiempos, en los que la comunicación, el diálogo, hablar, los silencios, el estar juntos, se hacen muy necesarios.
Por su parte el proyecto familiar, está muy unido a todo lo anterior. La familia no se desentiende de las personas. Al revés, es el espacio idóneo para que se plantee el sentido de la vida. Surjan los grandes ideales, se siembren los valores que humanizan y se favorezca el desarrollo de los mismos. La familia es el taller de la vida. Desde los primeros pasos que damos no estamos solos; nuestros padres y demás familiares están ahí para ayudarnos. Solos no podríamos. Esto va a ser una constante durante toda la vida.
Y el proyecto escolar, no es ajeno a los anteriores planteamientos. La escuela se quiera o no se quiera, ocupa un lugar y un tiempo muy extenso de la persona, y , ademas, justo cuando pasa los primeros años de su vida en los que va vertebrando su personalidad.Tener un Proyecto Educativo en el que se vaya aplicando la interacción educativa en el alumnado, es muy importante. La educación en valores tiene aquí su protagonismo. Que el colegio y los padres se pongan de acuerdo en aquello que va a incidir en los alumnos y en sus hijos, respectivamente, es clave.
Armonizar los tres proyectos, es el reto más importante que tenemos por delante. Nos va en ello nuestra felicidad.

PD. No quisiera terminar sin hacer referencia a una persona, Francisco Gallardo Tenorio, que nos ha dejado este fin de semana. Durante muchos años he compartido proyectos educativos y sociales con él y su mujer, Mercedes Fuentes Cano. Personas amigas y entrañables. Paco una excelente y buena persona. Muy firme en su fe  disponible para todo lo que la Misión del Reino le pedía. Descanse en paz.

domingo, 21 de agosto de 2016

LOS JUEGOS OLÍMPICOS: UN BUEN EJEMPLO DE GLOBALIZACIÓN

La verdad, uno se emociona viendo a los campeones cuando le ponen las medallas. No estoy muy acostumbrado a ver la televisión, pero los juegos olímpicos, confieso, que me han cautivado. Ni en las Asambleas de la ONU, se consigue tanta concordia y convivencia entre las personas de tantos países.
Este evento deportivo, tiene la virtualidad de citar a la familia humana para algo, tan simple y tan noble, como el juego y el deporte. Se trata de competir, pero, en su mejor acepción. En las diferentes competiciones se derrocha cordialidad, buena educación y reconocimiento al ganador.
Entre los participantes no hay problemas por la raza, porque vengas de un país pobre, o seas de otra religión. Se viene a lo que se viene y todos conformes. Naturalmente que hay problemas y dificultades, pero tienen una incidencia menor.
Viendo a los atletas, por ejemplo, uno se admira de la precisión con la que hacen sus diferentes especialidades. Para llegar al nivel que tienen, cuántas horas dedicadas, esfuerzos, sacrificios, disciplina, regularidad y constancia,… para qué seguir. Simplemente para quitarse el sombrero. Otro tanto se puede decir de los demás deportistas y participantes.
Me resulta simpático y gratificante, el saludo al final de las competiciones, caso del baloncesto, entre los que han ganado y los que han perdido. Son gestos de reconocimiento. Saben estar. Saben ganar y saben perder. En este sentido, también, son modelos de buena educación. y respeto al otro.
Los Juegos Olímpicos, son uno de los mejores ejemplos en los que vemos que es posible la convivencia y la paz entre los pueblos; en ellos se escenifica la hermandad universal. En este caso, es la familia humana la que se da cita para un evento, casi me atrevería decir, altruista. Casi todos los países están representados, y son millones de personas los que seguimos, desde las casas o espacios públicos, sus avatares. Aquí se vive y expresa la verdadera globalización.
Me pregunto: ¿Por qué no repetimos, este modelo de globalización humanizada, tanto en la política y en la economía, como, en la vida cotidiana de nuestras ciudades y países que cada cual habitamos? Porque si los entrenadores y los árbitros son capaces de conseguir lo mejor de cada participante, ¿no se podría exigir lo mismo a los gobernantes y agentes sociales para sus sociedades?
Para mí, aunque sea mucho decir, un buen icono -de que otro mundo es posible-, nos viene dado de la mano de los Juegos Olímpicos. 

domingo, 14 de agosto de 2016

UNA PREGUNTA MUY PERSONAL: ¿CÓMO ESTÁS?

A la pregunta: ¿Cómo estás? La respuesta más socorrida es: "En general bien". Si se te ocurre añadir: ¿Seguro? Entonces, sin más, contesta: "Hombre, si entramos en detalles". En realidad, es en los "detalles" donde se encuentra la verdadera respuesta. Aunque detalles, detalles,... nos encontramos tantos, como personas. Hoy nos fijaremos, un poquito, en este asunto.
Si bien la pregunta es muy personal: ¿cómo estás?, en la respuesta tenemos muy presentes a las personas que viven a nuestro lado.  Y, sin embargo, la pregunta no es: ¿Cómo estás con tu pareja?, ni ¿Cómo estás con tus hijos?, o ¿Cómo estás en tu trabajo? Claro que son algunos de esos detalles, pero, la cuestión es más directa: ¿Cómo estás TÚ?
Ya sabemos que en la manera de estar bien, mal o regular, tenemos en cuenta a los demás; pero si pensamos un poco, se trata de ir más allá de los demás. Hay un espacio muy personal, que habla de nuestra intimidad, que se refiere a nuestra identidad más honda, y que solemos tener bastante olvidado; sobretodo, porque estamos 'distraídos', mejor, 'ocupados', con el mundo exterior que nos envuelve.
La pregunta inicial, más bien, hace referencia a este 'espacio sagrado', que cada cual poseemos, y que nos define ante los demás. Lo que no sé, es si lo tenemos localizado, definido, cuidado o atendido. A lo mejor, ni si quiera nos interesa; bastantes complicaciones nos van viniendo como para encima ocuparnos de este asunto.
Sin embargo, como hemos dicho en otras ocasiones, la atención a nuestra propia persona es fundamental. Siempre estamos volcados hacia fuera y, solemos, descuidar lo que tenemos muy dentro de nosotros, o sea, nosotros mismos.
No obstante, seamos positivos, claro que lo tenemos presente y, además, de vez en cuando 'nos damos un paseíto por sus jardines'. Si lo traigo estos días calurosos de verano, simplemente es, porque como estamos de vacaciones, se nos presenta una buena oportunidad para dedicarle tiempo. Si ya lo teníamos previsto, es buena señal, porque significa que estamos ante un tema que le concedemos prioridad en nuestra existencia.
Estoy más que convencido de que, según sea nuestra atención y preocupación por estos temas 'más personales', contribuirá a que nuestro sistema de relaciones esté afectado en uno u otro sentido. Dicho de otra forma, si nosotros estamos bien, los demás acusarán, agradecidos, este bienestar nuestro, en sus vidas. Y estarán ellos mejor.


Por eso, que estos días, de más sosiego y tranquilidad, reflexionar sobre cómo nos va la vida, de ver cómo estamos, es una buena 'terapia' para seguir siendo los dueños de nuestra existencia. Aunque eso suponga rectificar, corregir, potenciar, afrontar o felicitarse ante nuestra propia realidad,... estos son los detalles claves.

domingo, 7 de agosto de 2016

LA ALTERNATIVA CRISTIANA: COMUNIDADES MIXTAS Y OPCIÓN POR LOS POBRES

 En el mundo plural que vivimos el  mercado de ofertas, sobre el sentido de la vida, es muy amplio y diverso. Hay ofertas basadas en las creencias, otras fundamentadas en las ideologías y otras son meramente humanistas. Todas son legítimas mientras que respetan la dignidad y los derechos de las  personas. La alternativa cristiana, por consiguiente, es una oferta más y con proyección universal. No trato de explicar el contenido del sentido cristiano de la vida, lo que pretendo es hacer una reflexión sobre cómo tiene que presentarse, dicha alternativa, en el mundo de hoy.
El contexto, sin duda, condiciona mucho la forma de hacer las cosas. Grosso modo, las conductas violentas e intolerantes, o el terrorismo y la corrupción, así como las injusticias y la indiferencia como actitud, siguen muy presentes en nuestras vidas cotidianas y en cualquier parte del planeta. Aunque en la historia de la humanidad, todo esto no es nuevo, en los tiempos que vivimos sí se dan unas connotaciones globales, que facilitan el presentarse en la sociedad, las distintas maneras de enfocar la vida.
En lo que respecta al cristianismo, su oferta en dicho contexto, está marcada por dos elementos fundamentales y que, además, definen su alternativa: La vida en comunidad y su opción por los pobres. En la vida de Jesús, estos dos aspectos están más que explicados en los evangelios. Las dos primeras cosas que hace Jesús desde el principio, son formar una comunidad (Mc 1,16) y poner a los pobres como sus preferidos (Lc 4,18).
Decían de los primeros cristianos: “Mirad como se aman”, era la señal visible de su identidad. Palabras como comunión, hermandad, unión, fraternidad y comunidad se han utilizado desde siempre en la Iglesia. El mundo de hoy necesita ver y palpar que la convivencia y la  fraternidad, entre personas tan diferentes, es posible. El mensaje real es que podemos vivir como hermanos de la gran familia humana. Este es el primer reto de los cristianos del siglo XXI.
Pero la comunidad cristiana está por hacer. Es verdad que la vida religiosa o las llamadas comunidades eclesiales de base nos ofrecen sus ejemplos, pero tienen el inconveniente de que son minoritarias (y cerradas). El Pueblo de Dios, que es la iglesia, es mucho más amplio y numeroso que el grupo de ‘selectos’ que conforman las comunidades existentes. Desde el Concilio Vaticano II, se nos dice que se hace necesario abrir el horizonte y cambiar de modelo eclesial. Pasar de una Iglesia jerárquica, en la que una minoría es la protagonista, a una Iglesia fraternal, en la que como bautizados, todos somos iguales, ya que somos hijos del mismo Padre.
Cuando hablamos de Comunidades Mixtas, nos estamos refiriendo, en la Iglesia actual, al grupo de seguidores de Jesús, que decide ser signo de fraternidad en el mundo de hoy y desde sus diferentes vocaciones eclesiales: la vida familiar, la vida religiosa o la vida sacerdotal; de forma que se juntan para vivir en comunidad y, así, ser signos del amor de Dios. No es una novedad. Pero ahora es una prioridad. Ver comunidades cristianas en las que laicos y religiosos, van de la mano; en las que sacerdotes, con religiosos o laicos son signos de la hermandad; en fin, que varias personas de diferentes congregaciones formaran una comunidad, debería ser de lo más normal.
Y el segundo elemento, que es fundamental en la oferta cristiana, son los pobres. Siempre los pobres. Nuestros hermanos más indefensos. La semana pasada escribía sobre: “Cuando los pobres nos humanizan y evangelizan”. Poco más tengo que decir al respecto. Si para Jesús fueron el centro de su vida, y lo vemos así por el trato que les dio, no vamos a ser menos sus seguidores.
La pobreza está muy extendida. Es un escándalo que teniendo recursos para vivir todo el mundo con dignidad, sin embargo, más de la mitad de la humanidad viva peor que los animales. Que todavía mueran hombres y mujeres de hambre es una auténtica vergüenza. Que la riqueza de unos pocos, esté construida sobre la pobreza y miseria de una mayoría, simplemente, es indignante.
Por consiguiente, la alternativa cristiana, pasa por la apuesta de erradicar la pobreza. Y esto es posible. La credibilidad de su oferta, de sentido de la vida, pasa porque las comunidades cristianas se impliquen y comprometan en crear un mundo más justo, donde los pobres dejen de ser pobres y se les considere con la misma dignidad y derechos que el resto de las personas. No hace falta darle más vueltas al asunto.