BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 31 de enero de 2021

EN LA MEDIDA QUE YO... PARA CAMBIAR JUNTOS

 



Vengo observando, en la propia vida, que cada persona tiene los recursos para llegar a ser él mismo. Pero como no vivimos solos, nuestra relación con los demás, va a tener sus frutos, en la medida que todo aquello que quiero hacer con los demás, antes lo he tenido que vivir  y experimentar en mí mismo.

La clave, de lo que quiero decir, reside en que todo pasa por uno mismo, antes de llegar a los demás. En la propia persona generamos lo que somos y nos constituimos, así, en referencia de lo que somos y hacemos con las personas que nos rodean. 

No obstante añado otro matiz que con el tiempo estoy percibiendo, y es que si bien uno mismo toma la determinación de cambiar, los demás también están afectados por mi propio cambio e incluso, me ayudan a cambiar. Tal vez, uno tome la iniciativa pero juntos lo conseguimos.

Dicho lo cual, todo esto lo concreto en estas realidades, utilizando la expresión 'EN LA MEDIDA QUE YO... PARA CAMBIR JUNTOS:

En la medida que me acepte, aceptaré a los demás.

En la medida que me comprenda, comprenderé a los demás.

En la medida que me busque a mí mismo, buscaré a los demás.

En la medida que me encuentre, encontraré a los demás.

En la medida que asuma mi vida, asumiré la vida de los demás.

En la medida que me perdone, perdonaré a los demás.

En la medida que sea alegre, seré alegre con los demás.

En la medida que me ayude, ayudaré a los demás.

En la medida que me preocupe por mí, me preocuparé por los demás.

En la medida que me esfuerce, me esforzaré por los demás.

En la medida que acepte mis crisis, aceptaré las crisis de los demás.

En la medida que me valore, valoraré a los demás.

En la medida que sea optimista en mi vida, seré optimista con los demás

En la medida que sea solidario, favoreceré la solidaridad en los demás.

Una buena síntesis, de una amiga: “En la medida en que viva lo que soy potenciaré que quien me rodea viva lo que es”. (Elena)

Claro que en la medida que no me quiera a mí mismo, no querré a los demás.

En la medida que no me acepte, no aceptaré a los demás.

En la medida que no perdone mis errores, no perdonaré los errores de los demás.

Y así podríamos seguir, pero, que cada cual ponga su listado.

Por consiguiente, la clave de todo está, en que la medida que utilice para mí  -y lo planteo en positivo-, será la medida que utilizaré para los demás. Dicho de otra forma no podré hacer nada a los demás, si antes no lo he vivido y experimentado en mi propia persona.

Ya sé que exagero, pero la vida me viene diciendo que damos de lo que tenemos, que es lo único que poseemos y disponemos. Como dice el evangelio, el árbol da los frutos que tiene.

 

domingo, 24 de enero de 2021

LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, ASIGNATURA PENDIENTE DE LAS IGLESIAS



El viernes 22,  tuvimos  una Celebración Ecuménica, en el Hogar la Salle. Con esto de la pandemia hemos estado un grupito de personas, las demás, han participado vía Online. En esta ocasión, nos hemos unido Católicos y Ortodoxos, aunque en el espíritu hemos tenido presentes a las diferentes Iglesias que, también, siguen a Jesús. Aprovecho el hecho para aportar una reflexión, pues, aún estamos en la semana de la Unidad de los Cristianos.

Aproximadamente un tercio de la humanidad cree en Jesús, es decir, es cristiana. Numéricamente somos más de 2.250 millones. Y sin embargo, todos los años, del 18 al 25 de enero, tenemos que dedicar una semana de oración por la unidad de los cristianos. Habrá que preguntarse ¿Por qué? Y la respuesta es muy sencilla: los cristianos estamos des-unidos.

Gracias al movimiento ecuménico, creado a principios del siglo pasado, los cristianos estamos dando 'pasitos' para formar, esperemos que de forma definitiva, el "Pueblo de Dios". A lo largo de los 2.000 años que llevamos de historia, se han ido creando las diferentes Iglesias, cada una de las cuales, se cree la auténtica poseedora de la verdad del cristianismo, del mensaje de Jesús.

Pero esto es un escándalo, visto desde fuera del cristianismo, cuando no da vergüenza ajena, pues cada una de dichas iglesias profesa solemnemente: que tenemos un Padre común, que todos somos hermanos y hermanas y que el único mandamiento que se nos ha dado ha sido el del amor. ¡Menos mal!

Exagerando un poco, basta echar una ojeada a la historia y cada vez que un grupo de cristianos decidía formar su propia iglesia (Ortodoxos, Protestantes, Anglicanos, Católicos,...) utilizaba el recurso de la violencia y de la guerra "para marcar su territorio".

No sabemos si los motivos eran religiosos y teológicos o económicos y políticos. Pienso que de todo un poco. Pero en todo caso, el grupo o iglesia nueva que se creaba se afirmaba, con bastante frecuencia, desde la violencia. El que esté interesado en profundizar, que recurra a la historia y, de forma especial, a la Historia de la Iglesia. Pero cambiemos de tercio.

Igual con los gestos proféticos del Papa Francisco, que estamos viendo estos días, todo esta situación se va agilizando. Creo que nuestra Celebración, (organizada de forma común por todas las Iglesias),  es una buena iniciativa, pues desde la oración, como los primeros cristianos, podemos conseguir lo que por otros medios no hemos alcanzado.  

El mundo de hoy camina hacia la globalización. Esto quiere decir que entre todos los habitantes del planeta, unos con más influencia que otros, estamos construyendo un orden nuevo, un único mundo, en el que todos los seres humanos seamos ciudadanos de hecho y de derecho. Ésta, sin la menor duda, es una de las razones por la que los cristianos caminemos unidos y aportemos nuestra visión del mundo nuevo que se está gestando.

Y es que tenemos mucho que decir y hacer. Pero, lo primero de todo es que demos testimonio, ante los demás hombres y mujeres de otras creencias, incluso sin creencias, de que es posible la unión, que el ser humano pertenece a la misma familia, que basta de fronteras, que es una vergüenza tanta diferencia social entre pobres y ricos, entre mujeres y hombres (todos somos hermanos y hermanas) y que podemos querernos y vivir en paz. ! Ojalá, así demos testimonio del evangelio que predicamos!

Si las diferentes iglesias cristianas dan ejemplo y forman la única Iglesiala del Pueblo de Dios, estaremos contribuyendo a que el mundo se fortalezca en sus vínculos solidarios y fraternales y, entonces, lo de la globalización no se quedará, solamente, en cuestiones económicas y financieras que tantas injusticias siguen generando. El sencillo acto, de la Celebración que hicimos en el Hogar la Salle, quiere ser un pasito, al menos aquí en Jerez.

 

domingo, 17 de enero de 2021

SI LA FE NO TE COMPROMETE, ENTONCES NO TIENES FE


Cuando hablo de fe, me estoy refiriendo a:

La fe en la propia persona,

La fe en la pareja,

La fe en la familia,

La fe en los amigos,

La fe en la sociedad,

La fe en la madre naturaleza

La fe en en el ser humano

La fe en Dios 

Tener fe es fiarse. Tener fe es confiar en el otro. Tener fe es comprometerse, tanto con uno mismo, como con los demás. Tener fe en Dios es dejarse llevar por Él, porque creo que de Él me viene todo lo que necesito para realizarme como persona y, desde ahí, ayudar y acompañar a los demás en su crecimiento personal.

Tener fe me interpela, me confronta, me impulsa a tomarme en serio. Estas mismas actitudes me comprometen con los demás.

Tener fe no es palabrería espiritual o religiosa con la que mucha gente se conforma. Es una manera de justificarse, ante sí mismo y ante los otros.

La auténtica fe me exige esfuerzo, superación, compromiso, pero también, me da ganas de vivir, ilusión, esperanza, paz y amor. La fe me libera.

Siempre encantaron estas palabras de la Carta de Santiago:

"Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe? Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer, y ustedes les dicen: «Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense», sin darles lo necesario para el cuerpo; ¿de qué les sirve eso? Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita. Y sería fácil decirle a uno: «Tú tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras." (Santiago 2, 14-18)

Sin duda está mejor dicho, con esta cita, lo que quiero expresar sobre tener fe.


domingo, 10 de enero de 2021

EL LUGAR DONDE VIVO, "ME DA" LAS CLAVES PARA VIVIR

 





No es lo mismo vivir -en una habitación- toda la familia, que vivir la familia -en un chalet- con jardines y piscina. El contexto es importante, no lo es todo, pero condiciona mucho. 

No se interpreta la vida de la misma manera en un suburbio, que desde una barriada de lujo, con viviendas unifamiliares.

No plantean su vida igual, un campesino, que un empresario. Aunque la sabiduría popular, va bien encaminada cuando dice: "Que no se es de donde se nace, sino de donde se pace".

No es igual nacer en una cueva, caso de Jesús, que nacer en un palacio. En este caso, el contexto ya nos está orientando sobre la vida que llevó el Nazareno y porqué la llevó de esa manera.

Ahora podemos añadir un listado sobre el contexto vital de los empresario, de los políticos, de la jerarquía, de la vida religiosa, de los laicos cristianos. 

El lugar en donde vivimos nos orienta mucho en el estilo de vida que llevamos. Por sí mismo esto es un mensaje para las personas que nos conocen y que conocemos.

Los cuarteles de invierno, en los que viven muchos grupos de personas, condicionan su modo de llevar la vida, de pensar la vida, de interpretar y actuar en la vida. Y cómo ven a los demás.

También nos marca el estilo de vida que llevamos, las distintas informaciones que utilizamos, nos vengan de las redes sociales o de los medios de comunicación. Pertenecemos a la sociedad plural.

La filosofía de la vida que nos inspira, nos viene de la derecha, de la izquierda, del centro,  de los extremos o de ningún lado, pero el "pan y circo" están siempre presentes.

Porque no es lo mismo comer todos los días, tener una habitación para dormir, poseer un garaje para el coche, ir al trabajo cada mañana, que lo contrario. La manera de entender y vivir la vida depende de lo que nos rodea y sus condiciones. Aunque puede ocurrir que viva, donde viva,  esté centrado en mis asuntos de forma egoísta y siendo indiferente a lo que pasa a mi alrededor.

Claro que puedo vivir en cualquier lugar y hacer posible que no viva condicionado, pero no vivir condicionado supone estar abierto al mundo y no ser indiferente ante lo que pasa a mi alrededor, o lo que les pasa a los necesitados, o lo que le pasa a la naturaleza, o lo que les pasa a las personas migrantes,...

Las preguntas que me hago son:  ¿el lugar donde vivo me hace mejor ciudadano? Como persona, desde mi espacio vital, ¿trabajo por la justicia, la paz y la solidaridad?  Habite donde sea que habite, ¿mi fe en Jesús de Nazaret, me lleva a construir, - a pie de calle- el Reino de Dios (Amor, verdad, misericordia, perdón, y libertad)?



 

domingo, 3 de enero de 2021

¿TIENES MIEDO AL CAMBIO (PERSONAL)? YO, LO TENGO A VECES

 


Es el tópico de estas fechas de los primeros días de enero. Y sino escribimos los propósitos, por lo menos ahorramos en papel, que no es poco. Ya lo decía, Jesús de Nazaret, cuyo nombre celebramos hoy: "El Espíritu es fuerte (está presto, tiene buena voluntad, está dispuesto), pero la carne es débil". Lo vengo constatando desde hace muchos años.

En realidad tenemos miedo al cambio, bueno, un servidor lo tiene. Uno, con los años, va afianzando seguridades, que le facilitan la vida, también manías, y no es plan de desprenderse de ellas, aunque vaya siendo consciente de que le estorban, más que le ayudan. Pero ya se sabe, como dice el dicho popular: "es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer".

Se necesita mucho valor, para saber desprenderse de cosas materiales, actitudes obsoletas, costumbres 'rancias', hábitos que fueron válidos en su momento, pero que ya no son más que un lastre pesado,  que además de no aportar nada, contribuyen a convertirte en 'una estatua de sal' por mirar tanto atrás.

Aunque la historia sirve para algo muy importante, aprovechar todo lo bueno de ella; en este caso que hablamos, seguir fortaleciendo todo lo bueno que tiene uno, y que es mucho, así como aprender de todo lo bueno de las personas que nos rodean, que es mucho más. Siempre, tener en cuenta el bien, nos es más valioso y ventajoso. Pero no es fácil esta actitud. Solía plantear, hace años, la dinámica de las dos manos, en una había que poner las cinco cosas mejores que teníamos y, en la otra, las cinco peores. Siempre salían antes las negativas. Por no hablar de la falsa modestia o decir que es más fácil poner 'verde' a los demás o resaltar lo mal que está la sociedad y el mundo que vivimos. 

En realidad nos conocemos bastante bien. Cada cual sabe, 'en dónde le aprieta el zapato', y sin embargo, preferimos ir con la chinita, en vez de pararnos y aliviar el pie molesto. Por otro lado, la comodidad es muy fuerte y atractiva. El cambio supone riesgo, también, duda de si va a salir bien el invento, de las novedades nunca se sabe. Por otro lado está en la 'imagen que me he ido creando durante años: ¿Cómo la voy a cambiar? ¿Qué van a pensar los demás? Mejor dejar las cosas como están.

A nadie se le ocurre ponerse el traje de comunión, cuando va a casarse. Entre otras cosas porque le viene pequeño. El traje de comunión, como mucho, está bien en el 'baúl de los recuerdos'; ahora toca ponerse otra ropa, adecuada, a la nueva etapa de la vida que estoy viviendo. Desprenderse de lo viejo es muy evangélico, si deseamos, claro está, afrontar la vida con lo nuevo que nos va viniendo cada día o cada nuevo año.

Pero tenemos miedo. La experiencia acumulada, de lo que nos cuesta conseguir la cosas, en todos los aspectos de la vida, ya sean personales, familiares, laborales,... son la buena justificación que nos paraliza y preferimos quedarnos como estamos. Esto nos da más comodidad, nos hace una vida más confortable, 'total para cuatro días que nos quedan'.

Entonces, ¿para qué hablamos del crecimiento personal? O bien, cuando hablamos de alcanzar una vida en plenitud. Todo trabajo personal, es costoso. Meterse dentro de uno mismo cuesta, se requiere un método, un hábito, una constancia. Se necesita valor, coraje, se precisa, dejar mucho espacio al Espíritu que purifica, anima y fortalece, si se está en el intento. Eso sí, lo que es imprescindible e inevitable –para bien (aunque nos cueste)- es el cambio.