BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 29 de julio de 2018

¿POR QUÉ SOY LO QUE SOY Y, ADEMÁS, QUIERO SERLO?

Dos hechos de estos últimos días, me llevan a plantearme esta pregunta. El primero fue durante el Campo de trabajo en Melilla, ya lo comenté el domingo pasado, y el segundo, al enterarme del fallecimiento de una mujer y amiga, con la que he compartido trabajos y sueños cuando estuve en Granada. He dejado constancia de Trini León, en el Facebook, la Hermana Mercedaria de la Caridad, doctora de la Iglesia y de la que doy gracias a Dios por haberla conocido. Seguimos unidos desde la comunión de los Santos.
Me siento privilegiado ya que me puedo hacer esta cuestión. Cuando uno ve tanto dolor y sufrimiento; tantos niños, jóvenes y adultos con sus sueños rotos, desesperados, truncados sus proyectos y sin saber que les pasará mañana, la verdad, en mi caso no me puedo quedar insensible. Demasiado para el cuerpo. Sin embargo, también me llega, muy adentro, la cercanía de personas auténticas, comprometidas con la vida, con ganas de ser feliz y hacer felices a los demás, positivas, pese a su baches vitales, luchadoras y con sus brazos y corazones abiertos, de par en par, para los demás.
Es en este contexto que me planteo la cuestión. No se trata de una pregunta filosófica. Es un interrogante que me interpela, que me exige una respuesta, aunque ahora solo pueda esbozar las primeras reflexiones que me llegan, incluso, atropelladamente. La respuesta, en realidad, es la vida misma que uno trata de vivir.
No me olvido de que soy de pueblo y de una familia humilde. Pero empezando por mis padres y las muchas personas, hombres y mujeres, que hemos coincidido en el camino, hasta ahora, me han ayudado a ser más consciente de lo que pasa en este mundo y creo, que mi crecimiento personal no se entiende sin sus presencias en mi historia personal.
Ser cristiano, siendo hermano de la Salle, explica muy bien la cuestión que estoy comentando. Claro que podría ser cristiano y haberme casado, formar una familia, pero en mi caso, no sería lo que actual y gozosamente soy. No crean que ocasiones no he tenido en el camino.
Los pobres, los niños desamparados, los inmigrantes,... no son una anécdota en mi vida, ni la moda que aparece y desaparece con las nuevas temporadas. Es una opción de mi vida desde hace muchos años. Porque este asunto es una exigencia de mi fe, no un hobby, en mi tiempo libre.
Ya sé que las luces y las sombras están presente en mi vida, naturalmente, ante todo soy un hombre más, participando de la condición y naturaleza humana, es que no se puede ser otra cosa; eso sí llevo años preocupado por mi crecimiento personal. No he escatimado medios para dedicarme tiempo tanto cuando me iban bien las cosas como cuando me iban mal. Hasta el día de hoy entiendo que es una exigencia que me he impuesto y la veo muy necesaria.
Mi apuesta por la fraternidad, la convivencia, la cercanía, es incondicional. Creo en la familia humana y siempre que tengo ocasión me pongo manos a la obra. Dificultades muchas, pero gratificaciones las sobrepasan. La verdad, no entiendo porque a mi alrededor hay racismo, intolerancia, falta de respeto, violencia (yo también tengo rebrotes de todo ello) y encima quedan como héroes y salvadores.
Me cuesta entender la indiferencia, los brazos cruzados, la insensibilidad de tantas personas que conozco ( que son muchas) y que solo se conforman con llevar su vida lo mejor posible (que no es poco) pero les trae sin cuidado lo que ocurre a su alrededor. No olvidemos que vivimos en un mudo plural y globalizado, en el que nada es ajeno a nada. Todo está interconectado y se puede activar la conectividad o desconectarse.
Total, que quiero seguir siendo lo que hasta el momento he ido descubriendo en mi vida y considero muy valioso. Que las personas que caminamos juntos, los pobres y Trinidad León me sigan ayudando




sábado, 21 de julio de 2018

SENTADO EN UN PARQUE DE MELILLA

Dos hechos de estos últimos días, me llevan a plantearme esta pregunta. El primero fue durante el Campo de trabajo en Melilla, ya lo comenté el domingo pasado, y el segundo, al enterarme del fallecimiento de una mujer y amiga, con la que he compartido trabajos y sueños cuando estuve en Granada. He dejado constancia de Trini León, en el Facebook, la Hermana Mercedaria de la Caridad, doctora de la Iglesia y de la que doy gracias a Dios por haberla conocido. Seguimos unidos desde la comunión de los Santos.
Me siento privilegiado ya que me puedo hacer esta cuestión. Cuando uno ve tanto dolor y sufrimiento; tantos niños, jóvenes y adultos con sus sueños rotos, desesperados, truncados sus proyectos y sin saber que les pasará mañana, la verdad, en mi caso no me puedo quedar insensible. Demasiado para el cuerpo. Sin embargo, también me llega, muy adentro, la cercanía de personas auténticas, comprometidas con la vida, con ganas de ser feliz y hacer felices a los demás, positivas, pese a su baches vitales, luchadoras y con sus brazos y corazones abiertos, de par en par, para los demás.
Es en este contexto que me planteo la cuestión. No se trata de una pregunta filosófica. Es un interrogante que me interpela, que me exige una respuesta, aunque ahora solo pueda esbozar las primeras reflexiones que me llegan, incluso, atropelladamente. La respuesta, en realidad, es la vida misma que uno trata de vivir.
No me olvido de que soy de pueblo y de una familia humilde. Pero empezando por mis padres y las muchas personas, hombres y mujeres, que hemos coincidido en el camino, hasta ahora, me han ayudado a ser más consciente de lo que pasa en este mundo y creo, que mi crecimiento personal no se entiende sin sus presencias en mi historia personal.
Ser cristiano, siendo hermano de la Salle, explica muy bien la cuestión que estoy comentando. Claro que podría ser cristiano y haberme casado, formar una familia, pero en mi caso, no sería lo que actual y gozosamente soy. No crean que ocasiones no he tenido en el camino.
Los pobres, los niños desamparados, los inmigrantes,... no son una anécdota en mi vida, ni la moda que aparece y desaparece con las nuevas temporadas. Es una opción de mi vida desde hace muchos años. Porque este asunto es una exigencia de mi fe, no un hobby, en mi tiempo libre.
Ya sé que las luces y las sombras están presente en mi vida, naturalmente, ante todo soy un hombre más, participando de la condición y naturaleza humana, es que no se puede ser otra cosa; eso sí llevo años preocupado por mi crecimiento personal. No he escatimado medios para dedicarme tiempo tanto cuando me iban bien las cosas como cuando me iban mal. Hasta el día de hoy entiendo que es una exigencia que me he impuesto y la veo muy necesaria.
Mi apuesta por la fraternidad, la convivencia, la cercanía, es incondicional. Creo en la familia humana y siempre que tengo ocasión me pongo manos a la obra. Dificultades muchas, pero gratificaciones las sobrepasan. La verdad, no entiendo porque a mi alrededor hay racismo, intolerancia, falta de respeto, violencia (yo también tengo rebrotes de todo ello) y encima quedan como héroes y salvadores.
Me cuesta entender la indiferencia, los brazos cruzados, la insensibilidad de tantas personas que conozco ( que son muchas) y que solo se conforman con llevar su vida lo mejor posible (que no es poco) pero les trae sin cuidado lo que ocurre a su alrededor. No olvidemos que vivimos en un mudo plural y globalizado, en el que nada es ajeno a nada. Todo está interconectado y se puede activar la conectividad o desconectarse.
Total, que quiero seguir siendo lo que hasta el momento he ido descubriendo en mi vida y considero muy valioso. Que las personas que caminamos juntos, los pobres y Trinidad León me sigan ayudando




domingo, 15 de julio de 2018

COMO CRISTIANO SIGO DENUNCIADO

Vivo en Jerez de la Frontera, y después de unos años de crisis, por estar tierras, siguen las cosas más o menos como antes.  Pero ya no hablo solo de Andalucía y menos de España. A muchos nos preocupa Europa. Todavía tengo la esperanza de que, los europeos, seremos ejemplo, ante el mundo, de que es posible la unidad política, la unidad económica y, sobre todo, la unidad en el  sentido común. Porque con el asunto de los inmigrantes, dejamos mucho que desear.  No lo olvidemos hay gente que se sigue muriendo de hambre, que existe la guerra en países empobrecidos, con armamento que les hemos vendido, continuamos expoliando sus recursos, o sea, que sigue habiendo injusticias en el mundo, que claman al cielo. ¡Cuidado con que el árbol, no nos deje ver el bosque!
No es fácil dar una explicación, a lo que está pasando (y menos las personas de a pie, como un servidor), estamos en un mundo globalizado y lo que importa es cuestionarse en qué contribuimos a que estén así las cosas  porque aquí en occidente es que nos han 'tocado el bolsillo' y empezamos a ponernos nerviosos. Parecería que han empezado a despertarse, del plácido sueño en el que estaban, las clases medias, aunque en honor de la verdad,en España, están llevando más peso del que les corresponde Los demás siguen más o menos igual. Los ricos siguen siendo cada vez más ricos y los pobres continúan progresando en su pobreza. Lo llamativo, es que aquí tenemos estudios, carreras universitarias, especialistas en todo,... y sin embargo nos 'han chafado' el sistema del bienestar que disfrutábamos, especialmente las clases medias y altas.
En el fondo se sigue 'adorando al becerro de oro', o sea, al dinero. Seguimos aferrados, nos guste o no nos guste, al sistema neoliberal (antes se decía capitalismo). Cada cual, a su nivel y 'status', se esfuerza por acaparar, especular, pisotear, aprovechar, competir, reforzar,... su nivel y 'status'. Funciona el mismo patrón. Lo que ocurre es que los ricos tienen más recursos y los pobres menos, pero todos seguimos las mismas pautas. Claro, que a los más pobres, ni siquiera les damos la oportunidad, por lo que llevan su vida como pueden, comiendo 'nuestras migajas'.
No obstante, sigo creyendo en la bondad del ser humano, por eso creo que en este asunto, hay personas que tienen más responsabilidades que otras, tanto por lo que son, como por lo que representan. Y entiendo que es una 'cualificada' minoría la que maneja los hilos de este 'juego' maquiavélico y escandaloso; injusto y, hasta fraticida, pues, el sistema genera muertes.
Se acuñó en los setenta, en el ámbito de los creyentes, la definición de que la Iglesia era la conciencia crítica de la sociedad, hoy recupero aquella manera de entender la Iglesia y, a título personal, aunque sea testimonial, me permito denunciar, aquello que considero injusto y que va encontra los derechos más elementales de las personas; si bien me muevo en el contexto español, sabemos que la globalización nos envuelve. Por eso denuncio:

A los mercados, a los especuladores, a los banqueros, a los grandes empresarios,... que solo van buscando sus intereses económicos, caiga quien caiga; siendo el egoismo y la usura sus únicas metas.
A los últimos gobiernos, de nuestra reciente democracia, que han justificado y apoyan -por razones políticas y económicaas- a las diferentes dictaduras que existen en el mundo, cuyos dictadores, siguen oprimiendo y anulando los derechos humanos de sus ciudadanos. Nosotros consentimos.
A los políticos, que se han puesto al servicio de la economía y durante los últimos años, se han olvidado de sus fines que son el bien común de sus pueblos, y se han embarrado en muchas corrupciones.
A los sindicatos, que han estado haciendo el juego a los políticos y claudicaron de su más preciada lucha: la defensa de los trabajadores, sobretodo, de los que perdían su trabajo, parece que sus propios intereses les urgían más.
A la Iglesia jerárquica, que es 'muy sonoro' su silencio, en todos estos asuntos, cuando los pobres tienen que ser sus preferidos y, a la vista está, que no les defiende, a lo mejor es que puede perder sus privilegios.
A los intelectuales y profesionales liberales, que arriman sus conocimientos a los poderosos y abandonan al pueblo, constituyéndose en casta excluyente y superior, con numerosas prebendas.
A muchas Instituciones, Asociaciones, ONGs, que se preocupan más de la imagen y el prestigio, que del compromiso por un mundo más justo, que cambie las estructuras deshumanizadoras.
A las clases medias, que con su casa, su coche, su comida y su cama, se han conformado y se han despreocupado del mundo que les rodea. No entro en los detalles de la picaresca española relacionada con  los impuestos, la fiscalidad y los fraudes a la seguridad social.
Y a muchas personas, que llevamos un 'tren de vida'por encima de lo necesario, sabiendo que aún hay millones de personas, que carecen de lo más elemental: la comida para seguir viviendo mañana. 

domingo, 8 de julio de 2018

LOS CAMPOS DE TRANBAJO: TALLER DE FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD


Las vacaciones, ya lo vimos el otro día, dan mucho de sí. Y aunque la familia tiene el máximo protagonismo, entre otras cosas, porque es un tiempo en el que todos sus miembros están juntos, durante todo el verano, lo que conlleva intensidad en las relaciones, creatividad en las actividades ocupacionales y la oportunidad de convivir en un buen ambiente de cercanía y cariño; todo ello no quita que se planteen otras posibilidades de apertura al mundo que nos rodea.
Por eso los Campos de trabajo, son una de las alternativas que se dan en este tiempo vacacional. Durante el verano, hay muchas personas, especialmente jóvenes, que dedican parte de su tiempo a los diferentes Campos de trabajo que existen. Unos son de carácter ecológico, otros tienen que ver con la arqueología, están los que se dedican a la restauración y recuperación de edificios antiguos y, finalmente, los que tienen un carácter social y religioso.
En todos ellos hay un denominador común: Dedicar parte del tiempo libre que se tiene - en vacaciones - pensando y ayudando a los demás. De forma más notoria se ve esta finalidad, en los de carácter social, en ellos me voy a detener a continuación.
En la experiencia que tengo, de los campos de trabajo, he constatado la importancia de poner en relación a las personas que tienen un nivel de vida, bastante desahogado, (digamos clase media, media alta) con aquellas otras que se mueven en unos niveles marginales y de exclusión (digamos clase baja, baja). En un lenguaje más coloquial facilitar el encuentro entre los ricos y los pobres.
En el grupo de "jóvenes" que realiza los Campos de trabajo, (normalmente de diferentes lugares) cabe destacar dos experiencias, muy unidas entre sí, y que posibilitan el buen desarrollo de los mismos:
La experiencia de la solidaridad. Por un lado está el conocer otros ambientes diferentes a los que uno vive normalmente. Sobre todo, si la vida nos ha tratado bien y hemos tenido la suerte de nacer en una clase social que vive la cultura del bienestar en toda su extensión. Conocer otras realidades menos favorecidas y empobrecidas, convivir con sus gentes, estar con sus hijos haciendo variadas actividades... constituyen todo un gesto solidario, que también fortalece a la persona.
La experiencia de la fraternidad. Pero aún hay más, si a tal proyección social, se le une la experiencia de vivir juntos - durante unas semanas - jóvenes que no se conocen, con el compromiso de vivir en familia: haciendo la comida (o lo que salga), limpiando y fregando los lugares comunes de uso diario, organizando en común el tiempo de ocio y tiempo libre, reflexionando y dialogando sobre temas de interés y, como grupo creyente, orando juntos; ya tenemos, entonces, todos los requisitos para calificar la experiencia de una verdadera expresión de fraternidad.
Los Campos de trabajo, por consiguiente, crean conciencia social, fortalecen procesos personales, relativizan la propia vida, abren las puertas y ventanas a los demás, facilitan el encuentro y el compromiso,... vamos - sin la menor duda - merece la pena tener esta experiencia. Por cierto, lo de joven, no solo tiene que ver con la edad, también, tener "espíritu joven", aunque se tengan más de 40, te da posibilidades para participar en tan interesante y completa experiencia veraniega.
A nuestros hijos y jóvenes no les debe falta exta experiencia, que el verano es muy largo y hay posibilidades para todo lo demás.

domingo, 1 de julio de 2018

CUANDO EL CAMINO HACIA UNO MISMO... MEJORA NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMÁS


Esta es una de las cuestiones vitales que debemos retomar de vez en cuando. Mejor dicho, cuestión que debo de hacerme, particularmente. Siempre estamos pensando en los demás, lo cual está bien, somos seres sociales, no somos islas. Pero esa dimensión tan importante que compartimos con las otras personas, la de nuestra propia realidad, a mi modo de entender, la tenemos que cuidar un poquito más. Por eso, el tránsito hacia uno mismo se hace necesario.
Esto no es nuevo, ya lo hemos pensado y comentado en otras ocasiones, pero es evidente que dedicamos poco tiempo a nuestra realidad más profunda, a nuestro ser más personal, o sea, a nuestro crecimiento como personas: hombre y mujer, tanto monta monta tanto, que se diría en la sabiduría popular.
La vida nos va distrayendo de otros asuntos y preocupaciones: familia, amigos, trabajo,... que son muy importantes y necesarios, pero siempre que no nos despisten de nuestro ser interior, de aquello que nos identifica con nuestra realidad más íntima.
Pero aún tenemos otro problema añadido: El de las redes sociales. Aquí sí que estamos vendidos del todo. Como nos descuidemos, nos ‘disolvemos’ en la complejidad de las nuevas tecnologías que nos succionan con sus tentáculos. ¡Qué seríamos sin el móvil!
El mundo de la interioridad, lo estamos cada vez planteando en muchos ámbitos, hay cursos, sesiones, charlas,... Cada vez nos vamos haciendo más conscientes de esta necesidad. Porque en lo hondo de nosotros mismos está la vedad de nuestras vidas, y es desde la verdad, que cuesta aceptarla, que podemos caminar con decisión y hacernos verdaderos protagonistas de nuestras existencias, sin interferencias.
Como en el verano, parece que disponemos algo más de tiempo, a lo mejor podemos seguir en la tarea de caminar hacia uno mismo. La verdad es que de tiempo disponemos siempre que queremos y deseamos hacer lo que nos gusta, pensemos cuanto tiempo le estamos dedicando al Mundial de Fútbol.
Pero creo coincidiremos, en que dedicarse un poquito más de tiempo "para nuestras cositas personales" favorece, incluso, las buenas relaciones con los demás. Cada vez estoy más convencido de que caminar hacia uno mismo, te da las referencias idóneas para hacer mejor el camino hacia y con los demás. Como digo, lo tengo comprobado.