BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 26 de noviembre de 2017

HABLAMOS Y REZAMOS POR LOS POBRES Y LUEGO LOS IGNORAMOS Y RECHAZAMOS

En el día de los Sin Techo, que tienen un genial el lema: "Somos personas, tenemos derechos, nadie sin hogar", me han venido a la mente las reflexiones que voy a compartir.
Dado que soy religioso, y por la misión que tengo ahora, participo en muchos foros, encuentros, reuniones, celebraciones religosas y oraciones comunitarias. Por otro lado, si te dedicas a seguir los informativos y los discursos de los políticos, o también sigues las redes sociales, los pobres, curiosamente los pobres, están muy presentes en dichos medios y discursos. Total, que los pobres -en esos ámbitos- aparecen conmucha frecuencia.
Ahora bien, si nos topamos con los pobres en las calles, en las aceras,en los semáforos, en las puertas de las iglesias o en los mercados... ¿cómo reaccionamos?: Igual somos generosos con nuestras concienias, igual ni les miramos, igual pasamos de largo o damos un rodeo. Puede ocurrir que nos paremos y les saludemos, charlemos un rato con tales personas que consideramos pobres.
No digamos nada, sobre disponer de tiempo para visitar los albergues, centros de acogida, cárceles, instituciones sociales donde pasan parte de su tiempo todas estas personas. Sí, digo bien, personas, porque son personas con su dignidad y derechos, aunque parecería que se los tienen que ganar para reconocérselo.
Son muchas las promesas que escuchamos a los políticos en sus discuros y programas, pero que mal administran los dineros, y los despifarran en sus intereses, dejando en un segundo plano a tanta gente necesitada en todos los órdenes de la vida. Y lo saben, pues, para eso hacenmuchos análisis y estudios de la sociedad.
Son muchas las plegarias de petición, que se hacen en las celebraciones dominicales, pero que poco tiempo dedicamos a los pobres en nuestra vida cotidiana. Y ya que somos tan conscientes de las pobrezas que hay en el mundo, ni si quiera salimos a la calle para denunciar las estructuras y "fábricas"que generan tanta miseria y pobreza.
Me temo, que no son, prioritarios, los pobres en nuestras vidas. Si lo fueran las cosas funcionarían de otra manera. Hoy, a los que hemos ido a la Eucaristía dominical, el evangelio seguro que lo hemos entendido a la primera. ¡Ay, si en los pobres viéramos a Jesús! Mejor aún, si fuéramos conscientes de que los pobres son nuestros hermanos. Porque eso es lo que rezamos. con mucha devoción, en el Padre NUESTRO.
Termino estas breves palabras, diciendo que tanto nuestros magnificos discuros, como nuestras poéticas oraciones, no sirven para nada, si en los pobres no vemos a las personas, que necesitan de nuestra cercanía, nuestro afecto, nuestra ayuda, nuestro calor de hermanos para salir de las pobrezas en
las que se encuentran.

domingo, 19 de noviembre de 2017

EN LA MISMA SEMANA: NIÑOS VULNERABLES (Lunes) Y MUJERES INDEFENSAS (Sábado)




Conozco a mujeres y niños que han padecido la violación y el y maltrato. Me indigna que haya personas, hombres y mujeres, que justifiquen a los violadores y maltratadores, además de no ponerse del lado de las víctimas. Son impresentables quienes hacen el juego a los que pisotean la dignidad y los derechos de tantos niños y mujeres, que quedan marcados para toda su vida.
Mañana, día 20 de noviembre, celebramos el Día Universal del Niño y el día 25, el próximo sábado, celebraremos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Dos fechas muy cercanas, para recordarnos que aún debemos avanzar en la defensa de la mujer y de la infancia.
Y como ejemplo, lamentable, estos últimos días, estamos en las redes hablando, de los 5 indeseables, que se hacen llamar la manada. Ni las manadas de lobos son tan impresentables. También nos han informado los medios, de las barbaridades que han hecho con bebés de meses. Menos mal que son un puñado de tarados, los que se dedicana estos hechos, aunque con mucha publicidad.
Ya sabemos que hay mujeres que ejercen la violencia de género y, también, niños que son violentos y verdaderos ‘tiranos’ con el mundo que les rodea, pero estos casos, no invalidan los Días Internacionales señalados.
La indefensión y desprotección de la mujer y la infancia, están de sobra probados en muchos lugares de este planeta. Todos podemos poner ejemplos cercanos y lejanos. Pero de nada sirven los sentimentalismos y lamentaciones. Ni es bueno recrearse con el mal ajeno, aunque el ‘morbo’ nos incline a ello.
Tenemos la suerte de vivir en una época histórica, en la que hay suficientes recursos humanos y materiales para erradicar los infanticidios, la explotación de la infancia, la prostitución infantil, el tráfico de menores, la trata de blancas, las agresiones y malos tratos de género, las muertes ‘domésticas’, las mutilaciones femeninas, … (Se pueden añadir más ‘historias’)
Pero, también, tenemos recursos y la oportunidad de tratarnos como personas, -todas-hombres y mujeres, ancianos y niños, de ser respetuosos, tolerantes, pacíficos, solidarios, cariñosos, dialogantes,… tratándonos de igual a igual, hombres y mujeres, como miembros de la misma familia humana que somos.
En todos estos buenos deseos, no partimos de cero. Ya llevamos un camino recorrido. Tenemos más conciencia de lo que debemos hacer. Pero, como decían algunos teóricos latinoamericanos del siglo pasado, de la concienciación hay que dar el paso a la ‘concientización’ o sea, ponerse manos a la obra.
El jueves, día 30, en el Círculo de la Fraternidad vamos a presentar nuestra denuncia por el tema de LA TRATA. Pretendemos que sea un gesto más para ir favoreciendo una sociedad en la que nos tratemos los seres humanos con afecto, solidaridad y fraternidad. Es el camino para que todos seamos felices.

domingo, 12 de noviembre de 2017

EN EL AHORA DE MI VIDA, ME TOCA PONER EL ACENTO EN EL SER, EN LUGAR DEL HACER



Hoy me pregunto por cómo va mi historia personal. Y lo hago desde dos constataciones, por un lado, vivo en un mundo que me está torpedeando constantemente un sinfín de asuntos muy variados y contradictorios entre sí y, por otro, estoy cayendo en la cuenta que a estas alturas de mi vida me preocupa más el ser, en lugar del hacer.
En cuanto a la primera,  nos llegan del mundo que nos rodea, muchas situaciones trágicas y lamentables, que no tenemos tiempo suficiente para observarlas y asimilarlas, ni siquiera críticamente: Que si las pateras vienen llenas, pero la mitad de inmigrantes se ahoga en el intento; que si los huracanes destruyen ciudades enteras; que si los atentados terroristas son una degradación del ser humano; que si el nacionalismo catalán se ha pasado tres pueblos; que si los políticos son unos corruptos; que si los parados, que si la crisis; que si el fútbol; que si el mal tiempo; que si Halloween; que si la moda y la belleza; que si los videojuegos; que si los desahucios…. Evidentemente debemos dedicar tiempo a estas cosas, forman parte de nuestra vida y nos afectan de una forma u otra. Pero no es lo importante en nuestra historia.
Ahora bien, no nos engañemos, nuestra capacidad de observación de la realidad no se agota en el mundo externo, porque cada uno de nosotros somos una 'partecita' de esa realidad y, también, es necesario que sea mirada, observada e integrada. Puede ocurrir que tanto mirar hacia fuera, nos lleve a olvidarnos de mirar hacia dentro, hacia nuestra realidad interior. Y, sin embargo, la mirada a nuestra interioridad, la observación -minuciosa- de nuestra realidad más personal, se hace imprescindible, para no diluirnos y perder nuestra propia identidad.
Llevo un tiempo poniéndome en el lugar de los otros y observar cómo actúo, cómo hago las cosas. Estoy  poco a poco observándome y constatar mis reacciones ante las personas que me rodean. Igual que yo observo a los demás y saco mis conclusiones, también los demás me ven y sacan las suyas. Claro que no es un descubrimiento, estas cosas son de 'Perogrullo'; sin embargo, quiero añadir un matiz. Como si de una videocámara se tratara, quisiera ver las grabaciones y analizar mi manera de contestar a los demás, la forma de tratarles, me gustaría saber de las meteduras de pata; de observar mis reacciones espontáneas ante tales o cuales personas o situaciones.
No, no crean que estoy pidiendo cita al psicólogo, lo que estoy es, exigiéndome una mejora en las formas del trato que tengo con las personas que me rodean. Ya me ha ocurrido que, en mi fuero interno, me encuentro muy a gusto y de pronto saltan las chispas cuando estoy con tal o cual persona. En algunas ocasiones me han dicho tal o cual cosa y, mirándome a mí mismo, como que no coinciden tales apreciaciones con lo que yo siento. Ocurre que los demás perciben cosas de mí, que yo no las detecto o tal vez les doy otros nombres. Creo que la auto-observación es una buena medida para objetivizar bastantes reacciones y situaciones.
Muchos mecanismos de defensa, reacciones exageradas e inapropiadas, si las viésemos como en el fútbol, repetidas, igual nos servirían para corregir determinadas maneras de actuar y de tratar a los demás. Todo el mundo no somos 'un buen' relaciones públicas; ni tenemos las habilidades sociales desarrolladas al -cien por cien-,  por eso, que esto de observarse a sí mismo, puede resultar útil para el crecimiento personal.
De un tiempo a esta parte, cuando sigo siendo crítico con el mundo que me rodea y constato que ya, por la edad, no lo voy a cambiar, por más cosas que haga; se está deslizando otro pensamiento poderoso, que es centrarme en mí como realidad del cambio que tanto deseo. Ya no se trata de hacer, creo, que se trata de ser. De ser una persona que se toma en serio su vida; de ser lo que soy desde lo profundo de mi realidad personal. Tanto hacer, hacer y hacer me ha hecho olvidar y descuidar el ser, lo que soy, con la tarea pendiente, siempre pendiente, de hacerlo crecer.

domingo, 5 de noviembre de 2017

"VIVE RÁPIDO, MUERE JOVEN Y TENDRÁS UN CADÁVER BONITO"

En una ocasión escuché estos versos: “Vive rápido, muere joven y tendrás un cadáver bonito”. Me llamaron tanto la atención que se me quedaron en 'el disco duro'. Lo cierto es que vivimos demasiado rápido y, a mi modo de entender, asimilamos poco. Mejor dicho, saboreamos poco de la vida. La vida, lo único que tenemos y, da la impresión, que no la gobernamos o administramos bien. Vivimos acelerados, incluso, atropelladamente.
El carpe diem, que se extendió como la pólvora, nos vende, desde los 70/80, el aprovecha el momento y vive el instante. Lo que importa es consumir el presente y no te preocupes de más elucubraciones. El aquí y ahora que nos demanda el adolescente, como si le fuera en ello la vida. Se vive muy rápido y acontecen cantidad de historias seguidas.

En otra ocasión hablé del SÍNDROME DEL AVE (Acelerados, Vapuleados y Estresados), y ya comentaba la misma situación. Es más, las nuevas tecnologías nos tienen tan enganchados que deseamos vivir tres o cuatro historias a la vez. Y, claro, así nos va la vida.
En poco tiempo, nos ocurren muchas cosas, y algunas de ellas muy importantes, y sin embargo, no da tiempo a que 'calen', se sedimenten, formen parte de nuestra existencia. Los entendidos dicen que el buen vino, necesita su tiempo y los años le dan mejor paladar y valor. Y ahora, en poco tiempo, queremos que ya estén las cosas, en su punto, como 'Dios manda'. Pero no les damos el margen, suficiente, para que se hagan en su plenitud.

Estamos hablando con alguien, que nos hemos encontrado en la calle, y antes de terminar el saludo, ya hacemos el ademán de irnos y despedirnos: ¡Es que tenemos prisa! Muchas relaciones interpersonales, de pareja -por ejemplo- no han tenido 'su tiempo' para solidificarse. Todo ha ido tan rápido, y tan de prisa que los vínculos se han cogido con alfileres.
No nos tienen que extrañar las conductas de estres, de ansiedad, de angustia. En todas estas cosas, algo tiene que ver, sin duda, la rapidez con la que vivimos. No le damos tiempo al cuerpo y al espíritu para que se familiarice con lo que estamos viviendo. A nuestro ser más profundo, no llegan las cosas y si llegan, van desdibujadas. Vivimos, con bastante frecuencia, en la superficie de nuestra existencia, y falta la hondura que nos hace madurar con solidez. Las raíces de un árbol le dan alimento,
estabilidad, fuerza,... No sé si damos suficiente tiempo a nuestra vida para que esté bien enraizada.
El otro día me paseé por un barrio, y había un grupo de mujeres, en la calle, cantando el bingo, ¡cómo disfrutaban! Da gusto ver a los niños jugar en el parque; a los adolescentes hablar y hablar en sus espacios favoritos; a las personas mayores, sentadas en el banco, repitiendo las historias de siempre. Muchos tenemos la experiencia, gratificante, cuando dedicamos tiempo a pasear, a leer, a escuchar música,... pero sin prisas. Dejar pasar el tiempo, incluso 'perder' el tiempo. Creo que es sano.
Vivir menos rápido nos vendría mejor. Y dejar sedimentar lo que nos pasa nos fortalecería.