BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 28 de julio de 2013

LAS MAMÁS QUE NUNCA DUERMEN


 Están solas con sus hijos. Viven para sus hijos. Son las verdaderas heroínas de esta historia. Empiezan a ser mamás a partir de los trece años. Muchas de ellas no están casadas y, a lo mejor, es una suerte que no lo estén. Entre las actividades de talleres y reuniones que estamos teniendo con las mujeres, en este proyecto de PROYDE, una ONG que viene por tierras peruanas desde hace muchos años, vamos descubriendo la "dura realidad" de estas lindas mujeres.
Van con los bebés a todos los lados. Cualquier lugar es bueno para darles de mamar. Por lo menos ese alimento no les falta. Otros niños de corta edad van agarrados de sus faldas. Nunca están solas. Tanto niño, menos mal que tienen a sus madres. Las abuelitas, acá, son muy necesarias. Son el tiempo de descanso para sus hijas, son el consuelo que no les dan sus maridos porque las abandonaron.
Hay que hablar de mujeres admirables. Sus hijos e hijas es lo único que tienen. Sus mamás nunca les fallan. No pierden la alegría, por sus hijos, en ningún momento. Rebosan humanidad, sencillez, cercanía,... así son ellas. La vida les ha tratado muy duramente y saben aguantar el tipo. A costa de mucho sufrimiento y dolor. Es el precio que tienen que pagar.
Bastantes de estas buenas mujeres empiezan su día a las 4 de la mañana. Es la manera de estar más disponibles, para sus hijos, el resto del día. Trabajan en muchos puestecillos, de los numerosos mercados que hay en el barrio. Luchan por ellos en todos los frentes que se presenten. Son admirables, sin embargo, ellas viven todo esto como lo más normal, lo que tienen que hacer, sin más.
Tienen un interés ejemplar por aprender cosas. En el taller de manualidades, además de que se sienten muy relajadas y en un ambiente muy distendido, todo su empeño lo centran en aprender para ver si pueden perfeccionar la técnica y hacer a gran escala las cosas que están realizando: pulseras, collares, pendientes, maceteros, etc.
Pero están solas. Los hombres las han abandonado y defraudado. Se sienten utilizadas por ellos. Ni siquiera tienen la posibilidad de estar acompañadas por su pareja. Para ellas el hablar, dialogar, llevar corresponsablemente la crianza de sus hijos, les queda muy lejos. Cuánto les gustaría tener una familia. Vivir como una familia, disfrutar de la familia. No han tenido esa suerte.
Hacen de madre y de padre y son conscientes de ello. Aquello de las funciones parentales les queda muy lejos. Pero, eso sí, hacen con creces lo que pueden. Están pendientes de la salud de sus hijos, miran porque no falten a la escuela, procuran alimentarles lo mejor que pueden y no les falta ropa, aunque sea raída y medio rota. Ante toda la dignidad de la persona.
No puedo callar otra realidad, lamentablemente, bastantes de ellas se iniciaron en el mundo de la prostitución infantil, inducidas por sus familiares. El sexoturismo, acá en Iquitos, es una realidad constatable. La trata de mujeres está ahí. Muchas de ellas quedaron embrazadas y les quedó un calvario por delante. Es loable que la Administración y el Vicariato de Derechos humanos, realicen campañas en contra de estas mafias que esclavizan a las mujeres.
Hoy la reflexión es un tanto agridulce, como la vida misma, pero tenemos la esperanza de que algún día todo esto será historia.

domingo, 21 de julio de 2013

LOS NIÑOS DE LOS CHARCOS

Se les ven felices, siempre con sus caras sonrientes. Pero viven entre charcos, juegan metidos en los charcos, se tiran el barro de los charcos, para ver quién gana embarrando más a los otros. Los charcos forman parte, imprescindible, de su hábitat. Casi, ni saben estar sin charcos (aunque acá les llaman cochas) ¡Qué cosas!
Estamos hablando de los niños y niñas del Barrio de Belén, que son miles. Imagínenselo ustedes, si en el barrio hay unas 20.000 personas. Chicos por todos los lados, materialmente, hasta debajo del barro. ¡Y son felices!... ¿Felices? Al menos cuando están en la calle, que es cuando nosotros los vemos. Aunque en sus “casa” están bien poco, acaso para dormir.
Bueno, si entramos en detalles, a lo mejor cambiamos de parecer. Hemos visto a niños con heridas en la cara y nos hemos enterado de que, su papa, le pegó porque perdió un lápiz que necesitaba. Tenemos muchas formas de saberlo, somos educadores, y la información nos va viniendo en la medida que nos acercamos, cada vez más, a las gentes del barrio. Hablando con los jóvenes, en una de las reuniones de los miércoles, nos constatan de que la violencia intrafamiliar está en un 90 % de los hogares...  ¿exagerarán?
Muchos de estos niños, viven con sus mamás y sus abuelitas, sus papás les abandonaron y se fueron de la casa... a otro hogar. Ni siquiera son reconocidos por sus padres. Muchos de ellos no constan en los registros. En estas condiciones, sin la figura del padre, crecen muchos niños de los charcos. Tal vez es mejor que no estén, pero, su crecimiento como personas ya está afectado desde la infancia. Su futuro va a quedar marcado desde la infancia.
Es verdad que hemos visto colegios en Belén, pero muchos niños no van a la escuela, aquí radica el gran problema y el mal endémico del Barrio de Belén. Muchos niños no van porque nadie les obliga, pero es que, numerosas niñas están demasiado ocupadas cuidando a sus hermanitos, mientras sus papás andan atareados, con los trabajos precarios, que ofrece el barrio. Por lo que vemos, no es que necesiten mucho para vivir, apenas la ropa -la misma todos los días- hasta que se desgasta y se ponen otra parecida; por no hablar de la comida, que podemos calificarla de supervivencia.
Están siempre en la calle, bueno, en realidad la calle y sus charcos son su casa. El concepto de casa que manejamos, en la que viven nuestros hijos, no corresponde a lo que tienen ellos. Ya han visto en las fotos, que viven en palafitos muy endebles y que en el tiempo de las lluvias -casi medio año- sus calles están inundadas de agua (como en la Venecia italiana) pero en versión mísera y pobre. Es verdad que los charcos desaparecen pero no sabemos qué es peor. Nos han contado muchos casos de bebés que se ahogan, durante estas fechas, por que se caen al agua. El agua cubre todo el piso de su casa y viven materialmente "colgados" entre tablas y hamacas.
Estos son los niños y niñas que estamos acompañando estos días que nos encontramos en Iquitos. Nosotros nos iremos cuando acabe el proyecto que nos ha traído, ellos, seguirán. Seremos una anécdota que recordarán durante un tiempo. ¡Ojala tengan muchas de estas anécdotas! Luego seguirán en la calle, les abandonarán sus papás, recibirán de vez en cuando una paliza, pero eso sí, su sonrisa no desaparecerá de su cara,... mientras juegan en los charcos.

domingo, 14 de julio de 2013

HOMBRES DESPERDICIADOS


‘Hombres desperdiciados’, es una de esas frases -tumbativas- que uno oye muy de vez en cuando. En este caso es la sentencia firme y rotunda de un señor de edad, del Barrio de Belén, hablando sobre las cosas de la vida. En otro momento me comentó un consejo, que le dio su padre de niño: "Hijo, que en la vida nunca te pueda el vicio; tú tienes que vencer al vicio, así tendrás una vida feliz". Tiene siete hijos y quince nietos (imagínense cuando se lo dijo su padre).
Parecería que las personas pobres, por ser pobres, no tienen nada que enseñarnos. ¡Qué nos puede enseñar un pobre! Claro, que para aprender de ellos, hay que acercarse a ellos, estar con ellos y, lo principal, hablar con ellos. Nosotros, que tendemos a pasar de largo, dar un rodeo, pasar de prisa… cuando vemos a una persona pobre, cómo vamos a tener la ocasión de saber lo que piensa de la vida y aprender de lo que nos diga.
Esa tarde tuve la suerte de hablar con él. Se llama Juan y sonreímos porque somos tocayos.. Su rostro emanaba serenidad y su mirada sensatez. Hablando de todo un poco, se acercó uno de sus hijos y me lo presentó, se le notaba orgulloso. Pese a sus carencias económicas y las dificultades que le habían golpeado durante la vida, se le veía satisfecho. Su mujer y él, les habían dado a sus hijos -lo mejor que tenían-: una buena educación. La convicción con la que hablaba no dejaba resquicio para la duda.
Desde hace unos ocho meses, vive en una clase, con tres familias más; para guardar la “intimidad” está dividida con unas telas colgadas que hacen de tabiques. Se quemaron sus casas y mientras esperan (“los políticos hablan mucho y se hacen fotos”) viven en el albergue ‘improvisado’ a dos kilómetros de su barrio. ¿Cuándo volverán? Nunca se sabe. Las obras, aún, no se han empezado.
Le da mucha pena ver a los hombres tirados en cualquier sitio. Son los ‘hombres desperdiciados’ de los que me habla. Dice que el alcohol hace muchos estragos. Luego añade la droga. Cada vez está la vida peor para los más jóvenes. Me insiste que la familia es muy importante. Hablando de todo esto, me voy con la mente al patio de mi colegio, en Jerez, y me suena la misma conversación. Miles de kilómetros nos separan..
Detrás de su sentencia, veo a hombres malogrados, a personas hastiadas de la vida, a seres humanos que han tirado la toalla. Son hombres y mujeres, que por razones que desconocemos, malviven día a día. Desperdician su vida. No saben gobernar su existencia, incluso, ni se lo proponen ¿para qué? Uno se pregunta, en estas ocasiones, por las causas que les han llevado a tal situación vital.
Pero mi reflexión va más allá. No hace falta venir a Perú. No es necesario acercarse a unas casas prefabricadas, para hablar con un señor que te cuenta su vida. En este mundo globalizado, en cualquier lugar que estemos, hay hombres desperdiciados. Y, no lo olvidemos, también hay hombres que están orgullosos de educar bien a sus hijos. No importa el lugar en el que vivan. Por cierto, a veces las mansiones, con jardín y piscina, por poner un ejemplo, están llenas de ‘hombres desperdiciados’.


Dicen que hay flores bonitas en los lugares más insospechados. Hablando con Juan, en este contexto del Quinto Mundo, no dejo de admirarme, por la visión positiva del ser humano que tiene. Cree en el hombre, en sus potencialidades. Y le da pena que las desaproveche, las desperdicie. Sabe, por propia experiencia, que en esta vida se pueden hacer las cosas bien.
El que quiera entender que entienda.

domingo, 7 de julio de 2013

¡¡¡ EL QUINTO MUNDO EXISTE: SON LOS MÁS POBRES DE LOS POBRES !!!


Uno tiene la "suerte" de venir a Belén,  un barrio de Iquitos, en Perú, y descubir que el mundo de los pobres no tiene  límites. Se me ha ocurrido que si clasificáramos a la población, del “0 al 10”, por su riqueza o su pobreza,  el “0” sería para el Quinto Mundo, los más pobres del planeta, y el “10” para los que están en la lista de Forbes, los más ricos del mundo. Les suenan Carlos Slim, Bill Gates, Amancio Ortega,... pues, estos son los tres primeros de la lista, privilegiada, de los más ricos, entre los ricos. 
Las fotos que hemos tomado, del Barrio de Belén, apenas son la punta del iceberg de la pobreza en la que viven estas pobres gentes. Te da angustia al verlos en la calle, vergüenza ajena cuando los ves en sus "casas", irritación al ver los niños jugando en las condiciones en las que se encuentran,... Uno se pregunta ¿Y de qué viven? Bueno lo de vivir -en este caso- es un eufemismo.
Dicen las estadísticas, que de los 7000 millones de habitantes que hay en la actualidad, aproximadamente el 20% de la población, o sea, 1400 millones, constituyen el grupo más rico. Por consiguiente, unos 5600 millones, se les clasifica como los pobres del sistema. Vayan sumando África, Asia y América del Sur, y obtendrán los resultados.
Con el afán de organizar a la población, en lo que a pobreza y riqueza se refiere, se ha venido hablando del Primer Mundo, Segundo Mundo, Tercer Mundo, Cuarto Mundo y, personalmente, se me ocurre después de los de Iquitos, lo de Quinto Mundo.
Si el Cuarto Mundo se refiere a los pobres que viven, miserablemente, en los países del Primer Mundo, por ejemplos Estados Unidos; el Quinto Mundo, para que nos entendamos, se refiere a los más pobres del Tercer Mundo, que ya de por sí es el mundo de los pobres. Es decir, que en el grupo de los pobres, están  los que todavía  son más pobres. Siempre ha habido clases, y en esto de los pobres, pues, lo mismo. 
Estamos hablando de los pobres más pobres. Después de este grupo de pobres, ya no hay más gente por detrás de ellos. Así que se pueden imaginar su situación. Se le juntan todas las pobrezas: económica, educativa, sanitaria, cultural, alimenticia, urbanística, afectiva, psicológica, política y social en general. Ni se les reconoce en los registros. Algunos tienen diferentes nombres según sean los papeles de su padre o de su madre.

Describir el Quinto Mundo, al menos en el que nos encontramos, llevaría mucho tiempo, por ahora, nos conformamos con saber que existe. Otro asunto es reflexionar sobre qué se puede hacer. Es la pregunta que surge, espontáneamente, cuando te encuentras este panorama.
De momento, nos hemos planteado estar con ellos, conocer un poquito más su realidad y, suponemos, que iremos ampliando nuestra conciencia sobre esta situación. Transformar el mundo no es un asunto que se hace de un día para otro, ni siquiera de un grupito de personas, pero es bueno que todos nos vayamos sensibilizando con estas realidades y tratar de poner nuestro granito de arena.  
A lo mejor son ellos los que nos transforman.