BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 28 de diciembre de 2014

TRES COSAS QUE LE PEDIRÍA A LAS FAMILIAS CRISTIANAS

La familia es uno de los elementos característicos de la Navidad. Cuando llegan estas fechas, todos tenemos la experiencia de estar con nuestros seres más queridos. La vida en el hogar es uno de los recuerdos, de la infancia, más agradables de nuestros vidas. Volver, retornar al hogar, por Navidad, está ya en nuestro ADN.
Este domingo, el pueblo cristiano, celebra el día de la Familia de Nazaret: Jesús, María y José. Con este pretexto, se me ha ocurrido escribir unas letras sobre el asunto familiar. En alguna ocasión me han preguntado que le pediría a una familia cristiana. De pronto contestaba que, ante todo, fuera una auténtica familia. Hoy me voy a extender, un poquito más, en la respuesta y a una familia cristiana le pediría tres cosas, que son:
La primera: atención a cada persona en su individualidad.
Creo que debemos reivindicar la atención a cada miembro de la familia. El contexto familiar no anula a las personas. Cada uno de sus miembros necesita su espacio y su tiempo para su crecimiento personal. A lo mejor no se dispone, todos los días, de ese momento que  me va a ayudar a interiorizar todo lo que me va pasando, para integrarlo en mi vida; pero, hay que habituar a los pequeños, desde el ejemplo de los adultos, a buscar  y señalar la importancia de esos momentos tan personales.
La segunda: atención a la pareja como tal.
Puede ocurrir que la pareja, con la venida de los hijos, se estanque en su crecimiento como tal. De ser así, toda la familia se verá afectada. Cuando la pareja no funciona porque no se dedica tiempo y no tiene su espacio para su crecimiento como pareja, todo se resiente. Los mismos criterios para criar y educar a los hijos no van a estar asegurados. A mi entender, cuando el amor no se cultiva, o se anulan los tiempos para contrastar, comunicarse, ayudarse, perdonarse,... compartir la propia vida; la familia, en su conjunto, se complica y aumentan las dificultades.
La tercera: atención a la interrelación de los padres y los hijos.
En el fondo, la familia es una auténtica escuela para la vida. Lo que se viva en la familia se proyectará en la sociedad que nos movemos. La familia es como la sociedad en pequeño. Los aprendizajes fundamentales se inician en el contexto familiar. Son las familias las que aportan a los nuevos ciudadanos que constituimos la sociedad. Los valores que se aprendan, se vivan en el seno familiar entre padres e hijos, incluso, entre hermanos; van a estar muy presentes allá en donde se desenvuelvan en la sociedad, como la escuela, la vecindad, la empresa, las asociaciones, etc,
Bueno, y una conclusión.
Por consiguiente, una familia que tenga en cuenta estas dimensiones que acabo de esbozar, sin duda, será una familia ejemplar que desarrollará todas sus posibilidades, con lo cual, estará cumpliendo con su función social y ahora, añado, su misión eclesial.

Por tanto, no creo que la familia cristiana, sea algo diferente a la familia humana que soñara Dios, cuando creó al ser humano. Siempre he creído que la fe cristiana lo único que hace es recordarnos los planes que Dios diseñó desde la creación del mundo. Esa fue la Misión de Jesús de Nazaret.

domingo, 21 de diciembre de 2014

¡ÁNDALE!... EL DIOS DE LOS CIELOS SE HACE HOMBRE COMO NOSOTROS

Cuando yo era niño, las cosas que me decían de Dios, no las entendía. Eso sí, eran impresionantes para mi mente: Dios era omnipotente y omnipresente, también decían omnisciente y omnibenevolente,… Total que Dios lo era todo hasta lo infinito... Y, además, estaba siempre en el cielo sentado en un trono, muy mayor Él, con blancas barbas. Más adelante me dibujaban un triángulo con un ojo muy grande, porque Dios todo lo ve y en todo se fija. ¡Había que tener cuidado!...
Hoy, ya veo a Dios de otra manera. La vida me ha llevado a configurar otra imagen de Dios menos sofisticada y, desde luego, mucho más cercana, eso sí, pero sin dejar de ser Dios.
En la Navidad reside la explicación de este notable cambio que he tenido. Para empezar la Navidad es la fiesta por excelencia: con adornos especiales en las casas y en las calles; con músicas muy propias y alegres con los villancicos; con comidas y regalos que la enaltecen y subliman, en fin, para que les voy a contar... la Navidad es... ¡La Navidad!
Si vamos a los orígenes que dan la explicación, a todo esto, nos encontramos con una razón muy simple: Dios, el mismo Dios de los cielos, nos ha visitado, se ha hecho uno de nosotros, se ha venido a vivir con nosotros, se ha hecho hombre, naciendo en una cueva, a las afueras, de Belén. Lo más sorprendente de esta humanización de Dios, es que la iniciativa ha partido de él. Ha sido Dios el que decidió encarnarse -hacerse carne- como cualquiera de nosotros.
Él, que lo es todo, todo, se ha hecho frágil, débil, endeble... como cualquiera de los niños y niñas que nacen todos los días del año. A esa indefensión hay que añadirle el lugar que escogió para venir "a la tierra desde el cielo" ¡Una cueva! llena de suciedad y basura de los animales,... y le pusieron en una cuna improvisada, o sea, el pesebre que mejor encontraron su padre, José y su madre, María.
No nació en un gran palacio, como merecía su rango, ni en la ciudad donde se encontraba la gente importante; no, nació a las afueras, entre los sin techo, entre los pobres. Dios se hace hombre y lo hace en el lugar más apropiado, con una intención muy clara, la urgencia de humanización (recuperación de la dignidad) de los millones de seres humanos machacados y explotados, a lo largo de la historia, por el resto de otros hombres y mujeres que desde el poder social, económico, político e, incluso, religioso, siguen manipulando y marginando a los más indefensos, frágiles y débiles de la sociedad - la única que tenemos- todos los seres humanos.
Dios se humaniza para enseñarnos cómo tiene que ser nuestra humanidad. Parecería que los hombres y mujeres, al ejercer nuestra libertad, hemos elegido caminos que no tienen salida, al menos una salida digna, como corresponde a nuestra naturaleza; y en vez de construir una sociedad justa, pacífica, tolerante, libre, solidaria... (la familia humana de la que ya he hablado otras veces) nos hemos dedicado a las guerras, a la esclavitud, a las injusticias, a la violencia,... a la explotación de los seres humanos y, todo esto, desde su más tierna infancia.
Dios se hace hombre, en Jesús de Nazaret, con la Misión de anunciarnos la Buena Noticia: la Familia humana no es una utopía. El niño Jesús que nace en Belén va a ser el modelo y la referencia de esta nueva familia que Dios quiere para nosotros. Su vida y su mensaje serán el mejor testimonio.
Ahora entendemos mejor las palabras que vienen en el evangelio: "Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su hijo para salvarnos" (Jn, 3).


¡¡¡ FELIZ  NAVIDAD !!!

domingo, 14 de diciembre de 2014

LOS POBRES, SÍ QUE ESPERAN LA NAVIDAD

LOS POBRES, siempre hablando de ellos. Nuestras conversaciones, si nos fijamos, no se agotan con el futbol o con los programas "basura" de la TV; ni siquiera con la famosa crisis. No, somos más generosos que eso y a lo largo del año aparecen los pobres y hablamos también de ellos - y de ellas - (pues, también hay mujeres pobres), de tal forma que nos ponen imágenes suyas en los telediarios; les vemos en las calles, incluso, los famosos hacen campañas para aliviarles... y es que los pobres están muy presentes en nuestras vidas.

Me pregunto… ¿Por qué será que a los pobres los tenemos tan presentes? Y entonces, me doy estas respuestas: ¿Por lástima? ¿Mala conciencia? ¿Por compasión? ¿Despiertan nuestra solidaridad? ¿Por indignación? ¿Porque nos estorban? ¿Nos incomodan? ¿Nos sentimos amenazados por ellos? ... No sé, que cada cual vea.

Pero llega la Navidad y todos los años nos volcamos de manera muy especial con los pobres. En estas fechas, en el ambiente, se da una sensibilidad especial hacia ellos. Hay algo en estas fiestas que nos aproxima mucho más a sus personas... Y hacemos campañas solidarias dedicadas a los pobres más cercanos. Dicen, que antiguamente, las familias ricas se llevaban a un pobre a su casa por Navidad,...

En el fondo los pobres, o sea, los sin techo, los excluidos, los presos, los parados, los inmigrantes, los marginados, los vagabundos y transeúntes, los indigentes, los hambrientos, los menesterosos, los pordioseros y mendigos, los miserables y desgraciados, los desamparados, ... no dejan de ser personas con toda su dignidad y derechos, y además, como dirían los antropólogos, pertenecen a nuestra "especie humana o género humano", por consiguiente, en estas fiestas, que son tan entrañables, como miembros de la misma "familia" que son, pues, no los queremos olvidar.

Tal vez, aunque no lo formulemos, todos los días de año, con tanta claridad y conciencia, en el fondo, nos acordamos de los pobres, porque pertenecen a nuestra misma "familia", es decir, que son nuestros "hermanos", pero, que han tenido mala suerte en la vida. A lo mejor en las mismas circunstancias que ellos, igual estaríamos en su situación,... ¿quién sabe?

Si a todo esto añadimos la dimensión religiosa, la Navidad es la fiesta, por excelencia, en la que se privilegia a los pobres, porque son los preferidos de Dios. Jesús nace en una cueva, apartado del pueblo de Belén, pobre entre los pobres; además, fueron los pobres los primeros que lo visitaron, por eso, nuestros belenes están llenos de los pastorcillos, que llevaron a María, lo más necesario para atender a su hijo en los primeros días de su vida.

Y ese Niño -tan frágil y pobre- que nace en una cueva, nos hablará -cuando sea mayor- de un Dios que, como padre y madre, nos quiere a todos sus hijos e hijas y nos desea la paz y felicidad. Precisamente los pobres, esperan estas fechas para recordárnoslo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

MARÍA DE NAZARET, UNA MUJER DEL PUEBLO

Con tantos títulos marianos, advocaciones, devociones y dogmas, nos hemos olvidado de que, María de Nazaret, fue una mujer. Y, una mujer, a tope: ¡Como Dios manda! Resulta que con tantas historias, al final, nos ha quedado oculta la auténtica mujer, que fue María. La hemos puesto tan lejana y de tan difícil acceso que su modelo de mujer, madre y esposa, con tanto espiritualismo barato, ha quedado anulado.
Tenemos suficientes datos en el evangelio, como para enorgullecernos de una mujer que supo gobernar su vida con plena lucidez y libertad. Por lo que sabemos no escatimó esfuerzos, y sus decisiones, fueron firmes. Claro que dudó para tomarlas, pero una vez tomadas, no miró hacia atrás.
Desde el principio se nos habla de una joven con carácter, hasta al enviado de Dios le pone pegas, pues, se está jugando su futuro y quiere las cosas claras, al final acepta ser la madre de Jesús. Por otro lado, no duda en ayudar a su prima Isabel, me imagino que es lo que harían en aquella época todas las mujeres, ella no iba a ser menos.
Es una madre preocupada por su hijo. Tanto cuando se pierde de adolescente en Jerusalén, como cuando está predicando por los pueblos. También cuando le van bien las cosas, en el contexto de una boda, como cuando está al pie de la cruz, sufriendo por la muerte de su hijo. ¡Qué madres no hacen lo mismo!
Sin embargo, la hemos ‘sacralizado’ tanto, que de ella solo esperamos mercedes, por consiguiente, su ejemplo y modelo de vida lo hemos aparcado. No nos interesa. Es más, le pedimos que nos solucione nuestros problemas, que para eso es tan buena intercesora. Me pregunto qué es lo que estará pensando allá en el ‘cielo’.
Para colmo, el ‘devocionismo’ mariano, se inventó una plegaria, que ni siquiera está inspirada en los evangelios. Me refiero a la Salve (Salve Regina). No dudo que ha inspirado gran devoción a muchísimas personas a lo largo de los siglos y, en la actualidad, lo sigue siendo. Pero, a mí me sugiere una espiritualidad derrotista, negativa y un tanto alejada de la vida cotidiana.
Prefiero el Magníficat. Entre otras cosas porque es una oración que dijo María. Ya sabemos que aparece, esta hermosa y desafiante plegaria, cuando en el evangelio de Lucas, María de Nazaret, se encuentra con su prima Isabel. Es tanta la alegría y el gozo que tiene, que lo expresa con este himno de agradecimiento y, a la vez, de denuncia. A lo mejor, es por eso, que no la conoce tanto el Pueblo de Dios.
Por mi parte, para recordar a María, que tan buenos ejemplos de vida nos dejó; termino citando su oración y plegaria, en la que manifiesta su agradecimiento, gozo y alegría, tomada de (Lc: 1,46-55):
"Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre".