BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 30 de septiembre de 2018

EL HOGAR LA SALLE: MUCHO MÁS QUE UN HOGAR DE INMIGRANTES

Cuando se habla del Hogar la Salle, muchas personas lo relacionan con jóvenes inmigrantes; están en lo cierto, pero no deja de ser una parte  de los varias programas y dimensiones que en él se desarrollan. Es de lo que me dispongo a describir en esta entrada. Entiendo que nos puede ayudar a entender la importancia y significatividad que tiene esta obra de la Misión Lasaliana, situada en el ámbito de la periferia y marginación.
Es necesario resaltar que surge de un grupo de Seglares Lasalianos. En su proceso de Salle Joven y de la Pastoral de Adultos, ven con claridad su compromiso por los adolescentes y jóvenes en riesgo y exclusión social. Pero quieren ir acompañados de los Hermanos y les solicitan su apoyo desde los inicios. Para dar tal respuesta crean la Asociación Hogar la Salle y con ella una nueva Obra Socioeducativa Lasaliana.
En esta obra de la Salle, en sus primeros diez años,  se han consolidado tres programas: el Hogar de Emancipación para jóvenes inmigrantes; el Centro de día con Talleres para jóvenes y adultos, junto a las Aulas de apoyo educativo para niños y adolescentes y el Proyecto AMAL (Esperanza) de apoyo para jóvenes que están en prisión. La verdad es que entre los miembros de la Asociación y los participantes de los tres programas, junto al voluntariado, profesionales  y Comunidad Lasaliana, nos juntamos unas 300 personas a lo largo del año.
Hablando de la Comunidad Lasaliana, hay que señalar la importancia de la misma. Como ya sabemos, todas las Obras Educativas de la Salle tienen una Comunidad de referencia. En este caso estamos ante un nuevo reto, pues, hemos dado el paso de configurar una Comunidad en la que un grupo de Hermanos, Asociados y Colaboradores Lasalianos, nos comprometemos a ser referentes y dinamizar esta Obra Socioeducativa. Hermanos y Seglares, desde nuestras vocaciones Lasalianas, nos unimos para fortalecer nuestra identidad lasaliana y ser signo de fraternidad en la Iglesia y en la sociedad jerezana.
El trabajo en Red es fundamental,  Lo venimos haciendo en la localidad desde el principio. Pero en estos últimos años, varias instituciones de la Iglesia, en el Arciprastazgo de Jerez Oeste, hemos constituido la Red social "Semillas de Esperanza". De momento las Cáritas de las parroquias, el Hospital de san Juan Grande y la Asociación Hogar la Salle, han formalizado un convenio de Colaboración para dar respuestas a las personas que nos las piden. La mayoría de los proyectos del Centro de día, están en función de la demanda que nos viene de las tres instituciones.
Hay otras dos iniciativas de las que quiero hacer referencia: El Círculo de la Fraternidad y el Foro Interreligioso. No son estrictamente del Hogar la Salle, pero sí están muy vinculadas y las apoya por su relación con las personas y problemas que confluyen en nuestra Misión Lasaliana.  Es un hecho que vivimos en una sociedad tanto plural y globalizada, como también de desigualdades e injusticias. Dar pasos para unirnos en contra de la pobreza y a favor de la convivencia y la paz es un imperativo ético. Para ello el diálogo entre las religiones y la denuncia pública se hacen imprescindibles.
En fin, por aquí van los proyectos y dinamismos, que configuran el Hogar la Salle de Jerez. Como vemos es una Obra Socioeducativa de la Salle, en el contexto de la Iglesia de Jerez, que está animada por una Comunidad Lasaliana, en la que Hermanos y Seglares nos hemos unido en el mismo Carisma y Espiritualidad de san Juan Bautista de la Salle, para llevar juntos la Misión Lasaliana, en el ámbito de la exclusión y marginación.

domingo, 23 de septiembre de 2018

¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE EL OTOÑO Y LOS ABUELOS?


Hoy ha empezado el otoño, aunque por el calor que hace si diría que seguimos en verano. Eso sí, dentro de unos días disfrutaremos de la belleza  del campo, con su colorido tan diverso. Por otro lado, en estos últimos días, estoy leyendo mucho sobre la importancia de los abuelos en las familias.
Dice, la sabiduría popular, que el vino cuantos más años tiene es de mejor calidad. Por lo visto, se pagan más caras las cosechas vinícolas del siglo XX, que las de este siglo que vivimos. Se ve que el paso de los años deja su impronta y la saben apreciar (y pagar) los buenos entendidos.
El otoño es la estación de la madurez. Ahora se están recogiendo los generosos frutos que los árboles han ido madurando, pacientemente,  desde la primavera. Y no digamos nada del colorido de las hojas, previo a su caída, que nos llenan el paisaje de estampas verdaderamente extraordinarias. Así es el otoño... generoso, espléndido y ornamental.
La vida de las personas se asemeja a las estaciones. En la primavera nacemos, en el verano crecemos, en el otoño maduramos y en el invierno nos vamos. Conocemos culturas en las que las personas mayores, -también se dice de más edad o viejas-, son el centro de la sociedad. Son venerados, son escuchados, se tiene en cuenta su sabiduría y experiencia acumuladas. Hasta hace unos años en mi pueblo, cuando yo era niño, ocurría lo mismo. El caso es que hoy, en mi pueblo, las personas mayores apenas cuentan. Aunque a lo mejor no tengo que ser tan atrevido en mi afirmación.
Los abuelos y abuelas tienen un papel importante en el cuidado y crianza de los nietos. Tal vez la crisis ha contribuido, pero se les ve paseando con el carrito por el parque, llevándolos de la mano por las calles y mirando los escaparates, madrugando para acercarlos a la guardería o al colegio,... digo yo, que con tanto tiempo al lado de sus abuelitos y abuelitas, algo se les 'pegara' a los nietos. Hay una lucha generacional  'de competencias' entre quienes ponen las normas, a los chiquillos, y quienes son más flexibles. Entiendo que el padre y la madre tienen la última palabra, pero,... antes de llegar a la última están las anteriores. El asunto es bastante complejo y discutible.
Con crisis  o sin ella, numerosos profesionales ya en la tercera edad (otro eufemismo), nos comparten sus ideas, su buen hacer, su rica experiencia acumulada, y creo que no podemos mirar para otro lado, o desentendernos de todo lo que nos pueden y están aportando. Sus frutos son muy variados y no los podemos desperdiciar. Por lo demás no se puede estar empezando siempre desde cero, como si lo anterior no valiese para nada. ¡Con lo buenas que están las comidas de la abuela!
Ya sé que con el otoño se caen las hojas. Lo que me lleva a pensar que nuestros mayores, así como recogemos sus frutos, también tenemos que barrer las hojas, que inevitablemente se van cayendo al suelo, porque ya nos les sirven. Sabemos de sus manías, de sus repeticiones de historias, de sus mentalidades ancladas en el pasado, pero toda esa hojarasca no invalida, para nada, la grandeza de una vida vivida y entregada -hasta en sus últimos años- a los demás, empezando por sus seres más queridos.

La sociedad actual, por muy juvenil que se quiera sentir, no puede prescindir del legado de sus mayores. Si prescindimos de su ‘testigo’ en el relevo generacional, me pregunto entonces, que cuándo pasemos el relevo a nuestros hijos ¿qué testigo le pasaremos?

domingo, 16 de septiembre de 2018

HAY POLÍTICOS BUENOS Y POLÍTICOS MALOS

La verdad, no es una novedad. Pero con la que está cayendo bien se merecen una reflexión dominical. Por lo demás lo que digamos de los políticos, lo podemos ampliar a otros grupos sociales. Todos somos personas y como tales, la bondad y maldad están en nuestro interior, el asunto reside en donde ponemos el acento, preferentemente.
De siempre han dicho los filósofos, que somos animales políticos, lo que pasa es que elegimos a un grupo, para que nos represente, delegando en ellos casi todas las funciones, en cuanto a la gestión se refiere. A mi entender la finalidad de la política es la gestión del bien común para toda la ciudadanía de una sociedad, empezando por los pueblos y terminando en la ONU.
Precisamente, es en el ejercicio de sus funciones, como gestores del bien común, donde aparecen los buenos y malos políticos. Y como creo que hay mayoría de buenos políticos, me voy a detener en su buen hacer. De los malos políticos, siendo menos, ya hablamos todos los días porque hacen mucho ruido y nos gusta el morbo.
El buen político es una persona íntegra. Tendrá sus defectos y limitaciones, como todo el mundo, pero lo dominante en él es su sentido de la responsabilidad por el encargo que le han dado. En este grupo de buenos políticos destacan los rasgos de la honadez y honestidad. Dan buen ejemplo a la ciudadanía, son los primeros cumplidores de las normas y las leyes, hasta -incluso- cambiándolas si no buscan el bien común.
Los buenos políticos, se saben elegidos por su partido, pero manejan tres palabras claves en su trabajo: Diálogo, respeto y consenso. Son conscientes de que no son poseedores de la verdad. Tomar la palabra, hablar están en la naturaleza de su misión cotidiana. El respeto a los que piensan de distinta manera es fundamental, por eso saben que el insulto y la mentira no llevan a ningún lado.
Los políticos buenos, son conscientes que las personas votan a diferentes partidos según los ámbitos de intervención. Sabemos que en un pueblo vota a tal partido, en una comunidad autónoma a otro, en las generales, tal vez a otro y en las europeas ni te digo. Muchas veces se fijan no tanto en los partidos, cuanto en los políticos que les representan.
El buen político reconocido por la mayoría, lo es porque su trabajo va más allá de conseguir los objetivos de su partido político, que también, sino porque su compromiso es el bien común de todos, aunque estén por medio, los otros ciudadanos que no le han votado. Su preocupación y desvelos son por la sociedad entera, plural y diversa, en la que entiende que debe desarrollar su acción política, desde el diálogo, el respeto y buscando consensos.
Llevo votando desde los inicios de la democracia, voté la Constitución, he votado a diferentes partidos y estoy constatando -desde hace muchos años- que en todas las formaciones políticas hay malos y buenos políticos. No podemos generalizar. Si observo que cuando los políticos que gobiernan se centran en sus intereses particulares y de partido, mal asunto. Entonces surge la corrupción y la intolerancia. El horizonte del buen político es el bien común; los malos políticos este asunto lo olvidan pronto.