BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 30 de junio de 2019

¡¡¡QUE TENGAMOS UNAS BUENAS VACACIONES!!!


Como decía la semana pasada, aún me resuenan los aplausos, de los finalistas de 4º de la ESO, este año de Arcos de la Frontera; también me llegan los ecos, de la música y danza de los de infantil y primaria, de la fiesta de final de curso del colegio Sagrado Corazón d Mundo Nuevo (Jerez). Sonrisas, aplausos, fotos –muchas fotos- de  los familiares. Fotos para el recuerdo de una infancia y adolescencia que no volverán. Y con el cierre del telón, se acaba el curso. Ahora, a disfrutar de los frutos recogidos.
Con las vacaciones escolares, se inicia el período estival, en el que las familias dedicarán unos días de vacaciones especiales: se acercarán al pueblo, si viven en la ciudad;  irán a la playa o a la montaña, según los gustos y las circunstancias; o se quedarán en casa por que la economía no da para más.
Pero las vacaciones son vacaciones. Aunque quienes están en paro, dirán que ya está bien de tantas “vacaciones”. De verdad, lo siento. Sin embargo, las vacaciones, son muy necesarias. Las personas anhelamos tiempos gratuitos, sin muchos compromisos y responsabilidades, sobre todo, las que nos vienen de fuera del hogar.
Hay algo de magia en esto de las vacaciones. Es una palabra agradecida y esperada. Y es que, en este tiempo estival, pese a los calores, rompemos la rutina del año. Hacemos un paréntesis en las tareas que nos ocupan todos los días y, aunque surgen otros conflictos, los abordamos con un talante más relajado.
También tenemos la experiencia de ir llenando -el ‘cajón de las vacaciones’- para hacer tal o cual cosa, y si nos descuidamos, las seguimos dejando para el año que viene, pues, aunque parezca mentira algunas de ellas seguirán en el cajón. A mi modo de ver, hay varias cositas que no debemos olvidar:
La atención a la propia persona, no se trata de una obsesión, es que necesitamos tiempo para ver como llevamos la vida y las vacaciones tienen margen para ello. ¡Cuántos paseos por el campo o la playa nos lo pueden facilitar!
La vida de pareja, (o en comunidad, que de todo hay en la ‘viña del Señor’) otro gran capítulo de la existencia, se merece atenciones especiales, sin duda las vacaciones nos aportan una especial complicidad para ello. Las rutinas de la vida cotidiana, en ocasiones nos asfixian.
Y no digamos los hijos, todo el día con ellos, qué buena ocasión para estar juntos, disfrutar juntos, jugar juntos, pasear juntos, cuántas cosas se pueden hacer juntos y qué agradecidos son los hijos. Claro que los abuelos, si encima se van a los pueblos, también se hacen necesarios en las vacaciones. Aquí la familia al completo.
¡Ah! y no nos olvidemos de los amigos, también las vacaciones son buenos tiempos para la amistad. ¡Qué buenos ratos recordando nuestros tiempos jóvenes!
Pero el círculo se sigue abriendo y hay personas que aprovechan las vacaciones en plan solidario: con campos de trabajo, voluntariado en ONGS o proyectos de cooperación y misioneros en el Tercer Mundo, en fin, que se abre un abanico de posibilidades todas ellas muy recomendables.  Pero, en otra ocasión hablaremos de las vacaciones solidarias, merece la pena.
En cualquier caso, las vacaciones son de gran utilidad para el crecimiento tanto personal y familiar, como social y religioso, curiosamente, ahora se llenan las Redes sociales de imágenes relacionadas con el Camino de Santiago, una iniciativa en la que se dan muchos de los elementos de los que venimos hablando.
Buenos, pues lo dicho:
 ¡¡¡FELICES VACACIONES!!!

domingo, 23 de junio de 2019

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS

Estamos en el mes de los agradecimientos. Es la palabra que más se repite estos días. Basta acercarse a los colegios, a las escuelas, a los institutos y, a bastantes Centros de día, para escuchar en todos los tonos, incluso cantado, la palabra GRACIAS.
Decía en algunos Centros de día, porque en el Hogar la Salle, clausurábamos los talleres ocupacionales (Peluquería, Educación vial, Corte y confección) y los programas educativos (Aula de Convivencia y Aula Abierta) y las palabras de los asistentes, mostraban el agradecimiento, por el curso transcurrido, muy intenso y lleno de experiencias. Por lo demás, una clausura con un buen ambiente de alegría y convivencia.
Pero es que nos vamos a los centros educaticos, y en los actos de los finalistas, ahora desde Infantil hasta Bachillera o Ciclos, gracias, es la palabra más escuchada y leída en dichas celebraciones.
Gracias a los familiares, gracias al profesorado, gracias a los compañeros y gracias a Dios.
Se agradecieron los valores que se han ido recibiendo a lo largo de los años, la amistad que fue creciendo con los años, los conocimientos adquiridos que ayudarán en el trajín de la vida de adultos,... En los discursos se lee, siempre entre líneas, que se recoge lo que se siembra. Y han sido muchos años sembrando.
Centrándome en los Colegios de la Salle, hay un asunto muy importante, en esta época de final de curso, que se concreta en lo que esperamos de nuestros alumnos que nos dejan, y es que lleven en la mochila lo que es la razón y la finalidad educativa de nuestros centros: LA EDUCACIÓN INTEGRAL DE LA PERSONA. Este ha sido el empeño, de la entera comunidad educativa, a lo largo de su estancia en las aulas con nosotros.

Esta expresión la traducimos con dos dimensiones más cercanas:

1ª Que nuestros alumnos y alumnas se vayan de nuestros centros con una educación humana que les haga ser honrados, dialogantes, honestos, solidarios, justos, pacíficos, sinceros, respetuosos con los diferentes, responsables, trabajadores,... para que sean unos buenos ciudadanos en esta sociedad globalizadora que vivimos.

2ª Que nuestras alumnas y alumnos se vayan de nuestros centros con una educación cristiana que les haga ser creyentes, serviciales, fraternales, coherentes, misericordiosos, eclesiales, buscadores de la verdad, libres, comprometidos en la ttransformación de un mundo mejor
,... en esta nuestra Iglesia, Pueblo de Dios, que sigue siendo símbolo de la presencia de Dios entre los hombres y mujeres del siglo XXI.

Por todo esto la palabra GRACIAS, es la que mejor recoge los sentimientos que todos manifestamos cuando cada año, ¿despedimos? a nuestro alumnado.

Y, estas fechas, son también la ocasión para dar gracias por tantas cosas que han ido pasando a lo largo del curso, en la familia, con los amigos, en el trabajo, por los problemas resueltos, por mantener la ilusión y la esperanza,... la lista se podría alargar.

Porque como diría el refranero español: "Es de bien nacido ser agradecido". Pues eso.

domingo, 16 de junio de 2019

LA VIDA SE PARECE A UN TREN

Ayer regresaba de Madrid a Jerez de la Frontera. Me cambié de asiento y me puse al lado del pasillo, el de la ventana, con el aire acondicionado, me molesta un motón. Se lo agradecí al compañero, no lo conocía y fue muy amable. En muchas ocasiones la persona que va a tu lado, se presta, nos prestamos para charlar y compartir nuestras impresiones. Al hilo de esta anécdota, me vinieron a la mente algunos recuerdos, sobre la imagen del tren, que ahora les doy forma.
Este es un tren especial, todos los seres humanos vamos en el él. En todo viaje, la vida es como un viaje, hay una estación de salida, con sus despedidas correspondientes, otras intermedias y la última de llegada. En el primer vagón va el maquinista, se sabe el camino, no obstante, está pendiente de las incidencias para que el viaje sea agradable y sin problemas. Claro, no siempre es así.
Luego está el revisor, pendiente de cada viajero, para que la travesía transcurra con normalidad. La verdad es que en la vida tenemos muchos revisores. Nos acompañan en el camino, empezando por nuestra familia y amigos.
Es curioso, pero los asientos no están en la misma dirección que va el tren. La mayoría, sí van mirando hacia adelante, éstos pasajeros son los que perciben mejor la meta, digamos que miran hacia el futuro. Sin embargo, otros asientos sitúan al pasajero mirando hacia atrás. Parecería que siguen obstinados con la estación de salida. Todos vamos en el mismo tren, pero están los que viven del pasado y, por otro lado, se encuentran los que saborean y disfrutan del futuro que llega. Unos y otros van viendo los mismos paisajes pero desde perspectivas diferentes.
En el tren estamos presentes todos: los niños con sus lloros y juegos, que para algunas personas son un incordio; también están los jóvenes, con sus chanzas e idas y venidas por los vagones; los ancianos, a los que siempre hay alguien que les ayuda a poner sus maletas, en los espacios apropiados. Están los que leen con suma atención, los que escuchan la música o ven la película programada; los que miran el paisaje absortos en sus propias ideas, los que visitan el vagón cafetería para charlar, distendidamente, con el compañero; aquellos que no sueltan el móvil para nada y, si les llaman, nos enteramos de sus cuitas, porque no les importa. Menos mal que está la opción de ir en un vagón de total silencio.
No es muy frecuente, pero los trenes se averían. Esto genera trastornos en los viajeros, aunque no a todos por igual, especialmente, si se tiene una reunión o coger otro tren y, en su caso, un avión. Aquí se nota el temple de cada cual. En ocasiones se tiene que dejar el tren y subir en un autobús para llegar al destino, lo que pone muy nervioso al personal. Pero así es la vida con sus contrariedades.
Llegar, se llega al destino, para eso está el tren.  Y cuando se llega los rostros se llenan de sonrisas,
así es la vida. Hay un inicio y un final. En el camino nos encontramos todos. Tenemos la opción de disfrutar del viaje, porque sabemos a dónde vamos, aunque no lo tengamos todo controlado y pese a las contrariedades. Lo importante es que hay un horizonte. El tránsito no es en vano, el tren no está hecho para llevarnos a ninguna parte, es verdad que cada cual tiene sus expectativas. Pero hay una meta, hay un final. La vida, aunque no para todos, tiene sentido.


domingo, 9 de junio de 2019

DE LA PRÁCTICA RELIGIOSA A LA VIDA COTIDIANA DEL EVANGELIO

Hoy celebramos los cristianos Pentecostés. Los amigos de Jesús estaban encerrados por el miedo que tenían. Entonces, el Espíritu de Jesús, se hace presente en sus vidas y les falta tiempo para abrir las puertas y ventanas, salir a la calle y anunciar con valentía y coraje la Buena Noticia: Nace la Iglesia. Han pasado 2000 años de aquella escena. El Espíritu de Jesús sigue haciéndose presente,... ¿Qué hacemos los amigos de Jesús? ¿Seguimos encerrados, ahora en las iglesias? Veamos.

Antes se hablaba de cristianos practicantes y cristianos no practicantes. El asunto estaba en que  eras buen cristiano, si ibas los domingos a misa y participabas, frecuentemente, de los sacramentos. De ahí lo de practicante y no practicante. Aún se sigue oyendo. Por consiguiente, lo de ser cristiano se centraba más en la participación sacramental. Se podía dar el caso de que durante la semana eras un sinvergüenza, pero… como ibas a misa los domingos,…
En este sentido, la vida cotidiana tenía y tiene un papel secundario. De hecho los sacerdotes siguen dando más importancia a los sacramentos que a la vida familiar, o la vida laboral, o la vida económica, por poner algunos ejemplos. Tenemos el caso de que esta noche llega a su culmen la fiesta religiosa de la Virgen del Rocio, hablan de un millón de rocieros. Me pregunto si estos fieles cristianos centran su fe, en la práctica devocional de este día o durante el año siguen fieles al Hijo, de María de Nazaret.
Uno lee los evangelios y no acaba de ver estas prioridades, de las prácticas religiosas, en Jesús de Nazaret. No es que Jesús no tuviera su presencia en la sinagoga o en el templo, pero los evangelios resaltan más su vida pública, su relación con la gente, la preocupación por los problemas y dificultades que tenían sus paisanos, la cercanía con los enfermos y necesitados, en fin, que le daba mucha importancia y dedicaba más tiempo a los asuntos de la vida cotidiana.
Desde un sector de la iglesia, por cierto minoritario, se sigue insistiendo en la práctica sacramental como la clave en el ser de la fe cristiana. Mientras que sitúa en un segundo plano la vida existencial y cotidiana. El mensaje es muy simple si vas a misa eres buen cristiano. Ya se encargan en las homilías de recordarlo machaconamente. Yo creo que están equivocados.
No se trata de abandonar los sacramentos, se trata, más bien, de acentuar que la vida diaria, la vida familiar; es decir la vida que va desde que te levantas hasta que te acuestas es la que constituye la esencia y fundamento de la fe cristiana. En la realidad de la vida cotidiana nos jugamos la fe.
La fe en el Dios de Jesús, se ‘materializa y se visualiza’ en el trato que damos y tenemos con la  pareja, con los hijos, con los amigos, con los compañeros de trabajo, con los vecinos, y no lo olvidemos, con los pobres de nuestra localidad, en fin, con cuantas persona nos encontramos por la calle o en los centros públicos, por tanto es aquí y solo aquí, donde expresamos nuestra fe en el Dios de Jesús.
Por consiguiente, en la práctica de las bienaventuranzas (no en la iglesia sino en la calle) es donde nos jugamos el anuncio del evangelio. Anuncio, que como sabemos, se hace fuera de la iglesia. Los que vamos a la iglesia ya lo sabemos, el evangelio hay que llevarlo a la calle. Hay que vivirlo con la gente. Lo del amor, la paz, la solidaridad, el perdón, el compartir, la verdad, la honradez, la coherencia, la libertad y la fraternidad hay que vivirlas con la gente,  en la calle, en las casas, en las fábricas, en el campo, en la playa,…
Tengo que decir que yo voy a misa y tengo mis prácticas religiosas, faltaría más, pero si voy a estos asuntos, es porque necesito tiempo para encontrarme, de forma más personal, con el Dios que creo; el cual, en estos encuentros, me sigue concienciando más en mi filiación con Él, y en ser fraterno con los demás seres humanos. La eucaristía me ayuda a sentirme más hijo de Dios y más hermano de mis hermanos. Ya se encarga el Espíritu de Jersús de recodarlo.

domingo, 2 de junio de 2019

LOS MÓVILES SON EL VERDADERO "OPIO, COCA Y MARIHUANA" DEL PUEBLO


Los móviles se han convertido en aditivos y nocivos para la salud humana. Estoy convencido. Y lo peor es que casi nadie se libra de esta nueva “drogodependencia”, o bien, “ludopatía” que parece más suave. El pan y circo de los romanos se ha quedado en mantillas. Y el futbol, en la TV, empieza a no tener ni punto de comparación con el celular, como dicen, allá en América. ¡Qué juguete más bueno, de uso para todos los públicos! El móvil ya es omnipresente y omnipotente como dios. Basta que miremos a nuestro alrededor.
Los móviles en la calle, con mucho es la imagen más visible. Hasta en los pasos de cebra se camina sin mirar, da igual que vengan los coches o las motos. Hace poco se veían los escaparates, a las personas,… ahora solo se ve el móvil.
Los móviles en los bares, la verdad es que dan pena las personas, no crean que solo son los jóvenes, ahí están sentados, cada cual, pendiente del aparatito, entretenidos con no se sabe qué asunto, mientras, se ha perdido la comunicación con los que están al lado.
Los móviles en las casas, aquí ya casi podemos hablar de “cáncermovilitis”. Si a veces cuesta la comunicación familiar en el hogar, ya con el móvil, se acaba de rematar la faena. Esta “enfermedad” la padecen las parejas, los padres con sus hijos y los hermanos entre sí. Y se salvan algo los abuelos, porque no están muy al tanto de estas tecnologías.
Los móviles en la Iglesia, suenan en cualquier momento,  incluso en los  más inoportunos, eso sí, se escuchan una gran variedad de músicas. No ponemos ejemplos.
Los móviles en las conferencias, otro tanto ocurre en exposiciones magistrales, charlas especializadas o conferencias de éxito. En una ocasión, un ponente, hizo un chiste antes de empezar: “no se olviden de encender el móvil cuando se vayan al final”. Bueno, la gente además de reírse, desconectó.
Los móviles en las reuniones, cualquier excusa sirve para evadirse del asunto que se está tratando. Además es que nos creemos capaces de llevar varios temas a la vez. Y como los Whatsapp, los podemos incorporar al ordenador con una aplicación, hasta parece que estamos tomando nota de lo que se está diciendo.
Los móviles en la cama, ya ni se respeta el descanso tan necesario para funcionar bien al día siguiente. Bueno, hasta cuando nos despertamos nos sentimos con la obligación de mirar el móvil, vaya a ser que tengamos alguna información urgente.
Los móviles en el coche o en la bici, se convierten en un riesgo de casi suicidio u homicidio. Esto lo escuchamos en los informativos de casi todos los días. Pero claro, nos decimos “a mí no me ocurren esas cosas”
Los móviles en la playa o el campo, esto ya si que es el colmo. Aunque hay un 'inconveniente', a veces no hay cobertura. Encima nos enfadamos (síntoma de la depemdencia). Espacios para disfrutar del agua, del aire, del sol, los convertimos en elementos secundarios, porque el móvil es el móvil.

Bueno, podíamos seguir, pero para qué. Que cada cual saque sus conclusiones. Eso sí, para esta 'enfermedad" hay farmacias que venden cápsulas de personaliti.