BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 29 de abril de 2012

LA MADRE TIERRA


De siempre se ha dicho aquello de: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Somos tierra. Formamos parte de la tierra. La tierra no es algo ajeno a nuestra realidad. Como si la tierra fuera una cosa y nosotros fuéramos otra diferente. Es más, yo diría, que  somos uno de sus frutos predilectos. Y, por seguir el título de hoy, se podría afirmar que los seres humanos somos los hijos preferidos de la tierra.
Es más, desde tiempos antiguos, la Madre tierra, era considerada como la Diosa de la fecundidad, con la finalidad de dar vida y nutrir a todos los seres vivientes.
Dado que, en la práctica, estos asuntos no los tenemos muy en cuenta, hemos tenido que poner un Día internacional de la tierra (22 de abril).  No crean que soy ecologista, tampoco me relaciono con los partidos verdes, ni si quiera pertenezco a Greenpeace,... aunque simpatice con algunos de sus principios e ideas.
Sin embargo, estamos cargándonos el planeta, nuestra casa,… a ‘nuestra madre’. El aire, tan necesario para que existamos, lo estamos envenenando con nuestras fábricas. Los terrenos de cultivo, los estamos sobre explotando con tanto abonos químicos e insecticidas. Los recursos naturales, los derrochamos y malgastamos. Los ríos, los mares y océanos, los contaminamos de continuo. La selva amazónica y los bosques, que son el gran pulmón de la tierra, la verdad, es que nos falta tiempo para arrasarlos y esquilmarlos. Cuántos ecosistemas estamos destruyendo, y como pretexto, hablamos de progreso. En fin, para qué seguir.
La familia humana, que tiene una ‘finca’ tan hermosa y tan completa para vivir felizmente, tiene que seguir concienciándose del cuidado y mimo de su hábitat, de sus jardines, de sus fuentes; preocuparse por sus animales, por sus árboles, por el aire que respira. ¿Quién no ha disfrutado del trinar de los pájaros y del olor de las flores? ¿Quién no ha saboreado el amanecer y la brisa de una mañana primaveral o el atardecer de un día de otoño?  
Personalmente, disfruto de las montañas, sus alturas, sus paisajes. Me encanta el atardecer en la playa con su oleaje y aguas trasparentes. He pasado tardes agradables  y saludables en los parques de las ciudades. Me gusta pasear con la bici y respirar el aire puro que me encuentro en los recorridos que hago. Evito contribuir a la suciedad de las calles, a tirar plásticos y botellas en el campo; si bien es verdad, que lamento contaminar el aire con el coche, consumir en exceso productos que contaminan y, por otra parte, no denunciar – públicamente - todo lo que hacemos por destruir el planeta, nuestra tierra, nuestra casa.
Me ha parecido interesante, recoger hoy, la Oración del Sabático Medioambiental de la ONU. Su contenido nos compromete a colaborar para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales… para las generaciones presentes y futuras.

Nos unimos los seres humanos con la tierra: Para que la tierra tenga vida nueva, las aguas se regeneren y el aire se limpie.
Nos unimos los seres humanos con la tierra: Para renovar los bosques, para cuidar de las plantas, para proteger a los seres vivos.
Nos unimos los seres humanos con la tierra: Para celebrar los mares, para regocijarnos a la luz del sol, para cantar la canción de las estrellas.
Nos unimos los seres humanos con la tierra: Para  recrear la humanidad, para promover la justicia y la paz, para tener presentes a las generaciones futuras.
Nos unimos los seres humanos con la tierra: Como expresiones diversas y diferentes de un misterio de amor. Para sanar la tierra y renovar  la vida en todas sus dimensiones.
Nos unimos los seres humanos con la tierra: En un canto a Dios creador para que las personas responsables de las decisiones políticas y económicas actúen con sabiduría por el bien común de la humanidad y la creación. Amén.
 Planeta tierra
 Imágenes de la tierra y el ser humano

domingo, 22 de abril de 2012

CONVERSACIONES PRIVADAS: BUCEANDO A NUESTRO INTERIOR MÁS ÍNTIMO



Casi siempre hablamos de las cosas que hacemos, de los lugares que visitamos, de los problemas que tenemos en el trabajo o en la familia. En nuestras conversaciones siempre sale lo que nos acontece en el mundo que nos rodea, pero,... casi nunca hablamos de nosotros mismos, de nuestra individualidad, de lo más interior de nuestra realidad personal. Es como si estuvieran separadas, en nuestra misma persona, por una parte, la realidad externa, la que se relaciona con los demás y el mundo y, por otra, la realidad interna, nuestro ser mán íntimo, que tenemos oculto a las otras personas y...¡tal vez a nosotros mismos!. En fin, me tomo la confianza y transcribo la última llamada telefónica, entre el TU (el yo exterior) y el YO (el yo interior).
“Tú: ¡Hola!.... ¡hola!... ¿estás ahí?
-Yo: ¿Me lo dices a mí?
-Tú: Pues, claro. No hay nadie más.
-Yo: Es que resulta tan raro. Pues creí que te habías olvidado. Hace tanto tiempo que no hablamos... que ya creía...
-Tú: Sabes de sobra que ando muy ocupado. Que apenas tengo tiempo. Y que...
-Yo: ¡Oye!, podías cambiar de cantinela, eso ya me lo dijiste hace unos años.
-Tú: Venga ya. ¿Es que no te hablo todas las noches? Bueno por lo menos me parece a mí.
-Yo: Pues, eso, te parece a ti. Porque yo no me entero.
-Tú: ¿No te acuerdas de la última vez que resolvimos un problema que me había venido del trabajo y te lo consulté? No ves como si cuento contigo.
-Yo: Lo que te digo. Que solo te acuerdas de mí cuando tienes problemas. Mientras tanto, aquí, cada vez más encerrado y más oculto con todas las cosas que me vas echando encima. Total, que me aburro y me asfixio. Mira, por lo menos podías ser más limpio y ordenado. Sabías que con cada jaleo, en el que metes las narices, más me ocultas. Y es que te gusta estar danzando por ahí y los demás que se apañen.
-Tú: Algo de razón tienes. Sabes que me gusta complicarme la vida.
-Yo: Si está bien, lo de complicarse la vida, pero sin olvidarte de mí ¿es que ya no te acuerdas de que formo parte de tu vida?
-Tú: Lo que ocurre es que a veces no quiero hablar contigo, porque me dices las cosas como son y a mí me gusta vivir sin tener en cuenta tantas responsabilidades. Mira, es más cómodo estar haciendo cosas, estar distraído con la gente, tener ocupaciones, sentirte útil para los demás,... ¡qué te voy a decir que tú no sepas!
-Yo: Ahora quieres hacerte el interesante. Pues no me sirven tus justificaciones. Mucho, mucho por ahí a fuera pero, la casa propia sin barrer.
-Tú: Vale, vale. Pero no voy a estar como la estatua del ‘Pensador’  francés ¿no?
-Yo: Como la estatua no, pero no me digas, que un ‘paseíto’ por el campo, una lectura sosegada, disfrutar de la música que tanto nos gusta, conversar con más frecuencia, como ahora lo estamos haciendo, no crees que sería estupendo. Las verdad que todo esto lo hecho de menos. En el fondo es que me encuentro solo. Y no es que me des envidia, pero podías dedicarme más tiempo.
-Yo: ¡Ah! Y es más, cuando me tienes tan solo y casi olvidado, pues, me da la sensación que... hasta pierdo el sentido de las cosas, incluso de nuestra propia vida. Como que todo lo que teníamos en común se va desdibujando. Curiosamente, experimento que si tenemos mucha comunicación ¡como en los viejos tiempos! ¿Te acuerdas? Pues que todo me va mejor. Bueno nos va mejor. Pero cuando te vas por ahí y te metes en tus líos, pues,... La verdad, chico, no sé si me entiendes.
-Tú: Hombre, razón no te falta. Y estoy contigo que a más diálogo y comunicación, pues, que nos van las cosas mejor. Pero uno se mete en este mundo que vivimos y al final termina desbordado y olvidándose de lo más importante. Porque tú sabes que yo, otras veces, te he manifestado que todo esto de lo que estamos hablando es muy importante.
-Yo: Sí, pero como te he dicho otras veces, lo verdaderamente importante es aquello a lo que le dedicamos tiempo, así que... tú verás.
-Tú: En eso tienes razón. Dedicarnos tiempo. Aunque eso a veces me duele, pues, sueles recordarme las cosas, que en muchas ocasiones quiero olvidar. Si te digo la verdad me resulta más cómodo ir a mi aire, sin esperar que nadie me diga nada. No quiero que me incomoden.
-Yo: Sí, pero ese es el precio que debes pagar; si quieres para ti lo que predicas a los demás. Joven, es lo que se llama coherencia con lo que crees y piensas.
-Tú: No ves, si te vas a poner así...
-Yo: Bueno, chico no se te puede decir nada.
. . .ring, ring, ring. . .
-Tú: ¡Vaya! el móvil ... ¿Te parece que lo dejemos para otro día?
-Yo: Para qué te voy a discutir, si eres tú el que vienes y vas.
-Tú: Entonces, hasta otro día, y perdona, pero me llaman.

domingo, 15 de abril de 2012

LAS TAREAS DOMÉSTICAS, PILAR FUNDAMENTAL DE LA VIDA FAMILIAR

Las tareas domésticas, las tareas del hogar, el trabajo doméstico, las responsabilidades en el hogar,...  expresiones para indicar que una casa, y por extensión la familia, para que funcione bien, necesita de mucho tiempo y de mucho trabajo. Más o menos las cosas estaban claras cuando, normalmente, el varón trabajaba fuera, y la mujer se quedaba en el hogar, como "ama de casa". Dice Wiquipedia que "Un ama de casa o una dueña de casa es considerada en la cultura occidental tradicional como la mujer que tiene como ocupación principal, el trabajo en el hogar con los quehaceres cotidianos tales como el cuidado de los hijos, la limpieza de la casa, la compra de víveres y otros artículos, la preparación de los alimentos, la administración parcial o total del presupuesto familiar, y un largo etcétera".
Pero es que vivimos en un mundo en el que muchas cosas han cambiado. Se da el caso de que la pareja trabaja fuera del hogar; aunque puede ocurrir, tal y como están las cosas, que los dos estén en paro; también es frecuente que la mujer trabaja fuera y es el hombre el que se queda en casa.  Podemos pasar de "ama de casa" a "amo de casa". Y si queremos complicar más las cosas, si la economía familiar va bien, se puede contratar a una empleada de hogar (o empleado).
El caso es que a todos nos gusta que la comida esté hecha cuando vamos a comer; la ropa esté limpia y planchada cuando nos la vamos a poner; los armarios estén ordendos por si queremos coger algo que nos hace falta; que la cama esté hecha  y las sábanas limpias; que los suelos estén brillantes o no haya suciedad en los cristales de las ventanas; nos gusta estár cómodos viendo la televisión, sin estorbos por ningún lado; tener las cervezas frías para cuando llegue la ocasión; que no tropecemos con los juguetes de los hijos cuando transitamos por la casa,... pero, claro, todo esto requiere tiempo, conlleva un trabajo laborioso y en ocasiones delicado.
Creo que nos equivocamos si focalizamos el asunto en la materialidad de las tareas domésticas. Aquí hay algo más de fondo. Por de pronto, está el tema de la igualdad entre el hombre y la mujer. Igualdad que tiene su primera oportunidad en el mismo hogar. Por consiguiente, viendo la situación familiar, lo de las tareas del hogar habrá que distribuirlas equilibradamente. Todos sabemos que muchos conflictos de la pareja, tienen su origen en el reparto de las responsabilidades domésticas. En unas ocasiones, por las circustancias, será la mujer la que pilote el asunto, en otras, le corresponderá al hombre,  o tal vez serán los dos. El buen funcionamiento del hogar y de la familia dependen de la pareja, de ambos: hombre y mujer.
Pero es que en esto de las tareas domésticas, además, nos estamos jugando la educación de los hijos e hijas. Parece que no tiene nada que ver, a primera vista, pero si vamos al fondo del asunto, nos encontramos que cuando todos nos corresponsabilizamos del hogar, cuando todo el mundo se siente implicado, cuando tanto los padres como los hijos sienten que están "en su casa", se verá con normalidad, que a toda la familia le corresponda que la casa funcione con orden, que haya un buen ambiente, limpieza,... y la distribución de tareas, de acuerdo a las posibilidades y habilidades de cada cual, será lo más normal. Que un sábado, un fin de semana, o en vacaciones, toda la familia se dedique -de manera especial- a desarrollar las diversas tareas, sin la menor duda, se está contribuyendo a construir la familia y a fortalezar los lazos entre la pareja y los hijos. Y en esto, también, hay que educar a los hijos.
Por eso afirmo, en el título, que las tareas domésticas constituyen un pilar fundamental en la vida familiar: Por un lado, en la casa estará todo a punto; pero es que, por otro lado, la pareja y los hijos estarán más unidos.


domingo, 8 de abril de 2012

¡JESÚS HA RESUCITADO! ¡EL SER HUMANO TIENE FUTURO!


Fueron temprano, llegaron al sepulcro y se encontraron que estaba abierto y vacío. La historia del resucitado empieza con ellas; las mujeres que siguieron a Jesús hasta la cruz. Ellas son los primeros apóstoles: testigos de Jesús resucitado. Todo no acabó en la muerte. Jesús tenía razón. Lo suyo no fue un fracaso. Dios no lo abandonó, al tercer día lo resucitó. Jesús venció a la muerte. De esta manera, podemos afirmar, que la muerte es el último paso de la vida terrena y el primer paso de la vida futura. La vida es más fuerte que la muerte.
Por consiguiente, porque Jesús ha resucitado, el ser humano tiene futuro. Todo no acaba en este mundo que habitamos. La vida tiene sentido para vivirla. La razón de ser y la fuerza del cristianismo radican en la resurrección de Jesús. Él, habiendo vivido en este mundo, en el que vivimos nosotros, nos abre las puertas del más allá, nos amplía el horizonte, rompe los límites del tiempo y del espacio y nos introduce en una nueva realidad o dimensión; la cual, aún no la alcanzamos a ver ni a explicar, pero que ya está ahí. Él mismo, con su vida, su mensaje, su testimonio inauguró estos tiempos nuevos para la humanidad.
El Plan de Dios, al crear el mundo,  desdibujado y roto por el ser humano, es recuperado por Jesús, el Hijo de Dios, que vino con la misión de salvarnos, es decir, de recordarnos lo que siempre hemos sido y nos hemos empeñado en ocultar: Que tenemos a un Dios, Padre y Madre, que nos ama; que todos somos sus hijos e hijas y, por consiguiente, que todos somos hermanos. Así, la familia humana, recupera su identidad perdida. Y el amor, pasa a ser la seña de identidad, que mejor define nuestra filiación y hermandad.
En los evangelios, volviendo a la Misión de Jesús de Nazaret, nos encontramos las grandes líneas que nos dibujan el futuro de la humanidad. Si pudieron quedar desautorizadas al morir en la cruz, según las autoridades; quedaron restablecidas y rubricadas, por el mismo Dios, con su resurrección. Jesús el resucitado, el Cristo, el Mesías, inauguró e inició el camino. Nos toca, a sus testigos, es decir, a toda la Iglesia como Pueblo de Dios, continuar su Misión. 
Reconstruir la familia humana, una manera de traducir lo del Reino de Dios, es vivir el amor filial y fraternal con todas sus consecuencias. De esta forma, en una familia en la que todos se quieren y aman, no tienen sentido las guerras, entre hermanos; no se entiende que una parte de la familia se muera de hambre; no tiene cabida que unos hermanos exploten y opriman a otros hermanos. Pero, sí es bienvenida la alegría de los que perdonan a sus hermanos, hayan hecho lo que hayan hecho; sí es valorado a los que ayudan a sus hermanos enfermos o en paro; sí son felices los que apuestan por la paz y la justicia entre todos sus hermanos, sobre todo los más débiles y necesitados…
El reto que tenemos por delante, los que creemos en la resurrección de Jesús, es el de ser testigos, en este mundo plural y globalizado, de que otro mundo es posible; y si es verdad que a lo largo de la historia, hemos metido mucho la pata, también es verdad que hemos aportado muchas luces que han favorecido la humanización. Hacer visible que la paz, el perdón, la solidaridad, la verdad, la libertad, la alegría, el amor… es posible entre hermanos, seguirá siendo nuestra mejor aportación, desde la fe en el resucitado.
¡¡¡ Porque Jesús ha resucitado, los seres humanos tenemos futuro!!!

domingo, 1 de abril de 2012

JESÚS DE NAZARET, LA MUERTE DE UN FRACASADO


Hasta Dios lo dejó tirado. Fueron sus últimas palabras: “Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado?”. Hablamos de Jesús de Nazaret, que en pocos días pasó de ser aclamado por el pueblo, a ser condenado por las masas. Su vida terminó, cruelmente, en la cruz; tanto por razones políticas, como religiosas. Los romanos no se andaban con tonterías; había que mantener el orden del imperio. Y las autoridades religiosas no se quedaban atrás; no podían permitir a los herejes y blasfemos. Mira por donde, todo esto es lo que celebramos los cristianos en Semana Santa.
El caso es que uno mira los Evangelios y, a primera vista, queda desconcertado. Pero, si Jesús era un hombre bueno. Si nos dicen que pasó haciendo el bien. Si nos cuentan que estuvo al lado de los pobres. Si no se cansan de recordarnos los milagros que hizo: ¡Cuántos ciegos, cojos, endemoniados, leprosos,… proclamaron su agradecimiento! Y, sin embargo, le crucificaron como a un malhechor. No, no era su destino la cruz. No estaba planificado el final de su vida. Siguiendo con el lenguaje coloquial, diría, que el final trágico de su vida se lo ganó, a pulso, el mismo Jesús. El estilo de vida que llevó, nuevo, original, coherente hasta el final, le acarreo la muerte en cruz como recompensa. 
Por lo visto, no se puede ir por la vida defendiendo a las personas, a los niños, a las mujeres, a los débiles, a los que son mal vistos y rechazados públicamente. Parece ser, que arremeter contra las leyes injustas; llevar la contraria a las autoridades, que utilizan su poder para explotar a los demás;  poner en evidencia, una versión de la religión, que mira por el prestigio y enriquecimiento de sus dirigentes;  situar al ser humano por encima de la ley, de cualquier ley; en fin, denunciar los atropellos contra los indefensos, como que no fue muy bien visto por los dirigentes de aquella época y la cosa terminó como todos sabemos.
Si nos detenemos en su mensaje, el anuncio del Reino, uno queda impresionado. Nos habla de amar, incluso, a los enemigos. Felicita a los que trabajan por la paz y tienen hambre y sed de justicia. Insiste en que hay que perdonar hasta setenta veces siete, o sea, siempre. Presenta a Dios, como Padre y Madre, de la gran familia humana. Acoge y perdona a hombres y mujeres, que son condenados y mal vistos por la sociedad, aunque sea después criticado por ello. Y nos avisa, de que tomarse estas cosas en serio, puede acarrearnos muchos problemas.
Y, sin embargo, no fue un iluso. Ya contaba con nuestra condición humana. De hecho, las personas más cercanas, las que vivieron con él, le dejaron en la estacada. Llegada la hora de la verdad se quitaron del medio. Uno le traicionó, otro le negó -hasta tres veces- y los demás, se encerraron en una casa, por miedo a las autoridades. Menudo fiasco. En la escena final del viernes, al lado de la cruz, estaban unos soldados repartiéndose las ropas del reo; algunas autoridades bulándose de él; la madre del crucificado y algunas mujeres. Por cierto, estas mujeres, cuando el domingo fueron a terminar de enterrar a Jesús de Nazaret, (cuando murió el viernes ya era muy tarde y, el sábado, por motivos religiosos no se podía hacer nada), dijeron que la tumba estaba vacía.