BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 30 de octubre de 2011

VIVE HOY, NO TE ACUERDES DEL AYER, NI TE IMAGINES EL MAÑANA.

La vida nos la jugamos en el presente. El pasado ya no existe. El futuro está por llegar.
Hay muchas personas que viven del pasado, están ancladas en hechos 'del ayer', y no levantan cabeza. Tienen los pies pegados a su infancia, a su adolescencia,... Algo les pasó que no logran superarlo y, toda su energía vital, se centra en aquello que les ocurrió tal o cual día, con tal o cual persona. No avanzan. Se recomen por dentro, viven de resentimientos. Su vida presente la experimentan desde la amargura, el sufrimiento,... aquellos hechos y circunstancias del ayer, son como una gran bola que arrastran pesadamente. Por si fuera poco, su vivencia negativa, la proyectan en las personas que les rodean. Su presente es un continuo pasado. De esta forma, su 'hoy' es un infierno, cuyas llamas le llegan del pasado. Bastaría apagar el fuego. Aunque ya sabemos que lo de apagar incendios, no siempre es una tarea fácil. La mujer de Lot, nos dice la Biblia, se convirtió en estatua de sal, al mirar hacia atrás, queriendo volver al pasado.
Otro grupo de personas, están pero no están. Tal vez huyan del pasado o se les hace duro el presente y prefieren soñar con el futuro. Siempre están con proyectos, con buenos deseos y propósitos. Elaboran planes. Diseñan, con perfección, un mañana que no llegará. Viven mejor pensando en el porvenir, porque les cuesta el realismo de un presente que les resulta agotador. Sueñan, y viven de ilusiones, son unos ilusos. No pisan la tierra. Todo en su vida es pura evasión. El mañana les entretiene para no enfrentarse al presente y todo lo dejan para "mañana". En bastantes ocasiones, ¡para colmo!, son los demás, los que tienen que ir tirando del "carro" de su flotante existencia. El Quijote de la Mancha, gran forjador de sueños y despropósitos, puede servirnos de ejemplo.
También hay personas, que viven el presente. Vienen caminando del pasado y , sus pasos, se dirigen al futuro, pero son conscientes de su caminar cotidiano. Aprenden del pasado, para no repetir los mismos errores. Hacen "el duelo" de los 'tropiezos' que tuvieron en el camino. Recuperan las experiencias que les fueron favorables y, viven -con toda su alma- el presente, como si les fuera en ello la vida. Saben, que cada paso que dan, les acerca a la meta que un día se marcaron. En su vida, hay un horizonte que les ilumina su presente y les hace más agradable su caminar. El protagonismo lo tiene el 'aquí y ahora', como condición necesaria, para llegar al futuro. Sin presente no hay futuro, a sabiendas, de que la vida real, la de cada día, la tienen que afrontar con los cinco sentidos y, la lucidez suficiente, del que se sabe peregrino. La fiesta de todos los Santos, nos recuerda a tantos hombres y mujeres, de todas las religiones y creencias, que supieron vivir con creatividad y compromiso, el presente de sus vidas.

domingo, 23 de octubre de 2011

ADOLESCENTES CON MOCHILA


Para aclararnos, no me estoy refiriendo a los adolescentes que van por las mañanas, a clase, con sus mochilas cargadas de libros, o bien, se van al campo los "finde" para caminar y convivir en la naturaleza. No. Esa, no es la imagen del adolescente que voy a tratar en esta ocasión.
Los adolescentes con mochila, además de adolescentes, llevan "una mochila" con un cargamento especial: La situación de riesgo -en la que viven- y, tal vez, la futura exclusión social.
Ahora bien, me pregunto: ¿Qué adolescente no está en situación de riesgo y de exclusión social, en nuestra cultura? No se trata de una cuestión retórica, basta seguir los MCS, para constatar que tanto los hijos de papá, como los hijos del asfalto, son citados y llamados por la justicia, ya sea por delitos relacionados con pequeños robos, ya por consumo de drogas, ya por violencia o por abuso sexual. Unos y otros pueden alegar aburrimiento, entretenimiento, a veces lo hacen por pura diversión. Muy pocas veces por necesidad.

Sin embargo, no quiero ser alarmista. Me consta, que no todos los adolescentes son así. Incluso, diría que la mayoría se encuentran en un contexto de “normalidad”. Ahora bien, lo que sí tienen en común -todos ellos- es su condición de adolescentes. Unos y otros, están en esa etapa de la vida del ser humano, en la que están dejando, con prisas, la infancia y desean, con toda su alma, alcanzar el mundo de los adultos. Aunque los ritmos sean diferentes, la configuración de su personalidad y autonomía, están en la base de su etapa de adolescentes.
Simultáneamente, a este proceso de independencia se oyen, a kilómetros, sus gritos y llamadas de atención, en las que demandan cercanía, presencia, diálogo, miradas, ‘palmaditas’, por parte de sus familiares y educadores, es decir, de personas significativas para ellos y que las necesitan para seguir creciendo y sentirse ‘alguien’ e importantes en este mundo. Esta es la paradoja de nuestros adolescentes y jóvenes.
Y, sin embargo, los adolescentes de la mochila, además de todos estos rasgos comunes, necesitan una atención especial. Si buceamos por su interior, están desestructurados, rotos, muy golpeados por la vida, con "heridas" que les condicionan un montón, en fin, para qué seguir. Precisamente, por todas estas circunstancias, la misma sociedad ha creado fórmulas para atenderlos como se merecen. Por consiguiente, los diferentes hogares de acogida, los centros de día, los hogares de emancipación,... con sus diversos profesionales, les procuran todos los cuidados y atenciones que necesitan. Muchos de sus vínculos familiares están rotos y han desaparecido, y como cualquier persona, necesitan recuperarlos y tenerlos para seguir creciendo y madurando. Tal vez haya familiares que demandan un apoyo, ante su incapacidad para acompañarlos en su educación y formación; en cualquier caso, precisan de una atención especializada y profesional.
Estos adolescentes, que también son el futuro de la sociedad del mañana, no podemos permitir que sean carne de cañón, pues, si les falla la familia y, también la sociedad, entonces es cuando se hunden del todo.
Mi convicción es, que los adolescentes con mochila, tiene los mismos derechos que cualquier persona y hay que apostar por ellos para que, como ciudadanos de pleno derecho, consigan el normal crecimiento como personas y, así, estén preparados para dar lo mejor de sí mismos en la construcción de una sociedad mejor. Todo un reto.

domingo, 16 de octubre de 2011

LA VIDA COTIDIANA


En el día a día, nos jugamos el éxito de nuestra existencia y de nuestra felicidad. Los grandes héroes, lo son, por las hazañas puntuales que realizan. Todos conocemos mil historias de ciudadanos normales, anónimos, que son capaces de entrar, en una casa ardiendo, para sacar a una persona mayor impedida; o lanzarse a un río, para salvar a un niño. La historia nos demuestra, que cualquiera, puede ser héroe, eso sí, ocasionalmene.
Sin embargo, el verdadero heroísmo, desde mi punto de vista, se realiza en la vida cotidiana, es decir, de la mañana a la noche y, así, todos los días, con sus 24 horas. Muchas veces, me he hecho la siguiente pregunta: ¿Para cuándo vivir los grandes valores, de los que se nos llena la boca cuando hablamos con otras personas? Parecería que necesitamos situaciones especiales, o que deberíamos irnos a otros países para vivirlos. No, ahí no está la respuesta.
Creo que la paz, el respeto, la tolerancia, el perdón, la justicia, la responsabilidad, la libertad, el amor, la honestidad, el diálogo,... y todos los que quieran añadir, se viven, se tienen que plasmar en la vida cotidiana. En este sentido, digamos, que la 'maquinaria' empieza a funcionar desde que suena el despertador. En la misma cama se inicia nuestro heroísmo.
Tanta rutina, nos hace olvidar el gran valor de levantarse, preparar el desayuno, desear un buen día a la pareja, disponer todo para que los niños vayan al cole; ponerse el mono o la chaqueta o el uniforme para ir al trabajo, además, con ganas de contribuir a cambiar el mundo. Finalmente, despedirse al salir de casa, con cariño y afecto. ¡Total na! Y acabamos de empezar el día.
Después, viene el trabajo en la casa, en la fábrica, en la oficina, en el kiosco, en la escuela, o en la fila del INEM. Y un día, y otro día, tratando de ser amable, favoreciendo la convivencia y el compañerismo, siendo responsable en las obligaciones, cumpliendo con las normas básicas de un bueno ciudadano. Y, así, todos los días. ¡Esto sí que es para quitarse el sombrero!.
Luego, al caer la tarde, la familia va volviendo a casa. Eso sí, cansados todos, de la jornada laboral. Pero entonces, la vida del hogar, recobra su protagonismo. La pareja necesita de sus tiempos para seguir creciendo, los hijos, precisan de la atención que les ayude a criarse con una buena educación; también, surgen las relaciones -espontáneas y necesarias- con los vecinos u otros familiares; y hasta se hace cotidiana, la hora semanal de voluntariado en una ONG, pues, todos queremos un mundo mejor, (todo lo cual requiere, diálogo, cordialidad, confianza, solidaridad, presencia, cariño, perdón, ternura,...), en fin la vida misma. Hasta que, después de la cena, todo se organiza para descansar y dormir, pues, el día siguiente, continuará con la vida cotidiana.
Ya sabemos que un rosal no hace un jardín, pero muchos rosales, jazmines, geranios, tulipanes,... consiguen embellecerlo, con su colorido, y llenar el aire, con su fragancia, para que todo el mundo lo disfrute.
Para mí, que el verdadero heroísmo, consiste en levantarse, cada mañana, cuando suena el despertador y llegar por la noche, a la cama, con la concienca de haber aguantado el tipo.

domingo, 9 de octubre de 2011

¿POBRES O EMPOBRECIDOS?


Antes, este asunto, estaba más claro. Lo económico era lo determinante. Hoy, las cosas han cambiando tanto, que del tema hablan los políticos, los psicólogos, los médicos, los científicos, los filósofos,... En fin, todo el mundo habla de los pobres y, para colmo -de ellos -, cuanto más hablan más aumentan. De ahí lo de ¿pobres o empobrecidos?
El 17 de octubre, celebramos “El Día internacional por la erradicación de la pobreza”. Este día está en las agendas de muchos organismos e instituciones, nacionales e internacionales; las ONGs -que tienen su razón de ser en este ámbito- hacen sus campañas para concienciarnos y recodárnoslo. A los pobres no los tenemos olvidados, al menos, en los discursos y conversaciones o en los libros y en las televisiones. Otra cosa es cómo hacer para que, de hecho, desaparezcan.
No obstante, hoy, le dedicaremos un poquito de nuestro tiempo. Me voy a permitir, con perdón de los que viven en la más absoluta pobreza, traerlos a esta página y que me disculpen si faltan algunos.

Partimos del concepto de que los pobres son aquellas personas a las que les falta lo necesario para poder vivir con dignidad, hasta el punto, de que les cuesta sobrevivir. También se les califica de infelices, desdichados, desgraciados,…
Todo ello, nos mueve a la compasión, a la lástima, nos conmueve las mismas entrañas.
Aunque no toda la gente es tan sensible. Aún piensa, bastante gente, que los pobres, nacen pobres ¡MALA SUERTE! y, en todo caso, son pobres porque ellos han querido: por vagos o porque no quieren complicarse la vida. Seguir con estos argumentos supone un cinismo y grado de miopía total.

En la actualidad tenemos datos, más que suficientes, para concluir, que ha sido la humanidad, desde siempre, quien ha creado las condiciones para que unos sean pobres -pobres de solemnidad - y otros seamos ricos, gracias a ellos. Por eso planteo lo de pobres/empobrecidos.
Por consiguiente, entre los pobres tenemos a personas: Abandonadas en las residencias y centros de acogida, africanas, apátridas, apuradas, arruinadas, azotacalles, bohemias, callejeras, carentes, casta de intocables, cutres, desafortunadas, desahuciadas, desdichadas, desgraciadas, desheredadas , desplazadas, despreciadas, desprovistas, desvalidas, discriminadas (raza, sexo y enfermedad), errantes, excluidas, explotadas y prostituidas sexualmente,...

Tenemos, también, seres humanos, o sea, hombres y mujeres ancianos y niños:
Gitanos, galloferas, goliardas, gorrillas,hambrientos, hipotecados, humildes, infancia callejera, indigentes, infelices, inmigrantes, invisibles, maltratados, malvestidos, marginados, mendigos, menesterosos, miserables, modestos, necesitados, parvos, paupérrimos, pelados, pordioseros, privados, rebeldes, repudiados, separados, sedientos, sin techo, tachados, trashumantes, vagabundos,... Seguro, que ustedes podrían completar la lista.
La sociedad que hemos creado, mantemos y potenciamos, es una gran fábrica de hacer pobres. Tal vez ha llegado el momento de cerrar la fábrica. Para eso los "accionistas" nos tenemos que poner de acuerdo.
Este vídeo, con permiso de los autores, puede ser muy aclaratorio, al respecto.

domingo, 2 de octubre de 2011

DE LOS REVESES DE LA VIDA


Suelen llegar sin haberles llamado. En algunas ocasiones, sí se ha preparado el terreno. En cualquiera de los casos son un fastidio. A uno le gustaría que la vida le fuese normal, sin muchos sobresaltos. Los problemillas, de la vida ordinaria, sabemos que están en el "guión". Pero aquí estamos hablando de aquellos sucesos que nos desbordan, que son verdaderos contratiempos o desgracias. Vamos, que terminan alterando nuestras vidas.
Estas son algunas de las situaciones difíciles: La muerte de un familiar cercano; quedarse en paro o bajar de categoría laboral, en lo que supone de reconociemiento. La ruptura de la pareja que termina en divorcio, con las inevitables consecuencias para todos los miembros de la familia, en especial los hijos. La mala suerte de sufrir el maltrato y el abuso intrafamiliar. El accidente que te deja en la silla de ruedas 'y tú solo pasabas por allí'. El cáncer que te va consumiendo la vida. El fracaso de la empresa en la que se habían puesto tantas esperanzas. La amistad que se pierde por un mal entendido. La crisis que nos viene, por esto o por aquello, y termina en depresión,...
Cuando te ocurren estas cosas, empiezas a darle vueltas al "coco" y se te va oscureciendo el horizonte hasta casi hundirte. Muchos te dirán, para consolarte, que hay cosas peores o, tal vez, que no hay mal que cien años dure. Pero ellos, no están pasando por el problema, no tienen el trauma que tú estás experimentando. El túnel se te hace muy largo y no sabes bien, si va a tener salida. La verdad es que se pasa mal. Pero hay salida.
A los que tienen una corta edad, esto puede ser un terremoto que les descoloca para toda la vida. Pero para eso estamos los adultos que les acompañamos. Conozco a personas que siguen con el psicólogo, por las secuelas que les dejó tal o cual contrariedad que tuvieron. Y también, conozco a personas que, tras los 'primeros traspiés', decidieron levantarse de su postración y retomar la vida con ilusión, aunque les costase 'sudor y sangre'.
En todos estos asuntos de los reveses de la vida, es muy importante recordar los momentos en los que las cosas te iban bien. Retomar los hábitos que te hacían la vida más llevadera y agradable, aunque en un primer momento, no les veas sentido; y apoyarte en la persona, de confianza, que nunca te ha abandonado. Y, sobretodo, retomar el protagonismo en tu vida.
Ayuda mucho, también, tener un ideal en tu vida, disponer de un proyecto, tener un horizonte por el que vivir, y cuando te lleguen estos reveses, experimentarás que después de la "tempestad viene la calma". Lo cual no te evitará el sufrimiento y el dolor por la situación inexperada que ha llamado a tu puerta.
En todo caso, mejor mirar de frente que 'torcer o bajar' la cabeza.