BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 24 de noviembre de 2013

MANOLO, MURIÓ EN LA CALLE, ERA UNA PERSONA 'SIN HOGAR'

Cuando conocí a Manolo, estaba en un Centro de acogida. Además éramos vecinos. Cada vez que salía de mi casa, estaba en la puerta, y nos saludábamos con cordialidad. De vez en cuando nos permitíamos hablar del tiempo y de temas cotidianos, pero sin mucha trascendencia.
Un día no estaba en la puerta, pasó la semana y seguía sin verle. Cuando pregunté a sus compañeros me dijeron que se había marchado. Desde luego no fue a su casa, volvió a la calle de donde había venido. El encargado del centro, con el que tenía confianza, me explicó, que los Servicios Sociales, le habían dado una ayudita y prefería gastársela viviendo a la intemperie.
Manolo tenía su casa en la calle. Pertenecía, desde hacía muchos años, al grupo de personas que llamamos 'sin Techo' o 'sin Hogar'. Los soportales, las aceras, la calle eran los espacios en el que se sentía más libre.
Un sábado temprano, circulaba por el carril bici, cuando vi a Manolo sentado y con la mano extendida. Me paré en seco y me acerqué a él. Nos saludamos. Creo que ambos nos alegramos de vernos. Hablamos de todo y de nada. Cada vez que pasaba por allí, estaba  cumpliendo fielmente su papel de indigente y mendigo.
En alguna ocasión nos tomamos un café. Me comentaba que de vez en cuando le hablaban del Centro de acogida y le instaban a volver. Se lo estaba pensando y dejaba caer que algún día regresaría. De hecho empezó a cambiar de acera y de calle hasta casi aproximarse al Centro. Pero no daba el paso.
Y así, hasta que dejé de verle. Entonces pregunté en el Centro por si sabían algo. La respuesta me dejó 'helado'. Manolo murió en la calle. La cirrosis pudo con él. Lo más lamentable es que ni siquiera la familia se quería hacer cargo de él para enterrarle. Cuánta inhumanidad y de las personas más cercanas.
Hace unos años le echaron de su casa. Y desde entonces ha estado dando tumbos. Su nuevo ‘hogar’ estaba en la calle y ‘su familia’ las personas que, como él, tuvieron que irse de su casa. Muchas son las razones que se pueden alegar para llegar a esta situación, pero la verdad es que todos los días que caminamos por las calles, de cualquier ciudad, vemos a hombres y mujeres en las mismas circunstancias.
Hoy es el día internacional de los ‘sin techo, de los sin hogar’. En la presentación de la campaña, que hace Caritas todos los años, cuyo lemas es: Nadie sin salud, nadie sin Hogar, dije en mi aportación: "Que las personas sin hogar no disfrutan de salud física, ni mental ni social, ya que tener salud no es sólo la ausencia de enfermedad sino una vida plena de dignidad, basada en el acceso y garantía de los derechos fundamentales. Según datos de la EUSTAT 2005, la esperanza de vida de las personas de este colectivo es de 25 años menor que la del resto de la población".  Todo ello supone un factor más de exclusión por parte de la sociedad que estigmatiza a estas personas".
Ya me gustaría que cuando vayamos por la acera, por la calle y veamos a una persona con su dignidad igual que la nuestra y con sus derechos igual que los nuestros, pero que las circunstancias de la vida le han llevado a estar ahí, sentado, con la mano extendida o durmiendo entre cartones,... no pasemos de largo y le saludemos cordialmente. Se sentirá más humano, más persona.

domingo, 17 de noviembre de 2013

LO QUE DESCONOZCO DE MÍ: ¿MANIPULA o DIRIGE MI VIDA?

Hoy toca bucear por dentro de uno mismo. Más que nada para no bajar la guardia. En cuanto al título, a lo mejor más que manipular, habría que hablar de condicionar o influir. Pero reconozco que manipular es más provocativo.
Claro que desde fuera nos bombardean con tantas cosas que, a veces, no nos dejan ni respirar. Sin embargo, vengo observando que dentro de nuestro interior hay asuntos desconocidos, asignaturas pendientes, huecos muy oscuros, cantos de sirena tenebrosos,… que también están bloqueando y dificultando el normal desarrollo de nuestras existencias.
Es muy importante conocerse, el aforismo griego "Conócete a ti mismo", con más de 2.500 años de antigüedad, nos pone de manifiesto la importancia que el ser humano ha tenido por conocer su naturaleza, la verdad de sí mismo, con el objeto de alcanzar el sentido y la plenitud de su vida. Pero conocerse,  tanto en los valores y cualidades como en los defectos y limitaciones. Unos y otros integrados y asumidos son “las piernas y los brazos” que nos ayudan en nuestro caminar.
Muchas veces he aplicado la sencilla técnica de las manos: Escribir en una mano las cualidades y en otra los defectos que se tienen. En general se emplea más tiempo de lo que se parece. No solo no nos conocemos, sino que el desconocimiento que tenemos de nosotros mismos, de nuestra realidad interior, de nuestro ser más hondo, nos complica la vida en muchas ocasiones. Lo cual nos hace pasar malos ratos. Hay reacciones que tenemos que no controlamos y, también, dificultan nuestras relaciones con los demás.
Dicen los entendidos que la misma herencia genética, nos pasa factura en estos asuntos. Quién no ha escuchado que los nietos, se parecen más a los abuelos que a los mismos padres. Para bien o para mal tenemos una huella que recibimos de nuestros ancestros y que cuanto más la conozcamos mejor nos irá. Nos puede servir de ejemplo, lo que dicen los médicos, que muchas enfermedades nos llegan por este camino. Habrá que seguir investigando en los laboratorios.
Seguro, que en algún momento hemos constatado, que las experiencias de la infancia y adolescencia, muchas de ellas ni las recordamos, están presentes –no sabemos cómo- desde que nos levantamos. A veces hay personas que nos caen simpáticas o antipáticas y ni siquiera las conocemos. Solo por verlas. ¿Por qué? Esto condiciona nuestras relaciones con ellas.
Muchos traumas que hemos tenido, sinsabores que nos trae la vida, fracasos que no acabamos de aceptar y que los rechazamos y procuramos olvidarlos pronto, circunstancias no acabadas de asimilar,…se hacen presentes de una forma u otra en los momentos más inesperados.
No digamos nada del mundo de los complejos y mecanismos de defensa, que en muchas ocasiones afloran y nos bloquean o generan conflictos con los demás, empezando por uno mismo.
Estas son algunas de las cositas, que tienen su protagonismo en nuestra historia personal, aunque no les hayamos dado permiso para salir al escenario, porque entre otras cosas, las desconocíamos. Y es que si conociéramos todo lo que realmente somos ¿de cuántas cosas seríamos capaces para alcanzar nuestro bien y, de paso, el bien de los demás?

domingo, 10 de noviembre de 2013

¡URGENTE!... NECESITAMOS TENER AMIGOS Y AMIGAS

Tal y como están las cosas, la amistad es un bien que debemos apreciar y potenciar y, desde luego,  que no podemos permitirnos prescindir de ella. Tener amigos es una necesidad vital para el buen desarrollo y crecimiento de la propia persona. Sin amigos lo llevamos claro. Si ya la sociedad nos lo está poniendo complicado - vivir solos - acrecienta las dificultades y los problemas. No es que los amigos nos eviten los conflictos, pero nos ayudan a vivir con ellos y a superarlos.
Ahora bien, no crean que resulte fácil tener amigos. Mi experiencia personal me viene diciendo que la amistad es un bien muy valioso y que tiene 'su precio y su coste'. Y no hablo de dinero. Los amigos no se compran. No creo que haya tiendas en las que vendan -por kilos- la amistad. Como mucho hay 'amistades interesadas', pero eso, no es la amistad de la que hablo. Los amigos son conscientes de ‘la inversión’ que tienen que hacer –cada uno - para llevar a buen término su amistad.
A la familia no la elegimos a los amigos sí. Un buen amigo es un verdadero 'chollo'. Que haya alguien en quien puedas confiar, que pueda ser tu paño de lágrimas, que te deje el hombro para consolarte, que te de su tiempo para escucharte aunque sean las mismas cosas de siempre, que no te va a traicionar por nada del mundo, sin duda, esta es una de las experiencias más humanas y bellas que te puedan ocurrir.
Con el amigo o la amiga vas a tener espacios para las alegrías y los lloros. No todo va a ser de color de rosa. La persona amiga te va a confrontar, va a ser como un espejo en el que veas tus defectos y ruindades, no va a escatimar las críticas que te deba hacer cuando metas la pata; pero del mismo modo no le van a faltas las flores y alabanzas que te mereces. La amistad es integral y al completo, abarca a toda la realidad de la persona amiga. Se es amigo para las duras y las maduras, que se dice.
La amistad es una conquista. Como a las plantas hay que cuidarla, regarla, retirarle las hojas y podarla. Pero también como en las plantas, podrás gozar del colorido de sus flores y de la calidez de sus frutos. La amistad no entiende de vivir de las rentas. Los amigos van vertebrando, juntos, sus historias. Es verdad que tienen sus distanciamientos y diferencias, pero su amistad les tiene bien 'amarrados', además, ya saben que esas cosas están en el 'guión’. Todo lo cual les lleva a no escatimar esfuerzos, sudor y lágrimas. Las cosas valiosas tienen sus exigencias.
Y es que la amistad requiere su tiempo y su espacio. Una cervecita en el bar, un paseo por el campo, una confidencia en el parque, un correo electrónico, una palmadita en el hombro, un regalito en el cumple, saber estar en los momentos difíciles, disfrutar de una tarde en la playa o ir al cine, son algunas de las cositas cotidianas que contribuyen a todo esto que llamamos amistad.
Mi experiencia de la amistad no puede ser más gratificante. Tengo amigas y amigos, con los que me siento muy acompañado y muy a gusto. No son muchos, pues, en la amistad no cuenta la cantidad. Pero sí puedo decir que desde los 12 años, estoy disfrutando de la amistad y siempre me faltarán palabras para agradecer todo el bien que ha generado en mi crecimiento personal.
En un mundo despersonalizado, superficial, de relaciones ficticias, tener personas de confianza a tu lado, para crecer juntos, sin la menor duda, es un don que se debe  acrecentar, se debe mimar  y, además, se tiene que agradecer.


domingo, 3 de noviembre de 2013

EL OTOÑO DE LA VIDA: UNA EXPERIENCIA COMPARTIDA

Dice, la sabiduría popular, que el vino cuantos más años tiene es de mejor calidad. Por lo visto, se pagan más caras las cosechas vinícolas del siglo XX, que las de este siglo que vivimos. Se ve que el paso de los años deja su impronta y la saben apreciar (y pagar) los buenos entendidos.
El otoño es la estación de la madurez. Ahora se están recogiendo los generosos frutos que los árboles han ido madurando, pacientemente,  desde la primavera. Y no digamos nada del colorido de las hojas, previo a su caída, que nos llenan el paisaje de estampas verdaderamente extraordinarias. Así es el otoño... generoso, espléndido y ornamental.
La vida de las personas se asemeja a las estaciones. En la primavera nacemos, en el verano crecemos, en el otoño maduramos y en el invierno nos vamos. Conocemos culturas en las que las personas mayores, -también se dice de más edad o viejas-, son el centro de la sociedad. Son venerados, son escuchados, se tiene en cuenta su sabiduría y experiencia acumuladas. Hasta hace unos años en mi pueblo, cuando yo era niño, ocurría lo mismo. El caso es que hoy, en mi pueblo, las personas mayores apenas cuentan. Aunque a lo mejor no tengo que ser tan atrevido en mi afirmación.
Los abuelos y abuelas tienen un papel importante en el cuidado y crianza de los nietos. Tal vez la crisis ha contribuido, pero se les ve paseando con el carrito por el parque, llevándolos de la mano por las calles y mirando los escaparates, madrugando para acercarlos a la guardería o al colegio,... digo yo, que con tanto tiempo al lado de sus abuelitos y abuelitas, algo se les 'pegara' a los nietos. Hay una lucha generacional  'de competencias' entre quienes ponen las normas, a los chiquillos, y quienes son más flexibles. Entiendo que el padre y la madre tienen la última palabra, pero,... antes de llegar a la última están las anteriores. El asunto es bastante complejo y discutible.
Con crisis  o sin ella, numerosos profesionales ya en la tercera edad (otro eufemismo), nos comparten sus ideas, su buen hacer, su rica experiencia acumulada, y creo que no podemos mirar para otro lado, o desentendernos de todo lo que nos pueden y están aportando. Sus frutos son muy variados y no los podemos desperdiciar. Por lo demás no se puede estar empezando siempre desde cero, como si lo anterior no valiese para nada. ¡Con lo buenas que están las comidas de la abuela!
Ya sé que con el otoño se caen las hojas. Lo que me lleva a pensar que nuestros mayores, así como recogemos sus frutos, también tenemos que barrer las hojas, que inevitablemente se van cayendo al suelo, porque ya nos les sirven. Sabemos de sus manías, de sus repeticiones de historias, de sus mentalidades ancladas en el pasado, pero toda esa hojarasca no invalida, para nada, la grandeza de una vida vivida y entregada -hasta en sus últimos años- a los demás, empezando por sus seres más queridos.
La sociedad actual, por muy juvenil que se quiera sentir, no puede prescindir del legado de sus mayores. Si prescindimos de su ‘testigo’ en el relevo generacional , me pregunto entonces, que cuándo pasemos el relevo a nuestros hijos ¿qué testigo le pasaremos?