Me ha sorprendido que sea el Papa, Benedicto XVI, el que dijese esta frase ayer, camino de Portugal y recogida por los periodistas que le acompañaban.
Estamos acostumbrados a echar balones fuera y afirmar, con "ligereza" , aquello de "en estos calamitosos tiempos"... siempre pensando que los demás son los que están muy mal y dejamos caer, también, que se meten mucho con la Iglesia.
Sin abandonar el ser la "conciencia crítica" para la sociedad, como diría el Cardenal Tarancón en los años 70 y 80, pues, tenemos derecho a ser una voz más, que valore lo que está pasando en un sentido o en otro, nos corresponde, sin embargo, mirarnos un poquito más -y si cabe- ser más autocríticos con lo de la propia casa.
Las palabras del Papa, siguen en la línea de los últimos tiempos de pedir perdón por la pederastia, que se viene denunciando en la Iglesia. Pero creo que van más allá y plantean que no nos detengamos en mirar la "paja en el ojo ajeno, sino que analicemos -en profundidad- la viga que tenemos en el nuestro".
En cuanto a la Iglesia, en general, desde el Papa a numerosas autoridades en el ámbito teológico siguen desgranando hechos, pesonas, que siendo referentes en la propia Iglesia están siendo un auténtico antitestimonio evangélico, sírvanos de ejemplo el caso del fundador, Marcial Maciel, de los Leginarios de Cristo rey. La lista se podría alargar con lo que podríamos añadir cada cual.
Pero siempre que hablamos de la Iglesia, para bien o para mal, no podemos seguir refiriéndonos a la llamada Iglesia jerárquica, como si fuera la única Iglesia, hay que seguir avanzando en una visión de la Iglesia como pueblo de Dios, en la que estamos todos los bautizados. Entonces lo de la Iglesia es cosa de más gente, no solo de la jerarquía. Digo esto porque igual nos viene bien recordar aquella escena del evangelio en la que un grupo de personas, muy religiosas, llevaban a una mujer adúltera con la intención de apedrearla, y lo único que les dijo Jesús, fue aquello de que "quién esté limpio de pecado que tire la primera piedra", nos sigue diciendo el evangelio que se fueron. Al menos fueron valientes y sinceros y se quitron de en medio ante la evidencia de que lo de tener pecados,... pecados, también tenía que ver con ellos.
A tenor de lo que nos dice el Papa, igual nos corresponde hacer una reflexión sincera, hoy, en la misma línea del texto evangélico. Y no se trata de que salgamos en los medios de comunicación social y hablemos de lo que ocurre en la sociedad, y de cómo se meten con la Iglesia, o sea con nosotros; igual tenemos que mirar hacia nuestros contextos familiares, laborales y lo mismo en el contexto de las comundiades religiosas, colegios... en fin, sería interesante que viésemos en qué somos o no somos verdaderos testigos del evangelio para nuestro mundo de hoy... y no olvidemos lo de la omisión.
Creo que lo que dijo el Papa, camino de Portugal, habrá que recordarlo con más frecuencia.
Pues sí, hay mucho mal dentro de la Iglesia y fuera de ella
ResponderEliminar