BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 12 de agosto de 2018

UN FIN DE SEMANA EN EL HOSPITAL


La naturaleza humana está llena de contrastes. Estos días en la tele los deportistas y, en especial, los atletas nos asombran con sus proezas físicas y lo que el cuerpo es capaz de conseguir, todo ello, adornado con trofeos, Un buen entrenamiento hace posible tales hazañas.
Estoy viendo estas competiciones en una habitación del hospital. Mientras que la tele nos muestra la fortaleza y salud, rebosante, del mundo deportivo; en la cama, en cualquier cama del hospital, se hayan postradas numerosas personas con enfermedades de todo tipo. 
Es la paradoja humana: salud y enfermedad, fortaleza y abatimiento, alegría y dolor, placer y sufrimiento. Además, la enfermedad no distingue de clases sociales. Lo de ser inquilino en el hospital no tiene que ver con determinadas edades, igual te pasas por pediatría y ves con pena a los bebés, como por cardiología y ves a personas adultas, o bien,  jóvenes en traumatología. Es la vida misma.
Hay muchos silencios, muchas lágrimas, mucho sufrimiento acumulado en los rostros; te encuentras en los pasillos y ascensores a personas con las espaldas caídas, como derrotados. En una conversación escuché que tenía el corazón destrozado y hecho polvo. Parecería que la muerte está al acecho y se palpa su espectro.
Y, sin embargo, todas estas circunstancias, quedan en un segundo plano, cuando se ve la energía y vitalidad con la que trabaja todo el personal del hospital. Animan al enfermo y sus familiares, con sus palabras amables, su sonrisa en la cara. Este tono  hace mucho. Hay vida, mucha vida en las enfermeras y sus auxiliares, en los celadores y los médicos, en las limpiadoras y recepcionistas, hasta en el personal que trabaja en el bar, bueno y, en especial, en las personas que visitamos a los enfermos. Estas cosas casi hacen más que los propios medicamentos.
Hay como una lucha 'o guerra', no declarada, entre la vida y la muerte y aunque a veces la muerte, gana algunas batallas, es la vida la que triunfa al final. ¡Cuántas vidas sanadas gracias a los hospitales! Ya sé que es un trabajo, pero 'dichosos' los trabajadores que generan vida, miman y acarician a la vida, dan mucho ánimo ante tanto desasosiego, encaramado en los enfermos.

Sin duda tenemos suerte al tener hospitales en nuestras ciudades. Sabemos de otros países que no tienen ni ambulatorios o son muy precarios los edificios que albergan lo que llaman hospitales. 

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