BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 13 de mayo de 2018

¿ESTOY DISPUESTO A 'PAGAR EL PRECIO' DE AMAR, SER LIBRE Y NO-VIOLENTO?

Creo que para todas las personas el amor, la libertad y la paz son valores deseados y muy fundamentales. Y en general los vamos viviendo, aunque no con la intensidad que se merecen. Porque amar libremente y en paz no es fácil, si se quiere hacer bien, claro. Desde mi punto de vista estos grandes valores vertebran a la persona. El hombre y la mujer que aman de verdad;  si además saben manejar su libertad, sin fisuras, y convivir en paz, pese a las contrariedades cotidianas, tienen muy adelantado su propio crecimiento personal.
Desde luego es más fácil hablar y escribir sobre estas cosas, que vivirlas en el día a día. Sin embargo, que diferente sería nuestro mundo, si los seres humanos viviésemos desde el amor, la libertad y la paz. Pero claro, estos grandes valores no se venden en los supermercados, ni se compran en las tiendas que están al lado de casa. Estos asuntos, tan valiosos, se aprenden. En esta vida todo se aprende. Se aprende a caminar, a escribir, a leer,... y se aprende, también, a ser libre, a amar y a ser pacífico, no violento.
No tengo ninguna varita mágica para facilitar cómo se aprenden estas cosas, aquí cada uno tiene su propio aprendizaje. Porque el amor, la libertad y la paz se viven desde las opciones personales. Cada persona ama, es libre y no-violenta, porque quiere. No se pueden imponer el amor, la libertad y la paz. A todo esto se añade que la forma de entender estos tres grandes valores varía según las personas. Otra dificultad añadida.
Que en el amor nos jugamos mucho ya lo sabemos. Para empezar el amor empieza por uno mismo. No hablo del egoísmo. Me tengo que querer a mí mismo, aceptarme como soy, aprender a perdonarme, cuidar mi persona en toda su integridad (física, psicológica, espiritual y trascendental). Con todo ello estaré preparado para amar tanto en el contexto familiar, como en el de la amistad. Amar a la otra persona no es fácil, es muy gratificante y nos sentimos felices cuando lo hacemos, pero es una empresa que implica a todo lo que somos y tiene sus dificultades. Digamos que el diálogo amoroso lleva su tiempo y exige mucho de cada cual. Todo esto se aprende.
Que en la libertad nos jugamos mucho ya lo sabemos. Ser libre es el anhelo  y el sueño que todos tenemos. Ser los protagonistas de nuestra existencia, llevar el timón de nuestro barco, rectificar de rumbo cuando nos equivocamos... ¡Qué pasada! La libertad es lo más personal que tenemos. Pero no estamos solos. Para bien o para mal la sociedad, entera, está muy presente en nuestras vidas. Las circunstancias, las marcas, las modas, el qué dirán,... están llamando de continuo a nuestra puerta. No es fácil gobernar el barco, porque las decisiones conllevan responsabilidades, pero se aprende.
Que en la paz nos jugamos mucho ya lo sabemos. La paz es querida por todos. Vivir en paz es el sueño de la humanidad desde sus orígenes. Erradicar la violencia, la agresividad, las venganzas y las guerras es el empeño de todas las generaciones. Pero la paz empieza en uno mismo. No puedo construir la paz a mi alrededor, si yo mismo no vivo en paz. Hay una paz interior que no es fácil de manejar. Pero, además, el rencor, el ojo por ojo, parecería que está en nuestro ADN. Vivimos de continuo con la familia, con los amigos, con los vecinos y el trato no es fácil. Sin embargo sabemos que la paz empieza por aquí. Eso sí, esto también se aprende.
En fin, está claro que hablamos de asuntos muy importantes, y lo son porque,  durán toda la vida. Nuestra existencia es posible desde el amor, la libertad y la paz. Esto lleva su tiempo, requiere mucho trabajo y esfuerzo, supone un sacrificio, tiene un coste muy elevado. Para que nos vamos a engañar, preferimos vivir desde la mediocridad. Hay días que nos comemos el mundo, que estamos dispuestos a todo y constatamos que todo funciona bien. Pero luego vienen días que todo se tuerce y parecería que el mundo es un desastre.
Bueno gestionar estas situaciones -que no las podemos evitar- también se aprenden, eso sí, con un precio a pagar de acuerdo a la importancia que tienen y les damos.

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