BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 17 de septiembre de 2017

EL ABC DEL CRISTIANISMO: AMOR, BIENAVENTURANZAS Y COMENSALÍA

A veces va buscando uno la simplicidad de las cosas. No tanto para explicársela a los demás, cuanto pare tener las ideas claras uno mismo. Un día, esperando en la cita del médico y mirando el panel para ver cuando salía mi número, se me ocurrió que el cristianismo podría explicarlo a través de estas tres palabras: el Amor, las Bienaventuranzas y la Comensalía. Esta última, no suena tanto, pero a mi modo de entender es fundamental. Veamos:
EL AMOR: Qué voy a decir del amor que no sepamos. Parece que es lo más obvio y, sin embargo, qué difícil es amar. En especial cuando hay que amar a Dios y al Prójimo como a Uno mismo. Ya decía san Juan, en la primera de sus cartas, que es mentiroso el que dice amar a Dios, pero no ama al prójimo -al que ve (huele, toca, habla, ayuda, grita, se roza,...) -.
Claro que es fácil amar al que te ama, porque te corresponde. Ahora bien, amar al enemigo, al que te odia, al que te insulta, al que te hace la vida imposible,... Esto es otro asunto. Pero, justo, este asunto es el distintivo de los cristianos. Amando a los enemigos estamos siendo, ante el mundo, signos y testigos de que el amor de Dios es posible. No olvidemos de que Dios es amor.
Y si pasamos al amor a uno mismo, no te digo nada. Lo del crecimiento personal, aceptarse como uno es, descubrir las riquezas y miserias que se tienen, levantarse cuando uno se cae, la honestidad, la coherencia, el ejercicio de la libertad y la responsabilidad,... ¡ahí es ná, lo de amarse asimismo! 
LAS BIENAVENTURANZAS: Nos dicen los teólogos que constituyen el mensaje del Reino anunciado por Jesús de Nazaret. Aún más, que nos definen su identidad. Si tuviéramos que presentar a Jesús, las bienaventuranzas serían las claves y rasgos de su persona. A mí me encantan las bienaventuranzas. Todos los días las recito para ver si las hago mías.  Por algo se empieza.
Cuando hablamos de cambiar el mundo, cuando proclamamos la justicia y los derechos humanos; cuando pedimos por la paz y rechazamos todas las violencias; cuando apostamos por los pobres, excluidos y marginados; cuando denunciamos a los agentes del mal que deshumanizan y matan al ser humano; cuando nos comprometemos a ser signos del Dios Padre y Madre en este mundo, que quiere a sus hijos con ternura y misericordia, entonces y solo entonces, las bienaventuranzas se están haciendo presentes en nuestro mundo.
LA COMENSALÍA: Cada día que pasa me encanta más esta palabra. Se relaciona con casa, mesa, familia, comida, fiesta, convivencia, alegría, confianza, amistad,… Se han preguntado, por qué  a Jesús le llamaban ‘comilón y bebedor’, pues, hagan el ejercicio de buscar la respuesta. Es curioso y significativo, que muchas de sus acciones, conversaciones importantes, milagros, se hiciesen en el contexto de la comida. Algo quería comunicarnos con su ejemplo.
La experiencia me dice, que muchos problemas y dificultades se diluyen y desaparecen cuando se está alrededor de una mesa. Pero dicho en positivo, si nos fijamos, en los momentos más importantes de nuestra vida, la comida, es la condición indispensable para celebrar plenamente dichos acontecimientos. Nacimiento, mayoría de edad, cumpleaños, fiestas, aniversarios. En las comensalías sacamos lo mejor de nosotros mismos y celebramos juntos la vida. Porqué será que en ‘en la fracción del pan’ conocieron a Jesús resucitado.


Los cristianos tenemos mucho por hacer por la fraternidad de la familia humana, la familia de Dios.

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