BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 23 de julio de 2017

VIVO EN JEREZ Y QUIERO VOLVER A DENUNCIAR



Vivo en Jerez de la Frontera, y sigo viendo y oyendo las mismas cosas que hace unos años: paro, inmigración, desahucios, comedores sociales, guerras en los mismos países, muertes de hambre, trata, mafias, pateras, refugiados…Ya no hablo de Andalucía y menos de España, hay que situarse en el contexto global en que vivimos.
 Por otro lado, estos días estoy viviendo en Melilla, una experiencia intercongregacional de religiosas  y religiosos y nuestro lectura creyente de la realidad me lleva a las mismas conclusiones que vengo constatando desde hace varios años.

No es fácil dar una explicación, a lo que está pasando (y menos las personas de a pie, como un servidor), aquí en occidente en concreto en Europa, parecería que éramos ajenos a estos problemas y llevamos unos años acusándolos. Aunque eso sí, estamos constatando que los ricos siguen siendo cada vez más ricos y los pobres continúan progresando en su pobreza. Y esto me produce una insatisfacción que deseo manifestar.
En el fondo se sigue 'adorando al becerro de oro', o sea, al dinero. Seguimos aferrados, nos guste o no nos guste, al sistema neoliberal (antes se decía capitalismo). Cada cual, a su nivel y 'status', se esfuerza por acaparar, especular, pisotear, aprovechar, competir, reforzar,... su nivel y 'tren de vida que lleva'. Funciona el mismo patrón. Lo que ocurre es que los ricos tienen más recursos y los pobres menos, pero todos seguimos las mismas pautas. Claro, que a los más pobres, ni siquiera les damos la oportunidad, por lo que llevan su vida como pueden, comiendo 'nuestras migajas'.
No obstante, sigo creyendo en la bondad del ser humano, por eso creo que en este asunto, hay personas que tienen más responsabilidades que otras, tanto por lo que son, como por lo que representan. Y entiendo que es una 'cualificada minoría' la que maneja los hilos de este 'juego maquiavélico' y escandaloso, injusto y, hasta fratricida, pues, el sistema genera muertes.
Se acuñó en los setenta, en el ámbito de los creyentes, la definición de que la Iglesia era la conciencia crítica de la sociedad, hoy recupero aquella manera de entender la Iglesia y, a título personal, aunque sea testimonial, me permito denunciar, aquello que considero injusto y que va en contra de los derechos más elementales de las personas; si bien me muevo en el contexto español, sabemos que la globalización nos envuelve. Por eso denuncio:
A los mercados, a los especuladores, a los banqueros, a los grandes empresarios,... que solo van buscando sus intereses económicos, caiga quien caiga; siendo el egoismo y la usura sus únicas metas.
A los últimos gobiernos, de nuestra reciente democracia, que han justificado y apoyado -por razones políticas y económicas-, a las diferentes dictaduras que existen en el mundo, cuyos dictadores, siguen oprimiendo y anulando los derechos humanos de sus ciudadanos. Nosotros consentimos.
A los políticos, que se han puesto al servicio de la economía y durante los últimos años, se han olvidado de sus fines que son el bien común de sus pueblos, y se han embarrado en muchas corrupciones.
A los sindicatos, que han estado haciendo el juego a los políticos y claudicaron de su más preciada lucha: la defensa de los trabajadores, sobretodo, de los que perdían su trabajo, parece que sus propios intereses les urgían más.
A la Iglesia jerárquica, que es 'muy sonoro' su silencio, en todos estos asuntos, cuando los pobres tienen que ser sus preferidos y, a la vista está, que no les defienden, a lo mejor es que puede perder sus privilegios.
A los intelectuales y profesionales liberales, que arriman sus conocimientos a los poderosos y abandonan al pueblo, constituyéndose en casta excluyente y superior, con numerosas prebendas.
A muchas Instituciones, Asociaciones, ONGs, que se preocupan más de la imagen y el prestigio, que del compromiso por un mundo más justo, que cambie las estructuras deshumanizadoras.
A las clases medias, que con su casa, su coche, su comida y su cama, se han conformado y se han despreocupado del mundo que les rodea. No entro en los detalles de la picaresca española relacionada con  los impuestos, la fiscalidad y los fraudes a la seguridad social.
Y a muchas personas, que llevamos un 'tren de vida', por encima de lo necesario, sabiendo que aún hay millones de personas, que carecen de lo más elemental: la comida para seguir viviendo mañana. 

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