BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 4 de junio de 2017

VIVIR SEGÚN EL ESPÍRITU: MI EXPERIENCIA ESPIRITUAL



“De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí oraba” (Marcos, 1, 35).

No es fácil de hablar de interioridades y en pocas palabras. Pero una aproximación se puede hacer. Creo que es bueno dedicarnos un poco de tiempo a nosotros mismos y al Dios en el que creemos. Ambas cosas, inevitable y gozosamente, nos llevarán a los demás. Esta es la conclusión a la que he llegado después de los años que estoy embarcado en la experiencia espiritual. El camino lo inicié con mis padres, Baldomero y Rosa, porque fueron los primeros que me enseñaron las oraciones y cultivaron mi religiosidad. Precisamente, cuando recopilaba en un libro, los textos que me han ayudado, a lo largo de mi vida, en la oración, tenía el convencimiento de que ha sido, la oración, la herramienta que me ha ayudado a crecer, de ahí que lo titulé: Crecer orando.
Bastantes de aquellos textos, proceden de mis experiencias en las distintas etapas de mi vida, empezando por la llamada Historia Sagrada, que me enseñaron en mi pueblo, o de la lectura espiritual que hiciera en las etapas de formación; por otro lado, también los medios de comunicación social y las experiencias sociales han contribuido, a lo largo de mi caminar,  a encontrarme con Dios y con los demás.
A decir verdad, dichos documentos, han alimentado mi vida espiritual y han sido un buen apoyo en muchos momentos de mi vida. En ellos aparecen todo lo que uno ve, observa, vive, oye o escucha de la vida, de las personas, de la sociedad y, en especial, de la misma fe. Y es que nada es ajeno a la realidad de la fe. Mi experiencia es que ha sido la fe la que me ha conectado con la realidad que me rodea para cambiarla según los planes de Dios. Sin la fe no se comprenderían en mi vida muchas de las facetas vividas, para bien o para mal. Tengo la convicción de que todo lo que nos ocurre o nos pasa forma parte de nuestras vidas y, el asunto está, en cómo lo asimilamos y lo integramos, en el propio crecimiento personal.
Sin duda, mi experiencia espiritual nace del encuentro con Jesús de Nazaret, el modelo que ha centrado mi vida y que es el motivo de mi opción existencial. Él es, a mi modo de ver, el que nos presentó a un Dios amoroso y misericordioso, que cada vez lo entiendo mejor con la imagen de Madre/Padre. De ahí mi insistencia en la fraternidad de la humanidad, porque yo cada vez me siento más hermano de mis hermanos que me rodean o que viven lejos de mí. Entiendo que formamos parte de la gran Familia de Dios y que he sido llamado a colaborar en la insigne Misión de anunciarla y hacerla posible.
En el fondo, no creo que la vida espiritual se limite a la oración. La vida espiritual tiene que ver con la disposición de estar atentos al Espíritu y dejarse animar y guiar por Él, en la propia existencia. Claro que la oración es el tiempo y la ocasión que tengo para encontrarme con el Espíritu, pues, sin Él, ni siquiera podría orar, pero es la misma oración, la que me lleva a conectarme, con la realidad cotidiana, y vivirla conforme a la inspiración que me ha dado el mismo Espíritu. Por consiguiente si el Espíritu me lleva a la oración, el mismo Espíritu, me acerca a la realidad para transformarla conforme a los planes de Dios.
Lo de Crecer Orando, me vino de la expresión, de Juan Bautista de la Salle, cuando hablaba de Crecer por dentro. Hay un proceso de trabajo personal, en lo que se está llamando la interioridad en la actualidad. No es fácil la tarea de caminar hacia uno mismo. En estas cuestiones, palabras como ascesis personal, esfuerzo y sacrificio son muy necesarias, dado que no estamos acostumbrados a transitar por estos espacios. Se requiere cierto orden en la vida y un método sistemático para mantener, viva, la vida espiritual conforme a las demandas del Espíritu.
Aunque en los ritmos comunitarios, está garantizada la liturgia, los sacramentos y la oración en común, siempre he reivindicado un tiempo diario para la oración personal. En mi caso, cuando amanece el día, es el tiempo más propicio para hacer la oración. Es como la entrada al nuevo día, de la mano del Espíritu, para afrontarlo con energía y seguir construyendo el Reino de Dios, que es la tarea encomendada. 

1 comentario:

  1. ¿QUIERES VER A DIOS?
    ¡LEE ESTO!
    Las tres cosas que te alejan y
    Las tres que te acercan a Dios
    - El exceso de alcohol te aleja de Dios
    - El exceso de drogas te aleja de Dios
    - El exceso de sexo sin amor también te aleja de Dios
    Las tres que te acercan a Dios
    - Ama a tu prójimo como a tí mismo
    - Aprende a perdonar y
    - A ser humilde
    Eternamente
    Joaquín Gorreta Martínez 62 años

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