BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 16 de agosto de 2015

LOS CAHORROS DEL ASFALTO - III



Se iniciaron los problemas con los Cachorros de Tigre, que empezaron a crear un malestar entre los demás y a ponerlos contra doña Cierva. Se inventaron mil historias, por ejemplo, que no les daba  bien de comer. Pero, sobre todo, los Cachorros de Tigre se enfretaban a doña Cierva públicamente como última responsable de la Reserva y trataban de dejarla en ridículo ante los demás Cachorros. Claro, esto no podía seguir así, y doña Cierva acudió al Consejo Permanente de la Selva a exponer el caso.

            El Consejo determinó que, si después de avisar a los Cachorros de Tigre tres veces seguían creando conflictos entre doña Cierva  y los demás Cachorros, no cabía más posibilidad que expulsarlos de la Reserva, aunque quedaran indefensos, ya que no estaban del todo adiestrados y preparados para sobrevivir en la gran selva. Pero que por culpa de unos pocos Cachorros no se iba a perjudicar al conjunto de todos los demás Cachorros.

            Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Los Cachorros de Tigre no quisieron dar su brazo a torcer y, como querían salirse con la suya, no hubo más remedio que expulsarlos de la Reserva. Los que más lo sintieron fueron doña Cierva y don Oso, porque sabían que en la selva había muchos peligros: estaban las alimañas, las serpientes, las víboras y las aves carroñeras; en fin, cantidad de enemigos que iban a dificultar la integración de los Cachorros de Tigre.

            No obstante, la vida en la Reserva siguió con normalidad, aunque a algunos Cachorros les dio que pensar lo acontecido con los Cachorros de Tigre. Por entonces, y a pesar del escarmiento, los Cachorros de Zorro  insistían en quererse liberar y salir; claro que, al ser más pequeños, pensaron hacerlo a su manera. Todo ocurrió cuando unas serpientes se asomaron por la empalizada y llamaron la atención a estos Cachorros quienes, al principio, muy inocentemente, se creyeron todas las patrañas que les dijeron las serpientes y empezaron a seguir sus orientaciones, en vez de atender los consejos que les daba doña Cierva.

            Por lo demás, la táctica que utilizaron parecía más diplomática: Por un lado, cuando estaban con doña Cierva, aparentaban y decían unas cosas agradables para quedar bien; pero, cuando estaban solos, maquinaban la forma de fastidiarla, aun sabiendo que doña Cierva y don Oso se preocupaban por instruirlos y prepararlos para su futura vida en la selva.

            Pero, como en la selva y más en la Reserva, tarde o temprano todo se sabe, doña Cierva y don Oso también se enteraron de las maquinaciones de los Cachorros de Zorro. Y no le quedó más remedio a doña Cierva, como la última responsable de la Reserva, de llamarles la atención. Claro que, como los Cachorros de Zorro eran más pequeños, se les hizo ver que se dejaran de tonterías y se integraran a la vida de la Reserva, que era lo que mejor les podía servir para el día de mañana.

            Mientras tanto, los demás Cachorros seguían con interés las diferentes actividades adiestradoras programadas en la Reserva. Algunas eran más exigentes que otras, pero los Cachorros reconocían que era mejor esforzarse ahora para poder estar bien preparados y formados para su futura integración en la selva, ya que como de todos es sabido, en la selva pueden ocurrir las cosas más inesperadas. Así que, desde luego, se trataba de estar bien adiestrados.

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