BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 28 de octubre de 2012

LA COCINA, ESPACIO DE CRECIMIENTO FAMILIAR

Las noches de invierno, con mi familia, las recuerdo en torno a la chimenea de la cocina. Sí, toda la familia junto al  fuego, junto a la lumbre. Aunque la palabra la tenían, casi siempre, las personas mayores, todos éramos protagonistas. Nos unía el hogar. Nos unía el calor y la comida que se cocinaba en el fuego.
Ha cambiado la tecnología, pero hoy como ayer, la familia sigue acudiendo a uno de los espacios privilegiados de la casa - la cocina - para estar juntos: comiendo, charlando, riéndose o enfadándose.
Uno de los recuerdos que tengo de mi padre es, en la cocina, preparando la ensalada. La mezcla de los tomates, los pepinos, los pimientos, la lechuga, las aceitunas y cebollas, toda ella, bañada con aceite, sal y vinagre, daba como resultado una sabrosa ensalada que, con gusto, nos la comíamos. Es curioso que de hortalizas tan diferentes saliese un plato tan rico.
El espacio en el que veía más tiempo, juntos, a mi madre y a mi padre era en la cocina, ya fuera para comer, para escuchar la radio, para hablar de cosas de la vida del pueblo, o de cómo había pasado el día,... También la cocina era la protagonista, el lugar de encuentro entre los familiares, la ocasión de juntarnos en el único espacio para resolver los problemas que, inevitablemente, venían a la casa, y, como no, para jugar a las cartas o al parchis, aunque algunos teníamos mal perder.
Hoy, sigue citando, la cocina, a los miembros de la casa. Es en la comida de a mediodía y, sobre todo, de los fines de semana, cuando la cocina se convierte en un 'taller' de aprendizaje para los hijos, a través de los valores que les transmiten sus progenitores; en los comentarios que se hacen, pues,en la cocina se siguen contando las confidencias de unos y de otros; también en la cocina se toman decisiones que influyen en los hijos y en los padres, para bien o para mal. Incluso, la cocina se convierte en un 'centro de salud familiar' para curar la herida del hijo que se ha caído.
Claro que la cocina, también, puede llegar a ser, ese 'terreno de nadie', en el que no se quiere estar, ni pisar, porque puede haber experiencias muy desagradables. Pero mejor no entrar en detalles, aunque no debemos obviarlo, pues, también configuran la educación de los hijos.
La verdad es que la cocina, cualquier concina, es fuente de ternura, de cariño, de abrazos, de besos, de mimos, de perdón, de compromisos, de tantas cosas que nos dejan recuerdos para toda la vida. Cuántas historias tenemos que agradecer a la cocina. ¡Ay! si las cocinas hablaran.
Es curioso, cómo las comidas de nuestras madres, sus sabores, perduran durante toda la vida: ¡Como mi madre no cocina nadie! ¿Quién no ha dicho esta frase alguna vez? Horas y horas en la cocina, en silencio, con mucha paciencia, rebosando sabiduría para dar 'con el punto'; todo un arte para que, junto con su marido y sus hijos, disfruten durante el rato que están juntos.
Sería una pena que se perdiera este espacio tan importante  y, que a lo largo de la historia, ha sido un lugar privilegiado de humanización, de transmisión de costumbres, de configuración familiar, en definitiva de socialización. La apuesta por la familia, aunque hoy la palabra familia evoca diferentes estructuras, tiene que ser prioritaria, pues, a mi entender, el recién nacido necesita de un espacio que le ayude a crecer como persona y la familia sigue siendo la mejor alternativa.


1 comentario:

  1. Es un espacio que nos acerca a las maravillas de la vida, es un espacio donde el amor se hace palpable y real con todo lo que en ella se realiza.

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