BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 16 de septiembre de 2012

LA MIOPÍA DE LA IGLESIA VATICANA

La comunidad, Dom Oscar Romero, los parroquianos le consideran santo, abrió sus puertas a la 20.00 h. y a las 20,30, se inició la celebración litúrgica. Un hombre y una mujer se fueron turnando en la animación de la celebración. La homilía que escuchamos, llegó más a los feligreses, que las que se oyen en numerosos púlpitos  europeos. No entro en los detalles del ambiente festivo, que desde el principio hasta el final, adornaron la liturgia dominical. El sacerdote, único párroco de más de 50.000 fieles, aparece 2 ó 3 veces al año. Estamos en la amazonía brasileña y las comunidades cristianas, de la parroquia, están diseminadas en un espacio como la provincia de Cádiz. Simplemente, no da abasto.
En el Vaticano, un estado muy pequeñito, cerca de Roma; casi todos los que viven son curas, monseñores, obispos, cardenales y, el Papa, claro. Los poquísimos feligreses y parroquianos que hay, tienen la suerte de estár muy bien atendidos. Todos los días pueden participar en la celebración de varias eucaristías. La curia romana vela por sus fieles, que no les falten los sacramentos, que celebren la eucaristía con devoción y que puedan compartir el Cuerpo y la Sangre del Señor, como, Él, nos lo dejo dicho: "Haced esto en conmemoración mía". ¡En unos sitios tanto y en otros tan poco!
En la práctica, se constata que hay cristianos de primera y cristianos de segunda, incluso, de tercera o cuarta. En los documentos oficiales, todos los cristianos somos iguales, somos hermanos e hijos de Dios. Pero, Dios, como todos sabemos, no tiene preferencias.
En el mes y medio que he estado en Brasil, he visto a mujeres que trabajan, durante la semana en el cacao, y el domingo, son las que presiden la celebración de su comunidad;  pero es que además, lo hacen con una soltura y hondura, que a lo mejor no tienen muchas de las celebraciones vaticanas. Pero dichas mujeres, dice el Vaticano, no pueden recibir el ministerio ordenado del sacerdocio. La comunidad cristiana, que presiden semanalmente, no podrá compartir el Cuerpo y La Sangre del Señor, porque no hay sacerdotes. Menos mal que la liturgia de la Palabra sí la pueden celebrar.
Todo esto, la verdad,  no me cuadra. Por eso sugiero, a la Iglesia Vaticana, que en uno de sus muchos viajes y visitas a los diferentes países del mundo, no tenga prisas en volver a Roma, y se quede un par de meses por aquellas tierras; de forma, que los númerosos sacerdotes, del séquito papal, tengan la suerte y, además, disfruten celebrando la fe con aquellas comunidades cristianas que tanto pueden rejuvenecer, a nuestra Iglesia Universal. A lo mejor el año que viene, en la JMJ de Brasil, igual lo hacen.
Dos meses con aquellas buenas gentes, revolucionarían a la Iglesia. La miopía se curaría de golpe. Y la Iglesia Vaticana sería un buen icono para todo el Pueblo de Dios. ¡Ánimo!

3 comentarios:

  1. Juan, me ha parecido muy buena esta reflexión tuya. Más allá de que no comparta algunas creencias contigo (ya lo sabes), y que por lo tanto no entre a valorar si estás en lo cierto o no, sí que me parece tremendamente honesta y valiente tu opinión. Y es que se que no es nada fácil ser crítico (aunque se haga con la mejor de las intenciones) con una organización o institución de la que formes parte. Además, ese sentimiento que describes, debo decirte que es compartido. Creo que en muchas ocasiones la realidad de los que dirigen o guían un determinado grupo de gente no es la misma ni parecida que la realidad de la gente a la que dicen representar, lo que al final se suele traducir en un distanciamiento. Lo dicho, enhorabuena por tu reflexión y un abrazo.

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    1. Gracias por tu sensibilidad. Ciertamente, cada vez estoy más de acuerdo en que se debe hacer una crítica constructiva. Los silencios, en estos asuntos, no ayudan a mejorar las cosas.

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  2. Tu reflexión es muy buena y acertada. Yo que comparto tu fe creo que hoy mas que nunca necesitamos esa critica que construye e interpela que abre las ventanas de la mente para dejar pasar un aire fresco nuevo.Cambiar las instituciones y tradiciones es difícil pero no imposible.La fuerza,fidelidad y amor de las mujeres acompañaron a Jesús.Ellas estuvieron a los pies de la cruz y siguen hoy trabajando para hacer posible el Reino.La valentía y la perseverancia junto con la levadura irán fermentando la masa.Un abrazo Ofelia

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