BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 18 de diciembre de 2016

PARA MÍ, QUE SIN LOS POBRES NO HAY NAVIDAD



LOS POBRES, siempre hablando de ellos. Si nos fijamos nuestras conversaciones no se agotan con el futbol o con los programas "basura" de la TV, ni si quiera con la famosa crisis, aunque dicen que está terminando. No, somos más generosos que eso y a lo largo del año aparecen los pobres y hablamos también de ellos - y de ellas - (pues, también hay mujeres pobres), nos ponen imágenes suyas en los telediarios; les vemos en las calles, los famosos hacen campañas para aliviarles... y es que los pobres están muy presentes en nuestras vidas.
Me pregunto ¿Por qué será que a los pobres los tenemos tan presentes? y a veces me doy estas respuestas: ¿Por lástima? ¿Mala conciencia? ¿Por compasión? ¿Despiertan nuestra solidaridad? ¿Por indignación? ¿Porque nos estorban? ¿Nos incomodan? ¿Nos sentimos amenazados por ellos? ... No sé, que cada cual vea.
Pero llega la Navidad y todos los años nos volcamos de manera muy especial hacia los pobres. En estas fechas, en el ambiente, se da una sensibilidad especial hacia ellos. Hay algo en estas fiestas que nos aproxima mucho más a sus personas... Y hacemos campañas solidarias dedicadas a los pobres más cercanos. Dicen, que antiguamente, las familias ricas se llevaban a un pobre a su casa por Navidad,...
En el fondo los pobres, o sea, los sin techo, los excluidos, los presos, los parados, los inmigrantes, los marginados, los vagabundos y transeúntes, los indigentes, los hambrientos, los menesterosos, los pordioseros y mendigos, los miserables y desgraciados, los desamparados, ... no dejan de ser personas con toda su dignidad y derechos, y además, pertenecen a nuestra "especie humana o género humano", como dirían los antropólogos, de forma que estas fiestas que son tan entrañables -me remito a lo que dije la semana pasada -de la importancia de la familia en la navidad- como miembros de la misma "familia" no los queremos (ni debemos) olvidar.
Tal vez aunque no lo formulemos con tanta claridad y conciencia todos los días de año, en el fondo, nos acordamos de los pobres, porque pertenecen a nuestra misma "familia humana", son nuestros "hijos y hermanos" que han tenido mala suerte en la vida. A lo mejor en las mismas circunstancias que ellos, igual estaríamos en su situación,... ¿quién sabe?
Si a todo esto añadimos la dimensión religiosa, la navidad es la fiesta por excelencia, en la que se privilegia a los pobres, porque son los preferidos de Dios. Jesús nace en una cueva, apartado del pueblo de Belén, pobre entre los pobres, siendo los pobres los primeros que lo visitaron; nuestros belenes están llenos de los pastorcillos que llevaron a María lo más necesario para atender a su hijo en los primeros días de su vida.
Y ese Niño -tan frágil y pobre- que nace en una cueva nos hablará -cuando sea mayor- de un Dios que, como padre y madre, nos quiere a todos sus hijos e hijas y nos desea la paz y felicidad. Pero esto es asunto del próximo día.

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