BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 20 de noviembre de 2016

JESÚS DE NAZARET NO VIVIÓ EN UN CONVENTO

Durante treinta años vivió en el pueblo, Nazaret, con su familia. Después dejó su pueblo y los últimos años de su vida fue itinerante, de pueblo en pueblo.
Sabemos que un día le preguntaron a Jesús, que dónde vivía, y la respuesta les dejo boquiabiertos: "Venid y verlo". En otra ocasión, les dijo: "el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza".
Por otro lado, en la época de Jesús, lo más parecido a la vida en un convento, la tenían los esenios, grupo piadoso y religioso que vivían en las cuevas de Qumrán, cerca del Mar Muerto. Pero esta es otra historia. 
Esta reflexión me viene, si les digo la verdad, porque persiste la mentalidad en la Iglesia, de que el mensaje de Jesús es para gente más especializada, para hombres y mujeres que han tenido el privilegio de ser llamados por Dios. Y el pueblo, bueno el pueblo, son los ‘del montón’, meros espectadores. Es verdad que están en el “espectáculo”, pero no son los protagonistas de la obra. En su caso, son los que aplauden o abuchean, 
Todo lo cual contradice lo que nos cuentan los evangelios sobre Jesús. Ya en el capítulo primero, del evangelio de Juan, leemos: ¿De Nazaret puede salir alguien bueno? Con el tiempo le llamarán Maestro, Señor, Hijo de Dios, Mesías, Rey,... Pero esto viene más tarde, tras el Misterio Pascual.
Jesús no vivió en un convento, ni estuvo en un seminario. Jesús no fue Sacerdote, ni Religioso, ni Obispo,… Fue un hombre de pueblo, que vivió con sus paisanos. En una ocasión, nos dice el evangelista Marcos, que se sorprendieron: ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?»
Y, sin embargo, nos empeñamos en ponerlo tan alto, tan alto, que es inaccesible para el común de los mortales. Bueno, no para todos, para la gente selecta de la Iglesia no está tan lejos. Porque Jesús está y vive en sus casas, en sus oratorios, en sus conventos, en sus casas parroquiales o palacios episcopales. Ellos y ellas han sido llamados, han tenido esa suerte, ese privilegio.
Pero Jesús de Nazaret, no vivió encerrado en un convento, más bien, lo que nos cuentan es que anduvo por los caminos, por las plazas de los pueblos, fue a las casas de los ricos y pecadores, a los pueblos y ciudades, estuvo lado del lago, por las montañas, fue de boda, de fiesta con sus amigos,… Vamos que llevo una vida ajetreada, “de puertas a fuera”, no estuvo enclaustrado. Hasta pasaba noches enteras orando en el campo, a la intemperie.
Pero resulta que la gente, los pobres, los pecadores,… las ovejas perdidas, estaban fuera. Y salió a su encuentro. Presiento que su mensaje era para la gente del pueblo, bueno para todos. No creo que estuviera en sus planes, que solo un grupito fuera feliz, porque Dios solo se fijara en ellos, y bueno, la inmensa mayoría que se consuelen viéndoles como a los escogidos y llamados por Dios. Eso sí, alguna migaja les caerá.
Voy a exagerar, a veces da la sensación, de que algunos han secuestrado a Jesús, -me meto en el grupo- que se consideran los elegidos y ven a los demás como los “otros” a los que hay que “encandilar”, pero,… cuidado que no lleguen a mucho más. ¡Ah! también añado, que hay hombres y mujeres que les gusta esta dinámica y situación porque no les compromete y les complica la vida.

Bueno, pues, yo creo que el mensaje de Jesús es para todas las personas. De hecho, menos mal, hay muy buenos seguidores suyos en los conventos, en los pueblos, en los barrios de las ciudades, allá en donde hay mujeres y hombres que se han tomado en serio su Palabra y tratan de vivirla a tope. Dios llama, sin acepción de personas. Y quiere que toda su familia sea feliz.



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