BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 8 de noviembre de 2015

SI YO CAMBIO, YA ESTÁ CAMBIANDO EL MUNDO

Siempre pensamos que son los del gobierno, el Vaticano, los ricos y poderosos  los que tienen que cambiar el mundo. Ellos tienen el poder y el dinero, luego, les corresponde poner las condiciones para que haya un mundo mejor. ¡Que equivocados estamos!
Creo que el camino es otro. Los cambios no vienen por real decreto. Ni se producen de la noche a la mañana. El cambio vendrá cuando cambien las personas, mejor, cada persona. Y las personas no cambiamos porque nos lo mandan, sino, porque queremos cambiar. Nos pueden ayudar las religiones, las ideologías, o a saber qué, pero soy yo el que tiene que cambiar.

El bien y el mal que hay en el mundo, lo hemos creado los seres humanos. Cada persona contribuye con su comportamiento, con sus relaciones con otras personas a construir un mundo mejor o bien, un mundo peor. Por cierto, las máquinas son instrumentos que pueden hacer el bien o el mal según el uso que les demos.
La naturaleza humana, es la que es, y todos tenemos nuestras cualidades y defectos. Somos geniales y, también, somos nefastos. De héroe a villano hay un pasito. Y la  misma persona, a veces, cambia el contexto, y pasa de la bondad a la maldad o viceversa. Es lo que hay. Y ya sé que estoy simplificando, pues esto es mucho más complejo.
Podemos hacer grandes leyes y declaraciones de Derechos Humanos, pero por sí mismas no cambian nada. Pueden facilitar, dar ideas. Pero ya está.
Esto va de quiero y puedo, o si se quiere, de puedo y quiero. Digo muchas veces que todo el mundo sabe que el amor, la paz, la fraternidad, la libertad, el compartir, la solidaridad, el amor, la verdad, el perdón, la alegría... (y pongan más cosas) es lo mejor que nos podía ocurrir para que seamos felices y el mundo fuera mejor.
Pero, añado a continuación: aun sabiendo todo eso, la violencia, la mentira, el egoísmo, la intolerancia, la esclavitud, el orgullo, el racismo, la injusticia, la explotación, el robo, la corrupción no son ajenos a nuestras conductas y comportamientos diarios. Sabemos que no debería ser así, pero,...
Por cierto, cuando hablo de personas me estoy refiriendo al Carpintero del barrio, al Papa, a la Enfermera del hospital, al Presidente de gobierno, al Parado de la plaza, a la Dependienta de la tienda, al Joven universitario, al Budista, a la Peluquera del bloque, al Taxista de la estación, al Ama de casa, al Anciano jubilado,  a la Presidenta del Banco, al Profesor de la universidad, a la Sindicalista del metal, al Preso de la cárcel,...
Esto del cambio es una cuestión personal. Me puedo dejar ayudar de los demás. Pero, tengo que ser consciente de que yo soy el protagonista de mi vida. De mí dependen mis decisiones y las correspondientes responsabilidades. Igual me tengo que marcar pequeñas metas. Pero mis incoherencias, las distancias entre ‘lo bueno y malo’ que me caracterizan las tengo que acortar yo. Entre lo que pienso, digo y hago tiene que darse unidad plena, pero, me corresponde a mí alcanzar dicha unidad. Así estaré cambiandome y contribuyendo a cambiar el mundo, al menos la parte que me corresponde.
Porque todas las personas nacemos, vivimos y morimos. Y todas las personas somos iguales en dignidad y derechos. Lo que cambia es el lugar y el contexto en el que nacemos, vivimos y morimos.


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