BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 21 de abril de 2013

LAS PRIMERAS COMUNIONES ¿SÍMBOLO CONSUMISTA?



La Primera Comunión es un negocio y , a la vez, una ruina. Al menos para muchas familias. No hace muchos años, era la respuesta preferida para indicar que había sido el día más feliz de su vida. Concretar las razones, de tal afirmación, no era tan simple. Aparecía de todo. En cualquier caso, llevo muchos años pensando, que la Primera Comunión, está más relacionada con un acto social, que con su origen religioso. Muchas familias llevan a sus hijos e hijas a la Iglesia, no tanto por su fervor o convicción religiosa, cuanto porque le toca hacerla, pues, les corresponde por la edad... ¡La costumbre social pesa mucho! Nos lo recuerdan los escaparates de las tiendas.
Año tras año, aparecen las mismas situaciones: Peleas por las familias por tener la fecha adecuada y, de esa manera, apalabrar el restaurante dado que es mucha la competencia; tener las invitaciones con suficiente adelanto para que no haya conflictos con la familia y las amistades; buscar los regalos apropiados, aunque ahora con las nuevas tecnologías, esto casi esta resuelto. Y todo esto es dinero, mucho dinero y al contado. Conozco familias que han quedado, casi, arruinadas, con esto de la Primera Comunión. Por la ostentación de un día, pasan 'estrecheces' -muy básicas- durante mucho tiempo. ¿Hay necesidad?
 La sociedad consumista, sin duda, descubrió una 'buena veta' con este evento religioso. Si su origen tenía un significado religioso, éste, ha quedado olvidado. Es verdad que llevan mucho tiempo algunas Parroquias e Instituciones Religiosas, por ejemplo, la Escuela Católica, tratando de poner las cosas en su sitio, pero ir contracorriente no es cómodo. Sobre todo, si parte de la Jerarquía eclesiástica, pone el acento en que esos días se llenan las Iglesias, aumentan las estadísticas y parece que crece la práctica sacramental. Por otro lado, ni siquiera muchas familias tienen interés por la motivación religiosa del acto, lo que desean es pasar, cuanto antes, por el trance de la Primera Comunión, y ya está.
Desde luego desde el punto de vista económico, es todo un éxito. Se mueven muchos euros durante estas fechas. Se llenan los restaurantes, se compran ropas apropiadas. Las tiendas de regalos hacen el agosto, aunque estemos en mayo. No ven como la religión sirve para algo. ¡Una pena!
Siempre he planteado, cuando he tenido la ocasión, que la Primera Comunión es la oportunidad para reiniciar la Nueva Evangelización en el ámbito de la familia. No hay que olvidar que son las familias las que solicitan esta celebración religiosa para sus hijos. Fíjense: Con las catequesis familiares, la formación de los Catequistas y el inicio de la presentación de la fe para los niños, sin la menor duda, se avanzaría en este terreno de la evangelización. Ahora bien, ¿Está dispuesta la Iglesia jerárquica a tomar esta línea? ¿Está convencida la familia a realizar este camino? ¿Tienen el compromiso los catequistas a realizar dicho proceso formativo?
Estos pueden ser algunos de los retos que, con este asunto de las Primeras Comuniones, se podía plantear la Iglesia, Pueblo de Dios.





2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. La primera comunión para algunas familias o más bien para la mayoría, es la 1ª de sus hijos pero también la última. El procedimiento a seguir creo que habría que empezar por catequizar a los padres para que éstos acompañen a sus hijos en este proceso y descubran y se convenzan de la importancia del sacramento y relativicen todo lo sociológico que para algunas familias el no poder "celebrar ".....es un verdadero trauma.Ellos deberían ser los primeros catequistas de sus hijos, sobre todo con su testimonio. La Iglesia también debería "mojarse" para no impartir este sacramento como galletas que salen de la fábrica. Yo no digo que después de la 1ª Eucaristía no haya un ágape pero de manera sencilla y pensando que mientras desfilfarramos lo que no tenemos, otros no tienen lo necesario para sobrevivir diariamente.Los catequistas desde nuestra vocación debemos de estar convencidos primero y tenemos la responsabilidad de crear conciencia de la importancia del sacramento en la vida del creyente y que es más importante la calidad a la cantidad y me refiero a los catecúmenos. Opino desde mi humilde experiencia como catequista de padres. Insisto hay que trabajar con las familias desde el diálogo, el testimonio y sobre todo desde una invitación clara y concisa.

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  2. Gracias por completar la reflexión, Mª Dolores. A ver si entre todos nos vamos concienciando.

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