BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 16 de enero de 2011

SEMANA DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Aproximadamente un tercio de la humanidad cree en Jesús, es decir, es cristiana. Numéricamente somos más de 2.250 millones. Y sin embargo, todos los años, del 18 al 25 de enero, tenemos que dedicar una semana de oración por la unidad de los cristianos. Habrá que preguntarse ¿Por qué? Y la respuesta es muy sencilla: los cristianos estamos des-unidos.
Gracias al movimiento ecuménico, creado a principios del siglo pasado, los cristianos estamos dando 'pasitos' para formar, esperemos que de forma definitiva, el "Pueblo de Dios". A lo largo de los 2.000 años que llevamos de historia, se han ido creando las diferentes iglesias, cada una de las cuales, se creía la auténtica poseedora de la verdad del cristianismo, del mensaje de Jesús.
Visto desde fuera esto del cristianismo, es un verdadero escándalo, cuando no da, vergüenza ajena, pues cada una de dichas iglesias profesa solemnemente: que tenemos un Padre común, que todos somos hermanos y hermanas y que el único mandamiento que se nos ha dado ha sido el del amor. ¡Menos mal!
Exagerando un poco, basta echar una ojeada a la historia y cada vez que un grupo de cristianos decidía formar su propia iglesia (Ortodoxos, Protestantes, Anglicanos, Católicos,...) utilizaba el recurso de la violencia y de la guerra "para marcar su territorio".
No sabemos si los motivos eran religiosos y teológicos o económicos y políticos. Pienso que de todo un poco. Pero en todo caso, el grupo o iglesia nueva que se creaba se afirmaba, con bastante frecuencia, desde la violencia. El que esté interesado en profundizar, que recurra a la historia universal y , de forma especial, a la Historia de la Iglesia.
Si traigo estas reflexiones al blog, es porque -como decía más arriba- el día 18 de enero empieza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Esta es una buena iniciativa, pues desde la oración, como los primeros cristianos, podemos conseguir lo que por otros medios no hemos alcanzado. Ya es hora de que dejemos a un lado las guerras de religión (entre cristianos), las inquisiciones para eliminar a los contrarios, las disputas teológicas que han justificado tantas rupturas y violencias,...
El mundo de hoy camina hacia la globalización. Esto quiere decir que entre todos los habitantes del planeta, unos con más influencia que otros, estamos construyendo un orden nuevo, un único mundo, en el que todos los seres humanos seamos ciudadanos de hecho y de derecho. Ésta, también, es una de las razones por la que los cristianos, unidos, aportemos nuestra visión del mundo nuevo que se está gestando.
Y es que tenemos mucho que decir. Que decir y hacer. Pero lo primero de todo, es, que demos testimonio ante los demás hombres y mujeres de otras creencias, incluso sin creencias, de que es posible la unión, que el ser humano pertenece a la misma familia, que basta de fronteras, que es una vergüenza tanta diferencia social entre pobres y ricos, entre mujeres y hombres (todos somos hermanos y hermanas) y que podemos querernos y vivir en paz.!Ojalá!
Si las diferentes iglesias cristianas dan ejemplo y forman la única Iglesia, la del Pueblo de Dios, estaremos contribuyendo a que el mundo se fortalezca en sus vínculos solidarios y fraternales y, entonces, lo de la globalización no se quedará, solamente, en cuestiones económicas y financieras que tantas injusticas siguen generando.
La unión de los cristianos y el diálogo interreligioso, que también se están dando pasos y del que hablaré otro día, tienen que decir mucho en todos estos asuntos.

domingo, 9 de enero de 2011

LA "CUESTA" DE ENERO

Ya es cásica esta expresión, aunque este año la palabra “cuesta” no va a recoger todo el significado que le venimos dando en años anteriores. Me temo que la pendiente es demasiado empinada y no todo el mundo la va a poder subir.

Aunque para cuesta, cuesta, la de la crisis que llevamos arrastrando desde hace varios años. Bueno, unos más que otros. Este año la llamada cuesta de enero hay que situarla en la verdadera cuesta de la crisis: el paro, las pensiones, los recortes sociales, las hipotecas, las subidas de la luz y el gas,...

Ya sabemos que la cuesta de enero tiene su origen en los recortes económicos, de las familias, después de los gastos navideños, los regalos de los Reyes magos,… y para seguir sobreviviendo y ajustar los dineros que quedan, se hablaba y habla de la “cuesta de enero”. Las llamadas rebajas lo facilitan

Pero esto de las navidades es coyuntural, pasan pronto, lo que es estructural, y va para largo, es la crisis, auténtica cuesta para muchas familias. Porque al fin y al cabo, enero se acaba y se termina su cuesta, pero lo de la crisis va a ser una pendiente que, probablemente, dure mucho más tiempo.

No obstante yo me estoy imaginando la cuesta, la gran pendiente que tenemos por delante y veo muchas cosas y, sobretodo, a mucha gente:

Por ejemplo, casi veo a los cochazos que suben la cuesta, a una velocidad vertiginosa, que ni se les ve las matrículas, no creo que los que van dentro tengan muchos problemas para subir la cuesta y lamentarse de la crisis.

También veo algunos coches parados en la cuneta, porque les sale humo el motor o se les ha pinchado una rueda, se ve que tienen alguna dificultad para alcanzar la cima. Pero la alcanzarán, para eso está los seguros.

Más abajo veo a un grupo unido que se van dando la mano, para hacer más ligera la subida, me imagino que será una ONG, por ejemplo Caritas, que con los pagos del recibo de la luz, del agua, o los medicamentos, facilitan y alivian a los que no tienen casi nada para superar la cuesta.

Hay quien la sube solo, arrastrando a su familia, y haciendo muchos equilibrios con los presupuestos logran alcanzar la cima, carencias no les faltan, pero se aguantan pues quieren llegar.

Los hay que se han instalado a lo largo de la cuesta y extienden la mano, no les importa mucho subir y se conforman con “ir tirando”.

Otros intentaron subir y a medio camino desistieron y bajaron la cuesta, no tenían ni ánimos ni medios para terminar la pendiente.

Pero hay una inmensa mayoría de hombres y mujeres, que ni siquiera se han acercado a la cuesta. Viven (mal viven) en el valle, en cuevas, al lado del camino, dejando pasar el tiempo. A muchos les llega el final de sus vidas, no tienen ni siquiera para comer, ni dinero para pagar el alquilé de una casa,… Para estas personas lo de la cuesta es una utopía. Les hablan de que subiéndola encontrarán una vida mejor, pero ni lo intentan, como que no va con ellas. Y así podríamos seguir pero, para qué…

Yo creo que la cuesta no es igual para todos los hombres y mujeres, y que los que podemos subirla, aunque con dificultades, debemos echar la mirada atrás, retroceder y ayudar a los que ni siquiera se han planteado subirla… porque no pueden. Y me estoy refiriendo con "los que podemos" a todas las personas que trabajan en el ámbito de la política, de la educación, de las empresas, de los sindicatos, de las ONGs, de las religiones y desde las familias,... juntos, cada cual desde su lugar, podemos superar la crisis y subir la cuesta, que ya no sería tan utópica.

domingo, 2 de enero de 2011

NAVIDAD Y LA DIVINIZACIÓN DEL SER HUMANO (y IV)

En este mundo globalizado que vivimos, paradójicamente, nos encontramos la pluralidad en muchas dimensiones de la vida. Así tenemos que existen numerosos hombres y mujeres que tienen sus creencias en las diferentes religiones extendidas por la tierra, pero también, constatamos el hecho de un grupo de personas que no utilizan la hipótesis de Dios en su vidas. Por mi parte me sitúo en el contexto de la fe cristiana.
La Navidad es una buena ocasión para reflexionar sobre estas cosas. El cristianismo hace su aportación original en el mundo de las religiones. Veíamos la semana pasada que era Dios, el Dios de Jesús, el que había tomado la iniciativa de acercarse a este mundo. En tal ocasión los seres humanos le ofrecimos nuestra humanidad, le admitimos como uno más de nuestra especie, viviendo más de treinta años con nosotros.
Pero la Navidad quedaría incompleta sino descubriéramos la parte de novedad que nos viene de Dios. Porque si nosotros le hacemos participe de nuestra humanidad, al hacerse como uno de nosotros, Él, nos hace partícipes de su divinidad al mezclarse con nosotros: Dios se humaniza y el ser humano se diviniza.
Por analogía podríamos utilizar la imagen del matrimonio. Cuando la mujer y el hombre se unen en los esponsales, se compromenten a vivir unidos, no se disuelven dejando de ser lo que es cada uno, pero sí comparten sus realidades personales, de manera, que el hombre le da a la mujer todo aquello que necesita para realizarse como mujer y, a la vez, la mujer le da al hombre todo lo que necesita para realizarse como hombre. Mujer y hombre, hombre y mujer, se necesitan mutuamente para ser más, ellos mismos, para realizarse más plenamente y conseguir, así, la deseada y anhelada felicidad.
Siguiendo con esta imagen del matrimonio, en la Navidad, celebramos los esponsales de la divinidad con la humanidad. En este original matrimonio, nosotros le aportamos a Dios nuestra humanidad, para que se haga más humano, y Él, nos comparte su divinidad para que nos hagamos más divinos. El resultado de todo esto es que el ser humano que había perdido el horizonte de la plenitud, en el encuentro con Jesús - Dios hecho hombre-, redescubre y recupera el camino perdido.
La divinización del ser humano no es un postizo o añadido a su humanidad, se trata más bien, de tomar conciencia de lo que ya éramos cuando fuimos creados. Dice el libro del Génesis, en la Biblia, que fuimos creados a imagen de Dios: "varón y hembra, los creó", por consiguiente, desde los inicios ya participábamos de la divinidad. La origilinalidad en la misisón de Jesús de Nazaret, el niño que nació en Belén, no va a ser otra que la de recordarnos nuestros orígenes y dar un paso más, esto es, confirmar que Dios es nuestro Padre, esto aparece en los Evangelios cuando, Jesús, les dice a sus discípulos, que para hablar con Dios, tienen que decirle: "Padre nuestro...". Por aquí se enraiza el sentido cristiano de la familia humana.
Ya sé que todo esto puede resultar un poquito teórico-teológico, pero lo veía necesario para explicarme; en todo caso, lo que a mí me queda de este asunto es que nos jugamos nuestro ser de hombre y de mujer, en la medida que asumimos -en nuestras vidas- la dimensión divina que tenemos. De forma que al "divinizarnos" no alienamos o disolvemos nuestra humanidad, al contrario, con la divinización conseguimos - a tope - nuestra realidad de seres humanos. Concluyendo, llegaremos a ser plenamente hombres y mujeres, asumiendo en nuestras vidas la dimensión divina,eso sí, en la vida cotidiana, dado que el crecimiento personal se hace en el día a día. Por aquí seguiremos compartiendo las reflexiones.

¡FELIZ AÑO 2011!

domingo, 26 de diciembre de 2010

NAVIDAD Y LA HUMANIZACIÓN DE DIOS (III)

De pequeño las cosas que me decían de Dios eran impresionantes para mi mente: Dios era omnipotente y omnipresente, también decían omnisciente y omnibenevolente pero éstas expresiones las entendía menos. Total que Dios lo era todo hasta el límite de lo infinito... Y además estaba siempre en el cielo sentado en un trono, muy mayor Él, con blancas barbas. Más adelante me dibujanban un triángulo con un ojo muy grande, porque Dios todo lo ve y en todo se fija ¡Había que tener cuidado!...
Hoy ya veo a Dios de otra manera. La vida me ha llevado a configurar otra imagen de Dios menos sofisticada y, desde luego, mucho más cercano, eso sí, pero sin dejar de ser Dios.
En la Navidad reside la explicación más elocuente de este notable cambio que he tenido. Porque la Navidad es la fiesta -por excelencia- con adornos especiales en las casas y en las clalles, con músicas muy propias de villancicos alegres, con comidas y regalos que la enaltecen y subliman, en fin, para que les voy a contar... la Navidad es... ¡La Navidad!
Si vamos a los orígenes que dan explicación a todo esto nos encontramos con una razón muy simple: Dios, el mismo Dios de los cielos, nos ha visitado, se ha hecho uno de nosotros, se ha venido a vivir con nosotros, se ha hecho hombre, naciendo en una cueva, a las afueras, de Belén. Lo más sorprendente de esta humanización de Dios es que la inciativa ha partido de él. Ha sido Dios el que decidió encarnarse -hacerse carne como cualquiera de nosotros-.
Él, que lo es todo, todo; se ha hecho frágil, débil, endeble... como cualquiera de los niños y niñas que nacen todos los días del año. A esa indefensión hay que añadirle el lugar que escogió para venir "a la tierra desde el cielo" ¡Una cueva! llena de suciedad y basura de los animales,... y le pusieron en una cuna improvisada, o sea, el pesebre que mejor encontraron su padre, José y su madre, María.
No nació en un gran palacio, como merecía su rango, ni en la ciudad donde se encontraba la gente importante; no, nació a las afueras, entre los sin techo, entre los pobres. Dios se hace hombre y lo hace en el lugar más apropiado, con una intención muy clara, la urgencia de humanización (recuperación de la dignidad) de los millones de seres humanos machacados y explotados, a lo largo de la historia, por el resto de otros hombres y mujeres que desde el poder social, económico, político e, incluso, religioso, siguen manipulando y marginando a los más indefensos, frágiles y débiles de la sociedad - la única que tenemos todas las personas- .
Dios se humaniza para enseñarnos cómo tiene que ser nuestra humanidad. Parecería que los hombres y mujeres, al ejercer nuestra libertad, hemos elegido caminos que no tienen salida, al menos una salida digna, como corresponde a nuestra naturaleza; y en vez de construir una sociedad justa, pacífica, tolerante, libre, solidaria... (la familia humana de la que ya he hablado otras veces) nos hemos dedicado a las guerras, a la esclavitud, a las injusticias, a la violencia,... a la explolatación de los seres humanos y, todo esto, desde su más tierna infancia.
Dios se hace hombre, en Jesús de Nazaret, con la Misión de anunciarnos la Buena Noticia de que la Familia humana no es una utopía. El niño Jesús que nace en Belén va a ser el modelo y la referencia de esta nueva familia que Dios quiere para nosotros. Su vida y su mensaje serán el mejor testimonio.
Ahora entendemos mejor las palabras que vienen en el evangelio: "Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su hijo para salvarnos" (Jn, 3).

¡¡¡FELIZ NATIVIDAD!!!

domingo, 19 de diciembre de 2010

NAVIDAD Y LOS POBRES (II)


LOS POBRES, siempre hablando de ellos. Si nos fijamos nuestras conversaciones no se agotan con el futbol o con los programas "basura" de la TV, ni si quiera con la famosa crisis. No, somos más generosos que eso y a lo largo del año aparecen los pobres y hablamos también de ellos - y de ellas - (pues, también hay mujeres pobres), nos ponen imágenes suyas en los telediarios; les vemos en las calles, los famosos hacen campañas para aliviarles... y es que los pobres están muy presentes en nuestras vidas.

Me pregunto ¿Por qué será que a los pobres los tenemos tan presentes? y a veces me doy estas respuestas: ¿Por lástima? ¿Mala conciencia? ¿Por compasión? ¿Despiertan nuestra solidaridad? ¿Por indignación? ¿Porque nos estorban? ¿Nos incomodan? ¿Nos sentimos amenazados por ellos? ... No sé, que cada cual vea.

Pero llega la Navidad y todos los años nos volcamos de manera muy especial hacia los pobres. En estas fechas, en el ambiente, se da una sensibilidad especial hacia ellos. Hay algo en estas fiestas que nos aproxima mucho más a ellos... Y hacemos campañas solidarias dedicadas a los pobres más cercanos. Dicen, que antiguamente, las familias ricas se llevaban a un pobre a su casa por Navidad,...

En el fondo los pobres, o sea, los sin techo, los excluidos, los presos, los parados, los inmigrantes, los marginados, los vagabundos y transeúntes, los indigentes, los hambrientos, los menesterosos, los pordioseros y mendigos, los miserables y desgraciados, los desamparados, ... no dejan de ser personas con toda su dignidad y derechos, y además, pertenecen a nuestra "especie humana o género humano", como dirían los antropólogos, de forma que estas fiestas que son tan entrañables -me remito a lo que dije la semana pasada de la importancia de la familia en la navidad- como miembros de la misma "familia" no los queremos olvidar.

Tal vez aunque no lo formulemos con tanta claridad y conciencia todos los días de año, en el fondo, nos acordamos de los pobres, porque pertenecen a nuestra misma "familia humana", son nuestros "hijos y hermanos" que han tenido mala suerte en la vida. A lo mejor en las mismas circunstancias que ellos, igual estaríamos en su situación,... ¿quién sabe?

Si a todo esto añadimos la dimensióm religiosa, la navidad es la fiesta por excelencia, en la que se privilegia a los pobres, porque son los preferidos de Dios. Jesús nace en una cueva, apartado del pueblo de Belén, pobre entre los pobres, siendo los pobres los primeros que lo visitaron; nuestros belenes están llenos de los pastorcillos que llevaron a María lo más necesario para atender a su hijo en los primeros días de su vida.

Y ese Niño -tan frágil y pobre- que nace en una cueva nos hablará -cuando sea mayor- de un Dios que, como padre y madre, nos quiere a todos sus hijos e hijas y nos desea la paz y felicidad. Pero esto es asunto del próximo día.






domingo, 12 de diciembre de 2010

NAVIDAD Y LA FAMILIA (I)

Estas fechas navideñas que se acercan, dan mucho de sí para comentar y reflexionar en voz alta. Sin duda el asunto de la familia es uno de los más destacados en los ambientes navideños.

¡Qué suerte tener a la familia para celebrar la Navidad!

Muchos, esperamos estos días, tan entrañables, para reencontrarnos, estar juntos, comer y beber, pasear, hacer un repaso de cómo nos ha ido el año que se termina, compartir las alegrías y las penas, propias, de las personas que se quieren y lo celebran con intensidad. Aunque también son días que se llenan de recuerdos y añoranzas, sobretodo, por los seres queridos que nos dejaron y marcharon, eso sí, con la esperanza de que ya nos reencontraremos en un futuro.

Qué imagen más bonita ver a una familia por la calle, ver a los hijos de la mano de su papá o mamá, disfrutando de los escaparates, las luces de fantasía que iluminan la noche, los belenes tan imaginativos y creativos que aparecen por doquier.

El binomio familia y navidad, sin la menor duda, es una de las fotos que mejor guardamos en nuestros recuerdos de todos los tiempos.

¡Qué triste una navidad solo!

Porque no todas las familias tienen estas añoradas experiencias y vivencias. Hay familias que no se quieren ni ver, y menos en estas fechas que parece que ¿te obligan a estar juntos?

Hay familias que en estos días navideños lo pasan muy mal porque no tienen lo necesario para celebrar que se juntan.

Hay familias rotas que odian estas vacaciones de Navidad porque les recuerdan su ¿mal? Y no desean volver al pasado.

Hay familias que no saben ni siquiera el lugar en el que se puede encontrar alguno de sus miembros, porque les abandonó hace bastante tiempo.

Hay familias que maldicen la Navidad porque ni siquiera esos días tienen la oportunidad de “arañar” algo de la felicidad que se desprende del ambiente que les rodea.

En fin, para que seguir, si todos podríamos alargar las posibilidades que la misma realidad nos propone.

Y, sin embargo, la Navidad es para vivirla en familia o al menos con aquellos seres queridos que te apoyan a lo largo del año, que te echan la mano al hombro en los momentos difíciles, que se alegran contigo cuando vas saliendo adelante, que “pierdes” el tiempo con muchísimo gusto, por que el vínculo que te une a tus seres más queridos fortalece tu existencia, da sentido a tu vida… al menos, unos días al año, se hace necesario ritualizar todo esto que es tan humano.

Termino refiriéndome a la dimensión religiosa de la Navidad, la cual nos ofrece y fortalece el sentido universal de la gran Familia Humana. Desde la cultura occidental y cristiana, en la que me sitúo, es la gran aportación que tenemos para toda la humanidad.

¡FELIZ NAVIDAD EN FAMILIA!

domingo, 5 de diciembre de 2010

10 DE DICIEMBRE: EL DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. (Declaración Universal de Derechos Humanos, Artículo 1º)

Cuando uno lee estas cosas se siente orgulloso de pertenecer al género humano. Y si completamos la lectura de toda la Declaración ¡Treinta maravillosos artículos! Entonces la especie humana se confirma como la reina de la naturaleza.

Claro, que tres años antes, de estas hermosas palabras, estábamos enterrando a más de 50 millones de hombres y mujeres, víctimas mortales, de la 2ª Guerra Mundial. Para muchos estudiosos y entendidos, fue el conflicto armado más sangriento de la historia humana y del que, aún hoy, se nos ponen los pelos de punta viendo las imágenes del Holocausto, las deportaciones masivas, campos de concentración… y las bombas atómicas en Japón.

Nadie quería volver a repetir la barbarie acaecida, unos años antes, y por eso la Asamblea General de Naciones Unidas, se da prisa en firmar un documento que obligue - a todos los países -a respetar a los seres humanos. Fue un 10 de diciembre de 1948. Sin embargo hay que esperar, al año 1950, en el que la misma Asamblea, invita a todos los Estados y organizaciones interesadas a que celebren, el 10 de diciembre, el día de los Derechos Humanos (Resolución 423, V). La ONU, busca un compromiso ético que obligue a todos los países a cumplir unas normas que erradiquen todo tipo de violencia contra cualquier persona. ¡Loable utopía! Pero por algo hay que empezar.

No creo que sea necesario traer a este Blog los acontecimientos de los últimos 50 años; sin duda con muchas luces y sombras, pero, esta vez para bien de la humanidad tenemos que felicitarnos, ya que - ¡FINALMENTE! - nos hemos dado Una Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Pero seamos realistas, pues queda mucho por hacer, ya en el año 2000, las mismas Naciones Unidas (192 países) vieron las necesidad de apostar por lo que denominaron “Los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, de los que ya hablé en otra ocasión, y que son la máxima expresión del fracaso real de la aplicación de los Derechos Humanos.

No olvidemos que, el concepto de Derechos Humanos, hace referencia al sentido de la dignidad humana antes que a cualquier formulación social ya sea religiosa, jurídica o política. Dignidad humana que atañe a toda persona y que nos viene dada en la naturaleza humana: Hayamos nacido en África, América, Eurasia u Oceanía.

Y tenemos la suerte, además, de que al estar viviendo en el contexto de la globalización todo esto nos ayuda a comprenderlo mucho mejor. Una vez más sigo apostando porque somos una única familia, una verdadera familia, aunque nos queda mucho por hacer para vivir como hermanos, por eso me uno a los muchos hombres y mujeres que han dado y dan la talla humana haciendo progresar a la humanidad: Gandhi, M. Luther King, Raoul Follereau, Hélde Câmara, Wangari Muta, Muhammad Yunus, El Abbé Pierre, Nelson Mandela, Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, Oscar Romero, Desmond Tutu, Dalai Lama, Rigoberta Menchú, Liu Xiaobo, Lech Walesa y PUEDES PONER TU NOMBRE...

Sin olvidar a las muchas organizaciones y ONGs que están apostando por los mismos ideales: Amnistía Internacional, Cruz Roja, Manos unidas, Médicos sin frontera, Cáritas, Unicef, Intermón,...

Quisiera acabar con una de las conclusiones, del V Encuentro Continental de Pastoral sobre los Derechos Humanos, que se acaba de tener en San Salvador, del 29 de noviembre al 3 de diciembre de 2010:

“6. A pesar de estos avances tenemos que constatar con dolor que persisten situaciones vergonzosas de violación a los derechos humanos. La existencia de un sistema social y económico que no está centrado en la persona humana y en sus derechos ha llevado a una degradación de las condiciones de poblaciones que han caído en situaciones de exclusión de todo orden. El Continente ha crecido económicamente, pero eso no se ha traducido en una mayor equidad y justicia social. Más de 200 millones de personas viven en condiciones inaceptables en un continente de enorme riqueza natural y biodiversidad que tiene todas las posibilidades de garantizar el bienestar y la dignidad de su población. La feminización de la pobreza. La ausencia de condiciones de trabajo digno para millones de habitantes de nuestro continente. La inequidad en el acceso a los recursos a la política y a los bienes de la creación sigue siendo un grave escándalo para esta región que no podrá avanzar en su integración en el mundo actual mientras persistan estas dolorosas situaciones.” (Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

¡COMO PARA QUEDARSE CON LOS BRAZOS CRUZADOS!