BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 30 de mayo de 2021

EL CÍRCULO DE LAS FAMILIAS CARTÓN PIEDRA

 

Esto que les cuento ocurrió, como casi siempre sucede, en una barriada pobre. Después de varios intentos fallidos, una familia accedió a franquearme sus puertas. En un principio todo eran pegas, pero, al final, logré granjearme su confianza.

El padre estaba en paro y, aunque no tenía ninguna cualificación laboral, con sus trapicheos y chapuzas iba juntando unos euros para financiar su bebida y dar un mínimo soporte económico a la familia; bueno,  y como él decía, la droga del barrio alguien tendrá que venderla... Como las ganancias no alcanzaban para cubrir los gastos de toda la familia, la madre tenía que hacer algunos favores sexuales, con los que se completaba la economía familiar y así, a trancas y barrancas, iban sacando adelante  a los hijos que habían ido llegando al hogar.

Como es lógico, ni el padre ni la madre tenían tiempo para estar pendientes de los hijos. Por suerte, la hija mayor, de 13 años, atendía a sus hermanos más pequeños. Claro que, dentro de sus limitaciones, lo hacía a su manera. La constante escasez de recursos personales y materiales generaba  un  ambiente crispado, nada propicio para la convivencia y la educación.

Mucha de la comida y de la ropa que conseguían les llegaba de instituciones benéficas que habían reconocido a esta familia como muy necesitada. Aún así, mal comían y mal vestían. La hermana mayor, dentro de su edad, de su disponibilidad y de su escasa preparación, aseguraba los mínimos de supervivencia de los pequeños, que no era poco.

Por lo demás, estas ocupaciones la tenían alejada de la escuela aunque estaba en edad escolar. Tampoco sus hermanitos eran muy asiduos al colegio: mientras se levantaban o hacían que se levantaban, se medio aseaban, se entretenían con la televisión o la videoconsola, o se sentían atrapados por el  variado y rico mundillo de la calle, no llegaban a ser asiduos asistentes a las aulas. Además su padre, cuando estaba en casa, se encargaba de repetirles -hasta la saciedad- que la escuela no les daría para vivir y que era una pérdida de tiempo. Él mismo se ponía como modelo, en este sentido.

La madre, como solía trabajar por la noche, apenas estaba con sus hijos, pues el día era para dormir. Le molestaba especialmente que la despertaran los gritos y las peleas de los muchachos, que eran habituales y por cualquier motivo, especialmente  cuando el mayor de los varones, 12 años, pretendía hacerse con el mando del televisor al que se sentía con más derechos que los demás; entonces, la madre,  malhumorada,  tomaba cartas en el asunto con ayuda de la zapatilla.

Este ambiente hogareño, se complicaba aún más con las ocasionales palizas que el progenitor de la familia propinaba a cualquiera de ellos o de ellas, incluida la mamá: Las manifestaciones violentas eran especialmente temibles cuando el cabeza de familia llegaba a casa borracho, cosa que sucedía con frecuencia. Nadie escapaba a sus mamporros y todos le tenían miedo; pero, en su calidad cabeza de familia, se aceptaba con cierta normalidad que tuviera derecho a tales prácticas, más aceptadas por el miedo que por otro tipo de justificaciones de falsa autoridad.

Así y todo, y vuelvo al principio, me abrieron las puertas de su hogar, más que nada, porque, a pesar de las prevenciones iniciales,  veían en mi cercanía la posibilidad de otra fuente de ingresos,  para cubrir sus necesidades.

Reconocía yo que no era este el mejor procedimiento para conseguir cambios, pero me preocupaban más el abandono y negligencia en que vivían los niños y, por ello, claudicaba con esta práctica limosnera, que en el fondo, no sirve sino para mantener y a veces reforzar este tipo de situaciones insostenibles, pues, los padres se sienten aliviados y se desentienden de sus responsabilidades pensando que ya las instituciones sociales se ocuparán de seguir dando soluciones. Además, dicen con la mayor naturalidad del mundo, ¿para qué preocuparse o molestarse? Todo es cuestión de tiempo, a medida de que los hijos se van haciendo mayores, tan pronto como pueden, vuelan  de la casa. Eso sí, con la cruda certeza de que reproducirán la misma historia allá adonde lleguen.

El guión tradicional de este prototipo de familia se mantiene vivo, de abuelos a nietos; es como un círculo, en este caso viciado, que se repite y se transmite de generación en generación. Así que, a veces me pregunto: ¿Me hubiera ocurrido a mí lo mismo de haber nacido en este ambiente familiar?

No obstante, mi gran pregunta es si tal círculo fatídico se puede romper de una vez por todas. Este era el interrogante que me proponía responder al hacerme huésped de tan peculiar familia. Por cierto lo de familias de cartón piedra, creo, que también están en otras barriadas de la ciudad.

domingo, 23 de mayo de 2021

EN EL DÍA DE AFRICA: CON LOS AFRICANOS, MIS HERMANOS



El día 25, es el Día Internacional de África, con tal motivo hemos escrito el siguiente manifiesto, que leeremos ese día y el día 27, en el Círculo de la Fraternidad, es mi homenaje  el continente africano, y sus habitantere, tan de actualidad en estos días:

África, cuna de nuestra familia, la familia humana,  con una biodiversidad para disfrutar, de gentes alegres y sencillas, con grandes recursos naturales para vivir dignamente, pero expoliada para que el mundo siga su ritmo frenético.

África tan lejos y tan cerca, tan rica y tan pobre. África, colonizada y esclavizada ayer, explotada, hoy, por el neoliberalismo salvaje de oriente y occidente.

África madre y hermana de la humanidad, prostituida y vendida de manera indignante.

África tan antigua como las pirámides de Egipto y tan moderna como el coltán del Congo.

África, continente de contrastes sociales, provocados por el insaciable egoísmo humano, que trafica con sus recursos y sus personas y cuyos beneficiarios son siempre los del mismo lado.

África que es empujada a huir de sus hogares y de sus países y es rechazada por los países del norte, los  que disfrutan de sus tesoros naturales como su oro, diamantes, petróleo, gas, madera,… pero sobre todo de su infancia y juventud.

África continente viejo y joven, origen de nuestras vidas, cargada de sueños rotos desterrados al más profundo fondo de los mares.

África que, en su caminar hacia la libertad y un mundo mejor, pasa por la ciudad de Jerez, la ciudad de la que todos somos parte, nuestra ciudad. Porque Jerez, es una ciudad de paso, para muchas personas migrantes, que acaban echando sus raíces aquí enriqueciendo nuestros barrios,  pero también para otras muchas que acaban  malviviendo en condiciones mas propias de otros tiempos.

Jerez tiene la oportunidad de tener sus puertas abiertas ¡aprovechémosla!  Con una voluntad decidida por rechazar los bulos y rumores, de quienes ven a las personas por su color de piel o sus ropas  como una amenaza y por eso las discriminan.

Jerez quiere unirse a las voces, que nos llegan de África, para denunciar tanta injusticia y explotación, tanto rechazo e indiferencia ante los problemas de violencia y destrucción de sus gentes y recursos.

El grupo de personas que aquí nos encontramos, seguimos apostando por la acogida, protección, promoción e integración de los hombres y mujeres que nos llegan del continente vecino, solo 14 kilómetros nos separan.

Les queremos acompañar en el camino, a su paso por nuestra ciudad, que perciban y sientan que después de haber pasado tanta necesidad y haber dejado a su familia atrás, han llegado al lugar acogedor en su aventura por un futuro y una vida mejor.

Nuestra celebración del día de África es la manera de manifestar nuestro compromiso de unirnos a los sueños de tantas personas africanas, por tejer conjuntamente un mundo más fraternal y solidario, sintiéndonos así, una gran familia en la casa común que habitamos.

domingo, 16 de mayo de 2021

TE NECESITO Y ME NECESITAS PARA LLEGAR A SER PERSONAS EN PLENITUD

 

Mi experiencia personal me ha confirmado, desde siempre, que los otros (el tú para mí) me han ido configurando y me han ayudado mucho: familia, profesores, amigos, compañeros... Asimismo, soy consciente de que, personalmente, a las personas que se han relacionado conmigo les he aportado elementos que también les han ayudado a su configuración personal. Para bien o para mal, la interacción entre las personas tiene esta finalidad. Y esto ocurre desde nuestro nacimiento.

Si existimos es porque dos personas se pusieron de acuerdo. La complicidad de mi madre y mi padre, me hicieron posible. En el origen de todos los seres humanos están un "yo y un "tú. Y la presencia, de los otros "tú" en nuestras vidas, hace posible nuestra realización y crecimiento como personas. Nos necesitamos. No es una reflexión filosófica el tema de hoy, se trata -más bien- de la experiencia cotidiana.
Que somos seres en relación, no es un descubrimiento. Cualquier persona se mueve, a la vez, en varios círculos de relaciones: La familia, los amigos, los vecinos, la empresa, un club deportivo, una ONG, la  asociación juvenil, el sindicato, un partido político, la religión, la asociación de madres y padres de un colegio, el foro cultural, los amantes de las antigüedades,... Y es que no puede ser de otra manera. No somos islas.
Otra cosa es cómo nos relacionamos en todos esos ámbitos. Es verdad que hay expresiones que lo quieren decir todo, pero no lo consiguen: ¡Ay del solo! Nos grita la sabiduría popular; pero, a continuación, escuchamos: ¡Es mejor estar solo que mal acompañado! A mi entender, ambas expresiones, recogen la ambivalencia que se da en nuestras relaciones.
Te necesito para ser yo, es la conclusión a la que llegamos con nuestra pareja,  en las comunidades religiosas, con nuestras amistades, con nuestros hijos, con nuestros alumnos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros colegas de ocio y tiempo libre. Claro que la intensidad de nuestras relaciones, no es la misma en todos estos ámbitos, pero cada una de
las personas, en su contexto, me aporta reconocimiento, confrontación, afecto, ánimos, críticas, cariño, relajación, diálogo, aceptación, rechazo,... que me afectan y me hacen reflexionar, acerca de cómo llevo las cosas en mi vida. Todo lo cual me interpela y me ayuda a crecer como persona
Me necesitas para ser tú, es la conclusión a la que llegamos con nuestra pareja, 
en las comunidades religiosas, con nuestras amistades, con nuestros hijos, con nuestros alumnos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros colegas de ocio y tiempo libre. Aquí lo importante es cómo estoy yo con las personas que me rodean. ¿Cómo es mi presencia? Porque, lo que aporto a los demás, también les afecta. Mis alegrías, mis penas, mi cercanía, la confianza que doy, las mismas miradas que dirijo, la empatía, mis enfados o cabreos, el cariño que doy o quito, mi frialdad o ternura,... todo ello constituye mi aportación al otro, al "tú" que son los demás.

Construyamos una interacción, que pueda favorecer nuestro crecimiento personal, en vez de frustrar la maduración junto con los demás. Las relaciones interpersonales pueden ser de calidad y gratificantes, o por el contrario, constituir un muro que destruye todo lo bueno que podemos dar, o bien, que nos vienen del otro. Somos para los demás y los demás son para nosotros. Pero hay que saber estar con los demás y  facilitar dicha interacción. Y, como todo, estos asuntos también se aprenden.

domingo, 9 de mayo de 2021

¡AY, DE LOS HIPÓCRITAS Y LOS QUE VIVEN DE LAS APARIENCIAS!



 Cuando se ahonda en las relaciones humanas, aparecen muchas cosas interesantes. Unas agradables y otras despreciables. La hipocresía es una de estas últimas. Nos dice el diccionario de la Real Academia que la hipocresía: "Es el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan". Me temo que todas las personas participamos, con más o menos grado e intensidad, de lo que dice esta definición.

Me decía el otro día una persona, que en su empresa, hay compañeros que trabajan según esté o no esté el jefe. Creo que esto es bastante común en cualquiera de las entendidas sociales. Es más, incluso dentro de la familia se da la hipocresía. Lo cual es más lamentable.
A veces decimos con mucha solemnidad, que nos da lo mismo lo que piensen los demás; pero creo que en el fondo, todo el mundo está muy pendiente de la 'imagen' que tenemos ante los que nos rodean y, si hay que fingir, pues se finge.
Resulta difícil ser coherente. Y sino que nos lo digan los políticos. La de cosas que nos dicen todos los días, tan bonitas, tan interesantes para el bien común,… y luego nos vamos enterando de la corrupción, de los chanchullos que se traen entre manos, de los sobornos, en fin para que hablar.
Hay personas que te dicen una cosa cuando estás con él,  y  no te digo nada de lo que comentan cuando están con otras personas. Parece un ‘deporte nacional’ rajar de los demás cuando no están presentes.

No obstante, decidme si no están presentes, tanto en nosotros como en las personas que nos rodean la falsedad, el fingimiento, la doblez, el fariseísmo, el disimulo,… nadie se escapa de estas actitudes, sin embargo, aunque todos somos conscientes del hecho, lo que ya no sé, es si nos hemos parado a reflexionar sobre estas cosas y pasar a superarlas.

Ser mujeres y hombres auténticos no es fácil.  Ir con la verdad por delante, ser claro en lo que se dice y hace, esforzarse por tener una actitud –siempre- sincera en nuestras relaciones... la verdad, sería lo ideal, pero tiene ‘su precio’ y no estamos por la labor de pagarlo.

Creo que la familia, la escuela,… no son ajenas a todas estas cosas, tanto en un sentido como en otro. Los niños, que están configurando su personalidad, están creciendo y desarrollándose, con modelos que influirán, para bien o para mal, en el arte de la hipocresía o en el arte de la autenticidad.

Y cuando nos hacemos mayores, ya no dependemos de los demás y, por consiguiente, no tenemos la excusa de culpabilizar a los otros de lo que somos, hacemos o dejamos de hacer. En el ejercicio de la libertad podemos, aunque con dificultades, buscar la autenticidad, ser sinceros en nuestras relaciones y apostar por la verdad, aunque esto tenga sus consecuencias. Igual la hipocresía iría disminuyendo en nuestro alrededor. 

domingo, 2 de mayo de 2021

DE LOS BANQUEROS, EMPRESARIOS y POLÍTICOS CRISTIANOS

 


Quiero dejar claro, desde el principio, que mi crítica va dirigida a todos los políticos, banqueros y empresarios, que se consideran cristianos, pero, que en su ejercicio profesional, no tienen en cuenta los valores del evangelio y, por consiguiente, no siguen las orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia, en el caso de los que se consideran católicos.

Esto de la crisis sigue dando mucho que hablar. Pero no nos engañemos, la crisis no ha sido para todos igual. En general las clases dirigentes -sean políticos, empresarios y banqueros- no han sufrido la crisis; es más, ya se ha encargado, el gobierno de turno, en darles sustanciosas ayudas, por los descuadres en sus finanzas. Sus sueldos no solo no han bajado, sino que se los han subido, y con corruptelas, que nos enteramos cuano salen a la luz.

Mientras tanto, los parados, los desahuciados,... ¡vamos los de siempre! (según los informes de Caritas, entre otras instituciones) no solo han sufrido la crisis, sino que la siguen padeciendo... y va para largo. Ahora que hemos tenido la campaña de las autonómicas de Madrid, la de cosas que se han dicho, pero de lo fundamental…. A mí no me engañan. Ni siquiera se ponen de acuerdo para llegar a los pactos necesarios para gobernar. El caso de Madrid es notorio. Unos y otros van a sus intereses: el poder y el dinero. La tarta, cuanto menos se reparta a más toca.

Llegados a este punto, los cristianos, tenemos mucho que decir. Lo de ser cristiano es una opción que afecta a toda la vida y a todas las dimensiones de la persona. No sé si por mala formación, o por propio interés, lo de cristiano ha quedado reducido a ciertos momentos de la existencia: bautizos, comuniones y poco más. Hasta lo de ir a misa ya no se ve tan útil y necesario. Hay políticos, banqueros y empresarios, que dicen ser cristianos, pero cuando deben de tomar decisiones, en sus respectivos ámbitos, lo que les interesa es el poder y el dinero; lo de ser cristiano queda aparcado.

Hasta el Papa,  Francisco, critica a los empresarios católicos que “pagan en negro” a sus empleados o los tratan injustamente y advirtió que quien lo hace, comete “un pecado gravísimo”. “¿Qué tal es tu relación con tus empleados? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el salario justo? ¿Y pagas la contribución para sus jubilaciones? ¿Para asegurar su salud? “Tú no puedes dar limosna a la Iglesia siendo injusto con tus empleados. Esto es un pecado gravísimo: es usar a Dios para encubrir la injusticia”.

Algunos miembros de las jerarquías eclesiales , de las diversas confesiones cristianas, no crean que son ajenas a todo esto. En bastantes casos han estado al lado de las clases dirigentes. No lo dudemos. De alguna manera su complicidad es manifiesta. Y en otras religiones pasa igual.

Una economía que busca el bien común, que tiene su prioridad en los más pobres y excluidos de la sociedad. Una economía que piensa más en las personas con su dignidad y derechos, que es más humana; una economía ecológica que respeta y cuida el medio ambiente; esta economía es posible y los cristianos, que están en los foros de la toma de decisiones, tendrían que hacer valer sus principios y valores evangélicos. Y si no, que dejen de llamarse cristianos. 

Recuerdo el relato del evangelio, de Zaqueo (Un funcionario corrupto), que en el encuentro con Jesús se comprometió a devolver lo robado. Ya sé que todo esto no es fácil, Pero la fe cristiana tiene su manera de interpretar y de estar en la sociedad y no puede callarse. En la Doctrina Social de la Iglesia tenemos un buen banco de recursos para todo esto.