BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 27 de mayo de 2018

CUANDO LOS CONTENEDORES Y BASUREROS SON LAS DESPENSAS DE LOS POBRES


Cuando me acercaba a tirar la bolsa de la basura, vi una persona mirando el contenedor; le di las buenas noches y entonces, sin mirarme, se volvió, acachó la cabeza y se marchó. No pude verle bien el rostro. Me lo imaginé avergonzado. De verlo por la calle, no hubiera llamado la atención. Vestía normal. Como yo. No tenía la imagen de un vagabundo. Pero estaba allí, rebuscando, absorto, en el interior del contendor. Con crisis o sin crisis se sigue con esta práctica.
En otras ocasiones, alrededor de los contenedores, hay personas buscando chatarra, cartones, ropa, muebles,...  parece que viven de recoger lo que a otros nos sobra. Igual lo venden o lo reciclan para su casa. Lo que está claro es que lo aprovechan.
Resulta embarazoso imaginarse, que puede haber seres humanos, vecinos tuyos, que se alimentan de tus sobras (Me resulta duro escribirlo, pero habrá que ver lo que tiramos y cómo lo tiramos). Sabemos de las numerosas instituciones, como el Banco de alimentos, Caritas y otras; que con sus comedores sociales, atienden a familias que están en los umbrales de la exclusión.
Que la despensa de los empobrecidos, esté en plena calle o en los comedores sociales, nos tiene que hacer pensar, sobre la gravedad a la que nos está llevando una economía,  pensada más en la usura y en los propios intereses,  que en las necesidades, incluso básicas, de las personas. Algo está fallando. No creo que el hombre de la otra noche, ‘quiera ir por gusto’ a la basura. Su dignidad la hace esperar a la noche. Y evitar testigos.
Cada cuatro años  votamos a unos políticos a los que les encomendamos  la tarea de que arreglen las cosas. A través de los impuestos, les damos nuestro dinero para que lo administren bien. Me temo que la gestión no está siendo la más idónea. Hay muchas interferencias e intereses. Al final no sabemos, si la última palabra, la tienen los políticos o los economistas. Dicen que la economía rige los destinos, tal vez sea sí. Pero yo dudo de que los políticos, tengan la voluntad de ejercer sus responsabilidades.
A mi entender, una maraña de intereses creados les tiene ‘aprisionados’. Nos dicen que no hay dinero, pero luego te enteras de que, para lo que ellos quieren (razones políticas), no solo tienen, sino que además lo derrochan y despilfarran. Cuando no se lo llevan, porque la corrupción está en su orden del día.
No crean, no me he alejado mucho de la historia de los contenedores, he tratado de buscar respuestas a tal situación. No podemos ni ocultar ni callar la realidad, cada vez más presente y más cercana. Y hemos hablado de nuestros contenedores. Pero he dejado en el tintero las imágenes de los grandes basureros de las ciudades donde miles de niños buscan de todo. Y de los muchos alimentos que tiramos.  Una vergüenza.

domingo, 20 de mayo de 2018

LA FAMILIA: PRIMERA ESCUELA DE LA VIDA



Es verdad que no he formado una familia. Pero me dice la experiencia, que en esta vida todo se aprende. Se aprende el bien, se aprende el mal, se aprende la indiferencia, se aprende el compromiso,.. y así podríamos seguir. Pero lo más interesante de los aprendizajes es que todos se inician en el ámbito familiar. Bueno, si no se inician todos, todos, sí está claro que se ponen los cimientos y se nos dan las herramientas, para que se hagan posible todos los aprendizajes que hacemos a lo largo de la vida.
Por consiguiente, la familia es la primera esctuela, en ella aprendemos a vivir y, por ser la primera, es la fundamental. Los buenos cimientos del aprendizaje se ponen en la familia. Luego vendrán otras instituciones, como los colegios, las religiones, los amigos, los medios de comunicación, las fábricas, las sociedades deportivas y de ocio, las redes sociales,... que incidirán o reforzarán, tal o cual aprendizaje, pero la primera responsable- de verdad- es la familia.
Ocurre, que en esta sociedad global que vivimos, la familia se explica y entiende de muchas formas. Las diferentes culturas, las distintas creencias, la pluralidad de ideologías, la variedad de sociedades y pueblos de los diversos continentes; nos sitúan en la complejidad de ponerse de acuerdo tanto en lo que es la familia, como en los aprendizajes que emanan de la misma.
Pero como no soy ni antropólogo, ni sociólogo y ni psicólogo, sí me permito hacer algunas reflexiones sobre la importancia que le concedo a la familia, como la primera escuela para aprender a vivir como hombre y mujer que buscan su desarrollo pleno para ser felices.
Sin la menor duda, mi familia, está en la base de lo que soy. Siempre estaré agradecido a mi padre y a mi madre por todos los aprendizajes que me facilitaron; desde lo más básico de andar y hablar, hasta la buena educación y visión cristiana que me transmitieron. No tenían muchos estudios, ni disponían de riquezas, más bien, eran personas humildes de pueblo que, día a día, trabajaban con ahínco para sacar adelante a su familia. Pero fueron mi primera escuela de la vida.
En las vacaciones, con mis hermanos y sobrinos, en los grupos de personas adultas con los que he trabajado, tratando a las familias de los alumnos que he tenido y en los estudios que he realizado, siempre he venido constatado, que la familia es determinante en la configuración de la personalidad de sus miembros.
 Tengo más que comprobado, desde la experiencia, que en la familia:
  • Se aprenden las buenas maneras (y las malas)
  • Se aprende a dialogar (y a gritar sin razón)
  • Se aprende a perdonar ( y a ser vengativo)
  • Se aprende a ser pacífico ( y a ser violento)
  • Se aprende a ser solidario (y a ser egoísta)
  • Se aprende a ser libre (y a ser sometido) 
  • Se aprende a ser educado (y a ser un insolente)
  • Se aprende a respetar (y a insultar)
  • Se aprende a ayudar (y a fastidiar)
  • Se aprende a ser optimista (y a ser pesimista)
  • Se aprende a ser flexible (y a ser cabezón)
  • Se aprende a ser tolerante (y a ser excluyente)
  • Se aprende a ser amable (y a ser antipático) 
  • Se aprende a ser honesto (y a ser deshonesto) 
  • Se aprende a ser coherente (y a ser hipócrita)
  • Se aprende a ser fiel (y a ser traidor)
  • Se aprende a amar (y a odiar)
  • Se aprende...
 Lo bueno es que en las familias se da todo esto mezclado, porque la naturaleza humana es así de amplia y compleja. Pero lo determinante, en todo este asunto, reside y está en el dónde se ponen los acentos, hacía dónde apunta el proyecto familiar (escrito o no escrito), qué valores son importantes para la la familia, es decir, qué tipos de ciudadanos están ayudando a integrar en la sociedad. 
¡Ah!, no lo olvidemos, la familia es la primera escuela, pero no la única escuela y, en último término, cada persona, también tiene margen en elegir y potenciar, tales o cuales, aprendizajes en su vida.



domingo, 13 de mayo de 2018

¿ESTOY DISPUESTO A 'PAGAR EL PRECIO' DE AMAR, SER LIBRE Y NO-VIOLENTO?

Creo que para todas las personas el amor, la libertad y la paz son valores deseados y muy fundamentales. Y en general los vamos viviendo, aunque no con la intensidad que se merecen. Porque amar libremente y en paz no es fácil, si se quiere hacer bien, claro. Desde mi punto de vista estos grandes valores vertebran a la persona. El hombre y la mujer que aman de verdad;  si además saben manejar su libertad, sin fisuras, y convivir en paz, pese a las contrariedades cotidianas, tienen muy adelantado su propio crecimiento personal.
Desde luego es más fácil hablar y escribir sobre estas cosas, que vivirlas en el día a día. Sin embargo, que diferente sería nuestro mundo, si los seres humanos viviésemos desde el amor, la libertad y la paz. Pero claro, estos grandes valores no se venden en los supermercados, ni se compran en las tiendas que están al lado de casa. Estos asuntos, tan valiosos, se aprenden. En esta vida todo se aprende. Se aprende a caminar, a escribir, a leer,... y se aprende, también, a ser libre, a amar y a ser pacífico, no violento.
No tengo ninguna varita mágica para facilitar cómo se aprenden estas cosas, aquí cada uno tiene su propio aprendizaje. Porque el amor, la libertad y la paz se viven desde las opciones personales. Cada persona ama, es libre y no-violenta, porque quiere. No se pueden imponer el amor, la libertad y la paz. A todo esto se añade que la forma de entender estos tres grandes valores varía según las personas. Otra dificultad añadida.
Que en el amor nos jugamos mucho ya lo sabemos. Para empezar el amor empieza por uno mismo. No hablo del egoísmo. Me tengo que querer a mí mismo, aceptarme como soy, aprender a perdonarme, cuidar mi persona en toda su integridad (física, psicológica, espiritual y trascendental). Con todo ello estaré preparado para amar tanto en el contexto familiar, como en el de la amistad. Amar a la otra persona no es fácil, es muy gratificante y nos sentimos felices cuando lo hacemos, pero es una empresa que implica a todo lo que somos y tiene sus dificultades. Digamos que el diálogo amoroso lleva su tiempo y exige mucho de cada cual. Todo esto se aprende.
Que en la libertad nos jugamos mucho ya lo sabemos. Ser libre es el anhelo  y el sueño que todos tenemos. Ser los protagonistas de nuestra existencia, llevar el timón de nuestro barco, rectificar de rumbo cuando nos equivocamos... ¡Qué pasada! La libertad es lo más personal que tenemos. Pero no estamos solos. Para bien o para mal la sociedad, entera, está muy presente en nuestras vidas. Las circunstancias, las marcas, las modas, el qué dirán,... están llamando de continuo a nuestra puerta. No es fácil gobernar el barco, porque las decisiones conllevan responsabilidades, pero se aprende.
Que en la paz nos jugamos mucho ya lo sabemos. La paz es querida por todos. Vivir en paz es el sueño de la humanidad desde sus orígenes. Erradicar la violencia, la agresividad, las venganzas y las guerras es el empeño de todas las generaciones. Pero la paz empieza en uno mismo. No puedo construir la paz a mi alrededor, si yo mismo no vivo en paz. Hay una paz interior que no es fácil de manejar. Pero, además, el rencor, el ojo por ojo, parecería que está en nuestro ADN. Vivimos de continuo con la familia, con los amigos, con los vecinos y el trato no es fácil. Sin embargo sabemos que la paz empieza por aquí. Eso sí, esto también se aprende.
En fin, está claro que hablamos de asuntos muy importantes, y lo son porque,  durán toda la vida. Nuestra existencia es posible desde el amor, la libertad y la paz. Esto lleva su tiempo, requiere mucho trabajo y esfuerzo, supone un sacrificio, tiene un coste muy elevado. Para que nos vamos a engañar, preferimos vivir desde la mediocridad. Hay días que nos comemos el mundo, que estamos dispuestos a todo y constatamos que todo funciona bien. Pero luego vienen días que todo se tuerce y parecería que el mundo es un desastre.
Bueno gestionar estas situaciones -que no las podemos evitar- también se aprenden, eso sí, con un precio a pagar de acuerdo a la importancia que tienen y les damos.