Cuando uno lee estas cosas se siente orgulloso de pertenecer al género humano. Y si completamos la lectura de toda la Declaración ¡Treinta maravillosos artículos! Entonces la especie humana se confirma como la reina de la naturaleza.
Claro, que tres años antes, de estas hermosas palabras, estábamos enterrando a más de 50 millones de hombres y mujeres, víctimas mortales, de la 2ª Guerra Mundial. Para muchos estudiosos y entendidos, fue el conflicto armado más sangriento de la historia humana y del que, aún hoy, se nos ponen los pelos de punta viendo las imágenes del Holocausto, las deportaciones masivas, campos de concentración… y las bombas atómicas en Japón.
Nadie quería volver a repetir la barbarie acaecida, unos años antes, y por eso la Asamblea General de Naciones Unidas, se da prisa en firmar un documento que obligue - a todos los países -a respetar a los seres humanos. Fue un 10 de diciembre de 1948. Sin embargo hay que esperar, al año 1950, en el que la misma Asamblea, invita a todos los Estados y organizaciones interesadas a que celebren, el 10 de diciembre, el día de los Derechos Humanos (Resolución 423, V). La ONU, busca un compromiso ético que obligue a todos los países a cumplir unas normas que erradiquen todo tipo de violencia contra cualquier persona. ¡Loable utopía! Pero por algo hay que empezar.
No creo que sea necesario traer a este Blog los acontecimientos de los últimos 50 años; sin duda con muchas luces y sombras, pero, esta vez para bien de la humanidad tenemos que felicitarnos, ya que - ¡FINALMENTE! - nos hemos dado Una Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pero seamos realistas, pues queda mucho por hacer, ya en el año 2000, las mismas Naciones Unidas (192 países) vieron las necesidad de apostar por lo que denominaron “Los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, de los que ya hablé en otra ocasión, y que son la máxima expresión del fracaso real de la aplicación de los Derechos Humanos.
No olvidemos que, el concepto de Derechos Humanos, hace referencia al sentido de la dignidad humana antes que a cualquier formulación social ya sea religiosa, jurídica o política. Dignidad humana que atañe a toda persona y que nos viene dada en la naturaleza humana: Hayamos nacido en África, América, Eurasia u Oceanía.
Y tenemos la suerte, además, de que al estar viviendo en el contexto de la globalización todo esto nos ayuda a comprenderlo mucho mejor. Una vez más sigo apostando porque somos una única familia, una verdadera familia, aunque nos queda mucho por hacer para vivir como hermanos, por eso me uno a los muchos hombres y mujeres que han dado y dan la talla humana haciendo progresar a la humanidad: Gandhi, M. Luther King, Raoul Follereau, Hélde Câmara, Wangari Muta, Muhammad Yunus, El Abbé Pierre, Nelson Mandela, Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, Oscar Romero, Desmond Tutu, Dalai Lama, Rigoberta Menchú, Liu Xiaobo, Lech Walesa y PUEDES PONER TU NOMBRE...
Sin olvidar a las muchas organizaciones y ONGs que están apostando por los mismos ideales: Amnistía Internacional, Cruz Roja, Manos unidas, Médicos sin frontera, Cáritas, Unicef, Intermón,...
Quisiera acabar con una de las conclusiones, del V Encuentro Continental de Pastoral sobre los Derechos Humanos, que se acaba de tener en San Salvador, del 29 de noviembre al 3 de diciembre de 2010:
“6. A pesar de estos avances tenemos que constatar con dolor que persisten situaciones vergonzosas de violación a los derechos humanos. La existencia de un sistema social y económico que no está centrado en la persona humana y en sus derechos ha llevado a una degradación de las condiciones de poblaciones que han caído en situaciones de exclusión de todo orden. El Continente ha crecido económicamente, pero eso no se ha traducido en una mayor equidad y justicia social. Más de 200 millones de personas viven en condiciones inaceptables en un continente de enorme riqueza natural y biodiversidad que tiene todas las posibilidades de garantizar el bienestar y la dignidad de su población. La feminización de la pobreza. La ausencia de condiciones de trabajo digno para millones de habitantes de nuestro continente. La inequidad en el acceso a los recursos a la política y a los bienes de la creación sigue siendo un grave escándalo para esta región que no podrá avanzar en su integración en el mundo actual mientras persistan estas dolorosas situaciones.” (Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
¡COMO PARA QUEDARSE CON LOS BRAZOS CRUZADOS!
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