BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 26 de mayo de 2019

TE NECESITO Y ME NECESITAS, JUNTOS NOS REALIZAMOS COMO PERSONAS


Estos días que sigo recuperándome, de mi paso por el hospital, vuelvo a constatar la importancia y necesidad que tenemos de las personas que nos rodean. ¡Qué sería sin ellas!  Una palmadita en el hombro, una llamada al móvil, una visita a la comunidad, un correo electrónico, un mensaje en el Facebook,… no dejan de ser manifestaciones de que los demás se interesan  y se preocupan, en este caso, por mí. Pero es que exactamente ocurre con los demás cuando pasan por la misma situación de la enfermedad. Una prueba más de que los seres humanos nos necesitamos. Pero es que cuando estamos sanos y nos salen bien las cosas, ocurre otro tanto de lo mismo, con el reconocimiento y las felicitaciones.
Está claro que nos necesitamos unos a otros, para nuestro crecimiento personal. No podemos llegar a ser personas plenas y logradas sin la intervención de los demás en nuestras vidas. Mi experiencia personal me ha confirmado, desde siempre, que los otros (el tú para mí) me han ido configurando y me han ayudado mucho: familia, profesores, amigos, compañeros... Asimismo, soy consciente de que, personalmente, a las personas que se han relacionado conmigo les he aportado elementos que también les han ayudado a su configuración personal. Para bien o para mal, la interacción entre las personas, tienen esta finalidad. Y esto ocurre desde nuestro nacimiento.
Que somos seres en relación, no es un descubrimiento. Cualquier persona se mueve, a la vez, en varios círculos de relaciones: La familia, los amigos, los vecinos, la empresa, un club deportivo, una ONG, la  asociación juvenil, el sindicato, un partido político, la religión, la asociación de madres y padres de un colegio, el foro cultural, los amantes de las antigüedades,... Y es que no puede ser de otra manera. No somos islas.
Otra cosa es cómo nos relacionamos en todos esos ámbitos. Es verdad que hay expresiones que lo quieren decir todo, pero no lo consiguen: ¡Ay del solo! Nos grita la sabiduría popular; pero, a continuación, escuchamos: ¡Es mejor estar solo que mal acompañado! A mi entender, ambas expresiones, recogen la ambivalencia que se da en nuestras relaciones.
Te necesito para ser yo, es la conclusión a la que llegamos con nuestra pareja, con nuestras amistades, con nuestros hijos, con nuestros alumnos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros colegas de ocio y tiempo libre. Claro que la intensidad de nuestras relaciones, no es la misma en todos estos ámbitos, pero cada una de las personas, en su contexto, me aportan reconocimiento, confrontación, afecto, ánimos, críticas, cariño, relajación, diálogo, aceptación, rechazo,... que me afectan y me hacen reflexionar, acerca de cómo llevo las cosas en mi vida. Todo lo cual me interpela y me ayuda a crecer como persona
Me necesitas para ser tú, es la conclusión a la que llegamos con nuestra pareja, con nuestras amistades, con nuestros hijos, con nuestros alumnos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros colegas de ocio y tiempo libre. Aquí lo importante es cómo estoy yo con las personas que me rodean. ¿Cómo es mi presencia? Porque, lo que aporto a los demás, también les afecta. Mis alegrías, mis penas, mi cercanía, la confianza que doy, las mismas miradas que dirijo, la empatía, mis enfados o cabreos, el cariño que doy o quito, mi frialdad o ternura,... todo ello constituye mi aportación al otro, al "tú" que son los demás.
Construyamos una interacción, que pueda favorecer nuestro crecimiento, en vez de frustrar la maduración junto con los demás. Las relaciones interpersonales pueden ser de calidad y gratificantes, o por el contrario, constituir un muro que destruye todo lo bueno que podemos dar, o bien, que nos vienen del otro. Somos para los demás y los demás son para nosotros. Pero hay que saber estar con los demás y  facilitar dicha interacción. Y, como todo, estos asuntos también se aprenden.

domingo, 19 de mayo de 2019

DADME MUERTE, DADME VIDA; DAD SALUD O ENFERMEDAD... ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?

"Vuestra soy, para Vos nací ¿Qué mandáis hacer de mí. Con estas palabras inicia, Teresa de Jesús, esta bella plegaria. Es una de las oraciones que me ayuda a iniciar y motivar cada día. Qué bien recoge la centralidad de toda oración cristiana: Dios, y solo Dios basta. De ahí la total disponibilidad, por parte del que pone a Dios en el centro de su vida. Yo lo intento.
Bueno, pues he estado en el Hospital. Me ingresaron el 7 de mayo. La cosa empezó con angina de pecho, y al final de la mañana, acabaron poniéndome un estent. Todo muy rápido, muy controlado y con mucha profesionalidad. El lunes, 13 de mayo, estaba en casa. Solo 6 días... y al séptimo a descansar. Es lo que dijeron los médicos: Nada de esfuerzo, mucha tranquilidad y poco a poco, que de ésta has salido. (Bueno, esto último lo añade un servidor).

Ya en la Comunidad sentí que debía dar muchas gracias y esto es lo que escribí en Facebook: Queridos amigos y amigas no quiero que termine el día sin deciros gracias. La buena noticia es que me han dado el alta en el hospital. El corazón ya está recuperado. Gracias a Dios y a todas las personas (Hermanos, familia, amigos, compañeros de viaje,... que me habéis acompañado durante todos estos días, tanto a los médicos y enfermeras, como con vuestras oraciones, WhatsApp,    llamadas y visitas. Muchas gracias. Dios ha estado grande conmigo.
Soy de las personas que piensa que debemos estar a las duras y a las maduras. Y si nos gusta estar rodeados de personas, cuando la vida nos van bien, por qué vamos a rechazar la cercanía de las personas cuando nos encontramos mal. Otra cosa es que no quieran estar, eso es problema suyo. La verdad es que me estoy sintiendo muy arropado, desde el principio, y es de agradecer de todo corazón. ¡Cúanto afecto y cariño, vuestros, me están llegando desde el principio!
Confieso, que siento dentro de mí, que Dios me ha dado otra oportunidad. Él sabrá lo que hace. A mí me queda lo de ¿Qué madáis hacer de mi? De momento recuperarme y aquí la paciencia es un buen termómetro. Aunque lo días no se me están haciendo largos. En cuanto al estado de ánimo, creo que los niveles no han bajado mucho, más bien los normal en estos casos, pero soñar sigo soñando. Y la vida que hay a mi alrededor sigue fluyendo con alegría y mucha esperanza.
Cuando uno acusa en su cuerpo la enfermedad, comprende muchas cosas del dolor y sufrimiento que tienen tanta gente que se encuentra en los hospitales o diversos centros asistenciales y sociales. Y lo mío no ha sido tan notorio, aunque soy consciente del alcance -de lo que podría haber sido- sino me apresuro en ir a urgencias. Por eso es importante pedir, en la Oración, por la salud de los enfermos y de forma especial, por los que se encuentran solos ante la enfemedad.
En la lectura creyente que estoy haciendo estos días, brota en mí una mayor conciencia de la fragilidad humana. La enfermedad está siendo otra dimensión de la vida, tan humana, que me une a tantos hombres y mujeres que pasamos por la misma situación. No hay una explicación racional a la misma, sí hay una experiencia compartida desde lo más hondo de nuestra interioridad. Dios, de la mano de su Hijo Jesús, también se manifiesta en la enfermedad, al igual que en la salud. Lo que quiere es que seamos felices, sabiendo que el dolor y el sufrimiento, son una contrariedad, pero también tienen su sentido y función. Por eso seguiré diciendo:
DADME MUERTE, DADME VIDA; DAD SALUD O ENFERMEDAD... ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?

domingo, 5 de mayo de 2019

9 AÑOS ESCRIBIENDO EN LA ESQUINA DEL ENCUENTRO

El 4 de mayo, del 2010, iniciaba el reto de compartir mis reflexiones en esta gran comunidad bloguera. Desde entonces, de vez en cuando, alguien me comenta que ha leído mis comentarios dominicales y es lo que me anima a seguir escribiendo. Ya los domingos, busco el momento para ponerme delante del ordenador. He ido variando con el paso del tiempo de la mañana a la tarde o al revés, pero siempre el domingo, pues el compromiso hacia los lectores (hacia ustedes) me lo había impuesto y quería cumplirlo.
Creo que nuestras palabras hablan de nosotros. Para bien o para mal, lo que pensamos y decimos tiene que ver con lo que somos. A veces no es fácil decir y escribir lo que se piensa, pero no tiene que ser motivo para estar callados. Los silencios, nos hacen cómplices de muchas cosas que  pasan a nuestro alrededor, y no hemos tenido el coraje y la valentía de comunicarlas o denunciarlas.

En el fondo, la Esquina del Encuentro, es un espacio en el que vuelco mis experiencias e ideas sobre la vida en la que me desenvuelvo. Me considero un narrador de  lo que pasa a mi alrededor. Me gusta contar la vida cotidiana -la mía y la de los demás-. Es la que tenemos y me preocupa que no la vivamos en plenitud, o sea, que la vivamos a medias, a medio gas o de aquella manera.

Creo que este blog surge con una doble finalidad. Se habrán dado cuenta. La primera, les voy a ser sinceros, es que este blog está escrito para mí. Es un medio para concienciarme más de los asuntos que escribo, pues me sirve para formular mi opinión, o sea, aclararme personalmente. Y la segunda finalidad, como no podía ser de otra manera, es que me gusta contar las cosas a los demás. Son ustedes los que me animan a seguir relatando, cada semana, mis opiniones, mis denuncias, mis preocupaciones, mis observaciones, mis valoraciones de este mundo en el que habitamos.
Sí me gustaría recibir algunas reflexiones, por parte de ustedes; pero aunque no llegan yo sigo en el empeño. Ni siquiera sé a cuantos de ustedes llego, pero como de vez en cuando les escucho, de forma indirecta, algún comentario del blog, pues yo continúo. Eso me basta. Si bien el diálogo, contrastar, confrontar siempre sería el ideal. De ahí lo de Esquina del Encuentro.
De todas las formas, queda en mi agenda la cita semanal,  pues los temas que venimos tratando los sigo considerando muy importantes y necesarios para hablar y reflexionar. Escribir sobre la persona, relatar sobre nuestra convivencia, hacernos cómplices de la sociedad y el mundo ecológico que nos rodea y recordar al Dios que da sentido a nuestras vidas, son motivos suficientes por los que escribir cada domingo.

La foto es del año pasado en Tarifa, espacio de encuentro de dos continentes

Gracias, muchas gracias.
Juanba.