Aunque para cuesta, cuesta, la de la crisis que llevamos arrastrando desde hace varios años. Bueno, unos más que otros. Este año la llamada cuesta de enero hay que situarla en la verdadera cuesta de la crisis: el paro, las pensiones, los recortes sociales, las hipotecas, las subidas de la luz y el gas,...
Ya sabemos que la cuesta de enero tiene su origen en los recortes económicos, de las familias, después de los gastos navideños, los regalos de los Reyes magos,… y para seguir sobreviviendo y ajustar los dineros que quedan, se hablaba y habla de la “cuesta de enero”. Las llamadas rebajas lo facilitan
Pero esto de las navidades es coyuntural, pasan pronto, lo que es estructural, y va para largo, es la crisis, auténtica cuesta para muchas familias. Porque al fin y al cabo, enero se acaba y se termina su cuesta, pero lo de la crisis va a ser una pendiente que, probablemente, dure mucho más tiempo.
No obstante yo me estoy imaginando la cuesta, la gran pendiente que tenemos por delante y veo muchas cosas y, sobretodo, a mucha gente:
Por ejemplo, casi veo a los cochazos que suben la cuesta, a una velocidad vertiginosa, que ni se les ve las matrículas, no creo que los que van dentro tengan muchos problemas para subir la cuesta y lamentarse de la crisis.
También veo algunos coches parados en la cuneta, porque les sale humo el motor o se les ha pinchado una rueda, se ve que tienen alguna dificultad para alcanzar la cima. Pero la alcanzarán, para eso está los seguros.
Más abajo veo a un grupo unido que se van dando la mano, para hacer más ligera la subida, me imagino que será una ONG, por ejemplo Caritas, que con los pagos del recibo de la luz, del agua, o los medicamentos, facilitan y alivian a los que no tienen casi nada para superar la cuesta.
Hay quien la sube solo, arrastrando a su familia, y haciendo muchos equilibrios con los presupuestos logran alcanzar la cima, carencias no les faltan, pero se aguantan pues quieren llegar.
Los hay que se han instalado a lo largo de la cuesta y extienden la mano, no les importa mucho subir y se conforman con “ir tirando”.
Otros intentaron subir y a medio camino desistieron y bajaron la cuesta, no tenían ni ánimos ni medios para terminar la pendiente.
Pero hay una inmensa mayoría de hombres y mujeres, que ni siquiera se han acercado a la cuesta. Viven (mal viven) en el valle, en cuevas, al lado del camino, dejando pasar el tiempo. A muchos les llega el final de sus vidas, no tienen ni siquiera para comer, ni dinero para pagar el alquilé de una casa,… Para estas personas lo de la cuesta es una utopía. Les hablan de que subiéndola encontrarán una vida mejor, pero ni lo intentan, como que no va con ellas. Y así podríamos seguir pero, para qué…
Yo creo que la cuesta no es igual para todos los hombres y mujeres, y que los que podemos subirla, aunque con dificultades, debemos echar la mirada atrás, retroceder y ayudar a los que ni siquiera se han planteado subirla… porque no pueden. Y me estoy refiriendo con "los que podemos" a todas las personas que trabajan en el ámbito de la política, de la educación, de las empresas, de los sindicatos, de las ONGs, de las religiones y desde las familias,... juntos, cada cual desde su lugar, podemos superar la crisis y subir la cuesta, que ya no sería tan utópica.
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