BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 26 de abril de 2020

EL SACRAMENTO DEL BUEN SAMARITANO

 En la Iglesia hablamos de siete sacramentos. Estamos tan acostumbrados a esa realidad sacramental, que, en estos tiempos del coronavirus, echamos de menos la práctica de los sacramentos. Al menos los cristianos que se llaman praticantes. No digamos nada de los sacerdotes, en especial los que centran sus ministerios en la liturgia sacramental. Si ya lo sé, que, para muchos, hay más de siete sacramentos, pero, como se nos ocurra preguntar a los niños que iban a hacer, este año por estas fechas, la Primera Comunión,  seguro, que te dirían que hay siete, y te los dirían sin más.
Desde los sacramentos de la vida, que dirían algunos teólogos, hoy se hace más notorio: "El Sacramento del Buen Samaritano, como sabemos, los Sacramentos, son signos de la presencia de Dios entre los hombres. Por consiguiente, cuando participamos con libertad y responsabilidad en los sacramentos, Dios se está haciendo presente en nuestras vidas. (También se dice que por el hecho de estar). Con matices que siempre vienen bien.
Claro, tenemos unas circunstancias especiales en estos tiempos del coronavirus. No podemos ir al edificio, de la Iglesia, a celebrar los sacramentos. Ya dije el 22 de marzo, que la Iglesia Doméstica, tiene su protagonismo, de forma especial, durante estos días. Además, las redes sociales y los medios de comunicación, ya se encargan de facilitarnos la retransmisión en directo de la Eucaristía. En mi comunidad, por ejemplo, seguimos el Triduo Pascual, animado por el Papa Francisco. Buen testimonio de lo que se debe hacer en estos tiempos.
El Buen Samaritano, qué parábola más significativa para los cristianos. Jesús de Nazaret, sí que ponía las cosas en su sitio. Ya la conocemos de sobra. Recuerdo la cita de Lucas, en el capítulo 10. Termina el relato: “Vete y haz tú lo mismo”. No se nos dice a dónde iban el sacerdote y el levita, hombres religiosos; sí nos cuenta, que un extranjero, que iba de viaje: “le vio y se compadeció”. La cuestión está en el asunto que estaban tratando, que era sobre el amor a Dios y al prójimo, como a uno mismo.
Alguno, igual, se ha preguntado a dónde quiero llegar, muy fácil: Dios se hace presente, de manera especial, en una Iglesia (Pueblo de Dios) que es samaritana, que ama al prójimo. Dios, que es Padre y Madre,  no nos va a preguntar, si vamos a los templos a participar en los sacramentos -que no debemos ir estos días-, nos va a cuestionar, si estuvimos a la altura (el Pueblo de Dios, no solo la jerarquía) de las circunstancias -duras- que estamos viviendo en estos tiempos del coronavirus.
El Dios cristiano, se hace presente en el Sacramento del buen samaritano. Me consta, que este sacramento, se está celebrando en muchos lugares y rincones, no solo de España, sino del mundo entero. Cuántos seglares, cuántas comunidades religiosas, cuántos sacerdotes, están haciendo de buenos samaritanos, en estos tiempos que corren. Dios se hace presente en todos ellos, en los hospitales, en las residencias, en las asociaciones sociales y religiosas, en las instituciones eclesiales específicas y en un largo etc. Por ejemplo, las Caritas parroquiales celebran, diariamente, el Sacramento del buen samaritano.
Como ya he dicho en otras ocasiones, el cristianismo del siglo XXI, se juega su credibilidad y fidelidad a Jesús, por su entrega total a los pobres que no tienen para comer (que van a ser muchos más de los actuales), y ahora, en especial, por el acompañamiento a los enfermos, las personas que viven solas y dando consuelo a los familiares que lo necesitan. Por cierto, como lo ha hecho con otras pandemias. Los cristianos que no estemos en estos menesteres, no somos verdaderos “practicantes”. Y cuando se acaben estos tiempos de confinamiento, habrá que seguir con este sacramento e ir, también, a los templos a celebrar la vida de fe en comunidad.

domingo, 19 de abril de 2020

ESPAÑA NO TIENE LA CULTURA DEL PUZZLE, PERO TODO SE APRENDE


En estos días de la cuarentena, se están inundando las redes de todo tipo de mensajes. Ya he tenido que escribir que no estoy de acuerdo y no siempre cae bien. Me vino el otro día, esta imagen de puzle, referido a la sociedad española. Para empezar, escribo la definición: Juego de habilidad y paciencia que consiste en recomponer una figura o una imagen combinando de manera correcta piezas planas y de distintas formas, en cada una de las cuales hay una parte de dicha figura o imagen.
La definición es muy clara y si la aplicamos a España, queda puzle para rato. Aunque se adelantaría si hubiese buena voluntad entre todos los implicados en el juego. Aquí el asunto radica en las piezas, que son de distintas formas y de diferentes colores. El caso es que la figura o imagen de España ya la tenemos, ahora se trata de combinar de manera correcta las piezas. Porque como dice la definición, en cada pieza hay una parte de la imagen de España.
En el puzle de España, hay piezas muy variadas, lo cual es una riqueza para todos, hasta el punto de que, contando con todas ellas, es como terminaremos el juego. Además, hay piezas de colores, otras son más pequeñas y medianas, las hay de distintas formas, pero todas tienen su lugar y encajan. Veamos dichas piezas, igual alguna, como hay tantas, está medio extraviada, pero también cuenta.
·         Los partidos políticos tanto a nivel nacional como autonómico, forman un grupo de piezas.
·         Las empresas grandes y pequeñas también tienes sus propias piezas
·         Los deportistas y atletas de todas las especialidades también aportan las suyas
·         Los sanitarios y educadores tienen las suyas propias
·         Los parados y trabajadores disponen de ellas también
·         Las personas mayores y los niños no son menos en el juego
·         La juventud también tiene sus piezas
·         Las religiones disponen de sus piezas y son tan necesarias como las demás
·         Las familias no pueden faltar
·         Los escritores y profesionales de los medios de comunicación y redes sociales
·         Las personas pobres, excluidas, marginadas, migrantes, …
·         Los habitantes de las ciudades y de las zonas rurales que también están jugando
·         Y las que quedan sin nombrar, cada cual puede añadirlas.
Bueno, me dirán ustedes, con tan diferentes piezas ya hay faena. Pues, sí, la hay. El problema es que no todo el mundo está por la labor de jugar. Pero además es que están buscando la manera de quitar del medio algunas de las piezas, incluso, de que este juego no va con ellos.  Eso sí, hay una falsa argumentación -por parte de todas las piezas- que razona así: los de mi grupo siempre hacen las cosas bien, nunca se equivocan y si le salen las cosas mal, la culpa es de los otros; porque nosotros somos los mejores y estamos por encima de los demás. Miopía y mala fe hay en todas partes.
Aunque ya contamos con ello, el arte está en cómo tratar con ellas, para hacerles ver de su importancia tanto para ellas mismas, como para los demás. Arduo trabajo. Surgen algunas preguntas:
¿Por qué nos empeñaremos en creer que nuestras piezas son las únicas capaces de formar el puzle? ¿Cómo si tuviésemos la verdad absoluta?
¿Por qué siempre estamos pensando, que los demás no valen nada y que son peores que nosotros? ¿Por lo que no contamos con ellos para nada? A ver si nos van a quitar el mérito.
¿Por qué echamos basura sobre las otras piezas, o intentamos destruirlas para que desaparezcan de una vez? 
¿Por qué no asumimos de una vez que es mejor sumar que restar? ¿Mejor hacer puentes que muros? ¿Qué nos enriquecemos con todos porque cada cual es una parte de lo que todos somos y decimos ser?
Y luego hablamos de diálogo, consenso, respeto, tolerancia ¿Solo con las piezas de mi grupo? Sigamos jugando. Por lo menos yo quiero jugar.

domingo, 12 de abril de 2020

HOY NECESITAMOS CONTAGIARNOS DE ESPERANZA


Esta mañana he escuchado al Papa estas palabras: “El Resucitado no es otro que el Crucificado, lleva en su cuerpo glorioso las llagas indelebles, heridas que se convierten en lumbreras de esperanza. A Él dirigimos nuestra mirada para que sane las heridas de la humanidad desolada… las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre!”.
Y es que, sin la resurrección de Jesús de Nazaret, no existiría la Iglesia, no habría cristianos, no funcionarían las parroquias, las escuelas católicas, ni existirían las distintas instituciones y ONGES, relacionadas con el cristianismo, como Caritas y Manos Unidas… que en estos tiempos de Coronavirus están dando la talla.
El Dios cristiano, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autentifica todo lo que había dicho y había hecho, durante su estancia en la tierra, Jesús de Nazaret. El Dios encarnado no acaba con el fracaso de la muerte –como si hubieran tenido razón los que le condenaron a muerte y le crucificaron-. No. El Dios encarnado, garantizó y avaló toda su Misión con la RESURRECIÓN.
Hay unidad y continuidad entre Jesús de Nazaret y Cristo resucitado. Esta es nuestra fe. Y si Jesús resucitó, nosotros también resucitaremos. Jesús venció a la muerte.
De una forma, un tanto original, me gustaría señalar las 15 estaciones que expresan el Misterio del Dios Encarnado, dando unidad a toda la vida de Jesús de Nazaret:

1. EL FINAL DE JESÚS: LA RESURRECIÓN, siendo la expresión máxima de la Buena Noticia.
2. Pero antes: FUERON LA PASIÓN Y LA MUERTE, sin duda, consecuencias lógicas de la coherencia de vida que llevó.
3. Pero antes: FUE LA ÚLTIMA CENA, símbolo de la Nueva Alianza y manifestación plena de su servicio y entrega. En este contexto nos da el nuevo mandamiento del amor.
4. Pero antes: NOS ENSEÑÓ A ORAR: desde su propia experiencia, con la oración del Padre nuestro, verdadera síntesis de sus enseñanzas.
5. Pero antes: FUE LA PREDICACIÓN, de un Reino Dios, en el que proclama a un Dios, como Padre y Madre, que ama con entrañas de misericordia a todos sus hijos e hijas y quiere la felicidad para toda su familia.
6. Pero antes: FUERON LOS MILAGROS, verdaderos signos de la presencia y el obrar del Dios del Reino, eso sí, centrándose en los enfermos y desheredados.
7. Pero antes: FUERON LAS PARÁBOLAS, relatos que nos marcan el camino para la construcción de Reino de Dios. La última del juicio final es emblemática.
8. Pero antes: FUE A LA SINAGOGA Y AL TEMPLO, a dar su testimonio, aunque le acarrease problemas y le complicaran la vida. Un profeta que denunció las injusticias
9. Pero antes: FUE POR CAMINOS, PUEBLOS Y CIUDADES, haciendo llegar a todo el mundo La Buena Noticia, especialmente, a los pobres, excluidos y necesitados.
10. Pero antes: FUE LLAMANDO A LOS DISCÍPULOS, futuros continuadores de su Misión y germen del Pueblo de Dios.
11. Pero antes: INICIÓ LA MISIÓN DEL REINO, sintiéndose enviado por el Espíritu y cumpliendo, así, la voluntad de su Padre.
12. Pero antes: FUE AL DESIERTO, preparándose, desde el silencio y la oración, para la Misión que tenía encomendada.
13. Pero antes: DEJÓ SU PUEBLO Y SU FAMILIA, como exigencia previa para desempeñar la tarea del Anuncio del Reino.
14. Pero antes: CRECIÓ COMO UN HOMBRE MÁS, mostrando su condición humana ante sus familiares y vecinos.
15. Pero antes: SE ENCARNÓ, como máxima manifestación de un Dios, que tanto nos amó, "que nos envió a su Hijo único para que nos diera vida" (1 Jn 4,9)
Al Pueblo de Dios, para todo el mundo infectado de este virus maldito,  le queda el compromiso de la esperanza, avalada por los hechos, expresados por el rechazo de la indiferencia y el egoísmo y por la apuesta de la justicia, el amor y la misericordia.