¡Qué suerte tener a la familia para celebrar la Navidad!
Muchos, esperamos estos días, tan entrañables, para reencontrarnos, estar juntos, comer y beber, pasear, hacer un repaso de cómo nos ha ido el año que se termina, compartir las alegrías y las penas, propias, de las personas que se quieren y lo celebran con intensidad. Aunque también son días que se llenan de recuerdos y añoranzas, sobretodo, por los seres queridos que nos dejaron y marcharon, eso sí, con la esperanza de que ya nos reencontraremos en un futuro.
Qué imagen más bonita ver a una familia por la calle, ver a los hijos de la mano de su papá o mamá, disfrutando de los escaparates, las luces de fantasía que iluminan la noche, los belenes tan imaginativos y creativos que aparecen por doquier.
El binomio familia y navidad, sin la menor duda, es una de las fotos que mejor guardamos en nuestros recuerdos de todos los tiempos.
¡Qué triste una navidad solo!
Porque no todas las familias tienen estas añoradas experiencias y vivencias. Hay familias que no se quieren ni ver, y menos en estas fechas que parece que ¿te obligan a estar juntos?
Hay familias que en estos días navideños lo pasan muy mal porque no tienen lo necesario para celebrar que se juntan.
Hay familias rotas que odian estas vacaciones de Navidad porque les recuerdan su ¿mal? Y no desean volver al pasado.
Hay familias que no saben ni siquiera el lugar en el que se puede encontrar alguno de sus miembros, porque les abandonó hace bastante tiempo.
Hay familias que maldicen la Navidad porque ni siquiera esos días tienen la oportunidad de “arañar” algo de la felicidad que se desprende del ambiente que les rodea.
En fin, para que seguir, si todos podríamos alargar las posibilidades que la misma realidad nos propone.
Y, sin embargo, la Navidad es para vivirla en familia o al menos con aquellos seres queridos que te apoyan a lo largo del año, que te echan la mano al hombro en los momentos difíciles, que se alegran contigo cuando vas saliendo adelante, que “pierdes” el tiempo con muchísimo gusto, por que el vínculo que te une a tus seres más queridos fortalece tu existencia, da sentido a tu vida… al menos, unos días al año, se hace necesario ritualizar todo esto que es tan humano.
Termino refiriéndome a la dimensión religiosa de la Navidad, la cual nos ofrece y fortalece el sentido universal de la gran Familia Humana. Desde la cultura occidental y cristiana, en la que me sitúo, es la gran aportación que tenemos para toda la humanidad.
¡FELIZ NAVIDAD EN FAMILIA!
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