“Cuarenta mujeres han sido asesinadas por sus
parejas o exparejas en España en lo que va
de 2020, según la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
La primera víctima mortal de 2020 fue Mónica Linde, de 28 años, asesinada junto a su hija
Ciara, de tres, por su expareja y padre de la pequeña en el día
de Reyes.” (El País 10/11/2020)
40, Mujeres, 40 Personas, 40 Seres humanos ya no están
con nosotros. En España, son 40 las víctimas por violencia de género. Y aún no
ha terminado el año.
Simplemente indignante. Todos los años la misma y lamentable cantinela.
Parece que en el paisaje de la sociedad y, no solo de la española, la muerte de
la mujer a manos de su pareja ya es normal. Y lo preocupante es que, el
maltrato a la mujer, empieza a edades más tempranas. En los últimos tiempos hay
denuncias de adolescentes. Y este año con la pandemia, más tiempo encerrados en
casa, ni te cuento.
Nos dice la Organización Mundial para la Salud, que “la
violencia de género es la principal causa de muerte entre las mujeres de entre
15 y 44 años, en todo el mundo, por delante de la suma de muertes
provocadas por el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y las guerras”.
Y la ONU sigue denunciando, cada año, “que tres de cada cuatro mujeres en el
mundo han sufrido alguna vez en su vida violencia machista”.
Para situarnos, veamos los orígenes de la fecha para el recuerdo de las víctimas: El 17 de diciembre
de 1999, a través de la resolución 54/134, la Asamblea General, declaró el 25 de
noviembre, como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra
la Mujer, e invitó a los gobiernos, las organizaciones internacionales y
las organizaciones no gubernamentales a que organicen, en ese día, actividades
dirigidas a sensibilizar y concienciar, a la opinión pública, respecto al
problema de la violencia contra la mujer. Tenemos que remontarnos a 1981,
cuando un grupo militante de mujeres, proponen el 25 de noviembre como el día
contra la violencia. La fecha fue elegida en conmemoración del brutal
asesinato, en 1960, de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de
la República Dominicana, por orden del gobernante y dictador dominicano Rafael
Trujillo.
Todos sabemos de lo que va el problema y siempre será poco lo que hagamos para
educarnos en el respeto a la mujer. Por las circunstancias de mi trabajo, en
años anteriores, he tenido que intervenir en casos de maltrato a varias
mujeres. No es nada fácil y, sobre todo, cuando tienes que tratar directamente
con el maltratador. Desde luego, la mujer queda muy marcada y, por mucho que se
esfuerza, queda muy afectada para siempre.
Se están haciendo grandes esfuerzos para erradicar este grave y lamentable problema
– que se da a nivel mundial – no olvidemos que la mitad de la humanidad son
mujeres y, en este caso, como en otros muchos se siguen llevando la peor parte.
Sigo pensando que no solo las mujeres están implicadas en la solución de este asunto,
nos corresponde también a los hombres trabajar para que se logre superarlo. En
la familia, en la escuela, en las iglesias, sinagogas, mezquitas,… hay que
luchar por solucionar esta lacra de la humanidad que se lleva a tantas mujeres
cada año. Y he hecho referencia a las religiones, porque creo que son uno de
los factores que históricamente han contribuido al machismo violento. Ya sé que
se dan otras causas familiares, sociales, culturales y económicas, pues todo
este asunto es más complejo de lo que a simple vista aparece.
No obstante, he querido dejar constancia
de las religiones, porque tienen la fuerza de contribuir a
que la igualdad, entre los hombres y las mujeres, se haga realidad, finalmente. No
debemos olvidar que para todas las religiones, todos los seres humanos somos
iguales, ya que fuimos creados a imagen de Dios y al ser sus hijos e hijas,
también somos hermanas y hermanos.
En fin, sean estas humildes palabras, un
homenaje a tantas mujeres que nos han dejado, por culpa de sus parejas, a lo
largo y lo ancho de este mundo que habitamos.
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