Mañana, 4 de mayo, cumple 10 años como bloguero. Me
siento muy satisfecho con la experiencia. Me anima saber que tengo lectores, como
ustedes, que en alguna ocasión me hacéis llegar vuestras impresiones. Y aunque
alguna vez, me he planteado seguir o dejarlo, al final, me siento en la silla y
me pongo a escribir.
Acabo de llamar a Moussa, para que me saque una foto. Lleva
un año en el Hogar la Salle, mucho tendría que decir de él y sus compañeros, 12
en total, pero basta mirar el Facebook del Hogar y se darán cuenta de cómo les
van las cosas. Ahora están celebrando el Ramadán y, la verdad, sí que se
aprecia que es un tiempo especial para ellos.
En la foto, se ven algunos elementos que han sido
significativos durante de estos años. Unos se quedan y, otros, van dando
paso a los nuevos que llegan. Así es la vida. Destaco las tres fotos que hay en
el fondo. Una casi no se ve, es uno de los últimos cursos a los que les di
clase, uno va cumpliendo años y le llega el ser pensionista. Luego está la del
Papa Francisco en Rabat, que gran ocasión de saludar, a un seguidor de Jesús de
Nazaret, empeñado en anunciar el Evangelio como lo hiciera el maestro. La otra
la dejo para el final
Estos días estamos encerrados en casa, con esto del
Coronavirus; en los últimos días están surgiendo las diversas opiniones
acerca de lo que pasará cuando esto termine. Cuando tengo la ocasión, doy mi
opinión al respecto. Salir, saldremos, algunos seguirán igual, otros están
aprendiendo la lección (es lo esperanzador), y existen aquellos que todo lo seguirán
viendo oscuro. Creo que habrá más pobres que atender, aumentarán las manos que
les ayudarán; aunque la incógnita está en los políticos, siguen muy centrados
en sus luchas ideológicas, y no están aprendiendo que el bien común, al que se
deben, se consigue mucho mejor dialogando y pactando entre ellos. No están a la altura.
Si me fijo en mi realidad personal, este tiempo se
parece al de la rutina de todos los días, pues, la vida del Hogar con los
jóvenes migrantes, no ha parado. Como en cualquier familia, aunque aquí somo 16
personas viviendo, los ritmos y dinamismos han permanecido casi igual. Pero
siempre hay margen, tal vez porque tengo costumbre, de echar una mirada a mi
interior, para ver como sigo llevando mi vida. Es mejorable.
En la foto grande, se ve la palabra Gracias. Me la
dieron el verano pasado en el CETI de Melilla. Llevamos 5 años, yendo a los
Campos de Trabajo Intercongregacionales, y el último día, me sorprendieron con
ella. Pero vamos, las gracias, las debe de dar un servidor. Cuánto estoy
recibiendo, estos años, de los migrantes y refugiados, que en el Centro se
encuentran y que varían cada año, aunque les dedicamos menos tiempo, del
que nos gustaría.
Y también me sirve la palabra GRACIAS de la foto, para dársela a todos
ustedes, por las veces que se acercan a este blog, y leen las reflexiones que
me van viniendo de las experiencias que estoy viviendo. Espero que les aporten
alguna cosa, aunque sea para provocarles. Muchas gracias.
Qué grande eres.
ResponderEliminarHermano no dejes de escribir!! Haces mucho bien con tu lenguaje sencillo pero eficaz, al menos a mí en particular me haces reflexionar y aún más en esta situación. Es de bien nacido ser agradecido.
ResponderEliminarTodo aquel que conozca el Hogar La Salle y la labor qué hacéis por los chavales es para dar GRACIAS a Dios todos los días porque sois "padres" y "madres" en el camino de sus vidas. Yo les deseo de corazón que cuando salgan del Hogar se les devuelva toda la solidaridad que ellos están ofreciendo y se obre el milagro de que encuentren un trabajo digno. Ellos también se lo merecen y tienen derechos como personas y ciudadanos del mundo e hijos de un mismo Dios. Un fuerte abrazo