Han sido las redes sociales, las
que me han facilitado la foto que acompaña estas reflexiones. Por otro lado,
sigo de vacaciones con mi familia, el pueblo donde nací, me sigue aportando
nuevas experiencias y reflexiones. ¡Qué bueno tener una familia que te aporta
tanto!
Como sabemos la sociedad está
formado por ciudadanos y ciudadanas, hijas e hijos de las diferentes
familias que conforman la sociedad. La sabiduría popular tiene numerosos refranes
que suelen reflejar bastante bien la realidad. Algunos de ellos dicen: “De tal
palo, tal astilla”, “De bien nacidos es ser agradecidos”, “Casa con dos
puertas, mala es de guardar”, “Cuando de casa estamos lejanos, más la
recordamos”, “De buena casa, buena brasa” “De padres cantores, hijos jilgueros”…
Todos hemos escuchado alguna vez,
cuando decimos que el mundo está tan mal, que la culpa de todo la tienen
los neocapitalistas y que les toca a los políticos –que comen de su mano-
arreglarla. Los ciudadanos ‘de a pie’ no tenemos los recursos y resortes para
hacerlo ¡Falso!
La naturaleza humana es la que
es, y todas las personas tenemos la misma. Va a depender de la familia
donde naciste, que te condicione, de una manera u otra, en tu futuro rol
social. Y como la sociedad se nutre de las diferentes familias existentes, la
sociedad se conforma según lo que aportan entre todas ellas.
Muchas veces me he preguntado
sobre el asunto de los valores. Los seres humanos, tenemos una jerarquía de
valores con la que vivimos y nos realizamos. En ocasiones nos ayudan en
nuestras decisiones y en otras los aparcamos, por exigencias del ‘guión’. Creo
que les corresponde a las familias iniciarlos y potenciarlos en sus hijos. Las
personas de la foto, sin duda, tienen unos valores que recibieron,
fundamentalmente, de sus familias. Ya sé
que otras instituciones sociales de carácter ideológico, religioso, político,…
también aportan o refuerzan los valores de los que estamos hablando, pero, a mi
entender, no tienen la última palabra.
En la actualidad, con la
globalización, cualquier país, está configurado por distintas familias. En
muchos casos hemos pasado de sociedades homogéneas a sociedades heterogéneas.
Pensemos en España. En cualquier barrio o bloque de nuestras ciudades, viven
familias de origen cristiano o musulmán, familias ‘de izquierdas o de
derechas’, familias ricas o pobres, familias que trabajan o que están en paro,
familias ‘normalizadas’ o ‘desestructuradas’,… ya me dirán de los valores que
gestionan tales familias, cuando nutren a la sociedad de nuevos ciudadanos.
Por supuesto que las cosas no
son tan simples. Vivimos en sociedades complejas y plurales. Tal vez, ‘el
Contrato social’, del que se hablaba en la sociedad Ilustrada del siglo XVIII,
haya que reescribirlo, los valores dependen de muchos factores como veíamos, pero
la corrupción, las injusticias, la explotación, la xenofobia, el paro, las
guerras, el machismo, los tienen hombres y mujeres que proceden de familias,
que igual tienen que ver mucho con estos asuntos.
Me pregunto: ¿Qué llevan en la
mochila nuestros hijos e hijas cuando se emancipan? Las familias de las
personas que hay en la foto, ¿de qué manera están presentes en las decisiones
que toman en el día a día en su ejercicio como políticos? Como responsables de
la gestión del bien común, ¿De dónde emanan sus decisiones? Es más, muchos de
ellos tienen familia ¿Con qué valores están educando a sus hijos e hijas?
Creo que los valores, por sí
mismos, pretenden enriquecer, perfeccionar y ennoblecer a las personas. Le
ayudan a realizarse más plenamente como ser humano y conseguir la felicidad. En
este siglo XXI, igual tenemos que esforzarnos por ser más tolerantes,
consensuar unos mínimos que favorezcan la convivencia, gestionar el bien común
para todos, dialogar entre diferentes,
respetarnos unos a otros, ser más solidarios y pacíficos,… y en todo esto –sin
la menor duda- las familias tienen un protagonismo fundamental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario