Ha pasado una semana. Es hora de sentarse y escribir algo de lo vivido. Ya es el quinto año de esta experiencia. Y, por lo que dicen, merece la pena continuarla. En esta ocasión, hemos sido 16 religiosas y religiosos los que, el 13 de julio, iniciamos la aventura. Después, por primera vez, nos dividimos en dos grupos, seis fueron a Nador (Marruecos) y 10 nos quedamos, como en años anteriores, en Melilla. El balance, un año más, resultó positivo.
Desde el principio, siempre nos han acogido las Hermanas de Inmaculada Niña. Nos sentimos como en casa. Tanto en Melilla, como en Nador, las Hermanas nos ofrecen su alojamiento, y con él, sus atenciones, cercanía y cariño. Como digo, una prolongación de nuestras diferentes comunidades. Nuestro agradecimiento es infinito. En total 10 Congregaciones diferentes, seis femeninas y cuatro masculinas. Ya van apareciendo algunos hombres más.
Esta experiencia Intercongregacional, de carácter social, nace con el compromiso de CONFER, de acercarse a la Frontera Sur, de palpar de primera mano, el lugar de paso (para nosotros es sagrado) de las personas migrantes que nos vienen del continente africano, aunque también, nos encontramos con familias de Oriente próximo y asiáticos. Digamos que venimos a recibirles. No queremos estar ajenos a sus procesos personales migratorios. Acarrean mucho sufrimiento y deseamos estar a su lado cuando llegan. La pena es que no disponemos del tiempo que nos gustaría estar, pero nos queda ser mensajeros de lo vivido, estos pocos días.
Algunos ya se estarán preguntando ¿Y qué hacéis? ¿A qué vais? No deseo frustrarles, pero hacer, hacer, no hacemos nada, bueno, casi nada. Ya me diréis qué se puede hacer en 15 días. Lo nuestro es ver, oír y callar, nunca mejor dicho. Y lo hacemos en grupo. Aunque ya que estamos, acompañamos a las personas (niños, jóvenes y adultos) que nos proponen los responsables de los programas y proyectos, que durante el año, están llevando a cabo (en general de carácter socioeducativo y de ocio y tiempo libre). Nosotros, humildemente, colaboramos y apoyamos. Y además, muy agradecidos por que nos abren sus puertas.
En las reflexiones, que se plantean al principio, de esta ‘experiencia inter’, se dejan muy claras, las prioridades y objetivos de esta actividad veraniega: Por un lado, primar el ser sobre el hacer, es decir, somos propensos a inclinarnos al hacer. Sin embargo, esta experiencia está diseñada, para que sea la propia persona la que se confronte con su propia realidad, ante la situación de los movimientos migratorios. Y por otro lado, valoramos el encuentro de personas con otros Carismas, como experiencia intercongregacional: COMUNIDAD RELIGIOSA TEMPORAL.
Lo cual nos lleva a tener una enriquecedora relación con otras personas de culturas y religiones diferentes, en torno a la Frontera sur, en lo que el Papa Francisco, llama las periferias. Se trata de ir tendiendo puentes entre las personas que vienen y las personas que los recibimos. No nos olvidamos de que en el Reino de Dios (la Familia de Dios), cabemos todos.
Dicho lo cual, los
espacios en los que hemos colaborado han sido, en Nador, de manera especial ayudando a los enfermos en la Darhería y, en Melilla, participando
en las actividades del Centro de acogida de Menores, de la Divina Infantita
(Inmaculada Niña) y en el CETI (Centro de Espacio Temporal de Inmigrantes).
Como decíamos más arriba, dábamos tanto clases de español, como manualidades,
pasando por juegos y salidas a la playa, etc.… No se pueden imaginar el
derroche de alegría, cariño y buena convivencia que han reinado estos días,
entre todos.
En fin, una
experiencia inolvidable, que sin duda nos abre un montón de oportunidades. Tanto
a nivel individual de los participantes en su crecimiento personal, como a
nivel intercongregacional, por las iniciativas que puedan ir surgiendo en cada
una de nuestras Instituciones. No se trata de centrarnos, solo, en la Frontera
sur, hay mucho por hacer en nuestros Centros educativos o sociales y
eclesiales, que tenemos allá en dónde estamos durante el año. Por eso, esta
experiencia tiene que pasar de lo intercongregacional a lo intereclesial, es el Pueblo de Dios el
que se debe enriquecer de esta experiencia en la Frontera.
Sí, a por ello:"hacerlo pasar..." y reducir la insolidaridad en Europa, pues "la avaricia rompe el saco"de tanto acumular y no compartir una vida digna!
ResponderEliminarMe alegra saber de la experiencia,seguid adelante.
ResponderEliminarUna buena labor con estas personas que buscan seguridad y refugio. Enhorabuena por la comunidad intercongregacional
ResponderEliminar