La vida nos la jugamos en el
presente. El pasado ya no existe. El futuro está por llegar. Pero no podemos vivir el presente, sin tener
en cuenta el pasado y con la mirada puesta en el horizonte.Esta foto de las personas en la patera es una imagen muy apropiada.
Hay muchas personas
que viven del pasado, están ancladas en hechos 'del ayer', y no levantan
cabeza. Tienen los pies pegados a su infancia, a su adolescencia,... Algo les
pasó que no logran superarlo y, toda su energía vital, se centra en aquello que
les ocurrió tal o cual día, con tal o cual persona. No avanzan. Se
recomen por dentro, viven de resentimientos. Su vida presente la
experimentan desde la amargura, el sufrimiento,... aquellos hechos y
circunstancias del ayer, son como una gran bola que arrastran pesadamente.
Todo no se queda ahí, por si fuera poco, su vivencia negativa, la
proyectan en las personas que les rodean. Su presente es un continuo pasado.
De esta forma, su 'hoy' es un infierno, cuyas llamas le llegan
del pasado. Bastaría apagar el fuego. Aunque ya sabemos que lo de apagar
incendios, no siempre es una tarea fácil. La mujer de Lot, nos dice la
Biblia, se convirtió en estatua de sal, al mirar hacia atrás, queriendo volver al
pasado.
Otro grupo de personas, están pero no están. Tal
vez huyan del pasado o se les hace duro el presente y prefieren soñar con el
futuro. Siempre están con proyectos, con buenos deseos y propósitos. Elaboran
planes. Diseñan, con perfección, un mañana que no llegará. Viven mejor pensando
en el porvenir, porque les cuesta el realismo de un presente que les
resulta agotador. Sueñan, y viven de ilusiones, son unos ilusos. No
pisan la tierra. Todo en su vida es pura evasión. El mañana les entretiene
para no enfrentarse al presente y todo lo dejan para "mañana".
En bastantes ocasiones, ¡para colmo!, son los demás, los que tienen que ir
tirando del "carro" de su flotante existencia. El Quijote de la
Mancha, gran forjador de sueños y despropósitos, puede servirnos de ejemplo.
También hay personas, que viven
el presente. Vienen caminando del pasado y , sus pasos, se dirigen al
futuro, pero son conscientes de su caminar cotidiano. Aprenden del pasado, para
no repetir los mismos errores. Hacen "el duelo" de los 'tropiezos'
que tuvieron en el camino. Recuperan las experiencias que les fueron favorables
y, viven -con toda su alma- el presente, como si les fuera en ello la vida.
Saben, que cada paso que dan, les acerca a la meta que un día se marcaron. En
su vida, hay un horizonte que les ilumina su presente y les
hace más agradable su caminar. El protagonismo lo tiene el 'aquí y ahora', como
condición necesaria, para llegar al futuro. Sin presente no hay futuro, a
sabiendas, de que la vida real, la de cada día, la tienen que afrontar con los
cinco sentidos y, la lucidez suficiente, del que se sabe peregrino.
No quiero terminar mi reflexión
en el día de hoy, si tener un
recuerdo de las personas que han tenido un día especial a lo largo de esta
semana y la mala suerte de no llegar a Europa: el día 20 día internacional de
la Infancia, hoy, 25, los días de las Personas sin techo y el día de la
Violencia contra las mujeres. Estos días también nos han venido a las costas de
la Frontera sur más de mil personas y cerca de 30 han muerto en el mar.
Nuestro
compromiso por mejorar este mundo y nuestras oraciones por todas ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario