El día esperado para salir al campo se ha comportado. El paisaje
otoñal maravilloso. La sierra gaditana tenía sus senderos abiertos para el
paseo. La lluvia de hace unos días nos ha dejado todo a punto. El ambiente
compartido, estupendo. Hay que repetir. Estas palabras quedan para el recuerdo.
Todo empieza cuando el Grupo Galilea, del Colegio Mundo Nuevo La Salle, invita a los jóvenes del Hogar la Salle de Jerez, a salir de excursión para convivir juntos, este domingo primero de noviembre. No dudamos.
Ya en camino, nos equivocamos de carretera, pero consultando a los lugareños de la sierra nos encaminaron bien. Esta zona de Alcalá de los Gazules no la conociamos algunos, pero ha merecido la pena, internarse en sus senderos.
El campo nos une en una única familia. No importa de dónde venimos cada cual. Siempre, caminar en grupo, facilita la experiencia del encuentro. De la mutua curiosidad surgen preguntas y respuestas que van vinculando a unos con otros.
Qué fácil resulta todo esto cuando hay ganas y voluntad, en ello. En una sociedad que sigue manifestando su rechazo al extranjero (si es pobre, no lo olvidemos), que le falta tiempo para hacer bromas racistas, que la desconfianza se palpa en la calle y los bares, que las redes sociales se llenan de fotos, comentarios y bulos hasta de mal gusto,... no está mal que se den estos ejemplos de agradable y sana convivencia.
El Grupo Galilea, como otros grupos, no se queda en las reuniones 'del braserito', que toca ahora con los fríos, o en la participación eucarística semanal, que considera muy importante; también ha ido dando pasos, estos años, por acercarse al mundo de las personas migrantes. En Jerez están muy presentes. Son muchos los gestos que van teniendo en esta línea.
Pero volvamos a la excursión. La vegetación después de las lluvias de estos días está exhuberante. Lentiscos, alcornoques, pinos, acebuches, hasta el musgo en las rocas, da gusto verlos. Los colores que se van esparciendo por el campo, colores otoñales, te alegran la vista y relajan el espíritu estresado de la ciudad.
Alguien nos hace levantar la vista al cielo, nos quedamos maravillados. Un numeroso grupo de aves rapaces, decimos que son quebrantahuesos, otros dicen que águilas, en cual quiera de los casos, su vuelo majestuoso y dominio del cielo nos embelesa durante un rato. ¡Qué hermosa la naturaleza!
Así va transcurriendo el día, con una comida compartida y una sobremesa con su café y dulces. Bueno, los más jóvenes se dedican a jugar con un balón. Hasta que se va notando el fresquito y decidimos que no pasaría nada por recoger las cosas y volver despacito, saboreando todo lo que nos va mostrando el camino.
Un día estupendo, sin muchas complicaciones, pero que a todos nos ayuda a fortalecer los lazos de la gran familia humana. En este caso la naturaleza ha contribuido y muy bien.
Todo empieza cuando el Grupo Galilea, del Colegio Mundo Nuevo La Salle, invita a los jóvenes del Hogar la Salle de Jerez, a salir de excursión para convivir juntos, este domingo primero de noviembre. No dudamos.
Ya en camino, nos equivocamos de carretera, pero consultando a los lugareños de la sierra nos encaminaron bien. Esta zona de Alcalá de los Gazules no la conociamos algunos, pero ha merecido la pena, internarse en sus senderos.
El campo nos une en una única familia. No importa de dónde venimos cada cual. Siempre, caminar en grupo, facilita la experiencia del encuentro. De la mutua curiosidad surgen preguntas y respuestas que van vinculando a unos con otros.
Qué fácil resulta todo esto cuando hay ganas y voluntad, en ello. En una sociedad que sigue manifestando su rechazo al extranjero (si es pobre, no lo olvidemos), que le falta tiempo para hacer bromas racistas, que la desconfianza se palpa en la calle y los bares, que las redes sociales se llenan de fotos, comentarios y bulos hasta de mal gusto,... no está mal que se den estos ejemplos de agradable y sana convivencia.
El Grupo Galilea, como otros grupos, no se queda en las reuniones 'del braserito', que toca ahora con los fríos, o en la participación eucarística semanal, que considera muy importante; también ha ido dando pasos, estos años, por acercarse al mundo de las personas migrantes. En Jerez están muy presentes. Son muchos los gestos que van teniendo en esta línea.
Pero volvamos a la excursión. La vegetación después de las lluvias de estos días está exhuberante. Lentiscos, alcornoques, pinos, acebuches, hasta el musgo en las rocas, da gusto verlos. Los colores que se van esparciendo por el campo, colores otoñales, te alegran la vista y relajan el espíritu estresado de la ciudad.
Alguien nos hace levantar la vista al cielo, nos quedamos maravillados. Un numeroso grupo de aves rapaces, decimos que son quebrantahuesos, otros dicen que águilas, en cual quiera de los casos, su vuelo majestuoso y dominio del cielo nos embelesa durante un rato. ¡Qué hermosa la naturaleza!
Así va transcurriendo el día, con una comida compartida y una sobremesa con su café y dulces. Bueno, los más jóvenes se dedican a jugar con un balón. Hasta que se va notando el fresquito y decidimos que no pasaría nada por recoger las cosas y volver despacito, saboreando todo lo que nos va mostrando el camino.
Un día estupendo, sin muchas complicaciones, pero que a todos nos ayuda a fortalecer los lazos de la gran familia humana. En este caso la naturaleza ha contribuido y muy bien.
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