Juan
Bautista de la Salle, un hombre del siglo XVII, decide entregar su vida a la infancia
excluida y marginada de su tiempo. Han pasado trescientos años, y la Familia
Lasaliana, continúa en el empeño y compromiso, de dar todo lo mejor que tiene,
tanto a la infancia y jóvenes, como a
los adultos, de más de 80 países. Como para no celebrarlo. La obra de Dios,
iniciada con nuestro Fundador y animada por el Espíritu de Jesús, sigue viva y
comprometida, en todos nuestros Centros.
Uno
toma el globo terráqueo y girándolo, poco a poco, va viendo las estrellas de la Salle
en los dos hemisferios, de norte a sur. Los colores propios que nos
caracterizan, el amarillo y el azul, como el sol y el agua, unen a todos los
países con centros educativos lasalianos, desde las etapas infantiles hasta las
universitarias y desde lo que llamamos la educación formal hasta las Obras
Socioeducativas.
Una mirada escrutadora y
con detalle, nos hará
sorprendernos de la riqueza de personas, de toda condición, que acude a
nuestras aulas y demás espacios educativos, a lo largo y ancho del mundo. Creo
que lo de menos es hablar de cantidades, para ello consúltese el Google, más
importante es la Misión que llevan a cabo tantas personas, que sueñan y se
ilusionan con un mundo mejor, en el que la gran Familia Humana viva en paz y
feliz.
He aquí algunos acentos
lasalianos que señalaría, desde
mi humilde visión, de la Obra de la Salle en el mundo actual:





Bueno, en el lugar en el
que me encuentro, Hogar
la Salle de Jerez de la Frontera, tratamos de guiarnos con estos desafíos y
retos en nuestra vida cotidiana. Entendemos que es la mejor forma de celebrar y
conmemorar los trescientos años, desde que la Salle nos dejara, y con la
esperanza de que intercede por nosotros para que no nos apartemos del camino.
Yo me siento orgulloso de pertenecer a esta familia.
ResponderEliminarEs un privilegio,el pertenecer a esta familia,orgullo,pero no orgulloso,siempre nos conoceremos,por nuestra actitud frente a la vida.
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