Cuando vas a clase y ves a los chicos revueltos es que va a llover
o ha llovido. Digamos
que hay una perfecta sintonía entre la climatología y la vida escolar. La
naturaleza manda, como no podía ser menos. ¿Acaso no somos parte de la misma
naturaleza?
En éstas estoy, cuando observo una sintonía entre lo que
está pasando con el clima este año y la función de los políticos en estos
últimos tiempos. No se aclaran, o sea, que no acaba de arrancar el invierno.
Que el tiempo es inestable y que está
cambiando, no nos
cabe la menor duda constatando sus alteraciones. Es evidente que cuando
tiene que llover, o nevar... pues resulta que nada de nieva, ni de lluvia. Para
despistar alguna ‘borrasquilla’ o inundaciones de vez en cuando, o bien, algún
agitado temporal en las costas y también nos sorprenden, los profesionales del
tiempo, con las bajas y altas presiones que aparecen o desaparecen como por
encanto. Pero poco más.
Mientras tanto, las conversaciones empiezan a repetirse. Este tiempo no es normal. No
había visto nunca algo así. El invierno no ha llegado pero el campo
ya está en primavera. Llevamos meses sin una gota y la atmósfera está
cargadísima, estamos batiendo todas las estadísticas,... Y, efectivamente, el cambio
climático es una realidad. De hecho, antes de navidades, varios países
estuvieron reunidos para analizar lo que está pasando.
Se han fijado en que nuestros políticos andan como el tiempo. Están revueltos. No se aclaran. ¡Qué
coincidencia! A lo mejor el clima que tenemos está influyendo en la interacción
de nuestros políticos (por cierto elegidos por nosotros).
Al día de hoy, lo de presidente de gobierno está por llegar. Y si llega será a semejanza de la
climatología que padecemos. Tiempos raros los que vivimos.
A nuestros políticos no habría que pagarles al final de mes. No se ganan el sueldo. Los políticos, de la condición que
sean, tienen y deben de hacer política, o sea, dialogar, consensuar, pactar,
negociar,… llegando a los acuerdos mínimos que nos lleven a la sociedad, en su
conjunto, al deseado bien común. Y si no lo hacen, porque buscan los intereses
de su partido, pues que no les paguen o dejen la política.
Los políticos no están para 'machacar al que piensa diferente'. En España, es curioso, tenemos los ‘políticos buenos’
y los ‘políticos malos’. Que la corrupción existe no lo vamos a negar. Pero
como dice el evangelio: “El que esté libre de pecado, que tire la primera
piedra”. Que hipocresía tienen. En vez de sanear los propios partidos se
conforman con la frase hecha de “y tú más”.
En fin, están como el
tiempo. Por consiguiente,
a ver si el tiempo se normaliza, siguiendo sus ciclos de toda la vida y así
nuestros políticos (los hemos elegido nosotros) también pasan a ejercer de
verdaderos políticos. Porque igual este asunto no es solo de los políticos sino
de la sociedad entera.
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