Las ferias de primavera están llenando de ambiente y colorido a muchos pueblos y ciudades de
España. Hoy empezamos la Feria del Caballo, en Jerez de la Frontera. Una de
las cosas más vistosas y dignas de ver, son los coches de caballos. Pasean por
las calles del ferial con esplendor y gallardía. Es todo un arte el gobernar los
caballos, cosa que hacen los cocheros manejando las riendas con soltura.
Nos dice la Wikipedia que "se denomina rienda a la correa
o correas que el jinete rinde, sujeta y maneja. Se utiliza habitualmente en
plural para designar las correas que sirven para gobernar las guías en los
tiros de mulas o caballos. Las riendas son unas correas de cuero
que están sujetas al bocado a ambos lados de la boca del
caballo y que van una por cada lado del cuello hasta las manos del jinete".
Ha sido la visión de estas imágenes,
la que me ha motivado la reflexión de hoy. Creo que puede
valernos la comparación y aplicarla a nuestras vidas. Por eso me hago las
preguntas siguientes:
¿Quién lleva las riendas de nuestras vidas? Las de cada cual, claro.
¿Quién lleva las riendas de nuestras vidas? Las de cada cual, claro.
¿En la pareja
lleva las riendas de nuestra vida la esposa o el esposo?
En la familia
¿Llevan las riendas de nuestra vida los
hijos?
¿Son las
amistades las que llevan las riendas de nuestra vida?
Tal vez los
deportes, el futbol, las motos, el tenis,… ¿Llevan las riendas de nuestra vida?
¿Son las
nuevas tecnologías y redes sociales las que llevan las riendas de nuestras vidas?
La pregunta fundamental es: ¿Quién
gobierna mi vida? No
es que esté obsesionado por estos asuntos, pero sí me preocupa, que la vida, lo
más valioso que tenemos, tal vez, no le estemos sacando toda la riqueza
que tiene para nuestro provecho y felicidad. A veces vivir a rienda suelta, sin
límites, dejándome llevar de un lado a otro, termina ‘vaciándome’ y me lleva al
desasosiego y sin sentido.
Se pueden tensar las riendas, se pueden aflojar, se pueden soltar,
se pueden llevar con rigidez,… hay muchas maneras de llevar las riendas, pero
siempre es importante que sea el jinete, y no otro, el que lleve las riendas.
El jinete es el que ha practicado, el que entiende, el que sabe llevarlas y por
eso es un gozo verle pasear por las calles y el ferial.
Claro que uno tiene familia, amigos, trabajo (bueno esto no
siempre) y mil ocupaciones más, pero siempre es necesario ‘un espacio personal’
para uno mismo. Cada persona es responsable de su vida. Tiene que tener escrito
o en la cabeza qué quiere ser. Qué metas quiere alcanzar. Qué medios está
poniendo para conseguir dichos propósitos. Cómo está consiguiendo esa hoja de
ruta que se trazó. Creo que es así como lleva uno las riendas de su vida.
Yo no quiero
jinetes que lleven las riendas de mi vida. Aunque es inevitable y normal que las
personas que me rodean, que viven conmigo, que están presentes en mi vida,
también me ayuden, en algunos momentos, a llevar las riendas de mi vida. No
somos islas.
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